Un amigo estaba de forma permanente al acecho de mi esposa y le hacía proposiciones que al decir de ella , las rechazaba . Pero lo cierto es que las deseaba y un día me confesó estar coladita y deseosa.
Aquello fue un revulsivo y mi pensamiento volaba por verla entre los brazos del amigo.
Hasta que pasó.
Relato
El asunto iba tomando forma porque entre ellos estaban tramando la forma y momento del inicio .
Estaba informado y desconcertado por saber realmente si mis fantasías de cornudo me satisfacían o por el contrario aquello acababa con mi matrimonio.
Entre los tres había un pacto de silencio porque su esposa no estab al corriente y eso que era también fantasía recurrente por mi parte para hacer un cuarteto .
Pero no , la puesta en escena era en nuestro hogar en una velada particular que ellos habían preparado.
Yo era el convidado de piedra , podía mirar sin aspavientos e incluso sacar fotos del acto.
Y llegó el día , era fin de semana y la excusa con su esposa estaba hecha.
Pasaría al menos dos noches fuera de su domicilio y el contacto sería por móvil.
Así que nada más llegar ya había preparado una conversación antes de la cena .
Mi papel era difícil de sobrellevar , él es mi amigo casi desde la infancia lo que añade aún más morbo porque entre ellos existe un pequeño lazo de parentesco gracias al cual hacen continuas chanzas , arrimones y pellizcos en mi presencia.
Y el timbre sonó . Venía muy nervioso y yo también.
Ella se había preparado a conciencia , se había comprado lencería nueva y ropa ajustada. Lucía muy bien y estaba totalmente salida.
Los abrazos iniciales se convirtieron en un coqueteo constante donde se notaba la dominación que ejercía sobre ella que estaba absorta y desmelenada por tanto acoso y derribo.
El ausente que era yo , pasmado.
Los refrotones que observaba eran el preludio de una muerte anunciada que se veía venir.
Muchas risas , manos muy sueltas y ella sin dirigirme la mirada desde el inicio que me miró cucando el ojo y pidiéndome calma con las manos .
Los tortolitos en el sofá sentados con picoteo de morros y besos apasionados.
Lentamente la escena transcurría aparentemente habitual pero la procesión iba por dentro .
Cada revolcón era para mi un martirio aunque también es cierto que pensaba para mis adentros que estaba de suerte por tener una hembra hermosa y deseada y la había tenido ya má de veinticinco años conmigo y los buenos ratos en la cama pasados.
Ahora ella era una diosa y a la vez la querida de mi amigo que se la comía con la mirada , con las manos y con su boca.
Mientras iba a por la cena observaba desde la puerta el encoñamiento y la pasión .
Mi pene prieto en su cárcel demandaba un alivio que sólo podía darle con la mano pues ella estaba ocupada en otros menesteres no conyugales sino extraconyugales.
Y disfrutaba de lo lindo incluso parecía perversa por su forma de comportamiento .
Ya en la cena dejaron sus tejemanejes y hablamos de forma algo subida de tono .
El programa lo iban marcando ellos . El amigo tenía propuestas medio compartidas entre los tres y también ratos a solas.
Lo cierto es que la cena fue rápida y fueron directamente al grano.
Sus devaneos por encontrar la mejor postura para dedicarse a su labor dieron sus frutos .
Y deseosos de probar su sexualidad a flor de piel se encaminaron a la cama .
Fui detrás y me bloquearon la puerta .
Pasaron al menos dos horas hasta que salió ella desnuda y con medias negras para darse una ducha y lavarse la vulva chirriada . El amante esperaba pacientemente y le miré su miembro.
Lo habían hecho y seguía empalmado y muy tieso . Su tamaño era formidable y ella me lo confirmó más tarde.
Al salir de la ducha el amigo me dijo , pasa,pasa si es que quieres pero no sufras , los tres lo deseamos y esto debe ser a partir de ahora rutinario.
Había tomado posesión de la casa , de mi mujer y nos mandaba en nuestra propia casa.
Transcurrí los primeros lances tras la ducha y tuve que irme al no poder controlar la eyaculación al verlos dale que te pego sin parar.
Me retiré y no volví .
Aquella noche más de un grito escuché y no era de dolor.
Los tortolitos se levantaron a desayunar y dirigiédose a mi el amigo me dijo que tenía una jaca muy buena y que ahora sería su puta y yo estaría agradecido.
El muy cabrón se permitía licencias que ella reía .
Insinuó que aquella cueva había estado mal trabajada según versión de mi esposa y que todo iba a cambiar.
A partir de ahora se permitía mirar y no tocar . Y poniendo sus manos sobre ella me miraba , la besaba y decía "mira cabrón " y la besaba .
Anduvieron desnudos por la casa y corriendo una tras otro como dos chiquillos.
Lo hicieron todo lo que quisieron y al despedirse me dió una palmadita en la frente y susurró " que no te crezcan mucho ".
Hoy somos esclavos pero estamos satisfechos .