Fue una tarea que me encantó realizar. Vanessa era, y lo remarco, era, una chica acostumbrada a imponerle su voluntad a los demás, incluso a sus padres que, cansados de lidiar con ella, le hicieron caso a la recomendación de una amiga en común y se contactaron conmigo.
Lo hicieron porque me especializo en la reeducación de chicas como Vanessa: dieciocho años, desobediente, caprichosa, malhablada… ¡Un desastre!...
Relato
Sus padres se entrevistaron conmigo en mi casa…
-Es una chica muy difícil, señor Eduardo… -me advirtió su papá mientras tomábamos café en el living con él y su esposa…
-No las hay para mí, señor Fuentes… Pueden demandarme más o menos tiempo, pero todas terminan por someterse…
-Nos ha dicho nuestro común amigo que usted usa el rigor, señor Eduardo…
-Así es, el rigor en sus variadas expresiones: spanking, penitencias, humillaciones, ayunos…
-¿Qué es eso de spa… spak… spanking?...
-Chirlos y azotes en la cola…
-Entiendo… ¿Y eso de humillaciones?...
-Varias, por ejemplo hacerla comer en cuatro patas en recipientes para perros… A una chica como ustedes cuentan hay que bajarle el copete, quitarle hasta el último resto de orgullo… Bueno, si están de acuerdo me traen a su hija y la dejan a mi cargo con prohibición de verla hasta que termine la reeducación… Les aclaro que trabajo con dos asistentes, las señoras Vilma y Ruth…
-Una pregunta… -dijo la madre de la futura pupila… -¿Usted es de… de tener sexo con sus pupilas?…
-Sólo si ellas lo consienten, señora… ¿Creen que Vanessa es virgen?...
-Creemos que no, señor, ha tenido varios noviecitos y no nos gustó ninguno… Pensamos que ya ha tenido sexo… Bueno, ¿y… y sus honorarios?...
-Ustedes son empresarios, industriales importantes según me ocupé en averiguar…
-¡Ay, pero eso…!
-Tranquila, señora, uso los datos que averiguo solamente para calcular mis honorarios... En el caso de ustedes, $30.000 por mes…
Se miraron y fue el hombre quien dio su conformidad, aunque con una pregunta:
-¿Y cuánto calcula que le llevará reeducar a Vanessa?...
-Ni siquiera la conozco, señor Fuentes… No puedo contestarle eso ahora…
-Sí, tiene razón… Bueno, ¿cuándo quiere que se la traigamos?...
-¿Podría ser mañana a esta hora?...
.Sí, pero, la duda es… ¿Qué le decimos?...
-No se preocupen… -dije y saqué del bolsillo de mi camisa una pequeña pastilla… -Denle esta pastilla disuelta en algo que ella tome, un té, un café, una gaseosa… No hay peligro, es sólo una droga que nublará su mente y le quitará motricidad. así ustedes podrán manejarla como si fuera un paquete…
-Ay, pobrecita… -se lamentó la señora…
-Están a tiempo de arrepentirse… -dije…
-No… -terció el padre… Esta mocosa debe ser corregida y creo que usted está capacitado para hacerlo…
-Le agradezco la confianza, señor Fuentes… ¿Los espero mañana entonces?...
-Sí… -confirmó el hombre y nos despedimos…
Enseguida llamé a mis asistentes.
-Bueno, señoras, mañana ingresa una nueva pupila… dieciocho años, muy rebelde…
-Qué bien, señor Eduardo… Ya estábamos extrañando la tarea… -me dijo Vilma, una rubia cuarentona, muy bien formada y lo suficientemente cruel para este trabajo…
-Coincido, señor… ¿Conoce a la pichona?... –terció Ruth, lesbiana de treintaicinco años y con buenas curvas…
-No…
-Bien, ojalá valga la pena…
-Esperemos… -dije… -y los tres quedamos esperando el día siguiente…
(continuará)