Eran las 10 de la mañana de un lunes, fui al gimnasio a hacer un poco de bicicleta, a los 35 años una tiene que cuidarse. Me puse mis mallas negras, mis zapatillas de deporte y una vieja camiseta también de color negro, de aquellas que siempre que las vas a tirar te dan pena porque te han acompañado muchos años.
Relato
Doctor
Eran las 10 de la mañana de un lunes, fui al gimnasio a hacer un poco de bicicleta, a los 35 años una tiene que cuidarse. Me puse mis mallas negras, mis zapatillas de deporte y una vieja camiseta también de color negro, de aquellas que siempre que las vas a tirar te dan pena porque te han acompañado muchos años. Empecé con el ejercicio, la cadencia de pedaleo cada vez era más fuerte, yo me sentía bien, apreté la resistencia y seguí pedaleando, pero de pronto noté una contractura en los isquiotibiales, justo detrás de la pierna derecha. Paré en seco, tenía mucho dolor, bajé de la bici y cojeaba, rápidamente vino el monitor, le conté lo sucedido, me dijo que me tranquilizará que hasta la una del mediodía había el médico del gimnasio. Me acompaño hasta la planta de arriba y me dejó dentro de una consulta sentada en una camilla, alrededor había un montón de instrumental, vendas, cremas, espráis, etc. Era una sala un poco fría con las paredes pintadas de color blanco y muy iluminada. A los cinco minutos entró un hombre de unos treinta años, pelo moreno, corto, un metro ochenta, ojos marrones y una bonita sonrisa. Se sentó en frente de mí y me preguntó que había notado en el momento del tirón, se lo expliqué tan bien como supe, me miraba y me escuchaba atentamente, entonces me dijo si el dolor había remetido un poco o persistía, le dije que aún me dolía mucho. Se dio la vuelta, cogió un bote de crema y mientras untaba sus manos en ese ungüento de color blanco me dijo, quítese la malla y póngase boca abajo por favor. Me ruboricé, llevaba unas bragas antiguas, y poco glamurosas de color blanco, estaba bastante sudada por todas partes y me tenía que quitar las zapatillas. Hice exactamente lo me dijo. Entonces noté sus dos enérgicas, calientes y cremosas manos en mi pierna derecha, me empezó a masajear, en seguida noté un gran alivio y un penetrante olor a eucalipto. Apretaba mi pierna desde el final de la nalga hasta el tobillo, cuando iniciaba la pasada notaba sus manos cerca de mi conejito, repitió la acción diez o doce veces, me aplicó una gran cantidad de crema directamente a la pierna y siguió con el masaje, empecé a notar cosquillitas en la pepitilla, sus profesionales manos pasaban cerca de mi orificio vaginal pero sin tocarlo. Mientras masajeaba la zona afectada me contó que me estaba trabajando no se qué nervio que venía de la nalga y llegaba al tobillo, le sugerí que si lo creía oportuno podía empezar el masaje desde la nalga, le pareció una buena idea y me dijo que terapéuticamente era lo más acertado. Lo cierto es que yo me estaba poniendo muy caliente y tenía ganas de guerra con el doctor. Para facilitarle la maniobra con mi nalga me aparté la parte derecha de las bragas de tal forma que me “dejé” destapado parte de mi sudado coñito. Como estaba boca abajo no podía ver la cara que tenía, pero se quedó mudo, me tiró bastante crema en la nalga y una gota se metió por la raja de mi colita en dirección a mi ano, pero el doctor rescató de entre mis dos glúteos la gota con su dedo. Ese gesto no me pareció estrictamente de profesional. Abrí un poco las piernas y el doctor empezó a masajear mi nalga con sensual esmero, me la abría y me la cerraba cada vez con más fuerza, como si él se estuviera poniendo cachondo, sin duda cada vez que abría mi nalga podía ver mi ojete abriéndose y cerrándose al compas, las primeras evidencias físicas de mi latente excitación aparecieron en forma de flujo, aparté esa parte de la braga para que el licenciado pudiera ver sus logros. Al momento noté que el doctor tenía su cabeza entre mis piernas y que su nariz estaba olisqueando mi conchita, su caliente aliento en mi sexo, eso me excitó como una perra. Agarró mis bragas y me las quitó, me cogió por la cintura y puso con las rodillas flexionadas y el culo en pompa, mi cabeza aún estaba encima de la camilla, le estaba mostrando con toda su plenitud mi culo y mi babeante coño empapado en jugos, al momento empezó a beber de mi vaginal fuente, mientras con sus manos, aún llenas de crema, separaban mis nalgas mientras chupaba mis labios vaginales. Llegados a este punto creo que ya no le importaba si olía o no a sudor, la crema de eucalipto y mis femeninos líquidos disipaban las aromas de otras glándulas. Su lengua se paseaba por desde mi clítoris, pasando por en medio de los labios vaginales, recorría mi periné y acababa hundiendo la punta de su lengua en el interior de mi orificio anal, sin dejar de manosear mi culo de manera lasciva repetía una y otra vez el recorrido por mis cada vez más dilatados agujeritos deseosos de húmeda lengua masculina. Era una sensación muy placentera notar como su lengua exploraba deseosa mi caverna anal, yo apretaba el esfínter para atrapar su lengua y sentirla más, luego lo relajaba para volver a empezar con el juego. Noté que mi culo estaba dilatándose de forma inusual y que el doctor estaba regocijándose de placer. Ya no podía más, necesitaba que el médico me llenará el culo con su polla, la cual, sea dicho de paso, aún no había visto. Le solté al doctor un: pétame el culo de una vez, se paró, me bajó lentamente las piernas al suelo para poner mi cintura a la altura de la suya. Yo aún seguía apoyada de cintura para arriba en la camilla, me quité la camiseta y los sujetadores y me preparé para ser follada. Abrí bien mis piernas, noté como el matasanos ensalivaba mi culo, separé mis nalgas todo lo que pude y empecé a notar como un enorme glande empujaba para adentrarse en mi culo. Su esponjoso capullo atravesó mi ano, solté un chillido de dolor y placer mezclados, nunca había tenido semejante instrumento dentro de mi colita, suavemente empezó a deslizar su enorme polla dentro de mi intestino que se iba ensanchando a su paso, por fin noté su pubis en mis nalgas, su verga me llegaba a la boca del estomago, me sentía literalmente empalada. Las piernas me temblaban, lentamente sacó su polla, pero me la volvió a meter hasta las entrañas, me gustó, volvió a ensartarme repetidamente y mi ano cada vez se dilataba más. El ritmo de sus entradas y salidas por mi orificio se incrementó paulatinamente, empecé a chillar de placer y el continuo taladrando mi ojete sin compasión, sus manos agarraban con fuerza mis caderas para acompañar la penetración. Me puse la mano en la boca para amortiguar mis gritos, él continuaba imparable abriéndose paso por mi agujero anal. Se detuvo unos segundos, le pregunté qué pasaba y sin decir palabra me clavó su durísima y gigante polla por la vagina, estaba tan encharcada en flujos y tan dilatada de la excitación que la recibí de muy buen agrado, con mi mano empecé a agitar mi hinchadísimo clítoris, a mis gritos se añadieron los suyos, ese tío parecía insaciable, me follaba como si hiciera años que no lo hacía, me metía unas puñaladas de carne hasta la pared de mi útero. Aquello se convirtió en un polvo salvaje, de las bestiales arremetidas estábamos moviendo la camilla, los dos sudábamos, yo ni me acordaba de en que pierna tenía el dolor, solo notaba una erecta polla dentro de mí, mi coño estaba a punto de estallar de placer y de tener un gran orgasmo, como por telepatía él también empezó a correrse, el interior de mi sexo era una orgia de flujo y semen que lo inundaron completamente, era una inagotable cascada de esperma. Por mis ingles bajaban toda clase de líquidos sexuales. El doctor se quedó unos minutos dentro de mí, notaba como iba bajando su hinchazón mientras yo contraía mi vagina. El olor a choto que hacía la sala era enorme, el doctor abrió las ventanas. Desde ese día tengo muchas lesiones, suerte que el doctor me controla a menudo mi estado físico.
La doctora es paralizada con una descarga electrica, para luego ser violada...
Relato erótico enviado por chicax el 19 de September de 2004 a las 10:00:00 - Relato porno leído 68197 veces
Si te ha gustado Doctor vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Doctor.
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
saintseia
(5 de December de 2011 a las 00:31) dice:
ptm , jaja , primera vez k entro aki, k wen relato, me puso a 1000 d temp. Chiquita hermosa
(30 de April de 2011 a las 09:03) dice:
Mmmm que rico relato sólo de imaginarme me calente muchísimo! amaril29
(29 de October de 2011 a las 03:34) dice:
MMmm que rico me dieron ganas de cogerme a mi R3 javier_000021
(27 de June de 2012 a las 21:06) dice:
estuv muy bueno el relato ahora teng hipertermia FabianAlberto
(21 de October de 2011 a las 02:21) dice:
Muy buen relato me dejaste caliente escribe más jelipez
(21 de March de 2011 a las 04:06) dice:
buen relato zorra Kristiano
(2 de May de 2011 a las 07:05) dice:
Si estubo excitante katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:12) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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