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LA BODA

Relato enviado por : Anonymous el 18/03/2012. Lecturas: 7891

etiquetas relato LA BODA   Tríos .
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Resumen
MI ESPOSA Y YO FUÍMOS A UNA BODA, UNA PAREJE DE AMIGOS SE PELEAN Y ACABAMOS CON...


Relato
Un día tuvimos una invitación a una boda de la universidad donde mi esposo era consultor, se trataba de un alto directivo que se volvía a casar por segunda vez. Unos días antes del evento un amigo nuestro, Alberto, nos llamó para preguntarnos si iríamos a la boda, que si nos veíamos allá. El estaba casado con una mujer que trabajaba en esa universidad y con la que al parecer, nunca se quisieron de verdad o cuando menos esa era nuestra impresión.
Llegando al salón nos sentamos con ellos y se sentía el aire pesado. Ellos estaban tensos y sonreían, pero yo soy muy intuitiva y lo sentí, nada más los vimos. Después de un rato de las conversaciones típicas, Alberto (nuestro amigo) empezó a platicar con mi esposo con la cara desencajada, serio. Me moría de la curiosidad de lo que platicaban. Carlos mi esposo se puso también serio. Siguió la fiesta como muchas otras y yo observaba a nuestro amigo con su esposa, ella se reía y tenía un aire de suficiencia y de triunfo, él de risa fingida pero con enojo contenido. Finalmente fuimos a hacer algo que me encanta y que hago muy bien, bailar.
En el baile, como lo directa que soy le pregunte al oído a mi marido: “¿Qué pasa con estos dos?” me platico que Alberto, sospechaba desde hace tiempo, que ella era amante del flamante novio, el director y jefe de ella.
En ese instante volteé a ver los novios bailar y vi enseguida que él miraba fijamente a la esposa de nuestro amigo con cara de borrego enamorado y hasta triste. Sentí una rabia muy fuerte y seguimos bailando. En los típicos bailes de boda, noté cómo al hacer la víbora de la mar, él, sosteniendo el vestido de ella para que las mujeres pasaran se cruzaban de miradas lascivas, que al parecer nadie se percataba salvo Alberto, Carlos y yo.
En el baile se me ocurrió sacar a bailar a Alberto y le dije a Carlos que bailara con ella, empecé a bailar sexi y coqueta con él, jodiéndola. La verdad es que yo iba guapísima, estaba con un vestido negro entallado con una abertura en la pierna muy generosa y un escote en la espalda que llegaba casi a mi trasero, que lucía mi piel y pecas recién bronceadas de las vacaciones que acabábamos de tener. Mientras Carlos y ella bailaban, ella haciéndose la ofendida lo miraba furiosa, yo reía y lo hacía reír, luego él me confesó que ella siempre había sentido celos por mí, porque lo conocíamos desde antes que ella y nos quería mucho. Yo insistí en ser la más sexi de la pista y sentía la mirada de todos los hombres como si quisieran devorarme. El novio la miraba descaradamente con cara de What? Mi bello Carlos, reía de ver cómo los manipulaba y ayudaba a nuestro triste amigo Alberto.
Después ya en la mesa y durante la cena ellos empezaron a discutir acaloradamente, ella adoptaba posturas de indignada y se hacía la ofendida, el estaba furioso y celoso pero en el fondo con una profunda tristeza. De pronto ella se levantó y dijo “ahorita regreso”. Tardo mucho y Alberto fue a buscarla, al rato regresó con la cara desfigurada de enojo y tristeza, “se largo, haciéndose la ofendida, y además la muy cabrona, se llevo la camioneta”.
“Nosotros te llevamos a casa” le dije, pero nos comentó que quería que lo dejáramos en un hotel. Insistimos en que se fuera a dormir a la casa, que nuestro hijo estaba de viaje, pero él no quiso, nos indicó un hotel de la zona de santa fé, que estaba ahí cerca. Llegando al hotel nos dijo: “me voy a poner bien pedo” inmediatamente Carlos le dijo “¿ella se merece, que te azotes en el piso por ella?” el no respondió nada y se bajo del coche despidiéndose de mí, educadamente.
Yo le dije que iríamos con él al bar del hotel y que no lo dejaríamos solo, de mala gana aceptó. Al llegar al bar estaba un grupo musical armando tremendo desmadre y no era el lugar para tristear, el viendo todo esto, se volvió a despedir dirigiéndose al front desk…
Yo lo tomé del brazo y lo lleve a rastras a la pista de baile y lo abrace como quien abraza a un niño triste. A pesar de la música guapachosa lo abrazaba y lo menaba lentamente apapachándolo, Alberto se acerco a mi oído y me dijo “gracias linda” y apoyando su cabeza en mi hombro empezó a llorar de tristeza y odio, dejándose abrazar y mimar.
Carlos se sentó en una mesita pidiendo una botella de tinto haciéndome señas que continuara con mis mimos. Poco a poco, lo fui acercando más a mí y sin darme cuenta empecé a sentir su atlético y musculoso cuerpo pegado al mío sosteniéndome por la cintura, el corazón me latió fuertemente, parecíamos novios abrazados y mi esposo sonriendo, nos miraba.
Algo conmocionada por la situación empecé a moverme con más ritmo y cadencia para evitar malos pensamientos, sin embargo aún cuando mi cabeza me decía, para, detente pendeja, mi cuerpo me decía quiero… Me estaba excitando como una loca y no soporté más la situación, lo tomé de la mano y nos fuimos a sentar con Carlos. Estaba muy nerviosa y excitada a la vez, era una lucha interna como si una parte salvaje de mí, quisiera apoderarse de toda mi persona.
Carlos estaba clavándome la mirada con ojos de placer, lujuria y hasta una sonrisita burlona, que tenía bien puesta con aires de complicidad.
Tomamos una copas de vino y mi marido hizo un brindis “Por los Tres mosqueteros”,

Alberto y yo nos reímos nerviosos. Inesperadamente Carlos me tomó de la mano y me llevo a bailar, en realidad estábamos en un rincón del bar que era el único donde había lugar. Conociéndolo, intente hablar con él para apaciguarlo pero él empezó a abrazarme, moverme y toquetearme por todos lados, mi deseo reaccionó de inmediato y me prendí a él en un beso apasionado, como en años no nos lo habíamos dado.
Mientras tanto, con sus nudillos me empezó a sobar suavemente por encima de mis senos, de inmediato se erizaron mis pezones y me sentí empapada y escandalosamente excitada, qué excitada, extasiada, después me acariciaba la espalda y casi las nalgas, Alberto me miraba fijamente, de pronto Carlos se acercó a mi oído y me dijo como una orden: “sácalo a bailar y excítalo más!” me guió con la mano hacia él, lo tome de su mano y bailando me puse de espaldas a él, restregándole mis nalgas al ritmo de la música, en su ya escandalosa erección, la tenía enorme..
En ese momento la música cambio a calmada e inmediatamente lo abracé, llevé sus manos a mi cintura y luego de un rato a mi denuda espalda, le dije “acaríciame la espalda tontito”..Él nervioso lo hacía volteando a ver a mi marido, mi marido levantó su copa como brindando y aprobándole lo que pasaba.
Estuvimos unos minutos abrazados mientras me acariciaba la espalda y yo la suya, lo atraía hacia mí y apoyaba mi cabeza en su pecho, él iba de mi espalda a la cintura, el talle y luego subía lentamente hasta casi tocar mis senos, yo empapada a más no poder lo miraba con ojos de lujuria absoluta…
Sin darme cuenta, mi marido se había puesto detrás de mí y me dijo secamente al oído “No pienses y Bésalo” y sin pensarlo, me prendí a sus labios en un beso eterno, fogoso, donde nuestras lenguas se retorcían intercambiando nuestra pasión, abrazándonos con fuerza… en ese momento mi marido me dijo al oído, “voy a rentar una habitación, ahorita vengo, mientras fájatelo”. Yo me sentía la mujer más puta de las putas y no me importaba en lo absoluto, es más, en mí vida nunca me había sentido tan excitada, contenta, viva, intensa, y orgullosamente loca.
Regresó Carlos y nos dijo “síganme par de tortolitos”, lo seguimos tomados de la mano y en elevador del alto hotel, presionó el piso 27 e inmediatamente me ordeno: “bésalo” y nos volvimos a fundir en un beso lleno de caricias, mientras, Carlos por detrás mío, me empezó a quitar el vestido, yo pensé “aquí?” que me importaba, eran las 4 am.
De pronto estaba con mi piel recién bronceada, en ropa interior negra y diminuta (divina), medias, ligueros (que había preparado para mi marido) y tacones altos, besándome y fajando enfrente de mi marido en un elevador, Alberto me masajeaba las nalgas y entre beso y beso me dijo: “siempre me has gustado, me encantas!”.
Cuando se abrió la puerta del elevador, medio me cubrí el cuerpo con mis manos pero no había nadie, la situación era de lo más excitante, yo en lencería fina, ligueros, semidesnuda en el pasillo de un hotel de lujo.
Carlos me dijo: “es hacia la izquierda hasta el fondo, camina enfrente de nosotros para que te veamos el culo” yo le arrebate el vestido medio apenada y medio me tape los primero cinco pasos, después sin voltearlos a ver se los arrojé hacia atrás, contoneándome y exhibiéndome como una gran puta.
A la mitad del pasillo, pasamos junto a una máquina tragamonedas de refrescos y dulces, Carlos me jaló del hombro e hizo que me arrodillara atrás junto a la máquina, luego acerco a Alberto y me dijo: “mámasela aquí!” yo loca de excitación, saqué su enorme verga del pantalón y me la metí en la boca disfrutando de ese hermoso y caliente miembro en mi boca y de la emocionante situación..
Sin darme cuenta Carlos se había sacado también su verga y jalándome de los cabellos, se las mamaba alternadamente.

Ellos me sobaban mis senos y mi cara y yo me sentía en las nubes. Luego de un rato sonó el ring del elevador indicando que alguien había llegado al piso, Carlos me tomó del brazo y rápidamente seguimos caminando hasta nuestra puerta, yo volteé y vi a una mujer ejecutiva que venía atrás de nosotros, caminando con los ojos desorbitados viendo mí casi denudes, y yo impávida, me importo madres.
Entramos a la lujosa habitación con una pequeña salita y una cama King que de inmediato la dejé en sábanas y me recosté en medio, Carlos dijo: “No, ven acá a la salita”, sentó a Alberto en el sillón, puso en un estéreo música suave, también se sentó y me dijo: “báilanos” yo excitada, por esa actitud sumisa y por parte de él, en una nueva faceta dominante, era claro que quería el control, eso me excitaba más.
Me empecé a mover como nunca creí que podía, los tenía atónitos, me les puse cerquita de ellos.. Volvió a decirme: “quítate el bra despacito y sin dejar de bailar”, lo hice y me sobaba los senos mientras bailaba, después me quité la diminuta tanga quedándome en ligueros y tacones…
Después se sentaron en la cama e hincada les mamaba sus deliciosas vergas, un rato a uno y luego al otro..mmmmmmhhhh!!!









Después él dijo: “recuéstate en la cama”, y se pusieron uno a cada lado de mí

Besándome, acariciándome, chupándome por todos lados, yo feliz! Mi marido se fue a mi sexo y empezó a chupar mi clítoris de manera espectacular, Alberto me besaba la boca y acariciaba mis pechos, yo le agarraba la verga,

Meneándosela sin parar, luego jale de la verga a Alberto y me la lleve a la boca, chupándosela, me vine como una frenética en medio de gemidos de profunda satisfacción, yo quería más.
Luego de a perrito se alternaron uno y otro como tres veces..

Después mi marido llevándome a la alfombra y subiéndome las piernas al pecho le dijo a Alberto “cógetela” él ni tardo ni perezoso, se colocó frente a mí y poco a poco me empezó a sumergir su bella y enorme verga, por lo empapada que estaba entro fácilmente, note como me llenaba y empezaba con un movimiento cadencioso mientras Carlos se separo de nosotros para mirar la escena..

Yo empecé a gemir como una puta, al recibir su verga, ambos me subieron a la mesita de la sala..



Y mirando a mi marido le dije “ven” y metió su verga en mi boca,

Le enorme excitación de tenerlos a los dos era maravilloso, me vine no sé cuantas veces..
Después mi marido dijo: “móntalo en el sillón” él se acostó boca arriba y yo me metí su verga hasta dentro, luego Carlos se acerco por delante y se la mamé con gusto…

luego Carlos, nos paso a la cama y seguí montando a Alberto, Carlos se hincó detrás de mí para acariciar mis tetas desde atrás, sentía que restregaba su verga en mis nalgas y le dije sin pensarlo: “métemela por favor, quiero sus dos vergas al mismo tiempo!!!”
Me inclinó sobre Alberto y poco a poco me la introdujo toda, de pronto sentía como ese par de vergas me penetraban en un ritmo y sensaciones indescriptiblemente deliciosas..

y sus cuatro manos me acariciaban toda, Carlos en esa doble penetración metió sus dedos en mi boca y me dijo: “Chupa verga también” le chupe los dedos imaginando una tercera verga en mi boca, que con gusto lo hubiera hecho.

Nos quedamos dormidos abrazados Alberto y yo, después a medio día nos despertamos y por idea de Carlos nos fuimos a almorzar birria a la polar, con la condición que fuera como novia de Alberto, ahí comenzó otra etapa sexo

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Comentarios enviados para este relato
veronika72 (28 de March de 2012 a las 18:27) dice: que rico es poder tener dos vergas por todas partes, sigue disfrutando amiga....

Gabriel Navarro (16 de October de 2012 a las 02:11) dice: La verdad excelente el relato, y sí fué tan real como lo plasmaron en la narración, más que excelente. Es uno de mis grandes anhelos llegar a cumplir esa fantasía.


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