Una esposa convertida en esclava por su marido y amante y luego vendida.
Relato
Esta es la historia de mi esclavitud y venta. Todo comenzó cuando mi marido y Manolo, mi amante, decidieron sacar provecho de mí. Era Viernes, cuando al llegar a casa mi marido me llamo al dormitorio, nada más entrar me beso apasionadamente para, acto seguido, decirme que me pusiera lo que había encima de la cama.
Me desnude y me puse lo que me dio mi marido, unas medias de cuero atadas con cordones, un body del mismo material que apretaba mi cintura y dejaba mis pechos al aire y un collar de cuero cerrado con candado. Luego él me puso brazaletes con argollas en los pies y las manos, atándome estas a la espalda. En esto que entro Manolo, al ver mi cara de sorpresa, mi marido me dijo:
- Tranquila, hace tiempo que lo sé todo. Y ahora hemos decidido pasarlo bien los dos a la vez.
Manolo me puso una correa de perro en el collar y tirando de ella me dijo
- Ven, perra – al tiempo Manolo me azotaba en el trasero con una especia de bastón de cuero.
Tiro tan fuerte de la correa que casi caigo al suelo, me llevo al garaje, donde, para mi sorpresa, lo habían convertido en una especie de cuarto de ‘sado’. Manolo me ato mis muñecas a dos cuerdas que colgaban del techo y mis tobillos a otras dos que estaban en el suelo, tiro tan fuertemente de ellas que yo di un gemido de dolor.
Mi marido me puso una bola con agujeros a modo de mordaza, note un latigazo en mis nalgas. Era Manolo que me insultaba y azotaba. Mis gritos quedaban ahogados por la mordaza.
Cuando termino, mi marido se acerco y poniéndose delante me separo mis nalgas con sus manos, note algo viscoso en mi ano e iba a volverme cuando algo enorme me taladro, mi esposo me sujeta y me susurro al oído
- Disfruta, puta
Era Manolo con un enorme consolador que clavo de golpe en mi culo, lo sacaba todo y la volvía a clavar de golpe. Yo creí que iba a morir, no sé si de dolor o placer, cuando iba por la cuarta enculada ya me había corrido, él, después de un buen rato me sujeto por la pelvis y me clavo su polla y note un chorro de semen inundar mi trasero. A continuación me enculo mi marido mientras Manolo se sentó delante de mí, con su polla fláccida animando a mi esposo e insultándome.
- Dale, dale fuerte a esta puta, que sepa lo que es una polla la zorra esta – y otras lindezas por el estilo.
Cuando mi marido se corrió me metieron sendos vibradores en el culo y en el coño, a toda potencia, y se fueron. No sé el tiempo que transcurrió, pero tenia mis piernas mojadas de mis líquidos vaginales y del semen de ellos. Había perdido la cuenta de las veces que me había corrido.
Manolo entra y me desato, me puso la correa en el collar y me grito
- A cuatro patas, perra.
Yo me resistí per un fuerte golpe de la fusta en uno de mis pezones me disuadió de resistirme.
De esa guisa me llevo hasta el salón, antes de entrar, me quito la mordaza y me tapo los ojos y me dijo:
- Ahora, zorra, vas a ser follada por todos tus agujeros, así que sé obediente o te castigaremos.
Manolo volvió a tirar de la correa y volví a caminar a cuatro patas, nada mas pararme note una polla por detrás y otra que buscaba mi boca. Me puse a mamar la polla mientras era follada por detrás. Oí la voz de mi marido que decía
- Me gusta como folla esta perra.
El que me estaba dando por detrás (no sabia si era Manolo o mi marido, pues sus pollas son similares) se corrió, saco su polla y de inmediato me clavaron otra, y esta, estaba segura no era de ninguno de los dos, así que deduje que era un tercer tipo que estaba con ellos. Así estaba cavilando cuando un fuerte chorro de semen inunda mi boca, un azote sonó en mi culo y una voz me ordeno limpiar el pene de leche.
Después de dejarlo limpio, otra polla, desconocida, se metió en mi boca mientras una mano me agarraba por el pelo para hundirme el pene hasta el fondo de mi garganta.
Cuando se cansaron de follarme me quitaron la venda de los ojos, cuando me acostumbre a luz pude ver que además de Manolo y mi marido había cuatro tipos más.
Dos de ellos me levantaron y me llevaron hasta el garaje, allí me pusieron a cuatro patas sobre el frío cemento y me ataron una correa al collar y esta a una argolla del suelo, lo mismo hicieron con mis patas que separaron brutalmente hasta casi partirme. Luego se pusieron alrededor de mí mientras me sobaban con sus manos mi cuerpo.
Manolo me miro y dijo dirigiéndose a los demás
- ¿No encontráis que esta mierda esta sucia?, pues limpiémosla
AL unísono se pusieron a mear todos encima de mí, la orina me caía por los pelos, la boca. Me puse a gritar
- ¡Cerdos, hijos de puta, cabrones!, ¡Basta!, ¡Basta!
Mi marido cogió una fusta y comenzó a golpearme
- ¡Cállate puta de mierda o te mato!
De golpe un potente chorro de agua fría cayo encima de mí, me estaban limpiando con la manguera. Yo volví a gritar desesperada
- ¡Cabrones, hijos de puta, cerdos!, ¡Basta!, ¡Basta ya!
Cuando terminaron mi marido me dio un par de toallas viejas mientras Manolo me soltaba. Me seque. Uno de los amigos me puso una cadena atada a la correa y me llevo al lavadero donde en el suelo había un jergón y unas mantas, me hizo señas para que me echara en él cosa que así hice. El tipo ata con un candado la cadena a una argolla de la pared y se fue. Yo me tape con las mantas y me puse a llorar.
Al rato aparecieron mi marido y Manolo con una mujer joven en ropa interior, se veía que era una puta. Ambos se pusieron a meterle mano delante de mí mientras Manolo le decía:
- ¿Te gusta nuestra esclava?
Ella se agacha y me puso los dedos en mi coño
- Tenéis que castigarla más – dijo ella
Al día siguiente vino Manolo que muy cariñoso me desato y me llevo al baño donde la bañera estaba llena de agua caliente. Cuando termine Manolo me trajo el desayuno y me dejo en mi dormitorio.
Después de comer me dormí y cuando volví a despertar allí estaban sentados mi marido y Manolo.
- ¿Qué, has descansado? Espero que sí. Toma ponte esto. – me dijo mi marido
Me dio unas correas con aros, las correas comenzaban en mi cuello bajando hasta mi pechos que quedaban rodeados por los aros para seguir hasta mi coño pasando por mi culo y subiendo por la espalda hasta el cuello.
Luego se acerco Manolo y saco de una bolsa un arnés con dos penes, me los hizo poner, uno en mi coño y el otro en el culo, me los abrocho a la cintura y lo cerro con un candado.
- Bien amor – me dijo Manolo- después de comer vendremos a ver como esta tu coño y si esta mojado te castigaremos por puta.
Me dejaron en la cama y se fueron. A cada movimiento que hacia me excitaba el roce de los dos penes. Me estire e intente quedarme quieta pues me asustaba lo que podían hacer ese par de degenerados.
Después de comer dormí un rato de siesta cuando a eso de media tarde aparecieron dos tipos que tomándome de la mano me llevaron hasta el garaje, donde me ataron las piernas completamente abiertas a las argollas del suelo y los brazos, también abiertos, al techo. Al poco de irse apareció Manolo que me quito los dos penes.
- ¿Qué, esta mojada? – era la voz de mi marido
- Completamente – le dijo Manolo después de introducir sus dedos en mi chorreante coño.
- Vaya con la puta esta que se pone caliente sin nuestro permiso – dijo mi marido
Vi de reojo como tomaba una especia de látigo, Manolo se puso frente a mí y me dijo
- Puta de mierda, tu te lo has buscado.
Note un punzante dolor en mis nalgas, mi marido había comenzado a azotarme sin piedad, cada golpe era más fuerte que el anterior. Yo gritaba y gritaba pero ellos me ignoraban.
A una señal de Manolo los azotes se detuvieron, este tomo una especia de consolador, bastante grueso, y me lo enseño
- Pronto será tuyo – fue todo o que dijo
Los dos tipos que me habían atado entraron y me soltaron llevándome hasta una especie de potro donde fui nuevamente atada.
Mi culo quedo hacia fuera, Manolo se acerca con el enorme falo y lo puso a la entrada de mi ano.
- No, eso no ¡por favor! No – grite
- Ahora – dijo Manolo
- ¡Aaaaaahhhhhhhhhh! – grite
De un solo golpe me habían metido el enorme consolador por mi ano, vi como gotas de sangre resbalaban por mis piernas. Allí me dejaron con el aparato puesto durante una eternidad, o al menos eso me pareció.
Entraron los dos tipos y quitándome el pene uno le dijo al otro
- Mira, parece el túnel del ‘metro’.
Me soltaron y me pusieron a cuatro patas en el suelo atándome, luego me pusieron unas pinzas metálicas en mis pezones y en los labios vaginales así como un pene metálico en mi clítoris. Vi que conectaban todo ello a una especie de batería.
Entraron Manolo y mi marido y a una señal de él los dos tipos salieron.
- ¿Qué vais a hacerme hijos de puta? – les pregunte
- Ahora lo veras
Manolo se acerca a la batería, y girando una especie de rueda, una descarga recorrió mi cuerpo, desde mis pezones hasta lo mas profundo de mi coño.
- Bien – prosiguió mi marido – si no obedeces las descargas serán más fuertes.
Manolo dio unas palmadas, ¡Dios!, vi como los dos tipos entraban con un gran Danés, enorme. Intente soltarme pero una fuerte descarga me derrumbo. Un fuerte azote en mis pechos me despertó.
- ¡Despierta perra! Le vas a chupar la polla al perro, tu nuevo marido
Los cuatro se echaron a reír, yo intentaba soltarme pero mi marido volvió a pegarme mientras Manolo giraba la rueda y enormes descargas recorrían todo mi cuerpo.
Acercaron el perro a mi cara, poniéndolo de tal forma que su pene quedaba a la altura de mi boca. Yo cerré la boca y apreté los labios.
Mi marido al ver mi postura se puso a gritar echo una furia
- Azotad a esta furcia de mierda, matadla a palos.
Me agarro de los pelos y tirando con fuerza hacia atrás me dijo
- Chúpasela puta o te mato
Los dos tipos empezaron a pegarme con sendos látigos en mi espalda mientras Manolo me soltaba fuertes descargas. Yo entre lloros comencé a chupar la polla del perro la cual comenzó a ponerse dura.
- Métetela entera en la boca, vamos – me grito Manolo.
Cerré los ojos y me tragué la polla del perro, así estaba cuando note unos arañazos en mi espalda. Gire la cabeza y vi como otro perro que ya estaba empalmado intentaba encularme cosa que no tardo en hacer.
Los cuatro miraban y se reían mientras los dos perros me daban.
- Mira la perra con sus perritos
- Hasta creo que disfruta, creo que a nuestra perra deberíamos aparearla mas a menudo.
Cuando los perros terminaron volvieron a usar la manguera para limpiarme. Luego los dos tipos me desataron y me llevaron a mi jergón donde me dejaron.
No se si era de madrugada cuando los tipos me despertaron y me llevaron a mi dormitorio, me dijeron que me duchara y descansara. Cerraron la puerta con llave. Quería escapar pero habían puesto barrotes en las ventanas. Me di un baño y me eche a dormir.
Oí que se abría la puerta, ya era de día y me traían el desayuno, cuando termine entraron cuatro desconocidos, fornidos, de aspecto de ser de algún país del este pues no entendía lo que hablaban entre ellos, también estaba mi marido.
- Aquí la tienen, pruébenla y ya me dirán – le dijo mi marido a uno de ellos
Salió y los cuatro tipos se acercaron a mi, yo retrocedí pero uno de ellos me agarro del pelo y sacando su polla me la intento meter en la boca. Yo la cerré pero una sonora bofetada me tiro de la cama
- Puta, tu obedecer
EL tipo volvió a cogerme del pelo y me ofreció su polla a mi boca, yo la abrí y comencé a chupársela. Mientras los otros me manoseaban los pechos, introducían sus dedos en mi coño y mi culo. No entendía lo que decían pero podía imaginármelo.
El tipo que tenia su polla en mi boca se aparto y otra polla ocupa su lugar mientras el primero me follaba por detrás y los otros miraban mientras se masturbaban lentamente esperando su turno. Cuando se corrieron fueron reemplazados por los otros dos. Me sentía sucia, maltratada por unos energúmenos entre los que estaba mi amante y mi marido.
Los cuatro abusaron de mí durante largo tiempo, cuando se cansaron de follarme por todos mis agujeros se sentaron a descansar, a mí me dejaron en el suelo llena de semen. Les pedí si podía ducharme, uno de ellos se levanto y se acerco a mí, me agarro del pelo y me soltó un par de bofetadas
- Puta esclava no hablar
Me arrastro del pelo hasta el baño, me metió dentro de la bañera con él, me puso de rodillas mientras me sujetaba fuertemente, los otros entraron a ver que pasaba. El que me sujetaba les dijo algo y se echaron a reír.
Los tres empezaron a mear encima de mí, me taparon la nariz y me obligaron a abrir la boca y tragarme sus orines.
Cuando terminaron me soltaron
- Ahora tu puta limpia – y se echo a reír
Me dejaron en el suelo del baño, sucia, y se fueron. Al poco entro Manolo el cual al verme me dijo
- No te preocupes, te acabamos de vender a esos tipos, así que podrás disfrutar de ellos siempre. – Soltó una carcajada y se fue.
Me duche y cene, al día siguiente entro mi marido y Manolo, me dieron un vestido pero no dejaron que me pusiera ropa interior.
- ¿Qué es eso de que me habéis vendido? – le pregunte a mi marido
- Si, te hemos vendido pues ya no me sirves
Manolo me sujeto por detrás y mi marido me puso una especie de bozal que me impedía gritar pero me dejaba respirar. Me ataron las manos a la espalda con unas esposas y una correa al collar que llevaba a todas horas al cuello.
Entro uno de los tipos que me había comprado y cogiendo a la correa tiro de ella, yo me negué a seguirle, pues no sabia a donde me llevaba. El tipo se acerca a mí, me miro a los ojos y comenzó a abofetearme con furia, me caí al suelo, el se agacho y agarrándome por el pelo me dijo
- Puta obedecer o morir
Me llevaron hasta el jardín donde estaba el coche de esos tipos, abrieron el maletero y me metieron en él, al poco note como el coche arranca.
No sé cuanto tiempo duro el viaje si días, o semanas o solo horas pero durante todo el trayecto los cuatro no pararon de follarme, pegarme, encularme y mearse encima de mí.
Cuando llegamos a lo que parecía mí destino los tipos me sacaron del maletero y me metieron en un local lleno de hombres de aspecto rudo, me llevaron hasta la parte trasera donde les recibió un tipo. Me desataron y le dieron la correa al tipo ese a cambio de un fajo de billetes.
El que chapurreaba español me dijo
- Ahora él tu nuevo dueño, ahora tu puta de mineros
Aquella noche pasaron por mi cuerpo no sé cuantos de aquello sucios tipejos, sólo mi amo me pegaba de vez en cuando pero eso era todo mientras follara de sol a sol.
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