Un joven va a correr al bosque y se topa con una bañista muy curiosa, sexy y exhibicionista.
Relato
Todo lo que yo cuento es real. Lo que me emociona de contar relatos es que sean reales. Si inventara cosas se me haría muy aburrido.
Cerca de la casa a la que me había acabado de cambiar había un bosque muy bonito. Como eran vacaciones de semana santa, tenía tiempo libre y me fui a correr por ahí. Había un río y junto al río una vereda. Troté tal vez un kilómetro y me detuve al escuchar unas voces de mujer.
El sonido venía del río, detrás de unos arbustos. Me metí por entre los matorrales y las vi. Estaban unas cinco mujeres bañándose. Eran de distintas edades. Tal vez la más joven de quice años y la mayor de unos treinta. Por el parecido entre ellas supuse que eran de la misma familia. Habían improvisado el baño, ya que algunas llevaban jeans, así que pensé también en improvisar algo.
Me fui a un recodo del río cerca de donde ellas estaban y me quité la camisa fingiendo que no les ponía atención. Las mayores se hicieron las desentendidas, pero una de las más jóvenes le dijo a otra algo sobre mí y las dos voltearon. Vi a una de ellas de reojo. La playera roja se le pegaba y podía ver el contorno de sus senos.
Me metí al río y me puse a nadar. Me daba cuenta cómo las dos chicas jóvenes me volteaban a ver de vez en cuando. Pero fingí no ponerles atención. Bajo el agua, discretamente, me las arreglé para quitarme la ropa interior y quedarme en shorts.
Salí del agua y empecé a hacer ejercicio. Luego empecé a trotar hacia donde ellas estaban para que pudieran ver cómo se trasparentaba mi shorts. De nuevo las mayores se hicieron las despistadas. Pero la de playera roja me miró con los ojitos muy abiertos y empezó a hacer escándalo con el agua y a hablar fuerte. Crucé mirada con ella y sonreí.
Me regresé a donde me había metido al río originalmente. Me puse a hacer estiramientos. La de rojo me volteaba a ver de vez en cuando. Cada vez se veía más inquieta.
-Ya me voy a salir -la escuché decir.
Las mayores no aceptaron. Pero logró convencer a la menor y a una como de su edad que se salieran del agua con ella. Las tres eran delgadas y bonitas, pero la de rojo tenía una gracia muy especial y sus bien formado trasero se balanceaba detrás del pantalón deportivo mojado.
-¡Vamos a exprimir la ropa! -gritó, me miró de soslayo con una sonrisa y se metió entre los arbustos con las otras dos.
Mi pene, que tiene iniciativa propia, inmediatamente respondió amenazando con asomomarse por debajo de mis shorts, ya que me econtraba haciendo estiramiento con las piernas abiertas. Por instinto regresé a la vereda y comencé a correr hacia donde ellas se habían metido. Los arbustos no dejaban a las demás mirarme. No las encontraba hasta que escuché un susurro entre los matorrales.
-Ahí viene –dijo alguien.
Moví una rama y las vi a las tres de espaldas. Seguían susurrando. Una de ellas se tapó con la mano la boca para contener una risilla nerviosa cuando la de rojo se quitó la blusa para exprimirla.
-Ustedes también -les dijo.
-Pero ahí está -contestó la más joven mirándome de soslayo.
-¡Oh! -fingió ella que me acababa de ver- Tápenme.
Las dos más jóvenes se interpusieron entre ella y yo, pero de todos modos la podía ver. Cuando se quitó el pantalón deportivo, yo no pude más y también me quité los shorts para fingir exprimirlos.
Algo les dijo a las otras dos y voltearon.
-Va a hacer pipi -dijo la menor.
-No seas tonta -dijo la de la blusa roja que ahora estaba en tanga-, se va a masturbar, ¿no ves que la tiene parada?
Hablaban de mí como si no pudiera oírlas.
-¿Está cachondo?
-Claro… miren cómo se viene –dijo y se bajó sensualmente la tanga hasta los muslos, y efectivamente, me vine sobre el tronco de un árbol.
-Se hizo pipi –dijo la más joven.
-Es su semen tonta.
-¿Dónde están, Tania? –gritó desde el río una de las mayores.
Las tres chicas se sorprendieron. Tania se vistió rápido. Las menores se adelantaron, pero Tania se detuvo un poco. Sin que las otras se dieran cuenta me enseñó sus nalgas, me envió un beso y se fue.
Me gustaría saber la opinión de hombres y mujeres acerca de este hecho. Si alguien está más experimentado me gustaría que me enviara tips.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 218635 veces