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El campamento Morales (02)

Relato enviado por : Anonymous el 15/08/2009. Lecturas: 7505

etiquetas relato El campamento Morales (02) .
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Resumen
Por razones de higiene, antes de utilizar a una de las bestias por el ano debe serle impuesto un enema. sin embargo, la higiene no dará derecho al usuario a exigir que la bestia sea vaciada del semen contenido en su vagina para no obstaculizar el proceso de fecundación


Relato
Del anterior capítulo:


- Ahora, para concluir, se las traslada al estrado para proceder a marcar el anagrama del campamento en su espalda, justo encima de la argolla de la rabadilla, donde la espalda pierde su casto nombre. El herrero y Nelly las llevan con una cadena trabada al collar y ellas caminan cómicamente con sus sandalias metálicas de altos tacones entre mis hombres, los cuales aprovechan para pegarles manotazos en las nalgas. ¡Poooobrecitas!. Encima de sus dolores en sus delicados órganos, además las arrean. ¡Qué bárbara gente tengo!. No me queda más remedio que imponer algún reglamento para follarlas porque si no nos van a durar muy poco.


- Atienda al hornillo de carbón incandescente que hay en el estrado. ¿Se imagina cómo se les impondrá la marca?. La semana que viene lo verá, Sr, fiscal Velarde. Un afectuoso saludo.


- - - - - - - - - - -

El nuevo capítulo.






El fiscal no había regresado a ver las imágenes por lo que los policías pudieron hablar con libertad.


- No hay manera de identificar la zona. Aunque los ángulos de las tomas parezcan aleatorios, el cabrón de Morales hace colocar siempre la cámara de manera que no se vea absolutamente nada del horizonte. Solo podemos ver la vegetación y es la normal de todo el país y de otros varios más de nuestro entorno.


- Nunca me imaginé que se les pudieran hacer cosas así a dos mujeres indefensas. Es un verdadero hijo de puta.


- Cambiando de conversación: ¿Qué os parecen las chicas?. No están nada mal ¿eh?.


- Joder calla. Esto parece una película de porno duro.


- Y que lo digas, a mi se me ha levantado el rabo. Creo que voy a ver el DVD otra vez y me voy a hacer una paja a la salud de Perra y Cerda. Por cierto, ¿Cómo se llaman?.


- Ahora Perra y Cerda. Tienes razón, veámoslo otra vez y disfrutemos de esas dos zorras tan jodidamente buenas y bien usadas.


. . . . .


Contra lo que esperaban, la semana siguiente no llegó el nuevo DVD, tardó dos semanas durante las cuales no hubo un solo avance policial.


- Muy buenas, Sr. Velarde. De nuevo con usted para mostrarle las aventuras de sus queridas mujeres. Han pasado dos semanas antes de enviarle la nueva grabación y seguro que estará ansioso por presencia le emotiva ceremonia en la que los cuerpos de sus familiares pasan oficialmente a propiedad de mi campamento. He dejado pasar estas dos semanas incumpliendo mi promesa de puntual entrega semanal ya que ha sido preciso dejar de utilizar a Perra y Cerda durante ese tiempo para permitir la cicatrización de sus perforaciones y prevenir alguna infección o deformación que estropease unos cuerpos tan hermosamente adornados.


- La actividad de sus mujeres durante esas dos semanas no merece más que un breve resumen ya que se reduce a realizar tareas de limpieza, lavado, cocina, acarreo de agua, en fin ya sabe, cosas de campamento. Como las manos si las podían utilizar sin peligro, han trabajado también de putas pajeando a mis hombres. Le mostraré esencialmente esa tarea y los castigos recibidos por diversas faltas derivadas de su torpeza laboral o el escaso entusiasmo en su trabajo de putas.


- Veamos, antes retomemos la ceremonia de marcado de las esclavas. Ahí están, subiendo a la grada y rodeadas de todos mis hombres salvo los de guardia. Primero son paseadas por todo el perímetro por sus padrinos de ceremonia, Nelly y el herrero, tirando de la cadena del collar para que todos los asistentes puedan contemplar las hermosas y recias joyas con las que han sido adornadas. ¿Despiertan entusiasmo verdad? Escuche, escuche los aplausos y silbidos de admiración. Y esas desagradecidas poniendo cara de oveja. Eso es, así, forzadas a agacharse al borde de la tarima con las piernas abiertas para que se observe a placer la decoración de la vulva y el tatuaje del pubis. Desde luego están espléndidas. Lástima que la torpeza con la que caminan llevando las sandalias metálicas les hagan parecer ocas. Como no aprendan pronto a caminar como rameras su salud se va a resentir aún más.


- Bien, una vez que han sido expuestas vamos a empezar por Perra, privilegio de la edad. Se la pone con el vientre apoyado en ese grueso tronco, se sujetan la cadena del cuello y los grilletes de las muñecas bien tensos a esos cáncamos atornillados en el suelo y lo mismo con otras cadenas trabadas a las sandalias metálicas. Mire qué buen plano de la cámara tomando el culo y la vulva de su puta esposa. ¡Qué linda se ve!, tan peladita y con esos siete generosos aros que le proporcionarán con su peso -y lo que se añada a ellos- unos labios bien largos y acogedores y un clítoris gordo y jugoso. Bien, así, mordaza de bola. Mi gente está en todo.


- ¡Atento fiscal!. No se lo pierda, bueno puede repetir la secuencia cuantas veces quiera. Mire qué precisión la del herrero. Toma el hierro incandescente del hornillo. Lo coloca centrado en la riñonada de Perra, aprieta un ratito, humo, olor a carne quemada y lista.


- Mire estos dos planos conjuntos, uno reflejando la cara de espanto de Cerda y otro con los mocos y las lágrimas de la cara de su esposa. Y este otro, no es muy imaginativo, pero es el anagrama del campamento lo que tiene ahora su esposa para siempre en el final de la espalda.


- Ya está otra vez Cerda dando motivos para calentarle las nalgas. Cómo se retuerce la muy marrana. Hace honor a su nombre, se comporta como un cerdo yendo al matadero. Y eso que con tanta agitación, las perforaciones tienen que hacerle daño. Como estropee algún agujero la ahorco y punto pelota.


- Bueno, no ha sido tan sencillo como con la madre pero ya tiene su bonita marca. Por ahora ahí se quedan. Nelly les está aplicando cauterizante en los piercings y se quedarán sin uso dos semanas. Bueno, bueno, a medio uso, en un campamento hay mucho quehacer.


. . . . . . .




- Y aquí tiene, mi buen fiscal, un breve extracto de las dos semanas de explotación reducida de sus –ya nuestras- bestias. Ahí las ve uncidas al carro del agua para dar descanso al asno. Ya caminan algo mejor con sus sandalias, por lo que ha habido que trabarles los tobillos con una barra para que no escapen. Y las puede ver cocinando, muy mal, lavando, fatal. ¡Ah! Aquí están pajeando a mis hombres. Eso no se les da mal. Tienen unas manos muy aptas para la labor. Lástima que Cerda se negase a beberse el esperma para tener una sobreingesta de proteínas para el engorde. Eso le ha costado una serie de castigos de agua. Ahí la puede ver con el vientre completamente hinchado y repleto de líquido. Su esposa se negó a limpiarme el culo con la lengua después de cagar y eso le ha valido los verdugones que tiene en la espalda. Esa es la escena de los azotes con la fusta.


- Mire, las viejas indias ya han empezado a trabajar en el modelado de sus cuerpos. Puede ver a Perra con las base de su pechos vendados fuertemente tras recibir un apestoso ungüento que ellas sacan de ciertas plantas. Por cierto, las vieron afeitándose el chumino la una a la otra y nos informaron que tenían otro ungüento para depilar permanentemente, así que he pedido que se lo apliquen por todo el cuerpo salvo las cejas. Ya ha surtido efecto en tres aplicaciones y como verá es eficacísimo. Mire qué calvas tan brillantes y que pubis tan suave tienen. Ahora están trabajando la vulva de su esposa. Con otro potingue y unas varas combadas muy elásticas, se estira desde el vértice a la base de la vulva en ambos sentidos. Consideran que antes de un mes tendrá una vulva tan alargada como yo quiero. Los pezones han conseguido una buena longitud gracias a los resortes metálicos, pero además le aplican el mismo mejunje que a la vulva para facilitar su extensión.


- Ahí puede contemplar el trabajo con Cerda que, por cierto ya ha engordado seis kilos. En esta escena le están aplicando un maloliente engrudo para hacerle los labios exteriores más gruesos. En combinación con la bomba de succión se logrará un abultado vistosísimo y permanente. También le han colocado ese corsé de varillas de no sé qué puta planta que servirá, según ellas, para que no engorde por el talle y la abundancia se derive a las tetas y las caderas. También le están tratando los pezones para engrosarlos de manera que puedan colocársele los remaches como a su madre.


- Por supuesto los tratamientos se les aplican cuando no están de servicio como rameras, ya que las pócimas de las viejas son un tanto apestosas y pringosas y ahuyentarían a mis hombres. Y por cierto, las dos bestias duermen con sus agujeros traseros bien atendidos con gordos tapones para evitar que pierdan la elasticidad que consiguieron el día de su llegada. Su hija duerme con la vulva sometida a succión de baja presión y su esposa soporta las varillas de extensión del coño.


. . . . .


- Pero volvamos a la actualidad. Bueno, la actualidad para mi, no para usted. Mire el estrado-vivienda de sus familiares. Como puede constatar hemos introducido algunas innovaciones para comodidad de las bestias. Verá que sobre el estrado hay una especie de extensa mesa de madera de cortas patas. Esa es su cama, donde dormirán de día y follarán a la vista de todos cuando trabajen como putas. Atienda a que he tenido la consideración de instalar un sombrajo para que no sufran insolación en sus desnudas cabezas y además un mosquitero.


- En esta esquina está el cubo, a media altura del estrado, donde deben hacer sus necesidades a la vista del personal y vaciar de sus tripas los enemas. Tal y como está situado, la vista de sus agujeros evacuando será inmejorable y en primer plano. Los postes, el travesaño y el suelo han sido dotados de diversos elementos de sujeción, cadenas, poleas y cuerdas para los que quieran experimentar sus perversas fantasías con ellas. La tina que está viendo es su lavabo y al mismo tiempo su depósito de bebida aunque por supuesto todas las noches serán lavadas con mangueras por fuera y por dentro, como siempre. También verá que hay colgados en diversos sitios algunos elementos de castigo o diversión. El tronco sobre el que fueron marcadas con el hierro candente sirve para facilitar diversas posturas que a mis hombres, muy imaginativos, agradan sobremanera.


- No se pierda el detalle del cartel que exhibe el único artículo del reglamento de uso de las dos bestias: "HASTA EL ANUNCIO DE SU FECUNDACIÓN, Y SIN PERJUICIO DE SU USO Y ABUSO PREVIO POR OTROS AGUJEROS, TODO EL ESPERMA DEBERÁ SER EXCRETADO EN EL INTERIOR DE LAS VAGINAS DE LAS BESTIAS"


- Hoy empiezan a follar. Ahí vienen, de su paseo de entrenamiento con las sandalias metálicas. Ya dominan el desmesurado tacón que les fuerza a andar casi de puntillas y su caminar ha adquirido el porte de fulanas que se pretendía. Cerda lo debe estar pasando mal, ya que lleva los intestinos repletos de los eslabones de una gruesa cadena desde anoche como castigo al poner reparos en obsequiarme con un número lésbico entre ellas. Perra estaba dispuesta pero Cerda no. Están espléndidas ¿no le parece?. Aprecie cómo destellan al sol sus joyas. Verá que junto con la correa del collar, la fusta y el bolso de bandolera, han sido provistas de otras posesiones. ¡Se podrán quejar!. Les he dotado, para cuando salgan al sol, de unos monísimos gorritos para proteger esas calvas. Los dos gorros tienen la forma y las orejitas de los animales cuyo nombre tienen el honor de usar las dos bestias. Además, desde ellos, mediante una correíta, desciende hasta su nariz el correspondiente hocico de goma que se engancha en la argolla del tabique nasal. Encantador ¿Verdad?. Mírelas, mírelas, qué hermosa estampa. Debe estar orgulloso de ellas. Debiera darme las gracias por la imaginación que derrocho para embellecerlas.


- Y ahora al pasar ellas mírelas por detrás. Cada una lleva insertado en su ano un tapón del que sale el rabito de su especie: La colita peluda y alzada de la Perra y el sonrosado rabito retorcido de la Cerda.


- Ya están en su estrado y se desprenden del gorro y los hocicos. Y por ahí veo que vienen tres de mis hombres que salen de su turno de guardia. Seguro que necesitan echar un polvo. Efectivamente, suben al estrado para servirse de las putas. Vea que dos de ellos eligen a Cerda y el otro a Perra. Sospecho que Perra va a tener un trabajo bárbaro, porque el que la he elegido es el negro Ramón, un tipo dotado de una verga increíble, aunque ella ya la probó el día en que fueron recibidas en el campamento. Lo peor de Ramón es que tiene unas aficiones un tanto perversas. Veamos de qué retorcida manera la va a joder.


- Mal comienzo para Perra, la está atando las tetas con una cuerda. Ahora pasa la cuerda por la polea del travesaño y ata el extremo a uno de los mástiles cuando las ubres de la bestia ya no dan más de si. ¡Pero qué veo!. Ahora le ata otra cuerda a la argolla de la sandalia derecha y también la eleva la pierna de manera que solamente queda apoyada en una. ¡Puuuf! Con el altísimo tacón de esa sola sandalia de apoyo, como se desequilibre se va a quedar sin pechos.


- No se fije tanto en su esposa y observe como le sacan a Cerda los eslabones de la cadena. Es larguísima, gruesa y pesada ¿verdad?. Todo ese peso dentro de sus intestinos ha debido ser una pesadilla mientras caminaba. Y todo ya ve, simplemente por no querer follar con su madre, cosa que de todas maneras hubo de hacer. Qué hay más hermoso que el amor filial.


- Nuevamente la cámara se fija en Perra. Ramón ya se dispone a penetrarla. Embute su gran estaca en el culo y ¿Qué hace con las manos?. ¡Olé!. Le mete cuatro dedos de cada una en la vagina y la sujeta por ella mientras la bombea con su habitual energía, violencia y riguroso recorrido completo desde el bálano a los testículos.


- Este Ramón es una joya. No hay duda de que es uno de mis mejores hombres. Con semejante tratamiento coopera con mis intenciones de estirado de la entrada vaginal y de elongación de las espléndidas ubres de su esposa.


- Y al loro con la niña: Le han trabado las argollas de las sandalias metálicas a las del collar, le han puesto una barra separadora de rodilla a rodilla y ahí está. Despatarrada sobre la cama con sus agujeros bien a mano y totalmente indefensos. ¿Qué se dispondrán a hacer estos bárbaros? ¿Y ahora? ¡Ah! Le están enganchando con una cadenita la argolla de la nariz a la del clítoris dejándola bien tensada. Cuando la empiecen a trajinar se verá obligada a levantar las nalgas con sus manos para acercar la nariz a las ingles y distender la cadena. Si no con los movimientos del bombeo se va a quedar perjudicado el clítoris o las napias.


- Ramón le ha enfundado su verga a Perra por el coño. Eso quiere decir que ya va a vaciarse. Si, .... arrecia el metesaca ... más aprisa .... más violento ... más profundo ... pobre Perra .. que ojos de angustia ... como suda ... yaaaa. Ya se ha corrido el negro. Seguro que la ha inundado.


- ¿Y ahora que hará?. Le suelta las tetas que están ya amoratadas. Eso duele mucho cuando la sangre comienza a regar nuevamente los tejidos. Con la misma cuerda de las tetas le ata la argolla de la sandalia donde se apoyaba y ..... uuup ... la cuelga boca abajo. Muy bien. Eso retendrá el semen en el coño de su esposa bañando bien los ovarios y facilitando la probabilidad de preñarla. Buen chico.


- ¿Y Cerda?. No nos olvidemos de ella. Mire en este plano que facilita su tan atractiva postura qué abultados y mantecosos tiene ya los labios vaginales. Un espectáculo delicioso, ¿Verdad?. Pero aún falta algunas semanas de tratamiento para que estén a mi gusto. ¡Pero qué hacen éstos con el bate de béisbol que robamos a los de la DEA! ¡Ah ya!, se lo meten en el coño a la niñata. Escuche como gruñe la Cerda. Me harta. Su puta madre es más discreta aunque también me irritan sus lamentos.


- Vaya, los chicos están sondeando con el bate hasta qué profundidad se puede sumergir algo en el coño de la lechona. ¡Ajá!, el negro Ramón que ha terminado con Perra se acerca a curiosear. Seguro que interviene. ¿No le digo?. Ya está estrujando las tetas. Seguro que empieza a azotarlas con sus enormes manos. ¡Ahí lo tiene!. Lo conozco como si lo hubiera parido y criado yo. Resulta interesante ver esas tetas, que ya van engordando, balancearse de un lado a otro por los azotes de Ramón. ¡Joder, qué bestia! ¿Será posible que las tetas de su hija se puedan alargar tanto cuando la estira de los pezones de forma tan brutal?. A lo mejor me equivoqué y debí engordar las tetas de su esposa y alargar las de la niña. Bueno, a lo hecho, pecho.


- Bueno, me aburre describir lo que puede entender por si mismo. Tengo trabajo, así que vea hasta el final de este DVD que es muy interesante.


. . . . . . . . .


El fiscal Velarde no había contemplado esa entrega. Era superior a sus fuerzas. Por eso, alguno de los policías que teóricamente buscaban elementos para localizar el lugar del secuestro no dudaron en sacar sus pollas y pajearse contemplando cómo Cerda era follada con el puño tras comparar el brazo del agresor con las medidas obtenidas del bate de beisbol. El negro Ramón se subió a la cama-mesa del alojamiento de las bestias y metió su rabo, otra vez enhiesto, en la boca de Cerda haciendo oídos sordos a las legítimas reclamaciones del otro hombre que había seleccionado a Cerda para desahogar sus testículos.


Ante tal situación, el hombre desplazado por el negro Ramón descolgó a Perra, que disfrutaba colgada boca abajo del baño de esperma en sus ovarios y subiéndola a la cama junto a su hija le penetró por la vagina sin contemplaciones para aportar más semen a la noble causa del preñado.


Tras buen rato de ser follada con el puño, la vagina de Cerda recibió la verga del que había preparado tan fieramente el coño con su puño y con ella una buena dosis de esperma. Dosis que se vio incrementada por una segunda eyaculación del negro Ramón. Para entonces la cámara ya había mostrado algunos planos de otros hombres esperando turno para usar a las dos hembras.


Antes de que los que hacían cola pudieran follar, la cámara mostró cómo aparecía Nelly en escena y agregaba un segundo cartel al reglamento de uso de las bestias. Decía: "POR RAZONES DE HIGIENE, ANTES DE UTILIZAR A UNA DE LAS BESTIAS POR EL ANO DEBE SERLE IMPUESTO UN ENEMA. SIN EMBARGO, LA HIGIENE NO DARÁ DERECHO AL USUARIO A EXIGIR QUE LA BESTIA SEA VACIADA DEL SEMEN CONTENIDO EN SU VAGINA PARA NO OBSTACULIZAR EL PROCESO DE FECUNDACIÓN"


Pasaron por el estrado la mitad de los hombres del campamento, la mayoría ejerciendo su derecho a puta individualmente, pero varios lo hicieron en parejas para ahorrar la espera, ya que habida cuenta de la regla del enema y el consecuente vaciado de las tripas de la hembra, la espera se hacía larga.


Desde luego, la idea de Morales de hacer que las bestias hicieran sus deposiciones en el cubo que colgaba del estrado atraía el interés de los hombres al tiempo que iba consiguiendo que las dos mujeres fueran perdiendo su pudor a marchas forzadas.


Gran parte de la grabación mostraba la actividad de esa mañana sobre el estrado y al final, la regla que impedía vaciar el aparato genital de las esclavas fue violada por la naturaleza. Impresionaba ver como las penetraciones de los últimos hombres hacían rebosar por los lados de la vagina la ingente cantidad del pringoso fluido allí dentro acumulado.


. . . . . . .


Volvió a aparecer Morales justo cuando el fiscal, armado de valor, entró en la sala de proyección para ver las escenas.


- Una breve introducción, señor fiscal para explicarle que las secuencias que verá a continuación no constituyen un castigo porque sus seres queridos se hayan comportado indebida o delictivamente. No, no. Han tenido un buen comportamiento en su estreno como putas trabajadoras de mi recién instituido Servicio Social Gratuito de Atención Sexual. Lo que ocurre es que deben seguir siendo adiestradas y endurecidas y, para ello, nada mejor que aprovechar la hora de siesta de mi gente para someterlas a ejercicios que mejoren su productividad, expulsen de su cerebro cualquier concepto de voluntad o libertad e imbuyan en él fidelidad a la colectividad de este campamento que su propietaria.


- El ejercicio que va a presenciar es estático y uno de mis preferidos, pero también los hay dinámicos y mis hombres no dejan de imaginar muchos más, pero es tal la cantidad que ya habrá tiempo de mostrárselos. Vea:


La escena, como era habitual, mostraba el estrado con sus dos pilares de madera y la viga tendida de uno a otro en la parte superior. Bajo la viga las dos mujeres enfrentadas. La cámara muestra el plano general. Perra montada sobre un listón de madera de sección triangular con un vértice hacia arriba incrustado entre los labios de su vagina en proceso de alargamiento. Los tobillos colgando del listón por detrás de ella mediante una cuerda atada a sus sandalias metálicas, lo que le impulsa hacia delante haciéndole difícil alternar entre coño y ano el peso sobre el listón para no concentrar todo el dolor en el mismo órgano.


Por su parte, Cerda se encuentra colgada del recto con el mismo gancho metálico de punta roma que tuvo el placer de disfrutar el día de la llegada al campamento. Se apoya en las punteras de la sandalia.


Las dos tienen las muñecas trabadas por sus esposas al collar de manera que no pueden eludir la posición.


Pero la cámara se recrea en vistas detalladas de otros diabólicos dispositivos:


De los anillados pezones de ambas estira una cadena que une a las dos y levanta los pechos brutalmente ya que discurre por una polea en lo alto de la viga.


Las dos muestran la argolla de su nariz trabada por un mosquetón unido a otra cadena que también procede de la viga y les obliga a tener la cabeza erguida.


Lo más perverso de las trabas de pezones y nariz es que las cadenas enlazan con un muelle intermedio. Las bestias no se rasgarán los órganos porque habrá elasticidad, pero cada movimiento será un calvario al tener que vencer la resistencia del muelle.


Ninguna de las dos se libra de tortura en la lengua. Cerda la tiene aprisionada al exterior entre dos palos atados fuertemente por los extremos y apoyados en la comisura de los labios. De la bola de la lengua de Perra cuelga una notable plomada de la que no podría librarse aunque ese músculo fuera tan fuerte como las malas "lenguas" -y valga la redundancia- dicen que son los de las mujeres.


Y por qué se iban a librar los genitales. De cada uno de los seis anillos de los labios mayores de cada una colgaban otras tantas plomadas que los distendían despiadadamente. Había una diferencia entre la vieja y la nena: el tratamiento del clítoris.


El clítoris de Perra sufría la tensión de dos gomas elásticas que, atornilladas a los lados de la sección del listón triangular que martirizaba la vagina en fase de extensión, enlazaban el otro extremo con la notable argolla que lo traspasaba por el remache metálico. Si estaba impedida de descansar su peso sobre el culo por causa de la trabazón de las sandalias, también estaba limitada para alternar el peso lateralmente. Estaba absolutamente sometida a la inmovilización a menos que se arriesgase a sufrir un tipo de dolor para eludir otro.


El clítoris de Cerda sufría un tratamiento aún más amenazador.: Habida cuenta de que su coño estaba libre se le había insertado una gran bola de plomo en la vagina que estaba enganchada a la argolla de su clítoris con una cadena. Si la bola se le escapaba y caía el clítoris sería probablemente desgarrado.


. . . .. . . .


- Hola fiscal. No se preocupe. Sus chicas soportan bien estos entrenamientos y salvo las típicas molestias que estas actividades producen, sus estupendos cuerpos no han sufrido ninguna alteración no programada por mí.


- Y hablando de alteraciones. Le voy a mostrar cómo, aprovechando el lucrativo secuestro de un famoso cirujano, he procedido a realizar unos pequeños cambios en sus chicas. Por consejo estético de las viejas indias se les han amputado los labios vaginales interiores ya que hubieran quedado un poco colgantes y salientes, afeando así el resultado de lo que yo quiero ver en sus pulidos y seductores pubis. Estuve tentado de ordenar al cirujano de que les hiciera también la ablación del clítoris ya que me importa un rábano si obtienen placer o no cuando follan. Pero eso hubiera significado al eliminación de una de las joyas que adornan el entorno de sus ingles, así que prescindí de ello.


- Ya de paso, y por los molestos que son sus aullidos ordené el corte de las cuerdas bucales para enmudecerlas. Y puestos a ello, por qué no, también se les ha seccionado el frenillo de la lengua para que sus mamadas de polla sean más eficaces.


- Nos vemos. …. Bueno … me verá y disfrutará de las andanzas de sus zorras parientas en la próxima entrega.

CONTINUARÁ.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:57) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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