Un joven, camino de ser un perfecto delincuente se topa con su tía Elizabeth, no durará en aplicarle un castigo extremo que no olvidará. Le azotará hasta que aprenda la lección. Contiene, spanking, azotes, zapatillazos, correazos, apretujar testículo...
Relato
n aquel entonces, yo me había convertido en un completo delincuente juvenil. Ya había superado con creces la mayoría de edad, pero no sentaba la cabeza, todo lo contario, cada día que pasaba me volvía mas rebelde, irrespetuoso, desobediente y comenzaba a infringir la ley sin aceptar las consecuencias que ello llevaba. Todo comenzó el día que murió mi padre, era el único al que le mostraba respeto y obediencia, pero desde aquel día deje de hacer caso a todo tipo de normas y reglas. Mi madre no conseguía que la obedeciese, es mas, no tenía tiempo para poder hacerlo, trabajaba a destajo en una fabrica. Había días que realizaba dos turnos seguidos para poder llevar el sustento económico que necesitábamos a casa. Yo sin embargo no sabía apreciarlo, tan solo me preocupaba de mí y no me importaba mi madre.
Ni estudiaba ni trabajaba, ni tenía la menor intención de hacer ninguna de las dos cosas. Me pasaba el día holgazaneando, salía con los amigos, comprábamos cervezas y algo para fumar y así pasábamos el día entero. Raro era el día que no nos metíamos en problemas, ya tenía varias denuncias policiales por actos de vandalismo, y una de ellas incluso tendríamos un pequeño juicio donde nos condenarían a pagar todos los daños ocasionados. Mi madre estaba desesperada no sabía qué hacer conmigo, solo me metía en problema tras problema y no la mostraba el menor respeto. Se pasaba el día fuera de casa trabajando sin saber que estaría haciendo en ese momento o en qué clase de líos estaría metido.
La solución llego sin previo aviso. Mi tía, la hermana mayor de mi madre que vivía en un pueblo lejos de donde nosotros residíamos, se ofreció a ayudarla en la casa y ya de paso a echarme un vistazo a mí. Se vendría a vivir con nosotros una temporada hasta que se solucionasen mis problemas y sentara la cabeza. Hacía años que no veía a mi tía, no la soportaba, había dejado de acompañar a mi madre en las vacaciones para ir a visitarla, era una mujer gruñona, mandona y muy estricta con el orden, la limpieza, la educación..... con un fuerte carácter. Por supuesto era todo lo que yo detestaba. A mi no me daba órdenes nadie.
Un día antes que llegase mi tía a nuestra casa, mi madre me advirtió que respetase y obedeciese a mi tía :
- Tu tía no es como yo, ella es dura y hace lo que sea necesario para que la obedezcan, utiliza todo tipo de métodos, hazla caso por favor - . Me advirtió.
Por supuesto que no hice caso a los consejos de mi madre, odiaba la idea que viniese a vivir con nosotros mi tía. Me propuse hacer todo cuando fuese necesario para que mi tía se fuese cuanto antes de nuestra casa . Estaba seguro que no tardaría mucho en echarla, haría todo lo posible para que fuese en pocos días.
Mi tía, Elizabeth de nombre, entró cargada de dos grandes maletas con sus pertenecías, que instalo en una habitación sin ocupar de la casa que sería su nueva habitación . Mi tía Elizabeth era enorme de tamaño y corpulencia, alta y con mucho peso. Brazos, caderas y piernas robustas, era como una montaña frente a mí que era un completo escuálido.
En muy poco tiempo, se hizo dueña y señora de la casa, empezó a dar órdenes, tanto a mi madre como a mí de lo que debíamos de hacer. Haz esto.... haz lo otro, no paraba de dar órdenes. Mi madre cuando no estaba trabajando y estaba en casa la obedecía en todo, era su hermana mayor y la tenía un gran respeto, además de ser conocedora de su carácter. Yo desde el primer día que entró por la puerta no la presté la menor atención ni respeto e hice todo lo necesario para que no se sintiese incomoda en mi casa.
Al día siguiente de instalarse en mi casa, me entregó una hoja con una lista de tareas que debía de hacer en casa todos los días. Fregar el baño, la cocina, poner la mesa, arreglar mi habitación, ir a la compra y horarios que debía de cumplir tanto para levantarme como para irme a la cama, y finalmente que debía buscar trabajo para ayudar en casa. Cogí la lista y la rompí en pedazos delante de ella y me burlé, no iba a obedecerla en lo más mínimo, más bien haría todo lo contrario, la desobedecería por completo para que se marchara cuanto antes y me dejase en paz.
Pasaron varios días y observaba tumbado en el sillón como mi tía no paraba de limpiar la casa, iba de un lado para otro enfundada con sus guantes de goma domésticos limpiando la casa al milímetro. No toleraba la suciedad y el desorden, y mi casa llevaba mucho tiempo abandonada. Mi madre no podía hacerse cargo por los horarios excesivos de trabajo y yo no movía un solo dedo, todo lo contrario, ensuciaba más y más, dejando todo tirado en cualquier lado. Mi tía Elizabeth no se quitaba sus guantes de goma rosas de goma en todo el día, continuaba limpiando y fregando cualquier estancia. Me daba órdenes de lo que yo debía de hacer, pero no la obedecía en nada, hacía todo lo contrario. Si me ordenaba fregar el suelo, yo lo ensuciaba aún más con mis zapatillas embarradas y me burlaba. Ella se plantaba frente a mí y con su dedo enguantado amenazante me señalaba:
- Mi paciencia se empieza a acabar, te aseguro que vas a obedecerme, por las buenas o por las malas - Me amenazaba señalándome y malhumorada.
El colofón final llego una semana más tarde. Yo salía de casa todas la noches, había llegado el verano y el buen tiempo y me encontraba con mis amigos en el parque para beber y fumar marihuana mientras reíamos y nos lo paseábamos genial. Esa noche me dispuse a salir de casa de nuevo, hasta que mi tía se puso delante de mí y me ordeno que no podía salir. Mi madre estaba trabajando, uno de sus turnos dobles y ella no quería que saliese. No la hice el menor caso, me volvía burlar de ella y me fui de casa para encontrarme con mis amigos una noche más, no si antes escuchar una nueva amenaza absurda:
- Si se te ocurre salir por esa puerta y desobedecerme, te aseguro que lo vas a lamentar, te enseñare a obedecerme - Me dijo con tono muy serio y amenazante.
Me burlé de ella y me marché de casa riéndome. Esa noche llegue mas tarde de lo habitual, algo borracho y con los ojos vidriosos de fumar. Entré en casa y me encontré a mi tía Elizabeth sentada en el sillón del salón esperándome. Iba vestida con un camisón negro, que dejaba al descubierto sus robustos brazos y piernas, calzada con unas sandalias de tiras de goma que rodeaban sus grandes pies y sobre su regazo tenía apoyado sus guantes de goma rosas.
Me acerqué a ella y comencé a reírme y burlarme de ella, más de lo habitual debido a mi estado, me burlé de ella, de su vestimenta y de sus inseparables guantes de goma rosas que iba a todos los lados con ellos. Mi tía Elizabeth sin abrir la boca y haciendo caso omiso a mis burlas comenzó a enfundarse los guantes de goma en ambas manos. La quedaban terriblemente apretados a sus manos y brazos ya que era bastante corpulenta y carnosa. Se terminó de ajustar los guantes rosas de goma a sus dedos y se levantó del sillón. Se abalanzó sobre mi sin mediar palabra y metió una mano enguantada por detrás de mi pantalón, como hacía calor llevaba un pantalón cortó de tejido suave y fino de mi equipo de futbol preferido. En un principio quedé extrañado ¿pretendía meterme mano y tocarme el culo? pero pronto comprobé como introdujo su mano de goma por mi culo y agarró mis testículos por detrás con fuerza, los apretujó y retorció y tiró de ellos, provocando un dolor que me dejó paralizado.
- Vamos, camina estúpido - Me dijo mientras seguía retorciendo fuertemente mis testículos cogidos por detrás con su mano enguantada entre mi culo. No tuve más remedio que obedecer, me provocaba un daño increíble, apretaba con una fuerza brutal mis huevos y caminaba a duras penas soportando el dolor mientras me condujo al interior de su habitación.
Entramos al interior de su habitación y cerró la puerta mientras seguía conduciéndome a través de mis testículos.
- Vale, vale, pero no aprietes tan fuerte, suéltame - La supliqué, pero ella no cedió, seguía apretando y retorciendo mis testículos duramente, me tenía completamente controlado.
Se sentó sobre la cama y me tumbó sobre su regazó mientras continuaba sujetando y estrujando con su mano mis testículos sin compasión. Tumbado sobre su regazo me bajo el pantalón corto y pasó una de sus grandes piernas por encima de mi cuerpo para sujetarme. Continuó estrujando dolorosamente mis testículos provocándome un gran dolor mientras noté su otra mano enguantada en mi culo. Levantó su mano y la estrelló contra la piel de mi culo dándome un fuerte azote. Rápidamente volvió a levantar su mano y la descargó con gran fuerza contra mi trasero. Su guante de goma se estrelló una y otra vez fuertemente sobre mi piel provocándome un fuerte escozor. Comprobé como la goma en el culo puede escocer y mucho.
Traté de resistirme pero no podía levantarme de su regazo, mi tía es corpulenta y con gran fuerza y para colmo me tenía bien sujeto por los testículos mientras su pierna me rodeaba, pero mis manos estaban libres. Traté de tapar mi culo con mi mano para amortiguar sus azotes y protegerme , ella me apartaba la mano y seguía azotándome descargando su pesada mano enguantada sobre la piel de mi culo. Conseguí estirar mi mano lo suficiente para tocar su mano enguantada que sujetaba mis testículos y tratar de liberarme, pero los estrujaba fuertemente. Mantuvimos una gran batalla, en donde ella no paraba de azotarme pero yo me intentaba tapar con una mano para amortiguar el impacto. Finalmente ella se enfado de tanta batalla y resistencia.
- Estate quieto o aprieto hasta romperte los huevos, estúpido - Me dijo furiosa a la vez que apretó y retorció mis testículos mas fuerte. Ahhhhhhhhhh ¡¡ que dolor ¡¡ ¡¡ Que bruta era ¡¡ . Traté de nuevo de apartar su mano de mis huevos con fuerza pero los sujetaba firmemente y no podía, la lucha continuaba.
Estiró una mano hasta el cajón de su mesilla, lo abrió y sacó algo metálico entre sus manos. Me giré ligeramente y comprobé como eran unas esposas de metal. ¿Pero porque tenía unas esposas de metal en su mesilla? me pregunte completamente intrigado y asustado a la vez.
La tía Elizabeth agarró mis muñecas fuertemente y envolvió mis muñecas con el metal de las esposas pegadas a mi espalda. Escuché el sonido metálico apretando el metal a mis manos y sentí una fuerte presión. Las cerró fuertemente, tanto que el metal ejercía una fuerte mordedura sobre mis muñecas, ahhhhhhhhhhhh, ¡¡ me hacían daño¡¡, Estaban muy apretadas, pero a ella no la importó. Se descalzó de un pie soltando la hebilla que sujetaba la tira de goma a su tobillo y agarró con una mano la sandalia de goma de tiras y esta vez comenzó a azotarme con ella. La suela de goma se estrelló contra la piel de mi culo con fuerza, su poderoso brazo descargó con ira la sandalia contra mi culo.
PLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF Resonó en la habitación donde me encontraba esposado y bocabajo sobre su regazo y grandes muslos.
AHHHHHHHHHH esta vez el dolor fue mucho más intento y a medida que comenzó a azotarme una y otra vez con su sandalia de goma el dolor se hizo más y más intenso.
PLAAAAAAAAAAFFFFFF PLAAAAAAAAAAAFFFFFFFFFF continuó azotándome duramente sin parar. El dolor comenzaba a ser insufrible y no podía hacer nada para evitarlo, salvo quejarme.
- AHHHHHHHHHH, suéltame inmediatamente, ¡¡ para ya ¡¡¡ - La reproche gritando .
- Caaaaaaaaallate - Me ordenó la tía Elizabeth levantado ella más aún la voz.
- Aaaaaaaahhhhhh, sueltame ahora mismo aaaaaahhhhhhh - Continúe gritándola.
La tía Elizabeth enojada volvió soltar la zapatilla en el suelo y metió su mano por debajo de su camisón negro. Agarró sus bragas y las deslizó por sus piernas hasta sacarlas por sus tobillos y pies. Las agarró y estrujó fuertemente acercando su mano rosada enguantada a mi boca. Forzó sus bragas al interior de mi boca para silenciarme. Fue muy humillante, no solo por el hecho de ser amordazado con su ropa interior sino porque estaban completamente sucias y desprendían un fuerte sabor a orines. Agarró de nuevo su sandalia de goma y continuó azotándome usando toda su fuerza.
- Hhhhhmmmmmmmhhhmmm - Se escuchaba proveniente de mi boca amordazada debido al dolor que producían sus azotes o sandaliazos.
Tras propinarme 5 o 6 zapatillazos o azotes de sandalia conseguí escupir sus sucias bragas de mi boca, ejercí toda la fuerza que pude con la lengua hasta expulsarlas.
- Aaaaaaaah, ¡¡ suéltame maldita puta ¡¡¡ ahhhhhhhhh , ahhhhhhhhhh - Grité y grité completamente enojado con mi tía por lo que me estaba haciendo. Me di cuenta que al gritar tendría que parra de azotarme o se despertaría todo el vecindario. No podía mover las manos debido a las apretadas esposas, pero si gritar, su mordaza no había sido efectiva, ya que la había escupido. A mis gritos le sume insultos muy graves hacía ella debido a mi cólera.
Mi tía suspiro completamente enojada, nuestra batalla continuaba una y otra vez. Había conseguido inmovilizarme pero no silenciarme. Estiró su brazo completamente enfadada y sacó algo de su mesilla. Eran unas medias negras de lycra. Se inclinó sobre mí, agarró sus bragas que había escupido y de nuevo las metió dentro de mi boca, esta vez utilizó su fuerza bruta y las forzó con la yema de sus dedos enguantados para que entraran por completo dentro de mi boca. Ejerció su fuerza una y otra vez hasta que consiguió meterme sus sucias bragas hasta la campanilla de la boca. Sentí nauseas debido al sabor, sabían repugnantes, estaban completamente sucias y malolientes. Agarró la media negra de lycra y la abrió con sus manos acercándola a mi cabeza. Envolvió sus medias oscuras en mi cabeza y las bajó hasta el cuello. Sentí una fuerte presión en la cara, las medias aprisionaban mi rostro produciendo una sensación de agonía. Traté de escupir sus bragas de mi boca, pero esta vez fue imposible, la media oscura impedía que pudiese escupirla. La presión elástica de la lycra oprimía mi rostro y cabeza y sujetaba sus bragas bien dentro de mi boca sin posibilidad de poder escupirlas.
- Se acabó. Ahora no podrás escapar y nadie te va a escuchar, te voy a dar una paliza que no olvidaras, aprenderás a obedecerme y respetarme - Agarró su sandalia de goma, pasó su pierna sobre mi cuerpo sujetándome fuertemente contra ella inmovilizándome y de nuevo noté su guante de goma apretando mis testículos, los retorció fuertemente, tanto que se escuchó el grujido de la goma de sus guantes produciéndome un dolor insoportable. Esta vez no pude quejarme ni gritar, estaba bien amordazado con sus bragas en mi boca y la media en la cabeza para no poder escupirlas. AAAAAAHHHHHHH se me saltaron las lagrimas debido al dolor y acto seguido descargó la suela de su sandalia de una forma brutal, con tal fuerza que me producía un dolor inaguantable en la piel de mi culo. Me dejó marcada la suela de sus sandalias de goma en la piel de mi culo.
Continuó estrellando su sandalia una y otra vez produciéndome un dolor terrible. Ahora no podía hacer nada para evitarlo, ni podía moverme ni podía gritar o quejarme. , seguía amordazado en la agónica media de lycra Estuvo diez largos minutos azotándome con fuerza mi trasero hasta que se detuvo. Creí que había terminado pero no era así. Alargó su mano hasta la mesilla de nuevo y agarró una correa de cuero.
- Voy a romperte el culo a correazos imbécil , aprenderás a respetarme, no vas a poder sentarte durante una larga temporada, así recordaras que sucede cuando me desobedeces - .Levantó la correa de cuero entre su mano enguantada y la descargó contra mi culo provocándome un dolor inaudito. Recibí un primer correazo que me hicieron saltar las lágrimas de nuevo por mi rostro de dolor. Volvió a levantar su poderosa mano de nuevo y volvió a descargar la correa con todas sus fuerzas aumentando mas y mas mi dolor. Recibí muchos correazos brutales sobre la piel de mi trasero, no se detuvo hasta dejarme el culo morado y magullado.
- A partir de ahora me obedecerás en todo, harás todo lo que te escribí en la lista y olvídate de holgazanear con tus amigos. Si me desobedeces volveremos a esta habitación e insistiré con tu comportamiento. Te romperé el culo las veces que sean necesarias hasta que aprendas estúpido ¿has entendido? -- Me recriminó furiosa la vez que continuó azotándome una y otra vez sin piedad.
No pude sentarme en varios días, tuve el culo completamente magullado y no podía olvidar la terrible lección que había recibido debido al dolor. Desde el día siguiente mi tía comenzó a darme una orden tras otra y rápidamente la obedecía sin rechistar , y si notaba que trataba de esquivarla o hacer mal lo ordenado, ella me amenazaba levantando su dedo enguantado señalándome:
- No se te ocurra desobedecerme más, cada vez que tenga que enseñarte modales será mucho peor, duplicaré tu castigo las veces que sean necesarias hasta que aprendas - Me amenazaba de forma muy seria mirándome fijamente.
¿ La obedecería o quizás querría mas de sus castigos ?.
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88268 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:57) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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