La excusa para satisfacer mi fantasía era llevarla al baile y satisfacernos ambos de nuestra libido y cerebro ansioso de estímulos para darnos morbo y practicar fantasías entre nosotros.
Relato
Esto ya es viejo porque nuestra discoteca de baile cerró . Se llamaba La Paloma y el ambiente por decir un adjetivo era " original".
Estábamos ya casados y mi fantasía y mi perversión era verla a ella desde una esquina del salón de baile, cómo era invitada a bailar por extraños.
Naturalmente que ella elegía y la complicidad era nuestra mejor arma y mis dedos apuntaban arriba cuando me encelaba y ella me veía . En caso contrario mi postura variaba hacia malos gestos .
Habitualmente eran bailones habituales y talluditos salvo excepciones.
Ella solía vestir de forma apropiada para llamar más la atención y su lugar era una esquina cercana a la pista.
Había señores trajeados que eran macarras pasados de moda y que se frotaban alegremente con sus parejas de baile porque era lo que buscaban.
Otros bailaban por placer y exhibían a su pareja de baile y se adornaban con ella haciéndose notar .
Luego había jovencitos que despuntaban entre el mujerío talludito como ella y las maduras como ella les ponían por sus formas , su cuerpazo y sobre todo por sus ganas al tener un mozalbete .
Ella variaba y disfrutaba con todos o casi todos.
Un buen día un hombre se empezó a magrear con ella y ví que no le hacía ascos.
Era un viejo conocido de la sala que sabía de nuestras andanzas y de nuestros juegos y quería comprobar hasta donde podía llegar con ella.
En medio del baile le participó que deseaba acompañarla hasta algún rincón fuera de mi vista y allí cortejarla y meterle mano.
Ella que estaba ya coladita , se dejó llevar y en un momento furtivo la besó metió sus dedos levantando la falda y alcanzando las bragas.
Le dió un sonoro bofetón y se quedó con él.
Una cosa es cariño y otra cosa es saber estar . Elijo yo , no tú. Eso le dijo.
Una vez un chulapón garrido le propuso en matrimonio o al menos que se fuera con él al hotel a pasar la noche.
El caso es que le gustaba pero no pudo ser y le dió un ósculo casto en la mejilla.
Lo que con algún otro hizo me lo voy a callar porque forma parte de nuestra propia intimidad y de nuestro fetichismo sexual.
Invitar se invita y yo participo mirando porque a mi me gusta y ella me complace .
Pero la elección tiene que ser exquisita .
Ahora con el paso del tiempo y el local cerrado , muchos de los habituales pululamos por el barrio y más de uno se acuerda de ella.
Mi sensual esposa no me ha dado hijos pero me ha dado consuelo y placer y la llevo como una reina.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 219645 veces