Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.
Relato
DIARIO A DOS
Capítulo 23 (Oda)
-Hummmm...hummmm....Ahhhhhgggggggg....
Sonidos de todo tipo eran emitidos por la garganta de Avi. Su cuerpo desprendía una excitación febril. Acaricié sus mejillas entre mis manos a la vez que era absorbido por su boca. Observé a Jimmy allí agachado delante de su coño. Su pene duro impedía que este arrastrara sobre el suelo. Pitu estaba hincado de rodillas sobre el asiento del sillón. Su objetivo no era otro que mantener duros los pezones de mi mujer. El esfuerzo estaba de más. No era necesario. Avi engullía mi pene con rabia, con ganas. Los ojos cerrados de ella me evitaban cualquier sensación sentimental. Centrado sólo en el sexo me recreé en Jimmy. Su lengua iba a venía limpiando a conciencia aquél coño que el mismo abría con sus manos. Avi tenía el vello púbico recortado y sus hebras eran cortas, lo que no evitaba que de vez en cuando Jimmy tuviera que despegarse de su lengua algún pelo atrevido.
Avi se liberó de mi pene para poder gemir sin remisión. Exteriorizar su placer es algo que hace de maravilla. Nunca sostuvo en su garganta sus lamentos ni sus halles de placer.
-Ohhh.....Hayyyyyy...Hayyyyyy...me voy a correr....sigue...sigue...así, Noooo...ah....Por favor...
Jimmy levantó la vista y la miró a los ojos...
-¿Estas preparada? ¿Estas preparada para correrte? Preguntó a la vez que volvía a posar su lengua con más destreza en aquella raja exaltada.
-Si...Ohhhhh...dios....dios.....Ohhhhh....ya...ya.ya,......hay.....hay....ya....ya...Ya. Ya...Ah...Hayyyyyy...hay...me corrooooooooo Ohhhhh.
Avi no pudo resistirse más. Se abandonó. Unos temblores visibles hablaron de placer, de orgasmo, de paz. Jimmy la dejó reposar dos minutos escasos. Pero dos minutos. La levantó y la llevó al centro del salón. Allí, de pies, y con el pene bien hinchado, nos dió unas breves indicaciones.
-Levantarla y sujetarla por los muslos con vuestras manos. Y tú Avi echa tus brazos sobre sus hombros.
Tenía claro lo que pretendía Jimmy. Era claro que ellos eran los expertos. Y me lo estaban demostrando.
Nos acercamos hasta Avi. Pitu se situó a su izquierda y yo a su derecha. Ella nos echó los brazos sobre nuestros hombros desnudos y tomándola cada uno de una pierna la levantamos en vilo. Quedó graciosamente sentada sobre nuestras manos. Cuando éramos niños adoptábamos una postura similar en un juego que se llamaba “llevar a alguien en la sillita de la reina”.
Jimmy se acercó a ella y separó sus piernas. Ella se temía que aquel trozo de carne enorme, la poseyera allí, en brazos de su marido y de Pitu. Jimmy se agachó y volvió a lubricar la raja de ella con su lengua. Avi venció la cabeza hacia atrás y comenzó nuevamente a gemir. Seguía sintiendo placer. Tuvo la sensación de orinarse. Miró hacia abajo, dónde lo que encontró fue la enorme polla de Jimmy que se aproximaba hacia su coño abierto.
-Ohhh....Noooo....me harás daño...no...Ohhhhh..., .dios mío que me esta pasando....Decía ella bajo los efectos y la ansiedad de sexo. Y tal vez del porro.
Jimmy arrimó su glande a sus labios rosados. Lo posó en el centro y empujó lentamente. Yo miraba como aquella masa negra entraba lentamente sin retroceder. Me parecía extraño que aquello cupiera dentro de Avi. Jimmy fue empujando lentamente hasta la mitad del pene. Allí se detuvo y comenzó a bombear. Yo no quitaba ojo. Me preguntaba hasta donde podría alojarse esa enorme barra. Pronto lo descubrí. Jimmy empujó un poco más, y retrocedió, y empujó, y retrocedió. Y la sacó, y se la posó en la raja, y volvió a introducirla, y volvió a sacarla, como castigando aquel coño ávido de deseo y goce. Sus bolsas colgaban hinchadas y prietas acompañando los movimientos del pene. Yo miraba la cara de Avi. Con solidaridad. Su cuerpo sudaba. De pronto Jimmy asaltó con empeño, clavándola hasta donde la cavidad y postura de mi mujer le permitían, reculó y embistió. Ella clavaba las uñas de sus manos en nuestros hombros mientras gritaba. Las fuerzas me abandonaban al presenciar aquello. Era lo que yo quería ver. Verla mientras otro la follaba. Me turbé ante semejante veleidad.
-Ohh....Ohhhhh....es demasiado…. Ohhhhh.....siento otra vez placer....Ohhhhh...me voy a correr otra vez....Ohhh...dios mío. Ohh...Jesús, Jesús....hay...... Besarme que me corroooooo hummmm.
Avi posó sus labios sobre los míos y ahogó en ellos el orgasmo que nuevamente llegó a su cuerpo. Nuestros labios se juntaron y allí se apretaron unos contra otros, y Avi se corrió de inmediato. Nuevamente los estertores acudieron a ella en cadena, primero uno, luego otro, otro más, y ya con el pene de Jimmy liberado del terremoto de su vagina, otro más.
La dejamos recostada en un sillón. La oda de Vangelis se interpretó en honor de Avi. Ella abrió los ojos y miró a Jimmy.
-Ha sido fantástico. ¿Te has corrido? Preguntó una siempre preocupada Avi por saber si su pareja había gozado tanto como ella. Me siento empapada.
-No. No me has dado tiempo. Respondió él. Soy duro.
-Ohhjjjjjj....señor..... ! Qué barbaridad!
-Ahora descansaremos un rato, fumaremos un cigarro y tomaremos algo. Mientras llegará mi amiga. Por otros seiscientos euros más podemos pasar la noche entera. Si queréis.
Aquello resonó en mi cabeza como si me hubiera estallado dentro una granada.
-¿Seiscientos más? Dije atónito. ¿Toda la noche?....pero….
-¡Dáselos! Lo haremos otra vez. Dijo Avi. Me ha gustado. Ha sido único.
Yo callé y acepté. ¿Qué podía hacer si la mujer que yo había llevado por esos caminos necesitaba gozar más con ese negro? Pagar. Todos nos sentamos y fumamos. Esta vez un porro fue el cigarro de todos. Bebimos y charlamos de alguna experiencia de Jimmy hasta que sonó su móvil.
-¿Si?, ah, ¿qué... hay?, ¿cómo?, si pero......bien...Bien...Vale...vale...de acuerdo. Vale, hasta luego.
-¿Y eso? Pregunté. Colgó el teléfono y nos miró.
-Mi amiga. No puede venir. Lo siento mucho. Dijo Jimmy.
-Tiene que quedarse con quien está. Le es imposible venir. ¿Si queréis cancelar esto?, no hay problema. Lo entiendo.
-No. Da igual. Seguiremos nosotros solos. Dijo Avi...demasiado ilusionada.
-Por nosotros no hay problema. Dijo Jimmy.
-Pues continuaremos. Dijo Avi un tanto emporrada y fuera de sí.
Los cuatro seguimos a lo nuestro. Avi sentada en el sillón, sus piernas abiertas a modo de relax, fumando un porro desesperadamente, Jimmy y Pitu, ocupados en la misma faena, y yo sentado mirando el cuadro y viendo como se me escapaba de las manos aquella orgía. Viendo una Avi desconocida para mí. Pero yo no podía decir nada. Yo la había conducido hasta esa situación.
Habría pasado como media hora escasa cuando Jimmy se sentó al lado de Avi. Me sorprendió que la tomara por su hombro y la abrazara. El balanceo de sus pechos me turbó de nuevo. Pitu seguía entretenido con la mano en su pene.
-Bueno...bueno, creo que es el momento idóneo de continuar y dar a esta dama lo que se merece. Dijo Jimmy.
-Yo estoy dispuesta a lo que queráis. Dijo Avi resueltamente y visiblemente emporrada.
-¿A qué estas dispuesta? Preguntó Jimmy.
-A todo. A todo lo que queráis hacer conmigo. Dijo muy resueltamente.
-Bien, enseguida lo comprobaremos. Dijo Jimmy. Vuestro dinero os va a costar. Aunque es un placer.
Apuró su vaso y miró a Pitu.
-Ahora deberíamos irnos a una cama. ¿Dónde podemos ir? ¿A vuestra habitación? Me preguntó Jimmy.
-No sé. Tal vez deberíamos.....Avi me interrumpió.
-Si, a nuestra cama. Vámos. Dijo poniéndose en pie.
Todos nos levantamos y seguimos a Avi como perros en celo. Ella entró en la habitación y se tiró encima de la cama. Los hombres miraban aquella decoración y la amplitud de la sala. Jimmy no paró de escrutar con los ojos todo cuanto veía en la habitación, se diría que tomaba nota de todo detalle. Me felicitó por tener esa habitación tan hermosa.
Ni me gustaba el uso de nuestra habitación, ni mucho menos el de nuestra cama. Avi ya se había instalado sobre la cama alejando cualquier duda de dónde sería el siguiente paso.
-¿Dejarás que Pitu te folle? Preguntó Jimmy.
-Os dejaré todo. Balbuceó Avi que ya era presa de un pasotismo excepcional. Parecía una perra. Una perra en celo. O simplemente una Puta.
-¡Ron! ¿Por qué no traes el carrito de las bebidas? Pidió Avi.
Sólo tenía que ir al salón y echar a rodar el carrito que portaba infinidad de botellas. No me agradaba la idea de dejarlos sólos en nuestra habitación. Mi ausencia se prolongó escasos segundos. Cuando entré en la habitación descubrí a Jimmy sentado en un sillón tapizado que alguna vez habíamos usado para nuestros devaneos sexuales. Observé a Pitu en la misma y perenne postura de siempre. Abrazando su pene con su mano. Avi estaba sentada sobre la cama. Sus brazos apoyados tras su espalda y sus piernas separadas exhibían su coño con claridad.
-Las bebidas. Dije soltando el carrito.
Avi se puso en pie y se sirvió agua con hielo. Sus movimientos me parecieron desacompasados. Jimmy se sirvió más limón y Pitu más wisky con hielo. Estaba seguro que el muchacho acabaría ebrio. Deduje que abrazaba tanto su pene para evitar que decayera la erección. Por mi parte, mi pene había vuelto a un estado normal de reposo. Animado me serví otro wisky. Jimmy volvió al sillón que ocupaba y yo me senté en una de las sillas que había alrededor de una mesita que teníamos en un rincón de la habitación.
Sin mediar palabra Pitu se acercó a Avi que aún se mantenía de pies. El joven tomó el vaso de Avi y lo depositó en el carrito de las bebidas. Amarró su cuerpo y la besó. Ella correspondió echando sus brazos sobre los hombros de el. Verlos fundidos en ese abrazo despertó mi interés nuevamente. Las manos de Pitu se alojaron en los glúteos de Avi. Comenzó a descender por su cuerpo hasta sentarse en el suelo. La cálida moqueta acogió su culo. Yo miraba con atención. Me parecía que el chico sabía muy bien los pasos que tenía que dar. Ese joven tenía buena presencia, aunque no era muy guapo y su piel blanquecina no le favorecía demasiado. El chico se sentó en el suelo y elevó sus manos hasta la cara exterior de los muslos de Avi. De su boca asomó una lengua fina y voraz que fue a posarse sin preámbulos de ningún tipo en la raja de ella. Avi interrumpió el comienzo de la nueva escena y se sentó encima de la cama, sobre el borde del colchón. Dejó caer su espalda hacia atrás y con sus piernas dobladas y sus pies apoyados en el suelo ofreció aquel coño a la lengua de Pitu. El joven se hizo más penetrante cada vez. Lamía sin dar opción a nada. Pasaba su fina lengua con su extraña punta por la hendidura de ella. Pugnaba por introducir la punta dentro del coño que se le ofrecía. Aquella imagen de Avi abierta de piernas sobre nuestra cama……me puso a cien. Me despertó de mi letargo. Me gustó.
-¿Te gusta? Preguntó Jimmy a Avi.
-Oh...siiiii. Si, me gusta mucho. Exclamaba ella mientras se dejaba llevar por la lengua de Pitu.
-¿No te apetece ayudar a tu mujer? Me dijo Jimmy.
Dejé mi vaso sobre la mesita y me levanté de la silla. Me acerqué a la pareja y me senté en el bode de la cama cerca de los hombros de Pitu. Sentía mi pene ensamblado. Besé su boca y acaricié sus pechos.
-¡Déjame! Ahora voy yo. Dijo Jimmy mirando a Pitu.
El chico se levantó y Jimmy se acercó a Avi con su enorme polla bien tiesa. Ella deseaba que el negro la penetrara ya. No sabía muy bien que la estaba pasando, se encontraba en un estado de fogosidad y excitación permanente. Pensó que sería debido al porro. Acudían imágenes de Juan a su mente, de cuando se la folló, del sex-shop, de los dos hombres metiéndola mano. Quería gozar al precio que fuera, pero lo quería ya. Jimmy se acercó a ella y posó su enorme polla sobre la grieta de Avi. Allí, Jimmy comprobó la lubricación de su vagina. Estaba satisfecho, Pitu había hecho un buen trabajo. Aunque no hubiera sido necesaria la labor de Pitu, pues Avi era y es de lubricación fácil y rápida. Como vulgarmente decimos, se moja enseguida.
-¿Quieres que te folle, quieres que te la meta? Pregunto él.
-Si. Métemela ya...quiero sentir...me quiero correr. Decía una desconocida Avi.
Con su mano agarrando el pene, frotó el glande contra el clítoris de ella. Yo no quitaba ojo a lo que pasaba. Seguía sentado al lado de mi mujer mientras Jimmy seguía con su frote. A cada pasada ahondaba más su capullo. Se la metía lentamente y la sacaba después para restregarla otra vez en el clítoris. Avi sudaba. Sus pezones erguidos. Duros. Demasiado duros y desafiantes. Sus labios algo hinchados dejaban asomar sus dientes blancos resaltados en aquella semi oscuridad. La gustaba, se olía ella misma, y se olía ese olor de sexo, eso la producía más placer. Cuando Jimmy presionaba su glande para entrar en ella, se intentaba vencer hacia delante, para que la ingresara más, pero Jimmy la castigaba y la sacaba otra vez. Se apartó de ella y se incorporó.
-Nos follaremos a tu mujer los tres. Dijo a la vez que la ayudaba a ponerse en pie. Probaréis nuevas formas de gozar.
Confieso que me llamó la atención eso de “nuevas formas”. Tenía interés en ver lo que iba a hacer Jimmy. Avi estaba descompuesta. Ellos se desenvolvían con soltura. Iba a tener mi trío por fin, pero seriamos cuatro los invitados. Aquello tenía tintes de orgía. Y yo iba a pagar mil doscientos a aquellos tipos por disfrutar del cuerpo de mi mujer. Estaba loco. Sentí que había perdido la cabeza.
Jimmy llevó a Avi hasta un extremo de la habitación. La dejó apoyada en la pared. Allí la besó a la vez que se apretaba contra su cuerpo. Ella se quejaba probablemente por la presión del dios negro. Jimmy, resuelto el, tenía soluciones para todo.
-Traeremos el colchón. Dijo a la vez que se acercaba a la cama. ¡Ayudadme!
Como robots deshicimos la cama y sacamos el colchón del canapé. Lo llevamos hasta donde se encontraba Avi y lo apoyamos sobre la pared. Ella se dejó caer con su espalda sobre aquella plataforma. No me estaba gustando nada de lo que hacía Jimmy. Aquél alboroto de habitación me trastocaba.
-Fóllate a tu mujer. Me dijo.
Me acerqué con decisión a Avi y de un empujón me incustré en ella. Yo me apretaba contra Avi. La ceñía por la cintura, iba y venía en aquella postura incómoda para mí, ahondando cada vez más. Jimmy puso su mano en el culo de ella y empujaba hacia delante mientras escarbaba en el ano de mi mujer. La besaba en el cuello mientras y ella se estremecía. El calor y los movimientos hacían que los cuatro sudáramos. Yo no había puesto el aire acondicionado. Pitu besaba sus pezones y se entretenía con las piernas de ella. Parecíamos una masa de carne sexual. Un monstruo de sexo para sexo. El olor a genitales impregnaba el ambiente, el calor, el sudor……todo se confabulaba en mi contra.
No tardé en poner un gesto contraído en mi cara. Los espasmos que sentí dentro del coño de mi mujer me quitaron toda fuerza para seguir empujando y gozando. Paré en seco mientras me vertía dentro de ella. Pitu acudió con una toalla mojada en su mitad. Limpio el sexo de Avi y luego lo secó. De inmediato dejó caer la toalla al suelo y se situó entre Avi y el colchón. Jimmy se puso frente a ella. Yo me senté en el canapé para ver mejor lo que iban a hacer. Encendí un cigarro. Estaba exaltado. Mi pene manchado y pringoso comenzó a debilitarse.
-Ahora te daremos todo. Dijo Jimmy.
-Siiii, darme más....quiero gozar más. Suplicaba ella. No me he corrido Ron. Me decía aullando para menospreciar mi follada.
El cuerpo de Avi reposó su espalda en el pecho de Pitu. Este se hizo con sus pechos y su vientre. Mordisqueaba o besuqueaba en su cuello. Ella cerró los ojos al sentir la boca del muchacho sobre su cuello, sobre su lóbulo. Jimmy se fue introduciendo en ella con presión rectilínea. Ella estaba emparedada entre los dos hombres. Yo miraba.
-¡Dame un pañuelo! Me pidió Jimmy.
Me levanté y le acerqué un pañuelo de Avi, preguntándome para que lo querría. Pensé que sería para cegar sus ojos. Jimmy hizo abrir la boca a Avi y la amordazó atando fuertemente el pañuelo detrás de su cabeza. Ella podía respirar, pero no podía hablar. Podía gemir de gozo, pero no podía chillar. No podía decir nada.
Tomé asiento otra vez mientras miraba la escena que iban a representar. Me sorprendía la actitud de Avi. Estaba dispuesta a todo. Era sorprendente. Aquello me excitaba. Verla en manos de ellos me revelaba mis deseos más ocultos. Jimmy apoyó el glande encima de la raja de Avi y la penetró con lentitud. Ella gemía con los ojos semi cerrados. Pitu magreaba por detrás de ella. Paseaba su pene por la raja del culo de ella. Las dos enormes bolsas de Jimmy, sacudían un vaivén lento y rítmico a la vez que la penetraba.
Extracto del diario de Avi….
De pronto abrí mis ojos. Mis párpados se espatarraron todo cuanto pudieron y traté de mirar hacia atrás. Quería saber qué estaba pasando. La alarma saltó al notar el glande de Pitu que pugnaba por adentrarse en mi ano. Pensé por un momento que tal vez Pitu estaba masturbándose sobre mi ano.
Sentí como aquel pene del muchacho se adentraba con trabajo en mi ano. Traté de gritar, traté de chillar. El pañuelo con el que Jimmy me había amordazado lo impedía. Mis manos inválidas por la presión que Jimmy ejercía sobre ellas no me dejaban moverme. Miré a Ron que sentado sobre el canapé fumaba con los ojos idos. Parecía no advertir nada de lo que ocurría allí.
-Hummmm...hummmm......hummmm....hummmm. Gemía más y más.
Jimmy seguía a lo suyo y Pitu también. Notó la hinchazón del pene de Jimmy en su interior. Se preparó para la gran corrida, para sentirla, para anegarse en ella, pero esta no se produjo. Jimmy se separó de ella y se agachó. Su lengua fue a parar con mimo al clítoris de ella. Avi espatarró los ojos otra vez. Quiso moverse pero no podía. Agitó los brazos en lo que yo creía era de placer. Me miraba insistentemente y yo la devolvía la mirada con respeto a su gozo. Las manos de Pitu tapaban con sus palmas los pechos de mi mujer, mientras lentamente y con mucho esfuerzo, iba adentrándose por el ano de ella. Avi sintió quemazón, violación, estupor, dolor. Jimmy seguía lamiendo el coño de ella. Yo ajeno a todo, sentado, fumaba. No me enteraba de nada. No me enteraba que estaban dando por el culo a Avi. Cuando Pitu estuvo bien alojado dentro del ano de Avi, comenzó a salir y entrar lentamente primero, más fuerte después. Unas lágrimas asomaron a los ojos de Avi, lágrimas que yo interpreté de gozo. E incluso pensé que era sudor. La cabeza de Jimmy me impedía ver lo que estaba sucediendo por detrás. Aquello duro diez interminables minutos, los que necesitó Pitu para correrse dentro del ano de Avi. Ella experimentó algo, aunque no sabía qué. Cuando dejo de ser sometida al castigo que la infligió Pitu, el pene de este se liberó del anillo del ano. Jimmy, desde su posición, vio el pene de Pitu fuera del lugar que había ocupado y comprendió que el muchacho había terminado. Abandono la raja de ella.
-Límpiala con la toalla Pitu.
El muchacho se dió prisa. Avi se preguntaba si ahora sería sometida a la barra de Jimmy, si ahora sería el negro el que quisiera entrar en ella por el mismo sitio que Pitu. Afortunadamente no pasó lo que esperaba sin dilación. Jimmy se levantó con su polla bien tiesa frente a Avi, acarició un pecho de ella, limpió el sudor del surco que formaban los dos pechos, miró a Pitu, que entendió a la perfección lo que Jimmy quería, y el muchacho se situó detrás de Jimmy y agarró la verga del negro con la mano derecha. Comenzó a meneársela. Yo quede estupefacto al ver al chico haciendo una paja al negro. Avi ya no sabía que más podría ver, estaba alucinada con todo. Jimmy la quitó el pañuelo de la boca y ella quiso protestar, pero los labios carnosos de Jimmy se posaron de inmediato en su boca y la selló, a la vez que ella sentía unos latigazos en su vientre. Cerró los ojos y se dejó hacer. Notó al menos seis o siete, calientes, espesos, furiosos chorros de alegría, chorros de placer desbordados sacados por la joven mano de un chico. Notó su vientre mojado, su pecho también fue alcanzado por las salvas. La mano de Pitu acercó el glande de Jimmy al coño de Avi y este empujo otra vez. En cinco minutos más sondeando el cuerpo de ella, provocó el enésimo estertor en su interior.
-Ohhhhh.....Ahhhhhgggggggg....me viene otro....me corro...otra vez. Ohhhhh….Buffff.
En efecto se corrió, y aún sintiendo los avatares del gozo, cayó de rodillas al suelo a la vez que echó su mano hacia atrás para tocar algo que sentía alrededor del ano. Era gelatinoso. Vaselina. La conocía bien. Pitu debió encontrarla en el baño cuando fue a mojar la toalla. Su agujero fue cerrándose poco a poco. Miró a Jimmy como pidiendo castigo para el chico. Luego miró a Pitu, sin decir nada, como asegurándole con la vista que aquello lo pagaría, aquella osadía no sería olvidada. Luego a mí. No me lo diría si no me había dado cuenta. Se levantaron y ayudaron a Avi a incorporarse y ella marchó a ducharse. Miré el reloj al llegar al salón, eran las cinco de la mañana. Yo seguía desnudo, Avi regresó duchada y más tranquila al haber comprobado que su ano había vuelto a su estado casi natural, pero no pudo evitar mirar otra vez a Pitu. El negro y el muchacho se habían vestido. Le pagué los 1200 y él me entregó una tarjeta.
-Es mi teléfono. Llamarme otra vez. Lo haremos gratis. Me dijo mientras yo abría la puerta de la casa.
Se giró hacia el salón con el dinero en la mano, se acercó a Avi y la besó en la mejilla. Ella agradeció el gesto con el rostro desencajado y el cuerpo saciado de gozo.
-Le he dicho a tu marido que me llaméis otra vez. Te follaré gratis. No me tendréis que pagar. Dijo Jimmy.
-¿Nos volveremos a ver Jimmy? Dijo ella muy risueña.
-Llámame. Dijo él.
-Lo haré. Respondió ella.
Jimmy y Pitu salieron de la casa. Con un gesto indescifrable me despedí de ellos. Daba gracias por que aquello hubiera acabado. Había visto y vivido demasiado para lo que yo estaba preparado. Había visto a Avi gozar con otros. Había descubierto en ella una enfermedad llamada sexo. Una metástasis de deseo. Ahora sólo quedaba ver como encajaba yo aquello. Avi no era la misma. Las dudas me empezaron a asaltar. Aquello no me gustaba de la forma en que me había gustado. Pensé en el papel que yo interpretaba en esos momentos de sexo. Ninguno. El pagador. Avi pasaba de mí. Me giré una vez cerrada la puerta y me dirigí al salón. Yo aún iba desnudo.
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131224 veces
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coronelwinston
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:19) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:51) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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