Hace unas semanas un viejo amigo me llamó para invitarnos a celebrar su cumpleaños el fin de semana, seria en su casa de playa que se encuentra en Chelem, me comentó que también invitaría a otros dos matrimonios que también son nuestros amigos y unos amigo del trabajo que aseguró que eran muy agradables.
Relato
Hace unas semanas un viejo amigo me llamó para invitarnos a celebrar su cumpleaños el fin de semana, seria en su casa de playa que se encuentra en Chelem, me comentó que también invitaría a otros dos matrimonios que también son nuestros amigos y unos amigo del trabajo que aseguró que eran muy agradables.
Yo estaba muy animado ya que siempre la pasamos muy bien con ellos, no existía ninguna pretensión sexual dado que mis amigos no saben que mi mujer y yo tenemos una relación un poco fuera de lo ordinario.
El viernes en la tarde después del trabajo mi mujer y yo nos fuimos para Chelem, llegamos a casa de mi amigo como a las 6, ya todos se encontraban en la terraza cheleando, empezamos a saludar a todos, en eso mi amigo el cumpleañero se acercó para presentarme a Manuel, me contó que llevan varios años trabajando juntos, eran buenos amigos, su esposa no pudo venir por un viaje de trabajo, Manuel era un tipo de mediana estatura gordito de pelo ondulado, muy simpático a primera vista, a lo largo de la noche todos seguimos bebiendo, la pasamos entre risas, Manuel resultó ser muy agradable a todos nos cayó genial, se volvió el alma de la reunión, es un excelente bailarín, sacó a la pista a todas nuestras esposas.
Ya como alas 4am todos los invitados estaban muy tomados, decidimos que ya era hora de dormir, la casa no era muy grande tenía 3 cuartos, el de los anfitriones y estaba contemplado que en los otros dos cuartos dormirían dos parejas.
Bastante pasado de copas llame a Manuel para invitarlo a que durmiera con nosotros, como el dormiría solo tendríamos más espacio entre hamacas, todos se fueron a sus respectivos cuartos, él se acostó con lo que traía puesto, se durmió casi de inmediato, yo seguía medio tomado, me quite la ropa y me acosté en bóxer, mi esposa se metió al baño a ponerse algo más cómodo para dormir, salió con un pequeño short y una blusita de tirantes, nos acostamos con la intención de dormir pero mi esposa no lograba conciliar el sueño, el calor era muy fuerte y solo teníamos un abanico de techo que no daba mucho aire que digamos, si eres de Yucatán seguro me entenderás, como a las 5:00 am mi esposa me dijo en voz baja que ya no aguantaba más el calor e iría a darse un baño nuevamente, como a los 15 minutos regreso a la hamaca más aliviada, se acercó a mi oído y me susurro que con este calor pega dormir desnudos, yo todavía medio tomado y ya bastante cachondo, le dije pos a la chingada vamos a dormir en bolas, ella dijo estás loco si esta Manuel esta junto a nosotros, no importa el seguro dormirá hasta medio día, hay que levantarse un poco antes que el para vestirnos, pondré mi alarma del celular.
Mi esposa no lo pensó dos veces, se dejó únicamente la ropa interior, al verla no pude evitar ponerme súper caliente, me vire hacia ella, metí mi mano en su brasier, le saque uno de sus senos para chuparle el pezón, baje la mano para acariciar su vagina sobre su ropa interior, casi de inmediato se puso húmeda, me dio un delicioso beso mientras metía su mano en mi bóxer, encontró mi pene bien duro, me empezó a masturbarme suavemente hasta que me vine en su mano, ambos nos dormimos un rato después.
Imagino que habían pasado unas horas desde eso, serian aproximadamente las 7am cuando un leve ruido me despertó, entre abrí un ojo y vi a Manuel saliendo del cuarto, al parecer fue al baño o algo así por lo que inevitablemente ya nos había visto, el seno de mi esposa seguía afuera del brasier, yo aún tenía el pene de fuera con la típica erección matinal, minutos después entró de nuevo muy lentamente haciendo el mínimo ruido, seguí fingiendo que seguía dormido, con el ojo apenas entreabierto observaba como Manuel se acercó a nosotros muy sigilosamente, observó detenidamente a mi esposa, después se acostó nuevamente en su hamaca, metió la mano en sus pantalones, se sacó el pene que ya traía como piedra y empezó a masturbarse como si no hubiera un mañana, quedé sorprendido del tamaño de su miembro, era como de 22cm y tremendamente grueso, muy venoso, no paró hasta que el semen brotó como manguera de incendios, inmediatamente se lo volvió a meter en los pantalones como si no hubiera pasado nada, volvió a conciliar el sueño rápidamente, esa situación ya me tenía muy excitado pero no me atreví a nada en ese momento, tiempo después se lo conté a mi esposa pero solo le dio mucha gracia, imagino que sintió curiosidad por ver ese tremendo miembro, yo lo considero como una anécdota muy erótica por el hecho de que le dedico a mi esposa una buen deslechada.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 219673 veces