Ese es un viejo dicho, que cuando lo escuché por primera vez, realmente lo tomé de manera muy literal, daba por sentado que el tratar, o sea trabajar con animales, era algo sumamente malo. Por lo que cuando después de graduarme en Administración de Empresas, y después de mucho buscar trabajo, finalmente conseguí uno, como administradora de una empresa, que se dedica a la crianza de diversos animales. Me dije a mi misma, Yury que bajo has caído.
Relato
Aunque después me di cuenta de que realmente la paga es bastante buena, y poco a poco, paso a paso, fui agarrándole un especial aprecio a mi trabajo. Sobre todo cuando me di cuenta, de que el dicho no se refería a los animales de cuatro patas, sino más bien a los de dos. O sea a los hombres, y en mi caso particular a mi ex novio. Ya que el muy bruto, aparte de celarme hasta de mi propia sombra, y sé que suena exagerado, no quería que yo trabajase, imagínense ustedes, después de haber estudiado tanto, el muy desgraciado, lo único que quería de mí, era que yo me pusiera a parir, como una coneja.
Digo si él hubiera sido millonario, entiendo eso, pero apenas, y gana menos de la mitad de lo que yo me gano, y eso sin contar con los beneficios marginales, con los que cuento, y los que he ido descubriendo. Así que un día que se puso bien sangrón, como dicen los mexicanos. Lo mandé a volar, sin ser pájaro. Al principio no les voy a negar, que comenzó hacerme falta, y más que todo, por la manera tan bruta y salvaje en que teníamos relaciones.
Pero al pasar los días, supervisando a un par de empleadas, por curiosidad, las escuché chismeando, diciéndole una a la otra, la buena verga que se gastaba el negro. Y no es que yo sea curiosa, pero haciéndome la tonta, las seguí escuchando, y sobre todo preguntándome a quién demonios se referían. Ya que por lo que ambas decían, el tipo era poco menos que un verdadero semental, ya que una de ellas, le aseguró a la otra, que en par de ocasiones había dejado que el condenado negro se lo metiera. Lo que más me sorprendió, fue el saber que había sido, en las mismas instalaciones de la empresa, en el área de los establos.
Desde luego, que no les dije nada. Pero si me dediqué, como quien dice, en cuerpo, y alma en descubrir a la empleada esa, y a su amante el negro, en plena faena. Por lo que un día en que la vi actuando de manera algo sospechosa, sin que se diera cuenta la seguí. Bajo mi cargo tengo a un gran número de personas, y yo misma me decía, que no puedo permitirles el lujo de que agarrasen las facilidades de la empresa como si fuera un motel. Eso sin contar el tiempo que dejaban de trabajar, y como si eso fuera poco, como eso a su vez, se podía llegar a reflejar en una apreciable disminución de la producción, y por ende en las también de las ganancias.
Así que de la manera más discreta posible, le di seguimiento a dicha empleada, y tras descubrir que se ocultaba en la zona de los establos, cuál no sería mi gran sorpresa al encontrarla, completamente desnuda, recostada boca abajo sobre un banco de madera, y siendo penetrada, por uno de nuestros sementales más valiosos, un pequeño poni, que de negro no tenía nada, excepto una gran mancha negra a todo lo largo de su miembro, por lo que se veía de color negro. Yo no salía de mi asombro, y sin que ella se diera cuenta de mi presencia, observé detenidamente como ella no tan solo se encontraba desnuda, y recostada boca abajo sobre el banco de madera, sino que también vi con toda claridad, como el largo y grueso miembro negro de ese caballito, al parecer se abría paso dentro del peludo coño de la empleada. Al tiempo, que ella le iba diciendo, lo sabrosa que era su verga.
Yo la verdad no supe que hacer, si interrumpirlos, o continuar observando, como ella disfrutaba como una verdadera loca, de lo que el pequeño caballo le estaba haciendo a su coño. Decidí quedarme observando, no podía dar crédito a los que mis ojos, veían, y lo que mis oídos escuchaban. Ella definitivamente estaba súper excitada, excitación que en buena parte, me la contagió a mí. Ya que al mismo tiempo que, veía como el pequeño caballo la montaba a ella, colocando sus pequeñas patas delanteras, prácticamente sobre los hombros de la empleada, como su negra verga entraba, y salía una y otra vez del coño de ella. Yo casi de manera inconsciente, me llevé una de mis manos bajo mi falda, y tras introducir mis dedos dentro de mis pantis, comencé a masajear sabrosamente mi clítoris.
En cosa de muy pocos segundos, disfruté de un tremendo orgasmo, como cosa extremadamente rara en mí. Eso fue que apenas me toqué, bastó para que al mismo tiempo que observara a la empleada dejándose clavar por el poni, yo disfrutase de un increíble clímax. Apenas y tuve fuerzas, para salir de los establos, y me preguntaba a mí misma, si alguien más me podía haber visto. Por lo que de la manera más rápida posible, me dirigí al cuarto de baño de mi oficina, y tras lavarme tanto las manos como mi caliente coño, procuré no seguir pensando en lo que había visto.
Pero ya saben, basta que una no quiera pensar en algo, para que en todo momento, lo tengas presente en tu mente. Esa noche sola en casa, no dejé no tan solo de pensar en lo que había visto, sino que para colmo, me puse a soñar despierta, con llegar hacer lo mismo que la empleada estaba haciendo, y algo más. Ya que no tan solo fantasee en hacerlo con el mismo poni, sino también con alguno que otro perro de raza, que se encuentran bajo el cuidado de la empresa, para la que trabajo. Así como también, con otros animales bajo nuestro cuido.
Al día siguiente, estuve a punto de llegar a despedir a esa empleada, pero a último momento no lo hice, no porque precisamente yo sea un alma de Dios, sino más bien por curiosidad, ya que aparte del poni, también tenemos varios pura sangre, así como otros animales, y tenía curiosidad por saber, de qué otros animales, mi empleada se dejaba penetrar. Por lo que cuando se presentó a mi oficina, le dije que la había nombrado encargada de los establos. La cara de felicidad que puso, fue increíble, además eso conlleva un sustancial aumento en su salario.
Durante varias semanas, y sin que ella nunca lo supiera, dejé instaladas unas pequeñas y muy discretas cámaras, en los establos, así como en las jaulas principales. Si la chica, lo mismo que hizo con el poni, lo hizo como con otros animales, como carneros, perros, y hasta con un cerdo. Por lo que yo no dejaba de soñar despierta, con lo que ocasionalmente veía, hasta que un viernes en la tarde, tomé la decisión de hacer algo, ya que como de costumbre me toca revisar, y cerrar las instalaciones, estaría completamente sola.
Pero ese tarde, luego que en varias ocasiones, comprobé que me encontraba completamente sola, resuelta a satisfacer mi curiosidad, me dirigí a los establos. Había un gran silencio, aunque ocasionalmente escuchaba el relincho de alguno de los caballos. De manera calmada, abrí la jaula del pequeño poni, y él tras verme pareció ponerse algo nervioso, me di cuenta de que el banco que usaba la chica, se encontraba fuera, y lo traje hasta dentro de la jaula. Y de inmediato, la conducta del pequeño caballo, cambió.
Definitivamente estaba mucho más dócil, y cuando yo comencé a quitarme la ropa, observé como su negro miembro poco a poco fue apareciendo. Ya desnuda del todo, me recosté boca abajo sobre el banco, y manteniendo mis piernas abiertas, me quedé esperando. En cosa de segundos, el pequeño, se colocó tras de mí, y de inmediato no sé como lo hizo precisamente, pero ya tenía sus pequeñas patas por encima de mis hombros. Sentí su caliente miembro golpeando mis nalgas, y aunque el temor de que me fuera a penetrar por el culo, estuvo presente en mi mente. Nada más me bastó levantar algo mis nalgas y mi coño, para facilitarle al pequeño potro, que me penetrase fácilmente. Yo me encontraba sumamente súper excitada, mi coño lo tenía súper mojado, y caliente. Y cuando la verga del pequeño caballito me entró, escuché un fuerte relincho de él. Y casi de inmediato los otros animales comenzaron hacer ruido. A pesar de del ruido, y de mi gran excitación, comencé a disfrutar profundamente de la verga de ese pequeño equino.
No lo podía creer, me encontraba completamente desnuda, dejándome ser penetrada divinamente por un animal. Esa noche no tan solo dejé que el poni, me hiciera inmensamente feliz, sino que quizás por estar de ociosa, una vez que terminó conmigo, y descargó su chorro de caliente semen dentro de mi coño, a los pocos momentos me tiré sobre la paja de la jaula, y al principio me dediqué a lamer todo su vástago, para luego con mucha precaución comenzara chupárselo, y mamárselo, al punto que al poco rato descargó otro gran chorro de su semen sobre mí boca, rostro y gran parte de mis tetas.
Les diré que del poni, a las siguientes semanas, pasé a mantener sexo, con un perro de raza pastor alemán, que me dejó loca y sin idea de lo mucho que me hizo disfrutar. Poco a poco, he ido conociendo o mejor dicho disfrutando de los distintos animales bajo nuestro cargo, incluso algo que en cierto momento me pareció sumamente repulsivo, como fue el ver a mi empleada dejándose montar por el cerdo, yo también finalmente hice.
Aunque al poni, no he dejado de usarlo, me he dado cuenta de que me inclino más a mantener sexo, con los perros, que con cualquier otro animal. Quizás sea porque se abotonan, y disfruto mucho más. Pero algo que no me esperaba sucedió. Yo estaba ya tan y tan confiada en lo que hacía, y como lo hacía, que un viernes no revisé de manera apropiada todas las instalaciones. Cual no fue mi sorpresa, casualmente cuando me encontraba siendo follada por uno de los grandes perros, completamente desnuda, y comportándome prácticamente como una verdadera perra. Cuando fui sorprendida por la misma empleada, a la que yo había espiado.
Ella se me quedó viendo, con la boca abierta, y de inmediato, me dijo. Ya sabía yo, que alguien más estaba haciéndolo con los animales. Y antes de que yo pudiera decir algo en defensa mía, ella se ha quitado toda la ropa, y mientras el perro me tenía bien clavada por el coño, ella colocó el suyo frente a mí boca, por lo que en lugar de ponerme hacer alegaciones, que ni yo misma me las hubiera creído, me dediqué a mamarle todo su peludo coño a ella. Así que tanto ella como yo, seguimos disfrutando, tanto de los animales bajo nuestro cuidado, como ella de mí y yo de ella.
mi mama salio de la casa temprano y quise entrar al perro para que me acompañara, pero lo que hizo adentro fue mas de lo que imagine, me descuide y me follo.
Relato erótico enviado por judagimazo1 el 05 de February de 2014 a las 15:59:48 - Relato porno leído 507766 veces
Yo inmovilizada mientas el cochino se acercó con su verga erecta y como tenia falda y a pesar calzones rotos no se le dificulto y de inmediato me metió su verga en mi vaginita y como ya se imaginaran el tamaño de su verga, sentí que me partieron mi vagina con todo y mis piernas.
Relato erótico enviado por Anonymous el 15 de June de 2009 a las 01:10:29 - Relato porno leído 193456 veces
hola amigos lectores de este espacio virtual mi historia trata de una vez que tube una aventura casi pecaminosa para mi, con mi perro este espacio me parece un lugar ideal y recomfortante para desaogarme o simplenemte contarlo imvito a que ustedes tambien hagan lo mismo lo comprobaran.
Relato erótico enviado por maryorit el 06 de February de 2006 a las 10:42:04 - Relato porno leído 177953 veces
Si te ha gustado El peor mal de los males, es tratar con animales… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar El peor mal de los males, es tratar con animales….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:40) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:19) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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