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Fantasía de secuestro y terror. parte III ( CON fotos)

Relato enviado por : exclavo25 el 06/06/2022. Lecturas: 1848

etiquetas relato Fantasía de secuestro y terror. parte III ( CON fotos)   Sado .
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Resumen
Final de la historia de secuestro consentido, esta vez el protagonista recibe su merecido, no deseará mas volver a ser secuestro o quizás sí.


Relato
FANTASÍA DE SECUESTRO Y TERROR. PARTE III

Mi vida había cambiado para bien, todo lo que anhela hace un par de años se había hecho realidad. Antes estaba frustrado por mi estresante y continuo trabajo, sin descanso día tras día. Ahora afrontaba mi trabajo con una sonrisa en la cara. Cuando algo me estresaba demasiado o me encontraba perdido, solo necesitaba un instante conmigo mismo y recordaba mis secuestros consentidos que había tenido en este par de años. Mi monstruo masoquista asomaba en momentos oportunos, pero lo calmaba con mis pensamientos en MistressPain, mi señora. Habían sido secuestros consentidos muy intensos, llenos de muchos sentimientos y vivencias. Había sentido placer, dolor, humillación, vejación, de nuevo placer y de nuevo miedo, un conjunto de sentimientos que me hacían calmar mi lado masoquista y ser una persona diferente. El camino no había sido color de rosa, hubo muchos miedos, ansiedades, terror, dolor e incluso afán de superación de mis límites. Era una persona feliz, más amable y productiva en mi trabajo. Cada día tenía una meta, que era reencontrarme de nuevo con MistressPain para un nuevo secuestro.

Muchos pensaran que la otra señora protagonista de anteriores relatos, la SeñoraMabel me había arruinado la fantasía, pero no era correcto. La nueva señora me había mostrado nuevos caminos, mayor dolor, mayor miedo, situaciones que no podía controlar. Me había enfrentado en mi esclavitud consentida a una mujer y Ama mucho más perversa que MistressMabel, más exigente, más cruel, más sádica. Un camino difícil de soportar debido a su mayor control y crueldad hacía el esclavo, un reto al que afrontar y que calmaba mis aires masoquistas. La SeñoraMabel, me había superado, me había demostrado que no estaba preparado para sus exigencias y ella era un desafío muy difícil de superar, un nivel extremo que me provocaba miedos.

Los últimos meses habían sido muy estresantes, demasiado trabajo, continuos trabajos por toda Europa. Negocios muy importantes con mucho dinero en juego, en el que en algunos salí victorioso y en otros no tanto. Necesitaba parar un momento y tomar un descanso, recordar a la señora ya no me calmaba, necesitaba vivir en mi propia piel su control, exigencias, autoridad y sobre todo castigos y humillaciones. Escribí a MistressPain un correo contándola todas mis aventuras y hazañas, por supuesto con total respeto. Ya no la menospreciaba, sabía de lo que era capaz. Enviaba el email y sabía que cualquier día me contestaría, me hacía sufrir, nunca contestaba pronto, me hacía esperar el tiempo que ella deseara. Esta vez pasaron semanas y no me había contestado, era extraño, quizás se había vuelto más exigente en estos asuntos. Esperé y esperé, pero no contestó. Llamé a su teléfono aunque lo tenía prohibido, pero daba apagado continuamente. Esta vez me estaba haciendo sufrir de verdad sin saber de mi señora y reina.

Transcurrieron varios meses y no obtuve respuesta. Quizás me había abandonado. Llevaba casi medio año sin saber de mi señora, ya estaba pensando en ir a su finca para averiguar que ocurría, pero lo tenía completamente prohibido en sus normas. Ya me estaba planteando saltarme las normas y acudir a su enorme finca a pedir clemencia y perdón por lo que hubiera hecho y la hubiese enojado tanto para abandonarme, pero no fue necesario, el día menos esperado recibí un correo suyo. Respiré profundamente y me puse a leerlo sin pestañear.

Mi querido estúpido,



No he podido contestar antes por asuntos personales, pero eso a ti no te conciernen. Si quieres un nuevo secuestro ya sabes dónde encontrarme, te diré un día y hora y acudirás puntualmente. Te advierto que esta vez tu secuestro será diferente, algo que recordaras. Solo has de cumplir mis indicaciones

Solté toda la energía cumulada en mi interior y respiré exhausto, no me había abandonado. Contesté raídamente y pronto me cito en su finca como en ocasiones anteriores. Me advirtió que habría sorpresas, estaba deseando averiguar cuál serían. Sabía perfectamente que cada secuestro era completamente diferente al anterior, nuevas reglas o quizás nuevas personas involucradas o algo que mi mente no lograba predecir.

El día citado me presenté en su enorme mansión antigua. Ya era conocedor del camino. Aparqué mi flamante nuevo coche y me apresuré a la puerta de entrada. Empujé la verja de metal de la entrada que daba a su jardín y caminé sonriente y a la vez nervioso el camino de piedras que me conduciría hasta la puerta de la entrada a la casa. Noté algo extraño, el jardín estaba descuidado, plantas mustias y algunas muertas, pero no fue algo en lo que me paré a pensar, mi cabeza no estaba para pensar en plantas. Fui a llamar a la puerta principal como en ocasiones anteriores esperando su recibimiento serio, pero la puerta estaba abierta. Empujé y me adentré en el interior de su gran salón. En el medio del suelo había un cartel que indicaba que “bajase hasta mi lugar”. Sabía perfectamente que era su sótano, donde me había secuestrado en varias ocasiones. Bajé las escaleras de madera corriendo y abrí la pesada puerta de madera. Me adentré en su interior y había un nuevo cartel:

“YA SABES QUE HACER “. Miré en el interior del sótano y descubrí unas esposas metálicas abiertas y una capucha negra en el suelo. Mi primer pensamiento es que mi señora se había vuelto más erótica, como en una película que ahora recuerdo, donde se tapa los ojos al esclavo sin saber quién está detrás. Aquello me excito mucho. Me desnudé por completo tal como ella exigía y me coloqué la capucha en mi cabeza, `posteriormente coloqué las esposas en mis manos sobre mi espalda. No las apreté, era conocedor que ella se encargaría de apretarlas como en ocasiones anteriores. Esposado y con la capucha esperé impacientemente.

Unos minutos más tarde escuché a través de mi capucha oscura como la puerta se abría de par en par. Se cerraba de nuevo la puerta y daba varias vueltas de llave, quedando encerrado en el interior con mi señora. Estaba radiante de felicidad, sin duda era mi señora quien había entrado, cerrar con llave era típico de mi señora. Se acercó hasta a mí, escuché el sonido inconfundible de sus botas de goma de lluvia enfundadas en sus pies, Criccck Criiick, cada paso que daba resonaban sus botas de goma grandes en sus pies húmedos. Era sin duda mi señora. Intenté saludarla educadamente pero un Shhhh Shhhh de sus labios me silenció. Nervioso esperé a su llegada.

Noté unas grandes y fuertes manos cerrando las esposas a mi espada. Apretó con dureza, “ ahhhhhhh “ ya había olvidado el dolor que producían sus esposas al cerrarlas duramente. Las apretaba con dureza, no dejaba nada al azar, impedía pudiese escaparme y que notase el dolor del metal en mis manos durante el secuestro. Dolor que al transcurrir el tiempo encerrado se hacía cada vez más intenso. Colocó unas tobilleras sobre mis pies y las cerró colocando una cadena sobre mis pies unidos a las tobilleras. Esta inmovilización era nueva. Ancló mis pies a una cadena y a una argolla sobre la columna central del sótano. Mi señora no dejaba de sorprenderme nunca. Esta vez me ató al sótano mediante los pies, aquella cadena impedía pudiese desplazarme más de un metro de largo que medía el metal. Levantó mi capucha ligeramente de mi cuello solo unos centímetros, lo justo para no quitármela y a la vez pudiese cumplir su objetivo. Colocó una tira de goma sobre mi cuello, dio un par de vueltas con la goma sobre mi cuello y agarró mis manos esposadas a la espalda. Desconocía que pretendía, pero pronto lo averigüé. Atenazó la goma que rodeaba mi cuello sobre las esposas de la tal manera que mis manos quedasen en una posición incómoda levantadas hacía atrás. Si relajaba mis manos estas tiraban de la goma de mi cuello y me apretaba de tal manera que me dejaba sin respiración. Aquella inmovilización era nueva y rotundamente eficiente. No podía relajar mis manos, debía levantarlas en alto y hacia atrás para que no quedará tensa la goma y me estrangulara.

Terminó de inmovilizarme por completo y noté como me quitaba la capucha negra que me impedía ver a mi señora. Estaba deseando ver a mi señora. Quitó la capucha por completo y mi cara de sorpresa se tornó de terror. Aquella mujer no era mi señora MistressPain, era la SeñoraMabel. ¿Pero qué hacía ella en la casa de mi señora? fue la primera pregunta que invadió mi mente. Mi mirada volvió a fijarse en la señora, sin duda era ella, pero estaba bastante cambiada. Había ganado mucho peso, era tan voluptuosa o más que MistressPain, había envejecido ya que denotaba mas arrugas en su rostro producto de la edad. Superaba de forma amplia los sesenta años y un cuerpo grueso y rechoncho, pero tal como he dicho en numerosas ocasiones a mi no me importa el físico de una mujer, más bien su carácter y temperamento y esta señora lo superaba con creces, daba algo de miedo solo mirarla. Su rostro serio, curtido por la edad.

Me di cuenta que vestía como mi señora, llevaba calzadas sus botas de goma hasta las rodillas, unas botas enormes de goma de color negro que al caminar rechinaban debido a la humedad. Me había equivocado, había pensado que era mi dueña por el crujido de sus botas al caminar, pero estaba equivocado. Un vestido negro propiedad también de mi señora que dejaban al aire sus enormes y carnosos brazos. Llevaba la ropa de MistressPain, aquello me desconcertó, ¿pero qué ocurría? Mi inquietud me hizo preguntarla rápidamente:

- ¿Qué está ocurriendo, que haces aquí? ¿por qué llevas la ropa de MistressPain? – Hice múltiples preguntas en una sola.

- Tu señora tiene problemas de salud y tuvo que marcharse a casa de un familiar. ¿adivina quién ha comprado la casa ?, siiii, imaginas bien. Ella me echo de su casa gracias a ti, ahora es mía. No voy a conformarme con su casa, también tengo su ropa y todos sus elementos de castigo. ¡¡ Me faltaba lo más importante¡¡ ¿sabes el que? , su inútil esclavo. Ahora ya lo tengo, jajaja – Me explicó la señora con tono de burla.

- ¿Es una broma? – La pregunté airado sin poder creerme sus explicaciones.

- Ohhh no, claro que no querido…¡¡ Ahora eres mío¡¡ . ¡¡ A tu antigua señora y a ti os gustaba mucho jugar a los secuestros consentidos¡¡ ohhh te advierto que ahora va a ser de verdad, a mi no me gustan las normas y reglas. ¡¡ Solo hay una norma, haré contigo lo que me quiera y te castigaré como quiera, y ya sabes mi gran lema¡¡ ¿tengo que recordártelo ? Si lloras duplicaré el castigo, no soporto a los lloricas, solo me producen mas ganas de castigarlos, intensificar su dolor y si no dejan de llorar…. Pues lo siento por el esclavo, porque aumentaré más y más tu dolor hasta que te quedes sin lágrimas. – Sentenció provocando mi pánico.

Intenté escapar presa del miedo y pánico. En otras ocasiones había intentado escapar por diversión o por la curiosidad si podría soltarme, pero en esta ocasión lo hice por miedo y terror. Intenté liberarme de las esposas y de la cadena, lo único que conseguí fue que al mover mis brazos sujetos en el aire por la goma elástica anudada a mi cuello me produjera mas presión y me dejara sin aire. ¡Aquella restricción era terrible¡. No podía moverme lo mas mínimo, ya que al intentarlo la goma elástica me ahorcaba y me impedía respirar. Debía estarme quieto si no quería volver a sentir aquella sensación de quedarme sin aire. La SeñoraMabel sonrió al comprobar como no podía hacer nada por intentar escapar y mis esfuerzos solo me producían asfixia.

MistressMabel se acercó con sus pesadas botas de goma hasta el armario donde mi señora guardaba todos los instrumentos de castigo. Abrió el armario y agarró los fantásticos guantes con lo que mi señora me castigaba. Se dio la vuelta y se dirigió con los guantes hacia mí. Comenzó a enfundárselos en sus manos, escuché el inconfundible ruido de la goma al entrar en sus carnosos brazos. Me miraba fijamente sonriente mientras se enfundaba aquellos guantes negros de goma gruesa industriales en sus manos. Aquello me produjo más terror ¿porque se enfundaba los guantes de mi señora?

- Tu antigua señora, te tenía demasiado consentido, toleraba tus comportamientos rebeldes, tus faltas de respeto, tus insultos, bromas … No te preocupes eso va a cambiar. ¡ Te voy a enseñar disciplina de verdad¡ Vas a aprender a obedecerme sin rechistar, si lo haces te castigaré tan duramente que nunca volverás a hacerlo. ¿y si lloras? Aumentaré tu castigo hasta que dejes de hacerlo, me da igual tus limites , solo recibirás dolor y dolor sin importante lo más mínimo. ¡¡ Ahora si vas a vivir una pesadilla de la que no podrás despertar estúpido¡¡ . Sentenció con una voz muy dura sin ápice de broma esta vez.

Intenté de nuevo escapar, pero el resultado fue el mismo, la goma de mi cuello me apretaba y no me dejaba respirar, debía estar quiero sin mover las manos esposadas a mi espalda. Terminó de ajustarse los guantes industriales en sus manos y se acercó de nuevo al armario. Agarró una especie de orinal de plástico y cinta de embalar y se dirigió de nuevo hacia mí.

- ¿Qué estás haciendo? – La pregunté muy nervioso lleno de miedo.

- Demasiadas preguntas… y no paras de protestar…. Lo primero que haré será cerrarte la bocaza. Voy a asegurarme que nadie pueda oír tus gritos de dolor. Nadie podrá escuchar tus grititos de socorro y por otro lado yo no tendré que aguantarte. Tu antigua señora llevaba razón, hablas y te quejas demasiado, sé un método infalible para que dejes de hacerlo. – Me dijo con tono de burla.

Se situó frente a mí, colocó el orinal de plástico en el suelo y se inclinó sobre él. Apartó sus bragas agarrándolas de un extremo y comenzó a orinar sobre el orinal. Su orina comenzó a llenar el orinal poco a poco. Una vez terminó, se bajó sus bragas por sus piernas y botas de goma y vertió la tela de sus bragas dentro del orinal. Metió su mano enguantada para que quedarán inundadas de su orina y de nuevo las agarró chorreando entre sus manos enguantadas. Las apretujó entre sus guantes de goma y:

- Ahora vas a ser buen esclavo y vas a abrir bien la boca – Me ordenó.

- No pienso ser tu esclavo, haz que venga mi Ama inmediatamente de lo contrario voy a …..Hmmmmm - No pude terminar mis absurdas amenazas.



La Señora Mabel introdujo sus bragas sucias en mi boca y apretó con fuerza para que entraran en mi boca. Realizó esfuerzo con la yema de sus dedos enguantados para forzarlas al interior de mi boca, apretó y apretó y no se detuvo hasta que entraron por completo. Eran unas bragas grandes que rellenaban mi boca por completo .Las forzó bruscamente ejerciendo su fuerza para que entraran por completo inflando mi boca.

- HHHHmmm Hmmmm – Era lo único que podía emitir.

- ¡¡ Así calladito estas más guapo¡¡. Espero que te guste el sabor a orina de tu señora. No te preocupes cuando tragues todo, las volveré a meter de nuevo en el orinal. - Me dijo burlándose de mi con una gran sonrisa.

Tapó mi boca con la palma de su guante muestras comenzaba a colocar el extremo de la cinta americana sobre mi boca. Apretó con fuerza asegurándose que quedaba bien apretada a mi boca y volvió a tensar la cinta para tensarla al máximo y quedara muy apretada alrededor de mi boca, pelo, cabeza. Ahora no podía emitir sonido alguno, tratar de escupir su mordaza era imposible y solo tragaba pequeñas gotas de su orina. Intentar acercar mis manos también era imposible, estaban esposadas fuertemente a mi espalda y si hacía el más leve movimiento la cuerda de goma alrededor de mi cuello se tensaba y me quitaba la respiración. ¡¡ Era horrible aquella restricción ¡¡ , pero he de admitir que era las más eficaz de todas.

La señora se dirigió de nuevo hacia el armario donde guardaba mi señora sus enseres de disciplina y empezó a mirar y tocar uno por uno, finalmente se decantó por una correa de cuero muy gruesa. Se dio la vuelta y se dirigió de nuevo hacia mí con ella en la mano.

- A quien tus llamas Ama, no se preocupó de enseñarte modales. Ahora te voy a enseñar disciplina de verdad. Voy dejarte el culo completamente morado y si me desobedeces o faltas al respeto volveré a azotarlo una y otra vez. Yo no soy tu señora, te voy a enseñar a obedecer de verdad sin rechistar. Por tu bien espero que no llores, ya sabes lo que pasaría…. Tengo todo el tiempo que sea necesario para azotarte. Vas a recibir 50 correazos, calladito y sin llorar. - Me dijo con tono perverso mientras sonreía.

La señora se enrollo el extremo de la correa de piel en su mano derecha enguantada, podía escuchar el chirrido de la goma ajustándose a la correa , a continuación se situó tras de mí. Estaba completamente asustado, no podía hacer nada, ni intentar escapar ya que si lo intentaba la goma del cuello se ajustaría impidiéndome respirar. Escuché el silbido de la correa en el aire:

ZAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSS - Uno – Afirmó la señora.

Fue un correazo fuerte que me hizo sentir una quemazón diagonal en mi piel, sentí un calor incandescente en la zona de mi piel que fue azotada. Involuntariamente me queje, no se escuchó nada en la habitación por mi mordaza, solo recordé el sabor de su orina en mi boca y a la vez me retorcí por el impacto y eso solo provocó que la goma se ajustara más a mi cuello, me quedé quieto de nuevo para volver a mi posición original. Era completamente eficaz tanto su mordaza como su restricción, no lo había experimentado nunca, incluso mi señora no utilizaba esa técnica, era infalible, no podía moverme ni gritar.

ZAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSS - Dos – La señora continuó contando cada correazo.

Mi sensación de indefensión se hizo mayúscula. Deseaba suplicar, gritar, pedir clemencia o retorcerme para aliviar el dolor de su correa, pero nada podía hacer.

ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSS - Tres – Volvió a contar la señora.

El dolor fue incrementándose, cada vez que azotaba mi culo se tornaba más rojo y dolorido, producía que cada correazo fuera más intenso que el anterior.





- Hoy vas a aprender modales. Serán 50 correazos. No me detendré hasta que recibas uno por uno. AUH y si lloriqueas, habrá correazos adicionales…. Tu decides, vas a aprender a respetarme de verdad, yo no soy tu señora. Voy a darte una póliza que no vas a olvidar jamás – Me dijo a la vez que sería y volvía a descargar su correa contra mi trasero.

La SeñoraMabel no se detuvo. Continuó azotándome con su correa fuertemente sin ningún tipo de piedad. Yo intentaba permanecer inmóvil, pero era imposible, el dolor sacudía mi cuerpo e intentaba gritar o retorcerme y aquello solo empeoraba mi situación, tragaba mas orina y la goma se atenazaba en mi cuello. No tuvo la más leve resistencia la señora, azotaba y azotaba sin compasión contando uno por uno cada correazo.

ZAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSS - 32 - Dijo de nuevo. Esta vez se detuvo y escuché el crujido de sus botas de goma al caminar. Se detuvo frente a mi rostro. Me observó y mostró una cara de decepción:

- Te lo advertí. No quiero lloriqueos. Tendré que empezar de nuevo desde 0. Ya sabes lo que ocurrirá si lloriqueas, comenzaré de nuevo una y otra vez - . La señora volvía a alejarse de mi vista y se colocó de nuevo tras de mí. Se ajusto de nuevo sus guantes y enrolló la correa sobre su palma de la mano provocando un inconfundible chirrido de la goma.

- ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSS- Uno – Volvió a empezar la cuenta desde 0 nuevamente la señora. La sensación que sentí fue impotencia, no poder mover, gritar, suplicar, no poder hacer nada y ver cómo me humillaba y volvía a azotarme desde el principio. El dolor comenzaba de nuevo y la meta estaba muy lejos nuevamente.





- ZAAAAAAAAAAASSSSSSSS- Dos. ZAAAAAAAAAASSSSS tres…. – La señora continuó azotándome fuertemente sin detenerse, su correa se estrellaba en la piel de mi culo desnudo sin compasión. Estaba acostumbrado a recibir correazos de mi señora, mi experiencia era considerable, pero ella había superado el umbral, azotaba con más intensidad y dureza , el dolor era terrible, nunca había recibido un castigo con la correa de tal envergadura.



Recibí los 50 correazos sin lloriquear. Aprendí la lección. No fue necesario volver a empezar de nuevo. La SeñoraMabel mostró su conformidad y terminó su castigo con la correa sin antes volver a amenazarme.



- Esto es lo que te espera a partir de ahora. De momento hemos terminado, pero quizás esta noche o quizás mañana volvamos a empezar. Recibirás otros 50 correazos. Te voy a enseñar a aceptarlos sin lloriquear. Esto es lo que te espera de ahora en adelante, ¡¡ correazos y más correazos ¡¡ , vas a ser un esclavo de verdad y no el llorón que había creado tu Ama. Te enseñaré por las buenas o por las malas. Te aconsejo que no lloriquees y me obedezcas, sino vas a sufrir mucho dolor, te lo aseguro. – Me dijo la señora con una sonrisa en sus labios y provocándome un temor y humillación antes no experimentado.

La SeñoraMabel se dirigió de nuevo hacia el armario situado junto a una pared del viejo sótano. Comenzó unos preparativos que no pudo identificar, ya que no podía moverme para mirar hacia atrás. Tras unos minutos regresó de nuevo con varios utensilios y objetos. Mi corazón quedó redimido ante el miedo, portaba en su mano el castigo que más detestaba y sufrimiento me había causado. Agarraba en su mano enguantada el tubo de goma gruesa que servía para aplicar enemas.

Inerte sin poder escapar, ni tan siquiera lo más básico que era pedir ayuda, observe como la señora estiraba una goma gruesa de color marrón para desenrollarla. Una goma gruesa donde podría circular libremente cualquier tipo de líquido por el interior del conducto. Realizó una serie de preparativos, un extremo de la goma lo ajustó a un pequeño pitorro de plástico que era el extremo que se introducía en el ano, y otro extremo a una bolsa donde introduciría el líquido. Colgó en alto la bolsa y agarró el otro extremo entre sus guantes.

- La última vez no tuve tiempo ni pude aplicarte el enema debidamente. La situación no me dejaba margen, debido a la presencia de tu señora y vuestros estúpidos contratos. Hoy nadie nos va a molestar. Voy a aplicarte un enema y lo vas a retener todo el tiempo que yo quiera, y ¡¡ya sabes, si lloras aumentaré la duración ¡¡.Va a ser muy doloroso te lo aseguro, pero aprenderás a complacerme. Me encanta aplicar enemas, pero los esclavos inútiles solo lloriquean y se quejan, o directamente se marchan, pero en tu caso voy a disfrutarlo mucho: Estate quieto o no respiraras, intenta gritar si puedes…. Agarró la goma y se inclinó hacía mí. Frotó vaselina sobre el pitorro del extremo y lo acercó a mi ano. Deseaba huir, pero ya había aceptado que era imposible y solo empeoraría la situación apretándome la goma que rodeaba mi cuello. Debía estar completamente quieto o se añadiría la situación de falta de aire.

- Relájate o será mucho peor para ti, la goma va a entrar en tu culo, puedo hacerlo por las buenas o por las malas. Si tengo que forzarla te va a dolor mucho, pero eso no me va a detener. Tú decides. Me dijo a la vez que notaba como un extremo comenzaba a introducirlo en mi interior. Empecé a sentir molestias, luego dolor, comencé a retorcerme, la señora se enfureció y comenzó a forzar la goma dentro de mi ano. El dolor aumento, pero poco a poco iba entrando cada vez más. Inevitablemente empecé a lloriquear. La señora se dio cuenta y se detuvo. Tiró del extremo y sacó la goma de mi culo.



- ¡¡ Te lo advertí¡Empezamos de nuevo. Vuelvo a empezar a introducir la goma en tu apestoso culo. Si sigues lloriqueando, la introduciré y sacaré una y otra vez. Tenemos todo el tiempo que sea necesario, nadie va a venir a ayudarte …. Tú decides cuanto quieres que termine. – La señora comenzó de nuevo a introducir la goma en mi ano, me relajé, estuve inmóvil y poco a poco dolorosamente comenzó a entrar la goma en mi interior.

El agua de la bolsa comenzó a fluir al interior de mi ano y poco a poco se llenó mi estómago. Fue muy doloroso, retenerlo era muy molesto. La señora me dejó en esa situación. Alcanzó una silla y se sentó frente a mí. Comenzó a observar mi dolor mientras retenía el enema. Se levantó para alcanzar un cigarrillo muy alargado y fino, lo encendió y se puso a disfrutar observando mi dolor. Sonreía como quien está en una sala de cine viendo un gran estreno. Me mantenía inmóvil aguantando el dolor de su enema. Cruzó sus piernas enfundadas en sus grandes botas de goma hasta las rodillas y comenzó a ver la película donde yo era el protagonista.

El tiempo transcurría y la señora no me liberaba de mi tormento. Deseaba suplicar, llorar, gritar, retorcerme, pero nada de eso era posible. La señora disfrutó durante un largo tiempo de mi sufrimiento y finalmente para mi alegría sacó la goma de mi culo.

- Ahora ya estas bien limpio como a mí me gusta. Ya puedo follarte como es debido. He traído mi arnés, ¡¡te va a encantar ¡. MistressMabel se dirigió hacía el armario donde guardaba todos los objetos de castigo y agarró un arnés. Se desnudó por completo excepto sus grandes botas de lluvia y sus guantes de goma e introdujo sus grandes piernas y muslos por el arnés de tiras. Portaba varias tiras de goma que se ajustaban a su cintura por varias partes, alrededor de abdomen y por debajo de su coño completamente peludo. Tensó las tiras y se lo ajusto mostrándome un pene de goma de color negro de gran dimensión.

Su cuerpo se ajustó al mío, sentí su piel voluptuosa. La señora era de gran tamaño, muy por encima de su peso recomendado. Comencé a notar el tacto frio del pene de goma en mi ano y poco a poco fue introduciéndolo. El dolor era terrible, pero ella continuaba forzando hasta que entró dentro de mi ano. Seguidamente llegaron las embestidas. Comenzó a sacar el pene de goma hacia atrás y forzar con una embestida a mi interior. Nunca había sido follado de esa manera, era muy dolorosa la forma, brutal. La señora no tenía sujeción y me agarró la cara estirando sus brazos. Una de sus manos enfundadas en los gruesos guantes de goma me aprisionó la cara y la nariz, ¡¡ no podía respirar¡¡ pronto su otra mano enguantada la colocó sobre su otra mano para agarrarse y ambos guantes me taparon la respiración. Sus guantes me impedían respirar por mi nariz y mi boca estaba amordazada. Entré en pánico. Unos segundos después levanto sus guantes de mi cara dejándome respirar unos segundos a la vez que embestía con su pene de goma. Repitió el proceso una y otra vez, era su objetivo, penetrar mi culo duramente y a la vez tapar mi nariz con sus guantes de goma, ejerciendo un control de mi respiración produciéndome una gran agonía.

No se detuvo, me penetró una y otra vez a la vez que sus guantes dificultaban mi respiración o más bien la impedían completamente. Me sentía humillado, dolorido, una agonía recorría mi cuerpo, pero ella continuaba sin cesar. Finalmente se detuvo exhausta. Se dirigió hacia el armario sin darme ninguna explicación y regresó con un abrebocas metálico.

- Ahora voy a follarte la boca. Voy a quitarte la mordaza, si intentas gritar, suplicar… ya sabes lo que pasara…. Agarraré la correa y te azotaré duramente hasta que aprendas a obedecer. -

Quito sus bragas grandes de mi boca y oprimió un abrebocas metálico en ella. Mi boca quedó completamente abierta de par en par. La señora se puso frente a mi y pegó su cuerpo al mío. Noté como estaba completamente húmeda, tanto su coño como su cuerpo lleno de sudor. Introdujo su arnés dentro de mi boca hasta el fondo. Me produjo arcada, pero a ella no la importó, continuó sacando y metiendo su pene de goma una y otra vez hasta el fondo de la garganta. La señora disfrutaba y no cesaba, una y otra vez, mientras yo sufría y mis arcadas continuaban.

Terminó de violarme tanto la boca como el culo y volvió a amordazarme con sus bragas. Tal como me indicó al principio las volvió a introducir en el orinal lleno de su orina para que quedasen de nuevo empapadas. Ya había tragado toda la orina de su mordaza, las rellenó con más líquido.

- De momento he terminado contigo, luego regresaré de nuevo. ¡¡Tengo una sorpresa muy especial para ti¡Disfruta de tu nueva casa, no vas a poder escapar, ni pedir ayuda. Aquí no hay un contrato estúpido como con tu señora. Vas a permanecer en este sótano hasta que me plazca, te castigaré día tras día, te azotaré, penetraré y te aplicaré dolorosos enemas. Ya sabes que vas a comer ¿tengo que recordártelo ?… mi mierda. Te obligaré a tragarla. Olvídate de tu anterior vida, Ahora eres mío hasta que yo quiera, pueden ser días, meses…o quizás años…. ,jajajaja. – Me aterrorizaron las palabras de la señora.

Se marchó de la habitación y cerró el lúgubre y oscuro sótano con llave desde el exterior dejándome completamente inmovilizado con las esposas, cuerdas y la goma sujeta a mi cuello. Su mordaza impedía pudiese emitir palabra alguna. Nadie me escucharía jamás.

Estaba aterrado, mis fantasías de secuestro me habían llevado a esta situación, ahora el secuestro era real. La señoraMabel era realmente sádica, me había producido un dolor inaudito, humillado, me había casi asfixiado y se burlaba constantemente de mi aplicando mas dolor. Estaba derrotado, lleno de dolor, cansancio y a partir de ahora era lo que me esperaba cada vez que se abriese aquella puerta.

Pasaron varias horas , continuaba a oscuras, inmóvil, amordazado y sin ninguna posibilidad de escapar, completamente derrotado a merced de la señoraMabel. La puerta finalmente se abrió, no sabía si estaba contento o aterrado por su presencia, era conocedor que mis castigos iban a continuar. Lentamente una vez se encendió la luz giré la cabeza y mi corazón dio un vuelco de intriga y sorpresa. No era una sola persona quien entraba en la habitación, había cuatro piernas enfundadas en botas de goma que caminaban hacia mí. Sea quien fuesen entraron en la habitación. Hice un esfuerzo por levantar la vista y vi a la SeñoraMabel acompañado de mi señora MistresPain. Sentí total desconcierto y alivio sin comprender que estaba sucediendo.

Ambas señoras se acercaron hasta mi y comenzaron a reírse a carcajadas.

- El estúpido ha picado el anzuelo.¡¡ Se lo ha creído todo¡¡ - Dijo una de las señoras a otra sin parar de reír.

Me sentí tal como me habían definido, estúpido. Todo había sido un montaje para asustarme. Ambas señoras me hicieron creer que era un secuestro de verdad. Había recibido el mayor susto de mi vida, aquello me hizo comprender que no desearía mas mi secuestro, o ¿quizás sí? Estaba completamente excitado y lleno de alegría tan solo de ver a mi señora. Se acercó hasta mi y me saludo riéndose.

- ¿Te lo has creído todo, ¿verdad?, eres un verdadero estúpido. Necesitabas una lección de verdad y lo hemos conseguido sobradamente. La señoraMabel y yo hablamos de lo sucedido y arreglamos todo, hemos decidido que a partir de ahora serás el esclavo de ambas. Cada una tendrá sus normas y deberás respetarlas, si desobedeces te castigaremos cada una a su manera. ¿aceptas? – Me preguntó sonriendo.

Asentí con la cabeza, aunque aquello produjo que la goma anudada a mi cuello se retorciese y me dejase sin aire. La señora esbozó una gran sonrisa y se dirigió a su apreciado armario lleno de enseres de castigo que había utilizado mi ahora nueva señoraMabel.

Regreso con sus enormes y largos guantes de goma industriales agarrándolos por un extremo en una mano y en la otra mano traía un abrebocas metálico que recientemente había comprendido su utilidad, fruto de la SeñoraMabel.

- El secuestro no ha terminado. Solo ha comenzado …. Tu yo tenemos una cuenta pendiente, ¿recuerdas… cuando decidiste desobedecerme y no tragar mi comida en nuestro secuestro?, escupiste mi mierda por toda la habitación y me insultaste, tu señoraMabel me ha hecho comprender que fui demasiado tolerante contigo . ¡¡Ahora vas a ser un buen perro y te vas a comer toda¡¡. La señoraMabel me ha enseñado varias técnicas ….. – Me dijo riéndose mientras agarraba el abrebocas de metal entre sus guantes.

- Te voy a hacer tragar todo,¡¡ así atadito con tu goma al cuello no podrás hacer nada para evitarlo¡¡, Ahhh… llevo dos días sin ir al baño…. Va a ser una noche muy larga para ti, solo tragar y tragar calladito. – me dijo MistressPain completamente sonriente, a la vez que se pasó mi alegría y volvía a sentir el temor. Tocó la goma gruesa elástica que rodeaba mi cuello y se giró hacia la señoraMabel:

- ¿esta goma se puede apretar un poco más, necesito que no pueda moverse nada? – Preguntó a su amiga.

- Por supuesto que si querida, puedo restringir sus movimientos mucho más aún – Contestó riendo.



- Bien, voy a necesitarlo, no quiero que pueda moverse nada, quietecito y con la boca abierta. Mis guantes harán el resto, taparé la nariz y meteré mas y mas comida a mi come - mierdas,jajajaja - Comenzó a reírse a carcajadas mientras comenzó a enfundarse sus guantes sobre sus carnosos brazos y tras terminar agarró un cuenco para perros situándose sobre el en cuclillas. Comenzó a defecar sobre el cuenco para perros frente a mí. Quedé horrorizado de la cantidad de desechos que vertió sobre el cuenco para perros. Sonrió mirándome fijamente:

- Va a ser una noche muy larga para ti, esta vez va a ser diferente, tragaras y tragaras. Te dije una vez que iba a odiar mis guantes. y así va a ser, los vas a detestar, te lo prometo. – Me dijo con una mirada dura y sería perversa mientras tiraba del extremo de sus guantes para que encajaran en sus dedos apretados al caucho.



- Señora Mabel, ponte cómoda, la noche va a ser muy larga, va a tragar todo quiera o no quiera, voy a encargarme de metérselo hasta la garganta si hace falta. Traga o no respira - Le dijo a su nueva amiga y a la vez mi Ama con un tono perverso.

Mi otra señora, la señoraMabel se sentó en la silla y se acomodó para poder presenciar la escena que iba a ocurrir a continuación.

- Esto va a ser muy divertido – Insinuó la señoraMabel.

- Ya lo creo querida, ¡¡ hoy va a tragar todo ¡Va a aprender a respetarme y quizás luego…. Tenga que recibir un nuevo enema de los tuyos …. Lo haré tal como me has enseñado, la goma entrará en su culo por las buenas o por las malas – Dijo mientras me quitaba la mordaza y comenzaba a colocar el abrebocas de metal sobre mis labios.



Aquella noche iba a ser realmente larga y dolorosa, iba a recibir mi merecido de verdad, ¿Iba a desear un nuevo secuestro ?

para cualquier comentario. sumissso22@yahoo.es


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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