EL ROBA BRAGAS

En la comunidad de vecinos de la calle Aserradero, en una de sus viviendas, viven de alquiler unas bellas y jóvenes muchachas bajo la protección de su casera la señora Margot. Esta señora las protege y cuida como si fueran sus hijas. Limpia, plancha, cocina etc. Estas jóvenes mujeres son todo para la señora Margot. Se desvive por ellas, las mima y las mantiene alejada de hombres aprovechados y con viles intenciones. Nadie puede tocar o herir los sentimientos de sus princesas ya que si no se las verán con la señora Margot.

La señora Margot es una mujer madura, de complexión grande, entradita en carnes o para que engañarnos, rellenita. Aficionada al buen comer, cocina de forma esplendida y siempre tiene escondida una botella de vino de Jerez para darse un homenaje. Tuvo muchos pretendientes a los que ella rechazo, no se fía de ningún hombre,” cuando una se da la vuelta te la juegan “suele decir a sus chicas.
Esa mañana las chicas se quejaron a su protectora y casera, les faltaba ropa interior, varios de sus sujetadores, medias y braguitas habían desparecido. La señora no se podía explicar que había ocurrido. Había lavado y colgado todas las prendas en la cuerda de tender del patio interior y no las había vuelto a ver. Todo quedó en una mera anécdota, podían haberse volado por el viento o alguna vecina cogerlas por equivocación. Transcurrieron varios días hasta que volvió a suceder, nuevamente les faltaba a las chicas prendas interiores, era la segunda vez que ocurría, ya no era casualidad.

Margot pensativa intentaba dar una explicación a este suceso. Habían desaparecido varias braguitas y medias de las chicas pero curiosamente ninguna suya propia. Estaba claro que alguien estaba robando ropa interior y sus prendas más íntimas las descartaba, solo le interesaba las de sus chicas. Estaba claro que se trataba de un pervertido, posiblemente la estaba expiando y al menor descuido se llevaba las braguitas de sus chicas. No podía consentirlo, debía poner solución de forma inmediata, no dejaría que corriese el temor en sus chicas.

Una tarde, la señora Margot sacó al patio de tender, la ropa interior más provocativa que tenían sus chicas. Colocó en la cuerda todas y cada una de las prendas íntimas. La señora muy inteligente colocó un cebo del que no podría resistirse el pervertido. Solo era cuestión de tiempo que intentara robarlas, era todo un manjar para sus ojos. Margot se escondió detrás de la ventana de su casa, se sentó en una silla a esperar que el pececillo mordiese el anzuelo. Estaba segura que el plan funcionaría.

El sol se acaba de ocultar y aprovechando la poca luz que había en el patio una figura salto a su interior. Rápidamente y con sigilo comenzó a coger y guardar la ropa interior colgada sobre la cuerda, no sin antes olisquear las braguitas. Se sentía completamente embriagado por su aroma. Guardó en sus bolsillos las medias y bragas allí colgadas, había conseguido su más preciado trofeo del que disfrutaría en su casa haciendo sabe dios qué.

Una puerta se abrió y apareció la señora Margot pillando infraganti al pervertido. Encendió la luz y con una cámara de fotos comenzó a hacerle fotos, una tras otra. Había descubierto al pervertido, un vecino de la comunidad, nunca había confiado en él, sabía que escondía algo extraño pero no se había imaginado que era un cerdo que se dedicaba a robar las braguitas de sus chicas para tocarse y restregarse con ellas. Había descubierto al cerdo pervertido y además tenía muchas fotos que servirían como prueba. El pervertido estaba realmente jodido.

- Eres un cerdo¡¡¡ , no te da vergüenza ir robando la ropa interior de unas señoritas ? – Le recriminó la señora.

- Lo siento señora pero no pude resistirme, le aseguro que no volveré a hacerlo más – Se intentó defender el pervertido.

- Claro que no volverás a hacerlo más, llamaré a la policía e iras a la cárcel mucho tiempo, todo el mundo sabrá a lo que te dedicas, serás una auténtica vergüenza para todos - La señora le asusto con sus palabras todo cuanto pudo.

- No por favor señora, Eso me arruinaría, no lo haga Por favor- El pervertido estaba casi llorando y suplicando a la señora.

- Haberlo pensado antes, ahora tendrás que se castigado – Margot era implacable y no permitiría que se saliese con la suya.

- Haré lo que usted quiera pero no avise a las autoridades, seguro que existe otra solución- Sus lloros y suplicas continuaron.

- Es posible. Tienes que recibir tu merecido, quizás exista otra solución, yo me encargaré de que no vuelvas a hacerlo, Yo me encargaré de castigarte y asegurarme que no vuelvas a robar- La señora Margot emitió una mueca cruel en su rostro. Estaba segura que iba a divertirse mucho con aquel pelele, tenía muchas ganas de castigar a aquel cerdo, estaba entusiasmada.

El pervertido camino detrás de la señora, ella le había ordenado que pasará al interior de su casa. Le condujo hasta una habitación que había al final del pasillo. Abrió la puerta y le ordenó que entrara a su interior. ¡ Era la habitación de la señora ¡. Una instancia discreta con una cama en el centro, una cómoda con varios cajones y un armario. Cerró la puerta tras de sí y le dio una nueva orden al pervertido:

- Desnúdate por completo y túmbate bocabajo en la cama - . Asustado el hombre obedeció sus instrucciones. Se quitó toda su ropa y se recostó en la cama bocabajo tal como le habían ordenado. La señora Margot se acercó hasta la cama y agarró las manos de aquel hombre tan patético. Colocó las manos a su espalda y de un cajón de la cómoda agarró unas esposas metálicas. Las colocó sobre sus muñecas y las cerró fuertemente, apretando duramente su piel al metal. Su presa soltó una pequeña queja AAUUUUU.

- Cállate estúpido, no quiero volver a oírte o será mucho peor – Margot haciendo caso omiso a sus quejas apretó más las esposas metálicas en sus manos. La llave la guardo en su escote fuera del alcance de aquel mequetrefe.

Agarró los pies de su presa y estos corrieron la misma suerte que sus manos. Rodeó sus tobillos con una cuerda gruesa y resistente y comenzó a atarlos cuidadosamente, al momento quedó atado de pies y manos. Ahora no podía mover ni los pies ni las manos, estaba inmovilizado bocabajo sobre la cama. La señora no satisfecha continuó atando a su presa, colocó un collar grueso de perro al cuello de su captura y lo cerró con la correa y las hebillas. Sacó un pequeño candado de un cajón y lo pasó por la hebilla del collar y por una argolla que había en el cabecero de la cama, de esta forma ató su collar al cabecero impidiendo pudiese moverse, ahora sus movimientos eran totalmente restringidos.

El pervertido intento desatarse pero fue completamente inútil, no había manera, no podía mover las manos esposadas y tampoco sus pies. El collar remataba el trabajo impidiendo cualquier movimiento en la cama. Estaba completamente atado e indefenso sin posibilidad de escapar. Su última posibilidad era gritar y suplicar que le soltará pero ya era demasiado tarde, había accedido a aquel trato con la señora.

- Suéltameeeee, no volveré a hacerlo más – Grito como una niña llorona.

- Claro que no volverás a hacerlo más, yo me encargaré de que así sea – Le recrimino su captora.

La señora Margot contemplo tranquilamente a su presa, sabía que no podría escapar. Ahora era el momento de realizar su venganza y darle una lección que nunca olvidaría.

- Como he podido comprobar te gustan mucho las bragas, te dejaré degustarlas - Margot era consciente que si le dejaba unas braguitas de sus chicas sería todo un majar para aquel cerdo pervertido y las disfrutaría , por tanto debería hacer algo que le sirviera de castigo y no lo disfrutara. Ella se bajó sus braguitas por los tobillos y las agarró con una mano. Las acercó a la cara de su presa para que pudiese observarlas. Este quedo sorprendido y horrorizado al observar aquellas bragas grandes blancas completamente sucias. La parte de adelante estaba con un tono amarillento y la parte trasera con una gran mancha marrón. Eran repugnantes sus bragas ¡¡¡ . La señora las había preparado a conciencia para aquel momento.

La mano izquierda de la señora tapó fuertemente las fosas nasales del estúpido pervertido, lo que provocó que abriese la boca para respirar. Fue el momento en que comenzó a introducir sus bragas en la boca echas un ovillo. Las forzó con sus dedo presionándolas al interior de su boca, en un momento entraron por completo inflando su boca. Era realmente humillante, su boca sabía realmente mal, su boca sabía por completo al culo de la señora. No podía dejar de degustar aquel sabor amargo y fétido en su boca. La señora rodeó su boca con cinta de embalar, dio varias vueltas alrededor de su boca para asegurarse que no podría escupirlas. Ahora estaba amordazado con unas repugnantes bragas en su boca y sin poder articular palabra. Estaba completamente humillado bajo el control de la señora Margot.

Su presa estaba muy asustado, completamente atado y amordazado de aquella forma tan humillante. La señora Margot tranquilamente sin ningún tipo de prisa empezó con sus preparativos, ya que sabía que el cerdo pervertido no tenía escapatoria. En sus manos agarraba unos guantes de piel negros y un cinturón largo de cuero. Se enfundó los guantes en sus manos, la quedaban muy ajustados marcando la palma de su mano y dándola facilidad de movimiento. El cinturón lo dobló por la mitad y lo sujeto por un extremo.

- Ahora vas a recibir tu castigo, voy a azotarte hasta que se te quiten las ganas de robar ropa interior - . La señora estaba dispuesta a cumplir el castigo pactado.

- Llora cuanto quieras que me va a dar igual, voy a darte una lección que no vas a olvidar - . La señora tiró del extremo de su guante para ajustárselo y sujeto firmemente el cinturón.

Un silbido resonó en la habitación seguido de un contundente ZAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSS, su cinturón choco fuertemente contra el trasero del cerdo roba bragas. Un fuerte escozor se apoderó de él , era muy doloroso y sin tiempo para reponerse le siguió otro contundente ZAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS . Un fuerte dolor se apoderó del cerdo roba bragas, tuvo la sensación como si le picaran varias avispas a la vez. La señora no ceso su ritmo, ZAAAAAAAAASSSSSSSS, ZAAAAAAAAASSSSSSSSSS su cinturón se chocaba duramente y de forma continua sobre su culo, cada azote dolía más y más. Su piel comenzó a enrojecerse y a volverse más sensible. Intento escapar pero era imposible, no podía moverse lo mas mínimo. Intento gritar tras cada azote debido al dolor producido pero de su boca no se escuchaba, lo único que conseguía era degustar el repugnante sabor de las bragas sucias de su raptora. La señora Margot volvió a levantar su cinturón y volvió a descargarlo despiadadamente sobre el culo de su presa. ZAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSS ,ZAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSS. Transcurrieron varios minutos y la azotaina se estaba haciendo eterna, las manillas del reloj no avanzaban, su sufrimiento no cesaba, no paraba de recibir azotes, uno tras otro.

La señora Margot se detuvo, por un momento el roba bragas pensó que todo había terminado pero estaba muy equivocado. Se dirigió hacia su armario y agarró una cane fina de madera.

- Esto te enseñará a no volver a robar bragas, vas a recibir un castigo que nunca olvidarás – La señora estaba disfrutando, uno de sus mayores placeres era azotar hombres patéticos y observar cómo se retuercen de dolor sin poder hacer nada para evitarlo.
Se ajustó detenidamente sus guantes de piel sobre sus dedos y agarró fuertemente la vara de madera. Levanto su mano y la dejó descender hasta impactar contra la piel del trasero de su presa. ZAAAAAAAAAAASSSSSSSS , La azotaina se intensificó, esto dolía mucho más, sintió un aguijonazo que le hizo ver las estrellas, sin reponerse comenzó a recibir varazos de la despiadada señora. ZAAAASSSS, ZAAAASSSSSSS su vara se estrellaba una y otra vez produciéndole un fuerte dolor en su trasero, era insufrible pero estaba completamente inmovilizado y no pudo hacer nada para evitarlo salvo aguantar su dolor. Los azotes con su cane continuaron una y otra vez, su piel estaba completamente enrojecida y el leve tacto de una pluma en su trasero hubiera sido suficiente para causarle dolor.

Una leve lágrima resbalaba por la mejilla del patético roba bragas mientras la señora esbozaba una sonrisa perversa. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto azotando a un hombre. La señora se detuvo y respiró exhausta.

- Voy a tomarme un descanso, cuando regrese continuaremos con tu azotaina, te prometo que va a ser una noche muy larga para ti, esto no ha hecho nada más que comenzar - . La señora abandono la habitación riéndose a carcajadas, estaba disfrutando de verdad y no dejaría escapar aquel cerdo tan rápidamente. Su presa quedó inmovilizado y amordazado con la boca completamente seca y degustando el detestable hedor de su mordaza esperando el regreso de su captora para continuar su terrible azotaina.


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