Insatisfecha…. ( CON fotos)

Como ya les dije, al principio él pensó que se trataba de una broma mía, pero cuando se dio cuenta de que yo hablaba en serio, fue que comenzó a preguntarme que era lo que me pasaba, ya que en la cama, no dejé de chillar, y moverme como de costumbre. Fue entonces que le dije, que ya llevaba varias semanas sintiéndome así. Y lo primero que se le ocurrió decirme, fue. Eso se debe al cambio ormonal por el que estas pasando. Cuando lo escuché decirme eso, me ha dado una rabia como no se pueden imaginar. Mira que ahora resulta que según mi marido la responsable soy yo. Eso era el colmo.

Aunque si es cierto que ya entré en la menopausia, pero no quiere decir que todo sea por mi culpa. Bueno fui a mi ginecóloga, y ella como si se hubiera puesto de acuerdo con mi marido, creo que hasta usó las mismas palabras. Cambio ormonal, por no decir que ya yo era una vieja menopáusica. Si la doctora me recomendó algunos juegos, una que otra cremita, en fin nada que yo ya no hubiera experimentado.

Pero seguía sintiéndome igual de insatisfecha, ya estaba por darme por vencida, cuando me puse a leer un articulo de una revista medica. Basicamente quien lo escribió, prácticamente relató al pie de la letra todo lo que yo sentía. Se lo pueden imaginar, pero al final dejaba entrever, que si buscamos una forma o manera de volver a tener un sexo satisfactorio, deberíamos ser atrevidas, originales, audaces, y creativas. Aclarando que no daba ninguna recomendación en especial, ya que lo que para una, podría resultar satisfactorio, posible y seguramente no lo sería para el resto de las lectoras. Por lo que debíamos autoevaluarnos muy bien, y observar que cosas eran las que aun nos ecxitaban.

Yo la verdad es que después de pensarlo mucho, no encontré que era esa cosa que aun me ecxitaba. Yo le di a leer el artículo a mi esposo, y el muerto de a risa me dijo. Esto es bastante fácil, yo la verdad es que no entendí que dijo mi marido, pero cuando llegamos a casa me dijo, bueno mujer desnúdate, que esta noche vas a gozar como nunca. Yo hasta me asusté, se los digo de verdad. Yo a pesar de todo, y muy desesperanzada, le hice caso, y al quedar toda desnuda, me dijo. Ahora vamos a jugar a la tortura, yo aun no comprendía de que se trataba todo, hasta que él tan desnudo como lo estaba yo, sacó unas correas de cuero, de quien sabe donde, las que me fue colocando en el cuello, en mis muñecas, en los pies, y hasta en mi boca. Yo a medida que él iba haciendo eso, me fui poniendo nerviosa, por lo que cuando traté de negarme, me mandó a callar de manera bastante fuerte. Y continuó poniéndome las condenadas correas, y atándome con una cinta, haciendo que yo quedase tirada en el piso de nuestra sala, con las piernas bien abiertas, incapaz de lograr ponerme de pie o moverme.

Ya me estaba comenzando a sentir mal, cuando mi marido me dijo, ahora te voy a dejar con tu amante. Yo me asusté, pensé que él sabía, que hace años yo le había montado los cuernos con uno de sus mejores amigos. Y que ahora lo había hecho venir, para que me follase. De momento comencé a sentir que alguien comenzó a lamer mi coño, al principio de manera lenta, y quizás de forma algo tímida, pero al poco rato, las lamidas se tornaron más profundas, y placenteras. Pero debido a que como estaba acostada mi propia barriga no me dejaba ver de quien se trataba. Yo en cosa de segundos pasé de un susto para morirse a disfrutar como una loca de lo que me estaba sucediendo. Aquella lengua entraba y salía de mi coño, como nunca antes yo la hubiera sentido. En cierto momento pensé que se traba de mi mismo esposo. Pero no él se encontraba de pie al lado de mi cabeza, viendo con cara de satisfacción que su idea funcionaba.

Yo mientras tanto continué tirada en el piso de la casa, con mis piernas abierta, dejándome lamer todo mi coño, hasta que de momento, y para mi mayor sorpresa es que me doy cuenta de que quien me estaba lamiendo el coño de manera tan sabrosa, era nuestro propio perro. Eso me dejó aturdida, sin saber como responder ni que hacer, aparte de dejar de que me siguiera lamiendome el coño, ya que no lo podía evitar. Fueron tantas y tantas las lamidas, que fui la primera sorprendida, cuando comencé a disfrutar de un profundo y muy húmedo orgasmo, como hacía tiempo que no tenía.

Mi acelerada respiración, y mi corazón a punto de sufrir una taquicardia, me delataron. Aparte del gran chorro de mis propios fluidos vaginales, que salió de mi coño. Los que de manera rápida nuestro perro siguió lamiendo. Yo iba a comenzar a quejar, a decirle a mi esposo que si se había vuelto loco, pero cuando traté de comenzar a hablar, eso que me puso en la boca, me lo impidió. Es decir si hacía ruido, pero nada que se pudiera entender.

Fue cuando él me volvió a mandar a callar, diciéndome. Deja que lo mejor está por venir ahora. Haciendo que yo me puisera en cuatro patas, agarrando al perro por su collar, lo fue dirigiendo, hasta que su verga ya bastante fuera, la colocó frente a mis nalgas y mi coño, en cosa de un breve salto, sentí como esa gran verga de nuestro perro penetró mi vulva. Al principio mi parido la mantenía sujeta entre sus manos, pero apenas comenzó a meterla y sacarla de mi coño, la soltó. Y fue cuando sentí que aquella cosa crecía dentro de todo mi coño. Yo estaba como loca de placer, al punto que mi marido me quitó aquella pelota o bola que me había metido en la boca, y apenas pude, me dediqué a mamar su verga, con tanto gusto y placer, como nunca antes lo había hecho.

Bueno lo cierto es que disfruté como nunca, aquella tarde, nuestro perro me hizo sentir la mujer más feliz del mundo, y para completar, después de que finalmente logró que su verga se recogiera nuevamente, y cuando yo aun chorrenado su semen, por todo mi sensitivo coño, mientras me lo lamía con su lengua. Mi marido, aprovechó lo agotada y satisfecha que yo me encontraba, y en un descuido mío, y sin previo aviso me lo ha enterrado por el culo.

Después fue que me dijo mi esposo, que en una ocasión mientras yo estaba de lo más envelezada viendo un video porno, de una chica dejándose montar por un perro. Como seguramente pensaba que mi marido estaba durmiendo, comencé agarrar mi propio coño. Hasta que logre disfrutar de un orgasmo. Él no me dijo nada, pero se acordó de eso, cuando leyó aquel artículo, y decidió ponerlo en practica sin decirme. Que de seguro si me hubiera dejado saber cuales eran su ideas, lo mas probables es que me hubiera opuesto a todo. Pero ahora, ocasionalmente dejamos entrar al perro, a nuestra sala, y mientras él me monta, yo se la mamo a mi marido, entre otras cosas.