Tras haber firmado, insensatamente, el contrato de sumisión, todo cambiará por completo. Según me indica la que en adelante debo llamar Ama, mi cuerpo debe prepararlo antes de partir a un desconocido lugar para educarme como esclava.
Relato
Capitulo II: El comienzo del anillado
Me detuve, a una señal suya, con las piernas abiertas y de puntillas en el centro de la habitación esperando recibir nuevas órdenes… Tocó una campanilla y en breve apareció otra mujer. Con asombro ví que Iba también completamente desnuda, le calculé unos 40 años y un cuerpo bien proporcionado. Me quedé horrorizada al fijarme que su cabeza estaba rapada y llevaba grandes argollas en la nariz, pechos y genitales. Mirándola me pregunté una vez más, ¿en qué foso me había metido? ¿Qué me iba a deparar el destino?
Ví como -al igual que hice yo anteriormente- se postraba de inmediato de rodillas, manos a la nuca, pecho muy erguido y piernas separadas, esperando, al igual que yo, recibir sus ordenes.
Y también ví como, la que en adelante debería llamar “Ama”, se desabrochaba el vestido y lo dejaba caer en el suelo. No llevaba ninguna prenda interior. Quedó, al igual que nosotras dos, totalmente desnuda, salvo los zapatos de tacón. En su cuidado cuerpo no tenía ninguna marca, ni aro…. Se dirigió hacia mi y sin mediar palabra me dio un tremendo bofetón que me hizo tambalear. Con ello, quería, sin duda, comenzar a demostrarme el dominio que iba a ejercer sobre mi cuerpo en el inicio del camino hacia mi degradación total como mujer.
-Esclava, se me ha encargado preparar tu cuerpo antes de emprender viaje dentro de una semana para adiestrarte en la esclavitud que voluntariamente has aceptado. Ahora, para empezar, vas a orinar porque no quiero que te mees mientras estoy manipulando tu cuerpo, me dijo.
Dirigiéndose a la otra mujer le ordenó - ¡Perra, ven aquí. Ya sabes lo que tienes que hacer! La esclava comenzó a gatear hasta situarse ante mí. Abrió la boca, cruzo los brazos en su espalda y quedó quieta a la espera.
- ¡Comienza a mear!, me ordeno. Yo, totalmente trastornada, empecé a descargar mi vejiga mirando al frente, ha sabiendas que estaba entregando mi orina a otra desgraciada como yo, que la tragaría sin dejar caer al suelo ni una sola gota. Una vez terminé, sentí como la lengua de su esclava se introducía en mi coño hasta dejarlo totalmente limpio. Me percaté entonces como mi “Ama” esbozaba una sonrisa de satisfacción por el trabajo que se me había realizado
- ¿Necesitas defecar, esclava?, me pregunto sin pudor alguno.
- No, mi Ama –respondí con lagrimas en los ojos asumiendo ya esta condición.
- Bien, deja de llorar y vamos a comenzar. Espero que seas lo suficientemente fuerte para soportar todo el anillado que voy hacerte. Intenta soportar el dolor con dignidad y procura no dar gritos porque no soporto los quejidos. Comienza desde este momento a sufrir en silencio. Recuerda siempre que el sufrimiento callado, la degradación total y la obediencia ciega son los mayores placeres que una esclava puede ofrecer al Ama que está disfrutando con tu cuerpo como lo voy a disfrutar yo estos breves días que pasarás conmigo. Me quedé helada al escuchar estas frases en labios de ésta sádica que, sin inmutarse, recalcó que en más de una ocasión había tenido que inmovilizar la lengua a una esclava para que no volviese a gritar demostrando así su nula vocación de entrega.
- ¡Ven, sube encima de esa camilla!, me ordeno.
Como una autómata, sin voluntad de resistir, me aproximé a una rara mesa que me señalaba y me tendí boca arriba extendiendo mis brazos y mis piernas y quedando mi culo al aire, sin apoyo alguno, con lo cual mi postura resultaba bastante incomoda e impúdica. Era el comienzo de mi calvario. Cuanta maldad se iba a cebar sobre mi cuerpo por algo que yo no había hecho; por pagar una deuda que yo desconocía que tenía y que incluso podía pensar que ni siquiera existiera; que todo fuese una confusión o una venganza. Pero lo cierto era que aquí estaba yo, sin posibilidad alguna de poderme volver atrás.
Por fin pude ver de cerca a la esclava rapada que nos acompañaba. No tenía siquiera pelo en las cejas. Ella sabía muy bien lo que tenía que hacer porque no era necesario que se le ordenase nada. Primero me cogió el brazo derecho, lo tensó y ato fuertemente mi muñeca y posteriormente inmovilizó el brazo. Luego me colocó una especie de duro almohadón redondo en la espalda para que mis pechos quedasen elevados y finalmente repitió la misma operación para atar mi brazo izquierdo. Con las piernas hizo exactamente lo mismo hasta quedar también totalmente inmovilizadas. Luego la esclava se dirigió hacia mi cabeza y me sujetó la frente con una ancha correa que le impedía cualquier movimiento.
Terminada la operación se acerco al Ama, quien había estado observando su trabajo mientras fumaba un cigarrillo y adoptó de nuevo la humillante posición de sumisión a la espera de nuevas ordenes.
Pronto escuché aproximarse aquella sádica mujer. Se acercó a mi rostro y me beso largamente los labios mientras estrujaba fuertemente mis pechos... Separándose un poco de mi rostro me dijo –Vamos a comenzar, esclava. Te recuerdo tu voluntad de sufrir en silencio para que pueda disfrutar de mi trabajo. No cierres los ojos. Los quiero bien abiertos y procura no llorar. Soporta con dignidad y entrega lo que voy hacerte. Será la recompensa que me merezco por lo bonito que voy a dejar tu cuerpo.
- ¡Perra, trae el instrumento de perforación grande y las argollas para los pechos! De inmediato percibí que regresó con el material solicitado y lo entregó al Ama.
- ¡Comienza! …. La esclava se situó a mi lado y empezó a chupar mi pecho derecho. Comprendí que la finalidad era conseguir que mi pezón aumentase de tamaño. No tenía prisa ya que debía conseguir primero endurecerlo y al mismo tiempo que se agrandase. De cuando en cuando mordisqueaba con fuerza para lograr que alcanzase la máxima erección. Transcurrían los minutos succionado con avidez y manipulándolo con gran experiencia. Al final logró lo que pretendía. De inmediato pude ver como se apartaba, colocaba de nuevo las manos tras la cabeza y erguía el pecho satisfecha por su trabajo.
El Ama ocupó su lugar mostrándome sonriente el instrumento de perforación en la mano y pude notar como lo situaba sobre mi pezón. – ¡Hincha el pecho al máximo! -me ordeno. Obedecí de inmediato y procedió a comenzar a taladrarme el pezón. Mi cara y todo mi cuerpo se contrajo con un tremendo dolor que se extendió desde la cabeza a los pies y casi me hizo perder el conocimiento cuando terminó de atravesarme totalmente el pezón, al tiempo que de mi garganta salió un bronco sonido. Acto seguido noté como estaba insertando la argolla, la cual debía ser bastante grande por el gran punzazo que sentí cuando atravesaba mi pezón.
- Me satisface como te has comportado- me dijo sonriendo mientras yo me retorcía de dolor apretando fuertemente mis manos y ella contemplaba mi llanto contenido que expresaba, sin genero de dudas, el gran sufrimiento que estaba padeciendo.
Mientras daba vueltas a la argolla me dijo… Ahora limpiaremos la sangre que te está saliendo. Comprendo que esto te provoque una intensa agonía de dolor alargando el sufrimiento y tengas que tensar el cuerpo pero es necesario este tratamiento, para que la argolla quede con el orificio que debe tener. No hay que hacerlo con prisas, tenemos toda la tarde y noche para realizar el trabajo y disfrutar con tu anillado. Es lo que toca hacer hoy.
Debió de transcurrir una media hora hasta que me calmé y mi respiración recuperó la normalidad. En este tiempo el Ama debía estar sometiendo a Perra a todo tipo de vejaciones por los ruidos y profundos suspiros que escuchaba.
- Bueno, vamos a continuar, escuché…. Perra, a tu trabajo… Al oír esto, no pude más, me puse a temblar, y explote de nuevo en un llanto silencioso pensando en el tremendo sufrimiento que de nuevo iba a padecer al sentir la boca de la esclava que empezaba a chupar mi pezón izquierdo.
Debió haber pasado más de una hora desde que mis dos pezones habían sido brutalmente taladrados e insertados con grandes argollas. Digo esto porque la sádica mujer me lo había mostrado antes de colocármelo y me había obligado verlo a pesar de tener, en esos instantes de mucho sufrimiento, el cuerpo nuevamente muy tenso y los ojos llenos de lagrimas. Me había quitado la correa que aprisionaba mi frente y sentada cómodamente en una banqueta, se entretenía besuqueándome la cara, chupándome las orejas, recorriendo su lengua por mi frente y mi nariz, besando mis labios y metiendo su lengua en mi boca, hasta lo más profundo que podía y obligándome a corresponderle pues sus manos me apretaban, sin compasión, mis doloridos pechos, si no ponía todo el interés que exigía.
- Ahora, que ya estás más relajada –me dijo- vamos a proseguir con el anillado. Le toca el turno a tus genitales… Un nuevo escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
- ¡Perra, comienza su preparación!… Al instante noté la lengua de la esclava en mi clítoris y como lo succionaba. Exploté de nuevo en un llanto silencioso mientras aquella sádica mujer continuaba tranquilamente besándome, echando babas al interior de mi boca y lamiendo mi rostro congestionado por el terror, como si nada pasara. Me resultaba todo repugnante pero no había escapatoria.
-
De pronto sentí que dejaba el chupar y al instante noté que algo me estaba estirando el clítoris. El dolor era cada vez más y más intenso. Apreté las mandíbulas, estiré de nuevo el cuerpo al máximo. De mi garganta se escapó de nuevo un ronco gemido.
- Jamás debes de mostrar mueca de dolor en tu rostro. Un Ama valora muy mal estas expresiones. Lo que has notado es que te ha colocado una jeringa de succión para estirarte al máximo el clítoris porque de no ser así, no podría anillártelo. Dentro de unas horas ya estará lo suficientemente agrandado como para podértelo taladrar. Esto requiere tiempo y mientras tanto debes aprender a controlar el dolor como muestra de agradecimiento por el trabajo que estoy realizándote. Al fin y al cabo es para dejar tu cuerpo lo más atractivo posible…. Y mientras esperamos, para no aburrirnos, voy a marcarte ¿recuerdas como se hace con las reses? Pues así voy hacerlo contigo. Me han dicho que te ponga en el pubis la marca de esclava de la Organización. Te quedará muy bien, ya verás.
Escuchar estas palabras fueron terribles y abominables…. Si ésto era el comienzo ¿Qué sería lo que me esperaba más adelante?..... Me dolían tremendamente los pezones por la salvajada que había hecho. A ello se sumaba otro dolor muy intenso en el clítoris, que me mantenía en tensión todo el cuerpo y me iba ha perdurar durante horas de sufrimiento y ahora …. Mi cuerpo temblaba de pánico.
- ¡Perra! … Prepara el hierro para marcarla, dijo el Ama.
Me puse todavía más en tensión al escuchar esta frase, mientras me colocaba una ancha correa muy apretada en el vientre para inmovilizarme el abdomen… -Abre la boca, me dijo, voy a colocarte una bola para que muerdas. Esto va ha ser muy doloroso para ti, pero las ordenes son las ordenes y hay que cumplirlas… Mis mandíbulas quedaron desencajadas por el tamaño de la bola que introdujo en mi boca, provocándome arcadas de angustia.
Pasados unos minutos escuche a la esclava decir… –Listo, mi Ama. Cuando Vd. quiera… Cerré los ojos, apreté los puños y sentí tal intenso dolor cuando asentó el hierro candente sobre mi pubis que sobrepasó mi resistencia al dolor y me desmaye.
No se el tiempo que permanecí inconsciente. Cuando desperté, me encontré de nuevo en el mismo salón dónde conocí a esta malvada mujer, medio tumbada en un sofá. Ella, sentada en el sillón, fumando y con una copa en la mano. La esclava postrada a sus pies lamiéndole el coño.
- Hola, esclava, bienvenida de nuevo, me dijo…. Te hemos bajado para curar tus heridas y que descanses un poco antes de proseguir tu anillado. Ahora que has despertado quiero que te observes en el espejo y veas como está quedando mi trabajo…. Levántate y mírate…. No te olvides de adoptar la postura aprendida… La ví sonreír maliciosamente y con el pie apartar a la esclava de donde se encontraba. Ésta, arrodillada, de inmediato puso el pecho erguido, las piernas abiertas y las manos en la nuca.
Como pude comencé a incorporarme. Me dolía terriblemente los pechos, el pubis, y sentía perfectamente como el aparato, que todavía permanecía colocado en mi clítoris, lo estiraba enormemente. Caminé lentamente, temblándome las piernas, con las manos en mi nuca hacia el espejo. Al observarme en el espejo contemple que mi cabello había sido cortado; que de mis pezones colgaban unos grandes aros; que en mi pubis había marcado la palabra «ZORRA» y que entre mis piernas abiertas también colgaba una especie de jeringa transparente que permitía ver mi clítoris extremadamente alargado. No podía dar crédito a todo esto y, sin embargo, así era. En tan sólo unas horas, sin desearlo, mi vida había cambiado por completo. Y lo más duro es que no podía volverme atrás.
Permanecí en esta posición ante el espejo hasta escuchar a aquella mujer decirme… - Ahora esclava, tu Ama espera ver como la recompensas por todo lo que está haciendo por ti…. De nuevo, como una autómata sin voluntad, temerosa de que me infligiese algún castigo por desobedecer a sus caprichos, me giré, erguí el pecho y me aproxime a donde se encontraba… A pesar del dolor que estaba sufriendo y mi repugnancia a sus insinuaciones, me postré de rodillas entre sus piernas, me erguí y le di un prologadísimo beso introduciendo mi lengua en su boca, mientras acariciaba sus pechos con mis manos…. Respondió con entusiasmo dejándome hacer…. Y así permanecí durante más de cinco minutos para posteriormente lamerle el cuello e ir bajando lentamente hasta succionar primero un pecho y después el otro. Sin prisas, pero con entusiasmo…. En mi interior sentía un profundo asco por algo que jamás hubiese pensado que haría, pero mi subconsciente me decía que era lo mejor que podía hacer…. Mirándole fijamente a los ojos, fui descendiendo hasta situarme a la altura de su coño…. Saque la lengua y comencé a chuparle el clítoris y a meter la lengua lo más profunda posible dentro de su vagina… Y así permanecí durante todo el tiempo, succionando sus jugos, hasta que explotó en un violento orgasmo que prolongué para provocar otros, hasta que me ordeno detenerme pero no apartarme de su coño... Una vez más me encontraba voluntariamente sometida a una humillación y degradación increíble.
- Estoy satisfecha de tu actitud, tu resignación y tu sumisión. Veo que pondrás toda tu voluntad para ser una excelente esclava. Informaré a la Organización de tu progreso y del interés que estás poniendo para saldar tu deuda. Es un buen comienzo que te ahorrara muchos castigos adicionales a los que habitualmente se te irán imponiendo para doblegarte totalmente. Cuando vaya de visita nuevamente al rancho pasaré unos días deliciosos contigo pues ya habrás aprendido a ser muy receptiva a todo tipo de torturas y humillaciones.
Mi mente estaba grabando todo tipo de humillaciones que esta malvada mujer me estaba infligiendo, con premeditación, sin el menor pudor, ni piedad. No sólo me estaba mortificando mi cuerpo sino mi voluntad. En unas horas había perdido totalmente la dignidad de mujer para convertirme en una bestia. En una bestia que durante años iba a sufrir todo tipo de vejaciones, muchas de ellas, en estos momentos, inimaginables, como las que me habían causado desde que entre en esta casa. ¿Qué le habrían hecho a esta otra esclava que permanecía a mi lado en la misma postura de sumisión y pese a la fortaleza de su cuerpo no se revelaba y huía de aquella mujer? … No esperé mucho la respuesta... Pronto lo supe.
Como si supiera lo que pensaba o para que supiera el porqué de su sumisión, mientras recuperaba fuerzas tras los orgasmos que había tenido, empezó ha hablar conmigo… - Algún día Zorra, me dijo, ocuparás el lugar de Perra, conmigo o con otra Ama, el tiempo y tu adiestramiento dirá cuando será esto. La Organización me la ha prestado para mi servicio hasta que la venda, la vuelva a pedir o me canse de ella. Eso pasa siempre. Un Ama debe cambiarlas porque la novedad nos excita. Es muy aburrido castigar siempre a la misma esclava y no es bueno que una esclava se acostumbre a los caprichos y torturas de la misma Ama. Es necesario el cambio porque así mejora sufriendo con nuevos castigos y más variadas humillaciones. Asume ya que tu cuerpo será prestado, prostituido, vendido o regalado permanentemente y, como puedes comprender, torturado o castigado a voluntad, sin ningún tipo de justificación de la persona o personas que en esos momentos dispongan de ti.
Y obviando el terror que expresaba mi rostro continuó diciendo… - Perra, sabe muy bien, lo mismo que te sucederá a ti, que su sumisión debe ser total y ciega. La Organización, que es caritativa con ella, como lo será contigo, tiene a su hijo bajo su custodia. Un informe negativo mío sería más que suficiente para que, de inmediato, se le inyectaran hormonas femeninas; le pusieran silicona en los pechos y lo convirtieran en un transexual. Ante su presencia lo entregarían para satisfacer todo tipo de depravaciones. ¿Para qué llegar a esto si lo puede evitar?
En tu caso, antes de partir hacia el rancho, te despedirás cariñosamente de tu hermana para decirle que marchas a Europa contratada por la empresa en la que trabajaba tu marido y no ha querido dejarte sola tras el desafortunado accidente; firmarás la venta de tus bienes y así, ya podrás, sin problemas, comenzar tu dura formación. ¿No querrás que tu hermana se reúna contigo, verdad?... Sin moverme de mi posición, con los ojos llenos de lagrimas, mis oídos no daban crédito a escuchar tanta maldad, ni horror… ¡Tenían hasta el mínimo detalle controlado! Estaba dándome a entender que de mi entrega dependería la suerte de mi hermana.
- Perra, como la Organización me aconsejo que demostrase ante la nueva esclava tu sumisión total y mientras damos tiempo para que tu clítoris termine de alargarse para taladrarlo y terminar el anillado de Zorra, voy a disfrutar castigando tu cuerpo y que lo vea. Procura estar a la altura que deseo de ti.
De nuevo quedé helada al escuchar estas atroces palabras. Cuanta maldad había en esta mujer que no tenía la más mínima consideración. Lo decía como si nada, sin reparar en el daño que iba a infligir a aquella desdichada mujer. Y yo, tenía que presenciar, soportando el dolor en mi cuerpo, como la iba hacer sufrir ahora a ella. Todo para doblegar todavía más mi nueva condición a la que poco a poco estaba aceptando sin posibilidad de retorno alguno. Y además, para que supiera, que, algún día, sería yo quien ocuparía ese lugar. Estaba cada vez más aterrorizada.
Vi, como si ya todo estuviese ensayado, como Perra se postró de rodillas ante el Ama y le quitó los zapatos. Luego, se levantó alejándose un par de metros y adopto la postura de siempre: las manos en la nuca, el pecho erguido y las piernas separadas. Sin prisas, el Ama, descalza, se levantó del sillón y haciéndome una señal, para que no perdiese detalle, se acercó a donde estaba esperando la desgraciada para recibir el inicio de su caprichoso castigo.
Un puñetazo en el estómago fue el inicio. Y a éste le siguieron otros golpes pero distanciados en el tiempo para que el dolor lo fuese absorbiendo poco a poco. Perra, tensa, apenas se encorvaba en cada golpe que recibía y, cuando por el dolor lo hacia, de inmediato volvía a recuperar su posición inicial. El Ama le sonreía, orgullosa, como si estuviese premiándola…. Satisfecha con el resultado obtenido, se separó un poco y lanzó una y otra vez el pié entre las piernas abiertas de Perra, descargando contra su coño los golpes. Pude apreciar por la forma como contraía el cuerpo, por la forma como resoplaba y lo desencajado de su rostro el intenso daño que le estaba causando a la desgraciada…. Si lo que pretendía era mostrarme lo que iba a significar mi vida de aquí en adelante, lo había conseguido sin duda alguna.
- Quedo por el momento satisfecha Perra, le oí decir,… Para que Zorrra vaya aprendiendo vamos a mostrarle ahora de cerca lo bien que un Ama puede pasarlo con el culo de una esclava… Al acercarse Perra, pude ver con claridad las señales enrojecidas que había dejado en el abdomen por los golpes recibidos y su nombre marcado en el pubis, igual que lo tenía yo ahora... Aunque no ví su coño, pensé que debería estar lastimado ¿Cuál sería el nuevo castigo que le iba a infligir?
Tranquilamente el Ama se dirigió al sillón, se sentó, bebió de la copa y se untó la mano derecha con una crema transparente a modo de gelatina… Mientras, Perra se aproximó a donde yo estaba, se giró, dobló la cintura apoyando los brazos en los tobillos y ofreció el culo al Ama…. De nuevo quedé aterrada…. Ví como, sin prisa alguna, aquella sádica mujer comenzaba a introducir en el ano de Perra, primero un dedo, luego dos, tres, cuatro y finalmente introdujo toda la mano. Sujetando con la mano izquierda la pierna de la esclava comenzó un vaivén cada vez más rápido para introducir más profundamente la mano dentro del ano… la mueca de dolor de Perra me indicaba, de nuevo, el grado de sufrimiento que estaba padeciendo…. Finalmente, extrajo la mano y me mostró sonriente la aberrante dilatación del ano que había conseguido… La expresión de terror de mi cara hizo que me la acariciase como queriéndome indicar que todo llegaría… Me meé de susto y ello provocó recibir una tremenda bofetada obligarme a beber y limpiar con la lengua el líquido que involuntariamente se me había escapado sin su permiso.
- Por ahí vas por mal camino, Zorra… Anoto esta grave falta para castigarte antes de tu marcha,… me dijo… ¿No te has dado cuenta del hermoso ejemplo de sumisión y resistencia al sufrimiento que te está enseñando Perra? … ¿No valoras el interés que pone para que comprendas y aprendas lo que te espera de ahora en adelante? … ¿No ves lo orgullosa que está ofreciéndome su cuerpo al duro castigo? ¡Qué no se repita una falta de este tipo! … ¡Puerca!
- Y ahora, prosigamos... Nos vamos de nuevo arriba. Estoy deseando continuar con mi juego y de paso Zorra, ve aprendiendo lo que se exige a una esclava… Quiero que disfrutemos las tres. Cada una de una forma diferente, pero que disfrutemos… Y sin más se levantó dirigiéndose escalera arriba… Detrás de ella comenzó a caminar de puntillas Perra y siguiendo sus pasos iba yo, imitando su postura de sumisión, totalmente resignada a tener que cumplir el denigrante contrato firmado con la obligación de acatar cualquier orden que se me dé por muy repugnante y dolorosa que me resultase.
Con obediencia ciega y lagrimas en los ojos, subía peldaño a peldaño hasta llegar donde me esperaba mi Ama. Sonriente, con las piernas abiertas y las manos en las caderas, se la notaba satisfecha por el momento de los logros que estaba consiguiendo conmigo. Al pasar por delante, me retuvo y comenzó a palpar mi espalda, mi culo e introducir su mano en mi coño, sin duda para conocer lo lubrificado que estaba por la cantidad de flujo vaginal que desprendía. Sin poder evitarlo mi coño le indicaba que se encontraba humedo a pesar de la situación que estaba viviendo... Un beso en los labios, una sonrisa y una fuerte palmada en mi nalga izquierda fue el aviso para que continuara caminando.
Mientras entraba de nuevo en aquella terrible habitación, y asustada por lo que mi vista transmitía al cerebro, me pregunté una vez más ¿Qué nuevos castigos le iba a infligir a mi compañera de esclavitud quien dócilmente continuaría entregando su cuerpo a sabiendas de lo que le esperaba? ¿Cuánto dolor iba a tener que soportar para satisfacerla?… Y cuando terminase con ella llegaría entonces mi turno de sufrimientos, pensé angustiada… Al oír cerrar la puerta mi cuerpo instintivamente se puso en tensión.
Continuará …
comentarios a cecilia_slave@hotmail.com
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88075 veces
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Comentarios enviados para este relato
humillame
(27 de May de 2010 a las 16:31) dice:
un hermoso relato katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:47) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:21) dice:
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