Yo nunca había asistido a una fiesta en el campo, es más la mayoría de los que estábamos presentes éramos de ciudad, pero uno de nuestros compañeros de clase, convenció a su viejo para que celebrásemos la graduación en su hacienda. Ignorando que esa noche terminaría dejandome clavar más de una verga dentro de mi coño.
Relato
Disculpen ustedes, mi nombre es María y lo que me pasó en la fiesta ha cambiado totalmente mi vida. Pero antes de entrar en detalles, les contaré desde un principio, me negué a beber, nada que no supiera yo de donde procedía, ya que a una prima mía según nos dijo, tras emborracharla, la violaron varios de sus compañeros de clase.
Cosa que yo no iba a permitir que me sucediera, o por lo menos esa era mi manera de pensar. Durante gran parte de la fiesta, mis compañeros y yo nos divertimos sanamente, hasta que una de las chicas, nos ofreció unas pastillitas, y que para pasarla mejor. Lo cierto es que desde que mis amigas y yo nos las tomamos. Las que no habíamos bebido ni gota de nada, comenzamos a beber cerveza como unas desesperadas.
Al rato vi a una de mis amigas, que iba acompañada de dos chicos, dejándose tocar por todas partes, como si fuera una puta cualquiera, lo que lejos de molestarnos al resto de nosotras, nos produjo mucha gracia. Así que comenzamos a bailar, con cuanto chico se nos acercaba, hasta que una de las chicas inventó un juego, en el que participamos todas. La idea era dejarnos besar por algún chico, y al primero que se le parase perdía. Ha que como sabíamos si se le llegaba a parar, fácil. Mientras una pareja se besaba, el resto observaba si le crecía el bulto dentro del pantalón. Ha y si había alguna duda, alguna de las chicas colocaba su mano sobre esa área, y decía si el chico había perdido o ganado.
Lo cierto es que la gran mayoría de los chicos, perdieron de inmediato. Luego entre la cerveza y la jodedera, a otra de mis compañeras se le ocurrió otro juego, y era hacer dos círculos, uno dentro del otro, uno de chicos y el otro de chicas, la idea era que nosotras perreábamos, restregando nuestras nalgas contra el cuerpo de ellos, y lo mismo, al primero que se le paraba perdía. Y con la música de fondo comenzamos.
Pero como el juego resultó ser más divertido, de momento una de las chicas, quitándose sus pantis, propuso que hiciéramos lo mismo. En ese instante, a mi me pareció simplemente un juego, por lo que cuando vi que el resto de mis compañeras se quitaron las pantis, sin pensarlo mucho las imité. Y aunque teníamos nuestras faldas puestas, en esos momentos me pareció la cosa más divertida del mundo.
Así que restregando parte de nuestras nalgas, y coños, contra los cuerpos de nuestros, compañeros de clase seguimos divirtiéndonos, hasta no se a quien se le ocurrió decir que no sabíamos si los chicos estaba haciendo trampa, porque sus pantalones no nos dejaba ver si sus verga se paraban. Y zas, que uno de ellos se ha quitado el pantalón y su interior, siendo imitado de inmediato por el resto.
Pero el juego ahora había cambiado, nosotras nos quedábamos fijas en un solo sitio moviendo nuestras nalgas, y restregándoselas contra las vergas de ellos, y ellos cada cierto rato debían moverse a la siguiente muchacha. Claro que a todas estas seguimos bebiendo cerveza, y tragándonos una que otra de las pastillas que nuestra amiga nos daba. La idea del juego era al principio, que perdía el chico al que no se le parase. Pero a medida que el juego fue poniéndose mejor, alguien propuso que dejásemos que nos metieran la cabecita, como si esa cosa tuviera cuello, y que perdía el primero que se viniera.
Yo en lugar de retirarme como hizo una de mis amigas, como el resto de mis amigas me quedé dejando que me metieran la cabecita. Lo cierto es que a medida que continuó el juego, por lo menos yo procuraba mover bien duro mis caderas, con el fin de hacerlos venirse lo más pronto posible. En medio del jueguito perdí la cuenta de cuantas vergas me enterraron por el coño. Lo que si se es que varios de mis compañeros, hice que se vinieran dentro de mí.
Hoy en día, al igual que la gran mayoría de mis amigas que participaron junto conmigo en ese juego, somos madres solteras, de un hijo del que desconocemos, a ciencia cierta quién es su padre. Mis padres ante la indignación, me votaron de casa, y actualmente me tengo que dedicar a putear para mantenernos a mi hijo y a mí.
EL ESPOSO DE LETICIA ESTABA FUERA DE LA CIUDAD LO QUE APROVECHAMOS PARA FORNICARLA TODA AQUELLA NOCHE, LE DIMOS POR ELCULO BAÑANDOLE EL ROSTRO DE ESPERMA.
Relato erótico enviado por Anonymous el 28 de October de 2008 a las 00:14:11 - Relato porno leído 98142 veces