El es medio quedao.

Disculpen soy Corredora de Bienes Raíces, por lo que me encontraba visitando una pequeña finca de unas diez hectáreas, con el fin de evaluarla para ofrecerla a la venta. Doña María la dueña de la propiedad después de llegar a un acuerdo con ella, cuando le dije que deseaba recorrer la finca a pie para darme una idea de lo que estaba por vender, se excusó diciéndome. Mire señora, si usted quiere, llamo a mi hija o a mi hijo o mejor aún le digo a los dos, para que la acompañen, yo voy ahora saliendo para misa, y de paso me duelen mucho los huesos para estar caminando por esos terrenos.
Con semejante explicación, ni modo que le fuera a exigir que me acompañase, además su hija y su hijo me iban acompañar a recorrer la finca. Además yo tampoco tenía muchas ganas de caminar por esos montes, ya que ni tan siquiera estaba adecuadamente vestida, en realidad, fui a entrevistarme con la señora y recoger su firma, porque mi socia a último momento llamó, y me pidió que me hiciera cargo. Como les dije, ni tan siquiera estaba adecuadamente vestida, ya que estaba usando una minifalda muy corta, que dejaba casi todos mis muslos al aire, zapatos de tacón, y una ligera blusa semitransparente, es que esa tarde me iba a encontrar con mi novio. Por suerte en mi auto cargo unas zapatillas de goma, que me las puse para poder caminar cómodamente por todo el terreno.

Al poco rato de cambiarme los zapatos, llegaron los hijos de la señora, Jennifer y Joel, unos chicos de unos diecinueve o veinte años. La Jennifer escuchando I Pot, pegados a sus oídos, y el Joel con cara de medio tonto. Comenzamos a caminar y fue Jennifer quien me preguntó si deseaba ver la cueva, de la que sale la fuente que llena el pozo de agua. Pensé quizás sea algo que vale la pena destacar cuando ponga a la venta estos terrenos. Por lo que le respondí que sí. En el trayecto si me di cuenta de que el tal Joel, no hablaba, pero si tenía una manera muy rara de ver a su hermana. Y la tal Jennifer que andaba apenas vestida con un pequeño y muy corto pantalón, que si mucho esfuerzo dejaba que se le vieran gran parte de sus nalgas, además estaba usando una camisilla, seguramente de su hermano que de igual manera dejaba que se vieran fácilmente sus juveniles y parados seños. Mientras que el Joel, andaba únicamente con pantalón tipo bermuda, sin más nada puesto.

Caminamos como unos quince o veinte minutos, y también me di cuenta de que el tal Joel, también tenía mucho interés en mis muslos. Lo que en parte me causaba algo de incomodidad, no por nada en particular, sino más bien por la manera en que se me quedaba viendo las nalgas, sin disimular, sin ningún tipo de pudor o vergüenza. Fue cuando Jennifer acercándose a mi me dijo. No se preocupe señora, lo que pasa que él es medio quedao, yo en ese momento no le di mayor importancia al tal Joel, hasta que llegamos a la tal cueva, realmente se trata de una gran roca, por la que por un lado en efecto salía un chorro de agua, la cual al caer había formado una poza de mediano tamaño.

Apenas llegamos Jennifer, se tiró al agua, seguida de cerca por su hermano, mientras que yo los observaba desde la orilla que jugaban como si fueran niños pequeños. Fue la misma chica la que me invitó a meterme al agua, y aunque no andaba vestida apropiadamente, pensé que con meter mis pies dentro no pasaría nada. Lo que yo no contaba era que el fondo se encontraba algo baboso y apenas me quedé parada, di un tremendo resbalón, cayendo con todo y ropa completamente dentro de la posa.

Yo estuve a punto de ponerme a gritar de la rabia que me dio, pero como Jennifer y su hermano se comenzaron a reír, al mismo tiempo que él introducía una de sus manos por debajo de la camisilla que usaba su hermana, agarrándole descaradamente uno de sus senos a la joven, la que al parecer para nada le molestaba lo que su hermano le hacía, mientras que yo me les quedé viendo algo asombrada y al mismo tiempo que al igual que ellos dos también me reía de lo que me había pasado.

Como si fuera la cosa más natural del mundo, Jennifer se desprendió de toda su ropa, al igual que su hermano Joel, fue cuando vi el tremendo armatoste que le colgaba al joven entre sus piernas. Ambos de inmediato, en medio de la posa, sin parecer importarles mucho mi presencia, comenzaron a besarse acaloradamente frente a mí, yo me quedé boquiabierta observándolos, tirada en la orilla con mis piernas bien abiertas, de momento Jennifer se me quedó viendo, y me hizo señas de que me acercase, a lo que yo no sé por qué lo hice, ya metida en el agua, ella me ayudó a desprenderme de mi blusa, mientras que yo misma me fui quitando la falda y mis pantis para quedar igual de desnuda que ellos dos.

Joel se me quedó viendo mi depilado coño, y su manera de mirarme definitivamente había cambiado, ya no parecía para nada un quedado, en sus ojos podía ver la agradable malicia del hombre que está bien consciente de lo que quiere. Los tres dentro de la posa nos dedicamos a besarnos, acariciarnos y a tocarnos mutuamente, yo en cierto momento agarré el grueso y largo instrumento del jovencito, con unas ganas locas de enterrarlo dentro de mi coño. Pero su hermana en cierta manera se le adelantó, al colocar su rostro frente a mi vulva y con su lengua comenzar a lamerla intensamente.

En cierto momento los tres formamos, un solo cuerpo, vi como Joel colocándose tras de Jennifer enterraba su miembro en el coño de su hermana, y como ella sin dejar de mamar mi coño, se retorcía del placer. Yo tirada en la orilla de la posa con mis piernas bien abierta, disfruté intensamente de la deliciosa mamada que la chica me estaba dando. Después de un largo rato que disfruté de un clímax sin igual, Joel sacó su verga del cuerpo de su hermana, y sin misericordia alguna la enterró completamente dentro de mi vulva. Al tiempo que fue Jennifer que me colocó su coño frente a mi boca para que yo continuase mamándoselo, de la misma forma y manera en que ella me mamó mi coño.

En par de ocasiones volvimos a cambiar de posiciones, y cuando no era que Joel me enterraba su tremenda verga dentro de mi coño, su hermana si no me estaba mamando mi vulva enterraba su mano por completo dentro de mis piernas, arrancándome profundos gemidos de placer. De la misma manera que yo también se los arrancaba a ella cuando le mamaba su vulva. Por un muy largo rato los tres permanecimos jugando dentro de la posa, hasta que yo no pude aguantar más y no sé de donde se me ocurrió, ofrecerle mi culo al tremendo vergón de Joel.

Lo cierto es que apenas coloqué mis nalgas al aire, y separándolas con mis propias manos, al sentir su colorado glande abriéndose paso dentro de mi culo, me arrepentí, por el fuerte dolor que sentí. Pero ya era muy tarde como para pedirle que desistiera, ya que me apretó con fuerza contra su cuerpo, y a pesar de que le pedí que me lo sacase, con mayor fuerza me penetró. Si eso me causó un fuerte dolor, el placer que luego comencé a sentir fue muchísimo mayor, al grado que yo restregaba mi culo contra su cuerpo, buscando sentir más y más dentro de mi toda su gruesa y larga verga. Mientras que su hermana sádicamente me mordisqueaba mis pezones, y con sus dedos golpeaba una y otra vez mi clítoris.

En mi vida he sentido una infinidad de tremendos orgasmos, pero como los que Joel y su hermana me arrancaron en esos momentos, jamás. Los tres nos quedamos tirados en la orilla de la posa por un largo rato, yo con mi culo bien abierto, pero tremendamente satisfecha, al grado que sin que él me lo pidiera o insinuase, me dediqué a mamar su gruesa verga, hasta que lo hice acabar nuevamente, tragándome el resto de su semen.

Después de eso a duras penas me vestí, y caminando algo espatarrada, y con un ligero dolor en mi culo regresamos a la casa de ellos, su madre se sorprendió al verme completamente sucia y mojada, le explique que me resbalé en la posa, pero además le dije también que ya no se preocupase por la venta de la finca, que yo misma se la compraría. Como en efecto hice, pero con la condición de que no se mudasen inmediatamente, ni Joel ni Jennifer…