Pablo y Máhia gozan viéndose ambos dárle placer a otros
Relato
Estamos con Máhia en el colectivo, son las 17,30 hs, como siempre repleto a esta hora, era lo que buscábamos, ayer a la noche lo estuvimos planeando, yo estoy parado por la mitad, detrás de una mina de pantalones blancos, ella está sentada en uno de los asientos de uno, tres lugares más atrás, eligió bien el asiento, al lado va parado un muchacho que debe tener cerca de 20 años, los que le gustan a Máhia, yo también elegí bien, la mina tiene un hermoso culo, y cuando pasé ni se corrió. Máhia me mira a mí y al muchacho alternadamente, me sonríe esperando mi aprobación, yo asiento con la cabeza, desde aquí lo único que llego a ver es hasta su cintura, como habíamos acordado se desabrocha la blusa para atraer la atención del pendejo, está sin corpiño y con la mano separa la blusa de su cuerpo para que se le vean los pequeños pechos y la mirada del chico se embolse en sus pezones rosados, luego levanta la vista, él también la mira, primero desorientado, después le sonríe, ella entreabre los labios, sabe que es lo que más me enloquece, como un reflejo me empieza a palpitar la pija, la siento contra el calzoncillo, meto la mano en el bolsillo para agarrarla, un poco para disimular pero más para acomodármela y apoyársela a la mina, sé que Máhia también se debe estar acariciando la concha disimuladamente sobre la pollera corta que lleva puesta, ella sabe que yo estoy al palo, igual que lo debe estar el pendejo, aunque no llego a verlo lo sé porque la mirada de María está dirigida a la bragueta del pibe, esa mirada lasciva que me vuelve loco, debe estar pensando como acomodar el brazo para poder rozársela y que el pibe se atreva a apoyársela en el hombro, lo sé porque la conozco y si le está mirando el bulto debe estar caliente, pero más caliente debe estar pensando que a la noche mientras cojamos me lo va a estar contando con detalles para excitarme, me va a decir lo mojada que sentía la bombacha a través de la pollera, y como le empezó a chorrear el flujo por las piernas cuando sintió en el brazo el calor de la poronga del pibe.
La veo como va subiendo la mano derecha por el brazo donde se la está apoyando tratando de tocársela, me calienta tanto que entierro mi pija entre las nalgas de la mina que tengo delante, yo también entreabro los labios, ella a la noche me va a decir que no aguantaba más las ganas de chupársela, mientras entre mis piernas con el hombro me la refriega como se lo había hecho a él y va a ir acercando la boca a la cabeza de mi pija y cuando comience a lamerla me va a decir_ Ves así se la quería chupar, y él se dio cuenta porque la empezó a apretar más contra mi brazo, ahí me levanté la pollera corrí la bombacha mostrándole la concha y me metí los dedos apretándome empapados, te lo imaginabas vos?_ Y yo con un hilo de vos le voy a decir que sí, que lo había imaginado, a tal punto que a través del bolsillo la saqué del calzoncillo y empecé a movérsela a lo largo de la raja del culo de la mina, que sabía que ella también estaba imaginando mi pija saliendo por la bragueta del calzoncillo, eso siempre la pone muy loca, y necesita metérsela enseguida.
Me va a contar como llegó a agarrársela, como entre la mano y el brazo le fue dando forma a través del pantalón, y a medida que la forma crecía también crecía la tibieza de la carne, y mientras lo pajeaba, se imaginaba que yo me estaba apoyando a la mina que tenía adelante, que podía imaginar la sensación de la mina de tener mi pija caliente y dura entre los cachetes, me va a decir que para ella era como tener dos pijas, una cerca de la boca y otra en el culo, las dos goteando, que casi gozaba más imaginando a la mina caliente empujando y mojándose más que ella.
A la noche me va a pedir que le cuente_ Dale Pablo decime, te la tocó, estiró la mano hacia atrás y te la agarró como yo al pibe, no sabés que dura la tenía, como me puse cuando vi que se le manchaba el pantalón, como me la hubiera metido ahí mismo para que vos lo vieras, que te pusieras bien al palo al ver cómo me la tragaba, si, me la tragaba, a vos te gusta que sea guaranga, que me ponga así de puta como vos decís, cuando me haces perder el control al pedirme que te cuente de los tipos que me cogí, vos sabés que yo haría todo lo que me pidieras para calentarte y calentarme, no sabés Pablo pensando en todo esto como acabé, estuve un largo rato sacudiéndome, apretándosela y tratando de no gemir y me levante de golpe, y te hice la seña para bajarnos, lo dejé así al pibe, para que después nos imagináramos cómo se iba a pajear pensando en mí, y para dejarte también a vos sin acabar y tenerte caliente al llegar a casa.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 218706 veces