Eso sí, por lo menos tenia para distraerme. El médico titular llevaba muchos años y la gente le tenía mucha confianza, vamos que le contaban su vida y le preguntaban consejo para cuestiones de todo tipo. Y conmigo seguían con la misma tónica, en eso había ayudado mi carácter paciente y amable. Eso me había proporcionado en ocasiones divertirme a costa de mis pacientes; especialmente las pacientes femeninas. Adolescentes solas o acompañadas de sus madres, jóvenes solteras y jóvenes casadas, maduras insatisfechas, etc… Eso sí, todas ellas tenían que estar de muy buen ver y muy dispuestas a escuchar y a obedecer al Doctor en todo. Muchas satisfacciones me había proporcionado esta casual sustitución. Hacía tres meses que me había dejado de mis novias y mi amantes, y llevaba el mismo tiempo, aquello que diríamos en el dique seco, por lo que las oportunidades de divertirse y pasarlo bien a costa de las pacientes receptivas no las iba de desaprovechar, tanto de las ingenuas despistadas o de las calientes insatisfechas. Voy a contar esta vez la sesión con la mujer del farmacéutico, que a decir verdad no fue la única que tuve con ella.
Relato
Con El Sello De Placer y Morbo…
Mi nombre es; Lucas, soy un chico de 28 años, soy de ojos verde mar profundo, cabello negro azabache, piel blanca algo bronceada, de 1.89m de estatura de cuerpo atlético, musculoso, de brazos y piernas, largas tonificadas y musculosos, pues practico mucho deporte, como Boxeo, Basquetbol, Beisbol, Voleibol, Natación Etc… Abdomen marcado, pectorales fuerte grandes hombros, espalda ancha, con pies y manos grandes y avilés, vos fuertes, de actitud segura y decidida, con un par de poderosas bolas, y una polla de 29 centímetros de largo y 16 de circunferencia. Llevaba un mes realizando la sustitución del médico del pueblo. Y que pueblo, era uno perdido en la serranía y pasando más calor que en la vida. Eso sí, por lo menos tenia para distraerme. El médico titular llevaba muchos años y la gente le tenía mucha confianza, vamos que le contaban su vida y le preguntaban consejo para cuestiones de todo tipo. Y conmigo seguían con la misma tónica, en eso había ayudado mi carácter paciente y amable. Eso me había proporcionado en ocasiones divertirme a costa de mis pacientes; especialmente las pacientes femeninas. Adolescentes solas o acompañadas de sus madres, jóvenes solteras y jóvenes casadas, maduras insatisfechas, etc… Eso sí, todas ellas tenían que estar de muy buen ver y muy dispuestas a escuchar y a obedecer al Doctor en todo. Muchas satisfacciones me había proporcionado esta casual sustitución. Hacía tres meses que me había dejado de mis novias y mi amantes, y llevaba el mismo tiempo, aquello que diríamos en el dique seco, por lo que las oportunidades de divertirse y pasarlo bien a costa de las pacientes receptivas no las iba de desaprovechar, tanto de las ingenuas despistadas o de las calientes insatisfechas. Voy a contar esta vez la sesión con la mujer del farmacéutico, que a decir verdad no fue la única que tuve con ella.
--Adelante el siguiente
Levanto la vista y veo que se acercan una pareja, por la edad supuse que madre e hijo, ella de muy buen ver por cierto.
--Siéntense por favor y cuénteme. -Dije yo sin poder evitar mirar de reojo el escote de la mujer que era pronunciado y mostraba un par de tetas de considerable tamaño y calidad.
--Pues verá..... Soy la Tía y Madrina de Luisito, y su madre que está muy ocupada con la tienda me ha encargado de acompañar al chico, parece que tiene un problema en el pene y... etc, etc….
Me fue contando el problema que parece que era una dificultad del muchacho para descapullar, mientras hablaba estaba ella inclinada en la mesa y el muchacho provisto de unas gafas algo gruesas no dejaba de tener la vista fija en el escote de su Tía y en el movimiento de los pechos, vamos que no perdía ojo. Era una mujer de piel blanca como la leche de esas pieles que se ponen roja con el sol, de ojos verde felino, labios carnosos cabello rojo intenso enrulado largo con un bran escote lleno de lunares, ella media como 1.72m, y sus medias a mi vista eran de 117-66-119. Por mi parte era difícil dejar de observar lo evidente. Calculo que tendría la mujer sobre 40 años muy bien llevados.
--Bien, si les parece me acompañan a la camilla y vemos el problema, seguro que no tiene importancia.
--¿No habrá que operar Doctor? Decía ella muy preocupada caminando a mi lado.
--Mujer, ahora lo vemos pero tranquila que no tendrá importancia.
El muchacho caminaba detrás de su Tía y esta vez tenía la vista fija en el trasero de la misma que por ciento también era de buen tamaño y me movía cadenciosamente. Llegamos a la camilla y le indiqué al muchacho que se quitará los pantalones y calzoncillos y se sentara. Su Tía no paraba de hablar muy preocupada por el tema. Cuando se bajó el slip apareció una polla que estando en estado de reposo tenía un considerable tamaño, calculo que unos 16 centímetros. Su Tía calló de golpe y exclamó sorprendida.
--Luisito, pero... pero que grande la tienes... ¿Doctor eso será normal?
--Mujer, claro que sí, cada uno tiene un desarrollo diferente.
--Pero si solo tiene 14 años.
--Bueno, pues entonces aún puede crecer más no le parece.
Revisé el capullo del muchacho y no parecía que hiciera falta operar, con una crema lubricante y un poco de paciencia se podría solucionar, mientras manipulaba con cuidado, su Tía con la boca abierta y con cara más que sorprendida estaba inclinada y muy cerca nuestra. El muchacho mirando el escote de su Tía tan cerca se estaba empezando a excitar por que la polla estaba aumentando de tamaño, mire de reojo y las tetas las tenía a unos centímetros de mi vista, pensé en divertirnos un poco todos.
--Ve Señora como retiro la piel del prepucio con cuidado y la vuelvo a colocar, esta operación delicada hay que hacerla varias veces, y en varios días con esta crema, mire como lo hago, y ahora Usted lo hace igualmente.
--¿Yo sabré Doctor? no quisiera hacerle daño a mi sobrino... y es tan grande.
--No mujer, si su madre está muy ocupada debe ser usted la que se ocupe de solucionar el problema, seguro que su hermana estará muy agradecida, mire coja de aquí.
Y acercando la mano de su Tía, esta cogió con delicadeza la polla del sobrino que inmediatamente empezó a crecer de tamaño; La mujer con la cara roja del sofoco y los ojos muy abiertos realizaba la operación con algo más que cariño.
--Ve usted como lo hace muy bien, solo hace falta verlos.
Era digna de ver la cara de pillo del muchacho que no salía de su asombro al ver cómo le acariciaba la polla su Tía, fijándose siempre en el agradecido escote claro, el resultado no se hizo esperar y el aparato alcanzó un tamaño considerable, calculo que unos 24 centímetros. La situación era cómica y decidí que dado el interés mostrado por ambas partes podía ayudarles y divertirnos todos un poco.
--Lo hace estupendamente señora, le voy a dar una crema y durante 15 días le aplica a su sobrino 5 veces a la semana, para eso es su madrina y responsable después de su madre.
Ellos no paraban y más parecía que le estaba haciendo una paja al muchacho que otra cosa, con el consiguiente regocijo por ambas partes. Decidí pasar a la acción.
--Para asegurarnos de que no hay ninguna infección vamos a realizar un análisis de semen, si me permite señora vamos a dejar al muchacho solo, le ponemos este biombo delante y espere… Usted un momento al otro lado. Dije yo colocando las cosas y viendo la cara de decepción que ponían los dos. Ella con las cara enrojecida y bastante excitada como se veía por los pezones marcados en el vestido, paso al otro lado.
--A ver Luís, vamos a extraer una muestra de semen, para ello tú mismo te la vas a cascar y cuando estés a punto me avisas y te traigo un bote de plástico, ¿De acuerdo?.
--Pero Doctor, así en frio no sé si podré.
--Pero bueno sinvergüenza si te lo hace tu Tía seguro que si ¿No?
--Hombre, está un bueno… ¿No?
--Bueno, vamos hacer una cosa, si vieras a tu Tía en pelotas seguro que lo tendrías fácil si o no.
--¡Sería perfecto!... pero como lo va hacer.
--Yo convenzo a tu Tía y tu miras por entre el biombo, cuando estés a punto me llamas y te traigo el bote ¿Estás de acuerdo?
--¡OK, Doctor! recuerde que le debo una.
Y dejando al pillo de Luisito me voy hacia su Tía que estaba sentada delante de mi mesa. La verdad es que estaba un rato buena y con idea que se me había ocurrido la podía disfrutar.
--Señora.
--Amelia Doctor, para servir a Dios y a usted.
--Mire, su sobrino está intentando masturbarse para poder extraer el semen y poder hacer los análisis pero parece que así en frió no lo consigue.
--Pero Doctor… perdone que le corte, ¿Usted cree que, que es normal Luisito?, porque el tamaño de la po.... quiero decir del pene, es tan grande... mi marido apenas lo tiene a la mitad del chico.
El interés por la polla del muchacho era evidente.
--Tranquila Amelia es completamente normal, usted lo ha comprobado que reaccionaba con normalidad.
--Ya, ya y que normalidad.
--Como le decía, he pensado como puede ayudarle a su sobrino.
--Dígame estoy en sus manos.
--Mire si usted se desnudara seguro que le haría más fácil realizar la operación, él desde atrás del biombo la puede observar y en un momento lo conseguimos que no es fácil.
--Pero así en frió, como si fuera un espectáculo.
--No mujer, usted simula que está preocupada por unos bultos en el pecho y realizamos. -Una exploración aquí mismo.
--De acuerdo Doctor, todo sea por la salud de Luisito. -Mientras me acercaba a la mesa ella en voz alta me dijo.
--Hay Doctor ya que estoy aquí, ¿Podría mirarme unos bultitos que me parece que tengo en los pechos?
--Por supuesto Amelia, vaya desnudándose y aquí mismo realizamos la exploración.
La Tía de Luisito comenzó a quitarse el suéter y la falda y apareció ante mí una hembra de bandera, enfundada en una ropa interior que apenas la podía contener la exuberancia de carne. Después se soltó el sujetador y tenía ante mí un par de enormes tetas de considerable tamaño como imaginaba, que invitaban a comérselas.
--A ver Amelia colóquese aquí por favor. -De espaldas al biombo. --Y observamos los pechos.
--Doctor mi sobrino estará viéndome el culo porque con la tanguita que me he puesto hoy.
--De eso se trata mujer de ayudar al muchacho.
Mientras, le iba sobando los pechos, de abajo arriba, juntándolo y acariciándolos con mucho cariño especialmente los pezones que estaban como dos fresones, grandes y esponjosos. Asunción sonreía y abría la boca y de vez en cuando cerraba los ojos, signo de que le estaba gustando las maniobras.
--¿Cómo va eso Luisito?
--Muy bien señor Doctor.
No me extrañaba viendo a su Tía de espaldas apenas cubierta, que digo cubierta, casi desnuda por que el tanga de color fucsia que apenas se apreciaba entre los cachetes del culo.
--Lo estamos ¡Uuuuuf! haciendo bien ¿Verdad Doctor?
--Estupendamente, seguro que su sobrino se lo agradecerá, y ahora si me permite desee la vuelta y yo desde atrás continuo la exploración.
La señora se colocó mirando el biombo y por supuesto siendo observada por su sobrino ahora por delante, el doctor se puso muy cerca detrás de ella y pasando las manos por delante le sobaba las tetas esta vez a la vista del muchacho. A la vez se pegó literalmente al culo de ella que notó claramente el paquete del doctor, de considerable tamaño ya, que se restregaba suavemente.
--¿Cómo va eso Luisito, vas acabando? -dijo levantando la voz.
--Mucho mejor Doctor, enseguida lo conseguiré.
--Su sobrino es que tiene dificultades, pero con paciencia seguro que lo consigue.- decía sin dejar de acariciar los pechos apreciando su dureza y tamaño y encajando mi polla entre las nalgas de la señora.
--¡Haaaaaaaaaayyyyyy doctor! lo hacemos estupendamente verdad. -Comentaba la paciente. --¡Uuhhhhhhhhhhhhh¡ Además le estoy notando que a usted no le desagrada precisamente el reconocimiento verdad, porque eso que tiene usted ahí parece que está vivo.
Comentó Amelia empujando el culo para atrás y moviendo en rotación el mismo.
--Mujer, uno no es de piedra, y como estamos actuando y no es una cuestión profesional, en fin todo sea por la salud de su sobrino. Si le digo la verdad usted está estupenda y tiene unos pechos que ya quisieran.
--Por favor doctor que amable es usted, ¡Uuuuuuuuhhh¡ Si supiera el poco caso que le hace mi marido, y usted tiene unas manos tan cálidas y tan grandes ¡Uuuuuuuuuhhhh¡, que me alegró mucho de poder colaborar…. no sabe cuánto me alegro... por favor apriete así... así, así en los pezones, sigua... sigua Doctor, me estoy poniendo tan nerviosa... ¡Haaaayyyyy!... Doc... tor... con... ti... nu... e, no pa... re... ¡Uuuuuuhhhhhhhhhh!
Amelia temblando como una hoja había tenido un orgasmo de campeonato, ahora era la mía.
--Tranquila mujer usted siga así que lo hace muy bien y si me permite. -Dije yo cogiendo su mano derecha y dirigiéndola a ni bragueta le comenté al oído.
--Por favor sería tan amable de acariciarme un poco, porque con tanta maniobra por su sobrino estoy también... nervioso.
--Por supuesto Doctor es un placer ayudarle. -Y sin pensarlo 2 veces empezó a apretar y acariciarme la polla que estaba en plena acción por encima del pijama.
En ese momento el pícaro de su sobrino, del cual casi ni me acordaba, desde detrás del biombo dijo.
--¡Doctor! ¡Doctor! que ya estoy.
Vaya que casualidad el muchachito, ahora que estaba en plena faena, en fin manos a la obra, pensé yo
--Amelia, vamos rápido. -le dijo yo soltándola.
--Pero Doctor un momento que me vista y le ayudo
--No hay tiempo señora, acompáñeme así, no tiene importancia que esté sin vestir.
Pasamos los dos al otro lado del biombo y Luisito estaba tumbado sentado en la camilla sosteniéndose una polla de considerable tamaño,
--¡¡¡Oh Luisito, pero que grande la tienes!!!... ¿No será malo Doctor? -Me dice ella con cara sorprendida junto a la camilla donde se encontraba el sobrino.
La verdad es que la pareja, ella prácticamente desnuda con los dos pechos al aire, los pezones endurecidos y la cara sonrojada, y él sentado en la camilla con una polla de por lo menos 24 centímetros en plena erección y con una sonrisa de satisfacción...
--No mujer usted tranquila, por favor ayúdele mientras busco un frasco en el armario.
Ella toda dispuesta cogió el instrumentos del sobrino y empezó a sobarlo suavemente con una cara de sorpresa y satisfacción a la vez.
--Luisito por favor, me estas tocando el culo, pero que travieso eres.
--Déjelo señora le ayudará para acabar más pronto. -Le decía mientras miraba de reojo como le estaba sobando el culo a su Tía y dejaba que ella le hiciera una paja con entusiasmo a la vez.
Me demoré un poco en buscar en el armario para ver como reaccionaban, el pillo del muchacho estaba aguantándose la corrida mientras se aprovechaba de su Tía, que parecía muy satisfecha por el sofoco de la cara y los suspiros que emitía.
--Huuuuuyyyyy, Lui… si... to esos deditos... traviesos, no to... ques ahí... huuuuuuuuuy, no sigas.
El muchacho le había apartado la tirita del tanga y estaba acariciando con total libertad sus acogedores agujeritos, y creo que tenía bastante habilidad porque su Tía cerraba los ojos y tiraba el culo para atrás, colaborando con emoción. La verdad es que estaban un poco ajenos a mí, y yo estaba a cien por hora con tanta maniobra.
--Aquí tenemos el botecito señora, en cuanto eyacule el muchacho introducimos el líquido y ya está. -El espectáculo era excitante ver a los dos maniobrando con cara de que aquí no pasa nada y pensaba yo como podría participar de alguna forma cuando sonó el teléfono.
--Disculpen un momento voy a ver que será una llamada urgente.
Vaya, con tanta interrupción me estaba cabreando un poquito pensé; Me acerqué a mi mesa y mientras escuchaba a la enfermera comentándome cuestiones de la clínica estirándome un poco podía ver de perfil a Asunción; Gloriosa visión con el culo cada vez más en pompa y con una mano – la del sobrino -, maniobrando entre sus piernas, lo mejor era el diálogo que escuchaba, porque este captaba más mi atención que los comentarios de la enfermera.
--Haaaaayyyyyyyyyyy, Luisito, esos deditos... No, ahí no... Qué bueno, si... Gue, si…Gue... Ahí sí... Si...
--Va, Tía se buena, dale un besito solamente, si no, no podré acabar.
-Ni hablar, e... Res un pillo... Pero que grande la tienes Dios mío, y... No chiquillo no… No toques ahí... En el culito no, que me vuelvo loca… No sigas, ¡Ooooooooohhhhhhh!… Ahí, ¡Uuuuuuuuuuyyyyyyyy! me voy... Me voy, ¡HAAAAAAAYYYYYYY!...
Estos dos divirtiéndose, y yo escuchando a la vez a mi enfermera, menudo día llevo, en fin. Cuando colgué me acerqué detrás del biombo y ahí estaba la señora terminando de recoger con cuidado toda la corrida del muchacho y los dos con cara de satisfacción.
--Bueno, por fin has acabado, que trabajo nos has dado, anda pásate al cuarto de baño y arréglate un momento, Usted pase que la acompaño a vestirse.
--Que amable Doctor, es usted muy eficiente.
Mientras se vestía, le ayudaba y le comentaba el tratamiento y de paso le apretaba una nalga o le acariciaba una teta, en fin algo es algo.
--Señora, le doy esta crema y 4 veces a la semana como le comenté anteriormente se la pone que le suavizará lo que es el capullar y en unos días habremos solucionado el problema, ha sido usted una gran colaboradora de verdad.
--Muy amable Doctor ha sido un placer colaborar, ya me ocuparé yo personalmente de Luisito, que mi hermana siempre está muy ocupada y como mi marido está siempre fuera toda la semana por su trabajo tengo tiempo de hacerlo.
--No lo dudo que lo hará muy profesionalmente, ya me contarán como les ha ido en unos días, les dije yo acompañándolos a la puerta y de paso dándole un cariñoso apretoncito al culo de la señora.
--Por favor enfermera ahora le aviso cuando pasa el siguiente. -Le decía cerrando la puerta, mientras tanto necesito hacerme una paja con el calentón que llevo, esta vez no ha sido lo que hubiera querido pero bueno ya pillaré a la señora pronto.
Continuara…