Ivanna

Doña IVANNA

Visitaba seguido la casa de mi madre, la deseaba y ella sabía que yo estaba ansioso por ella y de poder demostrarle cuanto anhelaba aparearme con ella, la tenia en su cama a mi disposición a lo menos tres veces en la semana y a veces hasta cuatro, donde nos uníamos sin contemplaciones en nuestros apareamientos. Como la gozaba.

. Ese día llego a mi casa y mi madre esta acompañada de la señora Ivanna mamá de Eva, una hembra de 38 años de largas y bien proporcionadas piernas, con un trasero que llamaba la atención al verlo por primera vez y cuidaba su cuerpo delgado lo mantenía así, lo único que no se veían bien en ese cuerpo eran sus senos muy pequeños para su estrecho cuerpo. Ella lo sabía y siempre estaba con sus hombros hacia atrás para destacar esos pequeños senos. También todos sabían que su marido era amigo de las bebidas alcohólicas y gustaba pasar largas horas del viernes y sábado en el bar de don Damian, era madre de tres chicos, Eva 16 años era compañera de mi curso a pesar de tener yo 18 años. Iba atrasado por acompañar a mis padres en la minera y estuve dos años sin estudiar, además sus hijos varones eran Diego de 13 y Tomas del mismo nombre del padre de 10 años. En verdad cuando uno miraba detenidamente a doña Ivanna uno poco a poco la deseaba, su cuerpo era llamativo salvo sus senos, su vestir era siempre con mini vestido o falda corta sobre la rodilla casi mostrando sus calzones, sus piernas deseaba uno acariciarlas por lo bien proporcionadas, su abertura en su entrepiernas abultado saliente hacia delante y se le marcaba la separación de su vulva en dos labios, eso me exacerbaba cada vez que la miraba. Ella sabia que siempre mi mirada era de codicia y apetencia por su cuerpo. Por eso pocas veces me dirigía la palabra.

Ivanna y mi madre interrumpieron su conversa con mi llegada, mirándome con ansiedad. Dile dice Ivanna lo que el médico a dicho, vamos, dilo…que tartamudeo madre….que debo cuidarme me dice.
Ivanna se para delante de mí, separándonos y con sus brazos en pocillo diciéndome tienes que cuidarla, es una buena mujer que necesita cariño y comprensión… la enfrento… diciendo… al igual que Ivanna ¿a quien estoy mirando?... Ella se sofoca entera, ahogándose al tratar de decirme algo, no la dejo y tomándola entre mis brazos le digo…tú sabes que te deseo, sabes que deseo darte el cariño que necesitas y además sofocarte dándote mi comprensión en una cama haciéndote una mujer feliz y anhelante de fogosidad, exaltación y apasionamiento…, como está entre mis brazos, siento como se estremece con ansias de ser apareada y sentirse satisfecha en brazos de un macho que la zarandeara hasta saciar su lujuria interna de ser poseída con ansias y satisfacer sus necesidades eróticas y no por un borracho que muchas veces no completa el acto sexual por su estado etílico.

Dominada por la lujuria respondía a cada incursión mía con un gemido. Fue entonces cuando mis dedos se apoderaron de su entrepierna subiendo bruscamente su falda por debajo de su calzón y cazaron su clítoris, empecé a masturbarla, gemíamos ambos de forma que el cuarto se llenó de gritos.

La miro y la madre de mi compañera Eva, esta mordiéndose los labios y sus manos aferradas a mis muslos, entendí el mensaje estaba excitada y eróticamente anhelante de un apareamiento…, necesitaba un apareamiento, bruscamente separo su camisa y me introduzco entre sus pequeños senos, besándolos…, mi mano derecha y mis dedos por debajo de su calzón ingresan a su vulva…, bufa gimiendo como si estuviera corriendo una carrera, ingreso tres dedos en su vagina, se recuesta en una mesa refunfuñando y sin decirme nada, me deja ligarme a su cuerpo y no se como lo hizo, pero ella tenía mi pene fuera de mis pantalones, los cuales había bajado y de un golpe se lo clave en sus pliegues vaginales rezongo mas fuerte y buscaba aire para respirar angustiada al sentirse penetrada y poseída, sabía que se entregaría a uno de los compañeros de curso de su hija. Sabía que eso le acarrearía problemas. Dos minutos y ella lloraba desesperada con la llegada de sus orgasmos y la entrega de sus fluidos vaginales, entregándose al apareamiento con un alumno del curso de su hija, un muchacho de no más de 18 años, que la saciaba maravillosamente hasta lograr de ella nuevamente sus orgasmos y su entrega desenfrenada al coito. Después de menearse con placer y gusto, me exige que me desmonte y mientras ordena su ropa me dice… ni una palabra de esto en el colegio…, mira a Eloisa y le dice lo compartiremos es mucho para ti sola. Eloisa mira y sonríe.

Pasan seis días es sábado y estoy parado en una esquina mirando la casa de Ivanna, esperando, no sé que, pero espero. Veo cuando salen los dos niños que van a jugar a la pelota en la cancha de la escuela. Luego sale el padre con la hija camino del centro en su vehículo, Ivanna esta sola en casa.

Toco la puerta y sale ella, que quieres me dice, empujo la puerta y entro. Te quiero a ti le comunico deseo estar tranquilo contigo ahora que han salido todos en tu familia.

La arrastro a su dormitorio donde gimotea…déjame…déjame. La acomodo en su cama y comienzo a desnudarla gimotea y patalea, pero no me rechaza. Me desea como yo a ella.

Sin esperar a que me llamara me arrodillé a su lado me e hundiendo mi cara entre sus muslos, probé por primera vez el sabor de esa vulva que tenía esa mujer madura la rubia madre de Eva suspiraba y gemía al sentir mi lengua recorriendo los pliegues de su vulva y aliviada en voz alta, me informó que su vagina, entre gritos se vaciaba, cómo gemía, fue el sonido del chapoteo de mi lengua contra su cueva inundada cada vez que la penetraba con mi lengua, lo que me hizo incrementar la velocidad de mis incursiones.

Ivanna sentía que era increíble, fabuloso e inaudito que un muchacho compañeros de sus hijos en el colegio fuera capaz de saciarla obteniendo sus orgasmos sin penetrarla, solo a lengüetazos.

Cambiando de posición, agarré su melena como si estas fueran riendas y palmeando su trasero, la espoleé a que fuera mi montura y se pusiera en cuatro patas para que reforzara mi ritmo. Sentir los azotes en sus nalgas la excitó y gritando como una puta, me pidió que no parara, que la hiciera mía que la forzara y la penetrara con mi bien proporcionado miembro, cumplí sus deseos y escuché cómo gemía cada vez que mi sexo chocaba contra la pared de su vagina pero, fue el sonido del chapoteo que manaba de su cueva inundada cada vez que la penetraba, lo que me hizo incrementar mi velocidad., agarré su melena nuevamente y palmeándole el trasero, abusaba de mi montura para que acelerara su ritmo. Sentir los azotes la llevaba a gemir más y gritándome que era mi puta, mi mujer, mi yegua me entrega sus orgasmos al tiempo que regaba mi semen en ella. Desde ese sábado todos los sábados fue mi mujer, sabiendo que aun perteneciendo a otro hombre ella se entregaba en cuerpo y alma a mi desenfreno sexual apareándose conmigo sin restringirse.
Pago caro su audacia tres meses después cuando finalizábamos el año escolar ella tenía en su vientre un par de mellizos fecundados por mí. Era feliz y me decía que siempre hasta la muerte sería mi puta, mi amante, mi mujer. Ha cumplido tengo 25 años estoy casado, pero ella sigue fiel entregándome su cuerpo cuando la necesito. Eso es otra historia.