Mi entrada en aquella casa sobrevino porque éramos pobres de necesidad
Relato
En mi pueblo no teníamos apenas nada . Nuestra casa no era nuestra y mi padre cultivaba las tierras del propietario de todas las fincas del pueblo.
Ejercía su poder sobre los bienes y las personas.
Mi madre con harto pesar de mi padre y de ella misma tuvo que pasar por sus manos en la cama .
Era una forma de dominio permanente.
Así que al cumplir los doce años y ser mocita me llevaron de criada a casa del dueño y señor.
Tenía tres mujeres que le servían y otros cuatro hombres para el trabajo diario.
Su mujer mandaba en las labores del hogar pero hacía la vista gorda a los caprichos de él.
Sus hijos tenían uno de llos mi edad y dos más pequeños de 8 y 6.
Fui con lo puesto y allí me dieron ropa de trabajo y ropa de cama.
Comodidades no había y dormía a solas en un camastro en el desván.
A la semana de llegar oí pasos que subían y ví cómo entraba el dueño en mi cuarto y me pedía que me desnudara.
Mi mieda era atroz , mi madre me había advertido porque ella pasó por lo mismo.
Una vez que me vió me palpó las tetas y miró mi coño.
Lo acarició y metió sus dedos dentro .
Grité levemente y me preguntó si había follado alguna vez .
Le dije que no y él se prestó a ser el primero. Te gustará ya verás .
Ya te lo diré .
Pensaba que el depender de él era algo agradable y necesario para mantener las buenas relaciones.
No entendía que era un abuso total sino algo intrínseco al puesto que ocupaba.
Un día me preguntó por mi regla y le dije que acababa de pasarla.
Bueno pues mañana te lavas el coño y a primera hora de la mañana subiré a estar contigo.
Y allí en mi camastro me penetró sin más y me besó cuanto quiso después de sobarme todo el cuerpo.
Luego comprobé que todo el servicio había sido usado para su beneficio.
La señora no miraba ni preguntaba, ejercía de señora y lamía sus heridas con el vecino de la casa de al lado que era más joven que su marido.
Y allí estuve 12 años hasta que me casaron con gañán que me violaba todas las noches.
Tuve tres hijos , me quedé viuda y ejercí de prostituta en la ciudad.
Mis hijos no sé donde viven y ejerzo de limosnera de la parroquia y el bueno del párroco me da cobijo en su casa y a cambio de ello le presto favores sexuales. Los dos somos mayores y de paso nos calentamos la cama.