Cuando mi actual marinovio, me invitó a salir en compañía de un primo de él, que se encontraba de visita en la ciudad, jamás me hubera inmaginado que me iba a gustar tanto, en ser parte de una multitud…
Relato
Gustavo mi pareja, prácticamente fue a ultima hora que me dijo que su primo Osbaldo, nos iba ha acompañar. Temprano en el día, mientras estaba en mi trabajo, recibí una llamada de Gustavo, diciéndome, que esa noche, me vistiera bien sexi, ya saldríamos a bailar.
Pero justo cuando llegué a su auto, ahí estaba el tal Osbaldo, sentado en el asiento trasero, sonriendo. Fue cuando Gustavo me dijo. Querida, él es mi primo, que nos está visitando. Así que lo invité para que nos acompañase, ¿Qué te parece? La verdad es, que lo que me dijo, me cayó como bomba. Pero no me quedó más remedio que sonreir, y decirle que estaba bien.
Por lo que a pesar de lo molesta, e incomoda que me sentía, Osbaldo nos acompañó. Así que apenas llegamos al Pub, al que Gustavo nos llevó. Osbaldo quizás para tratar de mejorar la situación, trató de manera infructuosa de liarse con varias chicas. Mientras que Gustavo, y yo bailamos, nos besábamos, acariciamos, y bebíamos, sin ponerle atención a Osbaldo.
Pero ya cerca de la media noche, el primo de Gustavo se cansó de perder el tiempo, tomó asiento en nuestra mesa, y se puso a beber, como un despechado. Hasta que mi novio, me pidió que bailase con él. Bueno yo acepté, y aunque me encontraba algo mareada, por lo mucho que ya había bebido, dejé que Osbaldo me sacara a bailar.
Bueno quizás por lo tomada que me encintraba, en cierto momento mientras bailábamos, apollé mi cabeza sobre su hombro, y él pegó su cuerpo más al mío. Al punto que pude sentir, aun por encima de la tela de nustras ropas, como mis senos se aplastaban contra su pecho, y como su caliente miembro rozaba mi bajo vientre.
Aunque yo me hice la desentendida, al parecer Osbaldo no, ya que sus manos se fueron deslizando lentamente por toda mi espalda, hasta llegar a mis nalgas, las que en cierto momento comencé a sentir que me las apretaba de manera descarada. Apenas terminó la pieza, regresamos a la mesa, en la que Gustavo, desde luego nos había estado observando. Pero al llegar nosotros, sin perder tiempo, me sacó a bailar.
Fue entonces que mi novio comenzó, ya de manera un poco más abierta, no tan solo continuó besandome, y acariciándome toda, mientras bailábamos, sino que lo hacía de manera bien descarada, lo que en realidad me encantó que hiciera. Sino que también me preguntó, si me gustaría que él, y su primo Osbaldo, continuase bailando conmigo de la misma manera.
Yo la verdad, es que le dije que si, que me estaba divirtiendo. Gustavo entonces me dijo, de buena manera, y hasta dandome un profundo beso de lengua, al tiempo que apretando mis nalgas, me pegaba más a su cuerpo, a manera de advertencia, y con una picara sonrisa en su rostro. Ya sabes Milagritos, que los tres salimos juntos, y si continuamos así, los tres nos vamos a tener que ir a la cama, pero juntos. Por una parte, lo que me dijo me hizo reir, por la manera en que lo dijo, y por otra parte, sentía su miembro latiendo contra mi cuerpo, señal inequívoca de que pronto nos iríamos a la cama.
Yo seguí bailando, tanto con mi novio Gustavo, como con su primo Osbaldo. Dejando que en su momento, cada uno de ellos dos, no tan solo me besaran, y agarrarn por donde les daba la gana. Sino que también de manera descarada, y sin ningún apice de vergüenza, mutuamente mostrasen mis nalgas, y algo más, él uno al otro, subiéndome la falda de mi vestido, frente a todos los presentes. Mietras que yo, en medio de mi borrachera, únicamente me limitaba a reirme como una tonta.
Por lo que recuerdo, hubo un tercer tipo, que ni yo ni mi ovio o su primo conocían, que a la mala, me quiso sacarme a bailar. Bueno después de que Gustavo le dio un solo golpe, y el tío ese cayó de culo. Nos retiramos del Pub.
Así que apenas regresamos a nuestro apartamento, yo tenía los pies completamente adoloridos. Por tanto bailar, y apenas me quité los tacos. El rubio primo de mi novio, y mi novio se quitaron los zapatos, las camizas, y sin más ni más comenzaron a desnudarme completamente, sin que yo me opusiera, para nada.
Gustavo dejó, que yo me pusiera a mamar primero la verga de su primo, mientras que él exploraba mi depilado coño, lamiéndolo de manera ocasional, y produciéndome un tremendo placer.
Luego fui yo la que me puse a mamar su parado miembro, mientras Osbaldo exploraba, y toqueteaba todo mi coño, con sus gruesos dedos. Bueno así estuvimos por un largo rato, hasta que finalmente Gustavo, deseoso de hacerlo, me ha enterrado toda su sabrosa verga dentro de mi coño, al tiempo que yo le volví a mamar la verga a su primo.
El resto de la noche, tanto mi novio como su primo Osbaldo, me hicieron disfrutar como una verdadera loca. Sus vergas entraban y salían, ya fuera de mi coño, de mi culo o de mi misma boca, sin detenerse.
Yo perdí la cuenta del sin numero de veces que ya fuera Gustavo u Osbaldo me hicieran disfrutar de multiples orgasmos, como nunca antes los había disfrutado. El sentir sus viriles miembros entrando y saliendo ya fuera de mi coño, mi boca, y hasta de mi culo, era algo que a pesar de estar disfrutándolo placenteramente sobre el sofá de la sala primero, y luego sobre nuestra propia cama.
No lo podía creer, aunque en ciertos momentos me entraba una especie de temor, a que Gustavo después de esa noche, terminase conmigo, por portarme con él y su primo, como si yo fuera, una verdadera puta ninfomaniaca.
Ya que a medida que ambos me fueron enterrando sus miembros, yo les pedía, de manera desesperada, que me dieran más y más duro. A la mañana siguiente al despertarnos los tres más o menos al mismo tiempo, lo primero que hizo Gustavo, fue volver a enterrarme su parada verga dentro de mi coño. Así que a medida que yo movía mis caderas, se despertó su primo, quien sin tan siquiera preguntar, colocó su verga frente a mi boca. Por lo que nuevamente se la volví a mamar. Pero ya buena y sana, sin excusa alguna de que estaba borracha.
Bueno les diré, que Gustavo y yo aun seguimos viviendo juntos, solo que ahora ocasionalmente invita a su primo o alguno de sus amigos, para que nos acompañen en la cama. Ya que no es como dice el dicho, De que dos son compañía, y tres es multud, no que va, tres es una gozadera…
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131394 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:18) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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