Tigresa, la famosa y despampanante superheroína, avanza arrogante por la azotea.
Relato
La humillación de Tigresa.
Tigresa, la famosa y despampanante superheroína, avanza arrogante por la azotea. Lleva su sempiterno traje de combate, esto es, una malla amarilla muy ajustada, de látex, que deja ver las voluptuosas curvas de su cuerpo. La Tigresa es morena, alta, musculosa, de largos cabellos negros, enormes y globulosas tetas y unos ojos llameantes que brillan tras su gran máscara amarilla, que cubre parte de su cara. Sus altas piernas están enfundadas en unas botas negras que le llegan hasta algo más arriba de las rodillas.
Camina ágilmente, oteando todo con astucia. Es de noche y en la ciudad, muy abajo, se oyen las sirenas de la policía. Tigresa ha llegado hasta aquí persiguiendo a una vulgar ratera, que acaba de robar la caja de un supermercado. La defensora del orden no tiene el menor temor, la ratera sólo le inspira lástima.
Pero la ladrona no está dispuesta a dejarse coger fácilmente. Tigresa atisba una sombra, oye el rumor de una carrera. La azotea está débilmente iluminada , pero aún así, se puede ver sin muchos problemas.
-¡Ríndete, muchacha…!- grita, con voz autoritaria - ¡Soy Tigresa, no puedes huir de mí!¡Entrégate, vamos, no seas ton…!
La superheroína no puede acabar la frase. La ladrona, una joven veinteañera mal vestida, se acaba de lanzar sobre ella desde un falso techo. Con la fuerza de la desesperación, la chica consigue tirar al suelo a la famosa heroína. Luego, antes de que la musculosa y entrenada mujer de amarillo logre recuperarse, la ladrona se abalanza sobre ella y empieza a propinarle una humillante lluvia de bofetadas, una detrás de otra, imparables, increíbles, poderosas…
-¡¡Aaahh..ahhh…ahhh…!!- grita Tigresa, estupefacta, incapaz de reaccionar.
“¡Debo luchar, no es más que una vulgar ladrona!¡Soy la Tigresa, la reina de las superheroínas!”- se dice a sí misma Tigresa. E intenta levantarse, o , al menos, interponer un brazo entre su cara y las terribles manos de la chica. Pero es inútil. La joven aparta el brazo de la sorprendida heroína con facilidad y le da cuatro bofetadas seguidas. Luego, increíblemente, golpea a Tigresa en el estómago brutalmente, con todas sus fuerzas…
-¡¡AAGGHH!!-aúlla la luchadora de amarillo, al sentirse golpeada en el estómago. Pero lo peor está por venir. La chica vuelve a blandir su brazo y ahora descarga su furia contra la indefensa entrepierna de Tigresa, golpeándola directamente en el bajo vientre.
-¡¡¡AAAAHHHHGGG!!- grita Tigresa, dolorida en lo más hondo. Aterrada, constata que no puede reaccionar, que aquella chica la tiene dominada, que la velocidad con que es atacada por ella es superior a su capacidad de reacción…
“¡Soy Tigresa!- se vuelve a decir a sí misma la superheroína-¡Y debo combatir!”
La chica baja la guardia un segundo…y Tigresa contraataca. La golpea duramente en la cara, lanzándola contra la pared.
-¡¡Auugghh…!!- exclama la sorprendida ladrona, que ya no esperaba resistencia por parte de Tigresa. La superheroína se levanta, majestuosa, bella, hermosa, voluptuosa y terrible…y se abalanza sobre su víctima. La chica esquiva el primer golpe, pero la mano de Tigresa se aferra a su blusa y se la arranca. Ahora, la ladrona está en sujetador. Tigresa, en una parte de su mente, archiva la belleza de aquellos senos amplios y jugosos, escondidos bajo el sostén.
-¡Zorra!- grita la chica, intentando huir. Tigresa la agarra por la parte superior del pantalón vaquero que lleva y la retiene un momento…la chica lucha por escapar con todas sus fuerzas …y el pantalón baja y baja…Tigresa, momentáneamente sorprendida al ver a la chica en bragas, deja que su enemiga escape de la trampa. La chica, ahora en bragas y sujetador, huye por la azotea.
-¡Es inútil , muchacha…!- grita Tigresa, triunfante.-¡Te encontraré y te haré pagar los golpes que me has dado! Por cierto, te felicito…has luchado bien…pero no eres enemiga para mí…soy una superheroína perfectamente entrenada…y tú…tú no eres nadie…así que…ríndete, vamos , y no me hagas perder más el tiempo.
Tigresa advierte unas sombras en movimiento tras unos bidones. Como una centella , se lanza hacia su objetivo…
-¡Ajá…te…!- exclama, pero pronto las palabras se le hielan en la boca. La chica está frente a ella, totalmente desnuda. Se ha quitado las bragas y el sujetador y su bello, delgado y grácil cuerpo de joven veinteañera está ahora a la vista. Tigresa está confundida. Aquella chica es tan hermosa, tan …deliciosamente indefensa. Por un momento, olvida que no hace sino unos minutos, aquella indefensa chica le estaba dando una auténtica paliza a ella, a la famosa Tigresa.
-Me rindo- dice la joven, mirando tiernamente a los ojos de Tigresa , mientras avanza decididamente hacia ella.
-No…no te muevas…- balbucea Tigresa, que no se esperaba esto. La joven desnuda está ya junto a la superheroína. Y Tigresa no sabe qué hacer…
-Me rindo- vuelve a decir la chica. Tigresa no se mueve. La belleza de la joven desnuda la tiene hipnotizada. Y entonces, la chica, con un brillo malvado en los ojos, golpea con todas sus fuerzas a Tigresa en el estómago…
-¡¡AAHHHHGG!!- exclama la nuevamente sorprendida Tigresa , doblándose hacia abajo. La chica no pierde el tiempo y vuelve a la carga. Ahora, le da dos puñetazos seguidos a la superheroína en toda la cara. Los golpes hacen que Tigresa vuelva a erguirse…y la chica aprovecha la coyuntura para darle dos fuertes puñetazos en el estómago otra vez.
-No…ahhhgghhh…- gime la golpeada Tigresa. Su mente trabaja a toda prisa, pero no puede sobreponerse a la velocidad de la chica, que ya la está golpeando nuevamente, esta vez a base de potentes patadas en los costados.
-¡¡AAGGH!!¡AGGHHH!!- exclama la Tigresa. La chica la patea con saña, una y otra y otra vez. Aquella terrible paliza a base de brutales patadas da pronto sus frutos y todo atisbo de resistencia se esfuma de la mente de la ya derrotada Tigresa. La superheroína no se mueve y sólo gime y suplica balbuceando.
-No…por favor…ahhh…ahhh…no…p..por…faa…vor…ahh…- gimotea Tigresa, al borde las lágrimas. La chica se da cuenta del estado de la hermosa heroína y deja de patearla. Ahora va a divertirse.
-¿Te gusta esto, Tigresa?¿TE GUSTAA…EHH…?- exclama la joven, agarrando a la heroína por el pelo y arrastrándola hasta dejarla en pie junto a una pared. La torturada Tigresa no puede pensar con claridad, sólo un pensamiento domina su mente. “¡Esta zorra de mierda me ha derrotado!”
Y así es. La joven también lo sabe. Ha derrotado a la todopoderosa Tigresa. Porque la superheroína ya no se mueve siquiera. Y la chica se lanza sobre ella y la abofetea una y otra vez, jugando con la cara de la superheroína como si fuera de goma. Plaf.Plaf.Plaf.Plaf. Una bofetada tras otra.
-No…por favor…noo…¡Augh!...por favor….- gime Tigresa, que ha decidido ponerse a suplicar, puesto que no sabe como se comportará aquella chica, que incluso puede querer matarla.
-¡Voy a matarte a golpes, payasa!- exclama la chica, aparentemente fuera de sí. Tigresa, aterrada, se tira a los pies de la desnuda joven y suplica por su vida. La derrota ha sido totalmente inesperada y fulminante y Tigresa no está preparada para soportarla. Lo único que se le ocurre es suplicar. Y suplica.
-No…por favor…no me mates…soy una superheroína…por favor…por favor…-
La chica agarra por el pelo a la musculosa Tigresa, la pone en pie a la fuerza, la empuja contra una pared y allí, acercando todo lo posible su rostro al enmascarado rostro de la heroína…
-Escúchame bien, Tigresa. Podría matarte a golpes ahora mismo y nadie me lo podría impedir. Tengo ganas de hacerlo.Pero tienes suerte.También tengo ganas de otras cosas .Asi que, si te portas bien y me obedeces, te dejaré vivir.¿qué te parece, Tigresa mía?
La valerosa Tigresa , con lágrimas de humillación en los ojos, contesta.
-Si…te obedeceré en todo…en todo…gracias por no matarme…gracias…gracias…haré todo lo que quieras…cualquier cosa…cualquier cosa….- la superheroína , con los ojos lagrimosos, mira a los ojos a la chica y los ve como dos lagos de acero. Sabe que no vacilaría en matarla. Es una chica dura, sin compasión. Tigresa siente miedo y baja la vista, derrotada por completo.
-Bueno, Tigresa , quiero que te desnudes .¡Y rápido!- ordena la chica.
Tigresa , sorprendida por la orden, tarda en obedecer. No entiende. O no quiere entender.
-¿ Qui…quieres que…que …que me …desnude….? Yo…yo…no pensaba…en fin…no pensaba en…desnudarme ….delante de ti…yo…soy una superheroína…
La chica avanza un paso y le da dos bofetadas a Tigresa , dos bofetadas que resuenan en la vacía azotea como el redoble final de una total derrota, la derrota de Tigresa.
-¡DESNÚDATE , PUTA!- ordena la chica, con los ojos como dos humeantes rayos.
Tigresa, aterrada, temblorosa, empieza a desnudarse sin perder un minuto. Primero, se baja la cremallera superior, dejando así que sus grandes pechos se asomen al mundo, casi completamente a la vista. La chica se relame al observar la impresionante presencia de las tetas de Tigresa. La superheroína continúa y se quita toda la parte de arriba de su uniforme. Ahora, con las grandes tetas al aire, Tigresa llora sin poderse contener. Llora de humillación.
- He dicho que te desnudes …PUTA- susurra la chica sonriendo sin parar.
-Lo…lo haré, si, lo haré – contesta Tigresa. Y la superheroína empieza a quitarse la parte baja del uniforme, hasta quedar vestida solo con las altas botas negras y su antifaz.
La visión de la hermosa Tigresa completamente desnuda turba a la joven victoriosa. Se siente cachonda , incapaz de contenerse. Necesita a aquella superheroína. La desea.
-Date la vuelta – ordena la chica. Tigresa obedece sin rechistar, sorbiendo ruidosamente las lágrimas de impotencia que asoman a sus ojos. La joven queda extasiada al contemplar las rotundas formas del magnífico culo de Tigresa.
-Ahora, Tigresa – continúa la joven – vuelve a darte la vuelta, ponte a cuatro patas y ven aquí.
La musculosa y hermosa Tigresa obedece y un instante más tarde se encuentra avanzando a gatas hacia la chica que la ha derrotado, la cual la espera sentada sobre un muro, muy abierta de piernas, mostrándole a la vencida heroína la totalidad de su coño desnudo.
-Bien hecho, Tigresa. Ahora, quiero que me chupes el chocho con esa lengua tuya.- ordena la sonriente joven. Y Tigresa rompe a llorar. Llora en abundancia, y sus lágrimas recorren su bello rostro y caen al suelo, formando un laguito debajo.
-No, por favor. Eso no. No puedes pedirme eso.¡Por favor, te lo suplico! Soy una superheroína, no puedo humillarme así. ¡Por favor!- gime la derrotada Tigresa.
La chica la agarra de pronto por el pelo, le da cuatro bofetadas seguidas y vuelve a soltarla. La voluptuosa Tigresa, desnuda a excepción de sus altas botas negras y de su famosa máscara amarilla, terror de los delincuentes, se traga lo que le queda de su orgullo, llega, avanzando a cuatro patas, hasta la joven que la ha derrotado, e introduce su cabeza entre los muslos de la misma. Huele el sexo de la muchacha, la mira suplicante a los ojos una última vez y, tras comprobar que no puede esperar clemencia y que con sus reticencias solo logrará enfadar a la joven y que le vuelva a pegar , saca la lengua y lame timidamente la vulva olorosa que se le ofrece. Nada más probar el sabor del sexo de su enemiga, Tigresa aparta la lengua , asqueada.
-¡No puedo!- exclama, mirando con sus lloriqueantes ojos a la malvada joven-¡No puedo!- y lágrimas y más lágrimas fluyen de los ojos bellos de Tigresa-¡No soy una lesbiana, no puedo …no puedo…chupartelo!
La chica, por toda respuesta, aprisiona con sus muslos la cabeza de la famosa superheroína y le dispara un potente puñetazo , directamente en el ojo derecho. Tigresa aulla de dolor. Ahora, tiene un ojo amoratado e hinchado y casi no ve por él.
-¿Quieres más, puta ¿ - pregunta la chica. Y Tigresa, llorando a lágrima viva, la mira aterrada con su único ojo sano y exclama:
-¡No, por favor!¡No me pegues más!¡Haré todo lo que quieras!¡Te lo chuparé!¡Te lo chuparé, pero por favor, no me pegues!- gimotea Tigresa, deshaciéndose en lágrimas que mojan su máscara y le resbalan por la barbilla. La joven, satisfecha con aquella muestra de sumisión, separa los muslos y libera la cabeza de la pobre y derrotada Tigresa. La superheroína hace de tripas corazón, vuelve a introducir su cabeza entre los muslos de la malvada chica y , tras sacar la lengua, vuelve a lamerle la vulva. Esta vez no se detiene ni se aparta. Haciendo caso omiso del asco que la invade, continúa lamiendo, hasta abarcar toda la vulva con su lengua. Luego, penetra con la lengua en el interior del sexo de la joven y empieza a lamerle y a chuparle el clítoris. La joven gime de placer, lanzando su cuerpo hacia atrás. Tigresa sigue chupando y chupando, olvidando su asco, concentrada en su labor, con los ojos cerrados y la lengua en acción. En la azotea, aparte de los gemidos de la joven, sólo se escucha el ruido de succión que produce Tigresa al chupar. Pronto, la chica se corre entre jadeos de placer, y mientras lo hace, mientras llena con sus jugos derramados la boca y la cara de Tigresa, agarra a la heroína por el pelo y tira fuertemente hacia atrás. Tigresa grita de dolor pero es inútil. La joven le arranca brutalmente un buen mechón de pelo mientras termina de correrse. Los jadeos cesan lentamente. Tigresa alza hacia su enemiga una cara cubierta de jugos femeninos, una boca chorreante y babeante de jugos y un ojo amoratado y doloroso. Tigresa suplica una vez más.
-Por favor…ya te lo he chupado. Ya me has humillado. Soy Tigresa y nunca había sido derrotada. Eres muy poderosa. Por favor, dejame ir…Eres demasiado fuerte para mí. ¡Me estoy humillando ante ti ¡ ¡Déjame ir!- y Tigresa vuelve a llorar, esta vez más fuerte.
La chica aparta con ademán despectivo a la hermosa heroína de un manotazo. Luego, se pone en pie, separa un poco las piernas y dice, sonriente y malévola :
-Chupamelo otra vez, Tigresa. Lo haces muy bien.-
Y Tigresa avanza hacia la joven, se arrodilla ante ella, mete la cabeza entre sus muslos y empieza a lamerle el conejo de nuevo. La escena es excitante : la poderosa Tigresa, desnuda por completo a excepción de sus botas y su máscara amarilla, a cuatro patas ante una joven desconocida, chupándole el sexo. La joven gime y Tigresa lame y chupa, con los ojos llorosos-¡con un ojo amoratado! -. La chica vuelve a correrse, y esta vez, sus jugos no solo empapan la cara y la boca de Tigresa, sino también sus espléndidas tetas.
-P…por favor – balbucea Tigresa, suplicando una vez más- Ya te lo he chupado dos veces…déjame ir…te lo suplico…no le diré nada a nadie. Me has derrotado, me has humillado.¡Por favor!
-¡Ya me tienes harta, Tigresa!- exclama la chica, de pronto, con un rictus de fiereza en su rostro. -¡Voy a acabar contigo de una vez, puta estúpida!
Y agarra a Tigresa por el cuello y aprieta con fuerza, mientras alza la otra mano con el puño cerrado, dispuesta a descargar un demoledor puñetazo sobre el rostro de la vencida heroína.
-¡AAGGGHH!!- gime Tigresa, con un ojo desorbitado y el otro apenas sin ver. Entonces, se oye un ruido extraño. Un sonido como de agua fluyendo.
-¿Qué..?- se interrumpe la joven malvada. Y acto seguido, mira a Tigresa y estalla en carcajadas. Tigresa se está meando encima. Un abundante chorro amarillento fluye de su coño indefenso y , tras mojar sus muslos, cae al suelo formando un humillante charco maloliente.
La superheroína se ha meado encima. Cuándo termina de mear, Tigresa no se atreve siquiera a levantar la vista. Llora en silencio, con una terrible sensación de calidez recorriendo sus muslos desnudos. La joven, que ya no aprieta el cuello de la hermosa heroína, retrocede un par de pasos. Se sienta. Luego, agarra a Tigresa por el pelo y la atrae hacia ella, hasta ponérsela boca abajo encima de los muslos. El rotundo culo de Tigresa acapara su atención.
Tigresa no hace nada para impedir la siguiente humillación. Está tan aterrorizada que se ha meado encima y eso la ha dejado fuera de combate mentalmente hablando. Se recupera un poco, ya no siente tanto miedo como hace un instante. Pero la vergüenza y un sentimiento de impotencia la dominan. No piensa en resistir. Increíblemente, solo piensa en como evitar cagarse encima si la chica vuelve a amenazarla de muerte.
Un sonoro manotazo en pleno culo interrumpe los pensamientos de Tigresa. La chica ha empezado a azotarla con las manos desplegadas.
-¡Auughh!- exclama Tigresa, al sentir en sus desnudas nalgas el impacto violento de la mano de la chica. La superheroína aprieta los dientes, dispuesta a no gemir ni gritar de dolor de nuevo. Bastante se ha humillado ya. Pero la joven descarga otro golpe sobre el culo de la heroína. Y luego otro y otro y otro más…Las lágrimas pugnan por desbordarse de los ojos de Tigresa ; la joven, excitada con el sonido que producen sus manos al azotar el culo de Tigresa , está cada vez más cachonda . Sus manos, como látigos implacables, descienden a velocidad vertiginosa sobre las nalgas de la famosa luchadora caza criminales, golpeándolas con gran fuerza. A los pocos minutos de comenzar el castigo, el culo de Tigresa ha adoptado un brillante color rojizo. Y nuestra valiente heroína no puede resistirlo más :
-¡AAuuugghh!¡Para!¡Para, por favor!¡Detente, te lo suplico!¡Me vas a mataar…por favor…!¡AAAHHGG!!- gime y suplica Tigresa , mientras lágrimas de dolor corren por sus mejillas calientes. La joven sonríe, satisfecha. Le da dos tortazos más a Tigresa en pleno culo y, para finalizar, le clava las uñas en las nalgas. Tigresa, con los ojos desorbitados, lanza un terrible grito de dolor, al sentir como la tierna carne de su culo es desgarrada.
-¡¡AAAAUUUUGGGHHH!!-
La chica arrastra las uñas un trecho, hasta dejar una clara marca en el culo de Tigresa, una marca sangrienta, como de garra. Luego, se levanta de golpe y la ultrajada luchadora cae al suelo, gimiendo de dolor. La joven la aparta de una patada y se aleja unos pasos.
Tigresa recupera el aliento e intenta superar el pulsante dolor que siente en el culo. Ve como la chica vuelve a sentarse en un pequeño muro y como se abre de piernas.
-Oh, no, por favor, otra vez no.- gime suplicante la superheroína-¿ No has tenido bastante? ¿ Qué más quieres?
-Quiero que vuelvas a chupármelo, puta. Y rápido.- ordena la chica.
Y Tigresa se arrastra por el sucio suelo hasta llegar a la joven. Introduce la cabeza entre los muslos de su vencedora y saca la lengua. Un segundo más tarde, Tigresa está otra vez lamiéndole el coño a la chica. Y ésta gime de placer , mientras disfruta con la visión del castigado culo de la superheroína, por el cual corren pequeños hilillos de sangre, cual minúsculas cataratas que se pierden en los muslos desnudos de Tigresa.
Tigresa hunde la lengua en las profundidades del coño de la joven, anegándose en su olor salado y húmedo. Lame el clítoris erecto durante lo que parecen eones de tortura. Al fin, la joven se corre e inunda la boca de Tigresa con sus jugos. La ultrajada superheroína se lo traga todo, pues la chica le aprieta la cabeza con ambas manos e impide que se aleje. Luego, la presión de las manos se reduce y Tigresa alza la cabeza y respira. Luego, por sorpresa, la joven la agarra por el pelo , y la atrae hacia ella , hacia su entrepierna humeante.
-¡Nooogrmmmpfff!- gimotea Tigresa. Pero es inútil. Ya tiene la cabeza de nuevo entre los muslos de la chica. No hay elección. Y Tigresa vuelve a chupar. La superheroína tiene la nariz hundida entre el mechón de pelos de la entrepierna de la chica. Y la lengua dentro del coño de aquella joven que la está humillando. Tigresa no tiene elección. Tiene que chupar. Y chupa. Usa la lengua lo mejor que sabe. Y lame el clítoris de nuevo.
-¡AAhhhh!¡Siiii!¡Puuutaaa!¡Puta!¡Puuuutaaaa!- gime la joven, apretando contra su entrepierna la cabeza de Tigresa. La enmascarada menea la lengua sin parar, lamiendo el coño de su enemiga, intentando darle el mayor placer posible. Tigresa no quiere ni pensar en enfadar a aquella joven. Casi no puede respirar, pero continúa chupando, lamiendo, succionando. Al fin, la joven se corre y sus jugos inundan nuevamente la boca y la cara de la enmascarada. Tigresa hace ademán de apartarse de aquella caliente entrepierna, aprovechando que la chica la ha soltado. Pero es un error. La joven, con furia en los ojos, le da dos bofetadas a Tigresa, dos implacables, potentes y terribles bofetadas, que hacen que la cara de la superheroína se voltee a un lado y a otro como si fuera de goma.
-¡Yo diré cuando es el momento de terminar!¡Sigue chupando, puta estúpida!- grita la joven.
-Yo…yo…- balbucea Tigresa, una vez que se recupera de las bofetadas recibidas- Ya te lo he chupado cuatro veces…por favor…más no…es demasiado…por favor.
La joven le da otra bofetada a Tigresa. Y otra . Y otra más. Y después, otra y otra. La cara de Tigresa parece un tomate y las lágrimas asoman a sus ojos. Lágrimas que se mezclan con los jugos derramados por la joven en sus orgasmos, que aún empapan la cara de la derrotada enmascarada. Tigresa comprende, una vez más , que es inútil luchar, que aquella mujer es más fuerte que ella y que ella, Tigresa, no quiere combatir. Sometida, agacha la cabeza y la introduce de nuevo entre los muslos de la joven.
Tigresa lame el coño de su enemiga. Otra vez.
Y la humillación se prolonga, esta vez, mucho más de lo que Tigresa habría jamás sospechado. La superheroína lame y chupa ruidosamente el chocho de la malvada muchacha, y ésta se corre. Se corre una y otra vez, Tigresa pierde la cuenta, pero continúa chupando, sin atreverse a levantar la cabeza, respirando trabajosamente, casi mareada.
-Siii…sigue…ahhh…otra vez, puta...otra veez…ahhh…- y Tigresa chupa y chupa, humillándose cada vez más, hundiéndose cada vez más en la sumisión total y completa. Poco a poco, la cara de la enmascarada se llena de jugos, de jugos femeninos, derramados en abundancia por la chica, cuya lujuria parece no tener fin. Tigresa se ve obligada a tragar y a saborear la cremosidad que desciende implacable hacia su garganta. La leche derramada por la joven le cuelga a Tigresa de la barbilla, le surca en arroyos el cuello y se le estanca en el valle que separa sus magníficas y enormes tetas.
La joven gime de placer sin parar y de cuando en cuando, tira bestialmente del pelo de Tigresa y le arranca un par de mechones. Tigresa continúa chupando. La lengua le duele , no sabe cuanto tiempo ha pasado, juraría que horas y horas, y la joven no parece tener nunca suficiente. Las luces suaves que preceden al amanecer brillan ya en el cielo nocturno cuando la joven, al fin, aparta su cuerpo de la boca dolorida de la superheroína.
-Basta- dice la joven. Tigresa retrocede, siempre a cuatro patas, sin atreverse a levantarse siquiera.
-Termina de desnudarte, Tigresa – dice la chica. Y Tigresa la mira con asombro y perplejidad.
-Ya estoy…desnuda- le dice.
-No del todo. Aún llevas encima esas bonitas botas tuyas y , sobre todo, tu máscara amarilla. No lo olvides. Así que quitatelo todo. Ahora. Te quiero totalmente desnuda.
Tigresa la mira fijamente. Lentamente, se sienta delante de la joven y se quita las botas, hasta dejar sus preciosas , musculosas y torneadas piernas al aire por completo. La joven aprecia la belleza de las piernas desnudas de Tigresa. La superheroína, ahora, sólo lleva encima su archifamosa máscara amarilla, terror de delincuentes.
-Por favor-suplica Tigresa- Mi máscara no. Sin ella, no soy…no soy…una superheroína…no soy nada…me siento muy indefensa sin mi máscara…por favor…haré cualquier cosa que me pidas…cualquier cosa, no importa qué…pero la máscara no. La necesito, por favor.
La joven se levanta. Simplemente, se acerca a Tigresa y le susurra al oído:
-Quítate la máscara, puta, o te doy una buena bofetada y te la quito yo misma.
Tigresa baja la cabeza. Con reluctancia, se lleva las manos a la cara , aprieta la máscara y se la quita. La tira la suelo con indecible pena. Tigresa , ahora, está total y completamente desnuda, de la cabeza a los pies. Y lo que es peor : se siente totalmente desnuda e indefensa. Ya no es una superheroína. Ahora, sólo es una hermosa y musculosa mujer, sometida a los deseos de otra mujer.
La joven admira la belleza del rostro de Tigresa. Los ojos desnudos de la superheroína la miran con miedo , pero aún así son enormemente bellos, incluso teniendo en cuenta que uno de ellos está casi cerrado debido a un puñetazo. La joven no conoce el rostro que la mira suplicante. Y no le importa. Solo le importa que acaba de desnudar por completo a Tigresa, que aquella hermosa mujer desnuda es Tigresa y que ni siquiera ha podido resistirse a su orden de quitarse la máscara. Sabe que quitarse la máscara es la última cosa que haría una superheroína. Si Tigresa lo ha hecho, es porque está total y absolutamente sometida.
-Sígueme, puta- ordena la chica.- Y hazlo a cuatro patas. Eres una perra, y debes caminar como una perra.
Tigresa obedece, asustada, dominada. La chica va delante de ella, le da la espalda. Podría saltar sobre ella y luchar. Pero no lo hace. Está tan sometida, que sólo se le ocurre obedecer. Y camina a cuatro patas detrás de la joven desnuda, como si fuera su mascota. La luz del amanecer lo inunda todo. Tigresa tiene frío. Se siente más indefensa que nunca. Al fin, la joven se detiene. Rebusca en un montón informe de basura abandonada y al fin agarra lo que deseaba : un gran tubo de hierro, medio ennegrecido por la herrumbre. Lo blande amenazadoramente y se dirige a la aterrada Tigresa.
-¿Sabes, puta?- le dice, sonriente. Tigresa retrocede, más que asustada, sin pensar en levantarse y correr. Solo retrocede, aún a cuatro patas.- Creo que voy a matarte a golpes con este tubo.
-¡Nooo!- grita Tigresa. Y entonces si, entonces, se levanta y huye , corriendo delante de la joven como una cobarde. Sus pies se ensucian rápidamente, al contacto con el suelo de la azotea. La chica la sigue corriendo también. Tigresa no sabe a dónde ir.
Tigresa corre como una saeta. El corazón le palpita raudo y veloz. La chica también corre lo suyo. Tigresa mira hacia atrás, para ver que ventaja le lleva a su perseguidora. Solo fue un segundo, pero cuando vuelve la vista hacia delante ya es demasiado tarde : se da un tremendo golpe en la cara contra un poste de madera.
Cae al suelo , dando un terrible grito. Un hilo de sangre le cae por toda la cara desde la frente herida. La chica ya está junto a ella, blandiendo su tubo mortal.
-¡Voy a matarte, puta!- grita, aúlla, la malvada joven. La maltrecha y derrotada superheroína se incorpora – aunque sin poder ponerse en pie - y, arrastrándose hacia atrás, sin despegar el culo del suelo, gime y suplica por su vida. La malvada avanza hacia ella, moviendo su tubo metálico. Tigresa , aterrada, da con su pobre culo contra una pared. Está atrapada.
-¡No, por favor!- suplica Tigresa, postrándose ante la joven , agarrándose a sus pies. La superheroína no duda en lamer los pies de la chica que la ha derrotado, en un postrer intento por salvar su vida.
-Me das asco, puta- dice la joven- ¡Y por eso voy a destrozarte!- y al decirlo, blande una vez más el tubo de metal corroído.
-¡NOOOO!- exclama Tigresa, saltando hacia atrás, quedándose en cuclillas y tapándose la cara con las manos. La superheroína está tan aterrada, que pierde el control de su cuerpo. Y justo cuando el tubo cae hacia ella y piensa que va a morir machacada a golpes por aquella malvada joven, Tigresa se caga de miedo. Literalmente. La famosa superheroína no puede evitarlo y defeca en abundancia. Se caga encima de forma humillante, y la mierda le sale del agujero del culo y se le desliza por la parte trasera de los muslos , hasta caer al suelo.
La joven detiene el golpe. No pensaba matar a Tigresa. Solo quería asustarla. Y lo ha conseguido. Tigresa se ha cagado encima de puro miedo. La humillación ha sido total y completa.
-Ahora si que me das verdadero asco, Tigresa. – dice la chica, soltando el tubo metálico y mirando divertida a la pobrecita Tigresa.
La superheroína cae al suelo echa un ovillo y empieza a llorar a lágrima viva. Siente el culo sucio y pegajoso, pero eso es lo de menos. Lo peor es que ha defecado delante de otra mujer, de una joven que se ha reído de ella cuanto ha querido y que la ha humillado a placer.
La chica , superando su asco, coge con una mano la mierda recién expulsada del culo de Tigresa. Avanza hacia la lloriqueante heroína, aparta las manos que cubren el rostro de la heroína de un manotazo y aplasta la mierda directamente contra la cara de Tigresa.
-¡¡AAAGGGHH!!- gime Tigresa, realmente sorprendida y asqueada. La chica extiende a conciencia la mierda por toda la cara de Tigresa, incluso le mete un buen trozo de mierda dentro de la boca a la famosa superheroína, obligándola a tragársela. Tigresa traga mierda, su propia mierda, y no hace nada para evitar que la joven le embadurne la cara con sus propios excrementos. Al final, la chica se limpia las sucias manos en las enormes tetas de Tigresa, dejándoselas también embadurnadas de mierda.
-Escucha, y escúchame bien, puta- le dice la joven a la maltratada y humillada superheroína – No quiero volver a verte por la ciudad luchando contra el crimen. ¿Me entiendes, puta?
Tigresa asiente, asqueada, aterrada, humillada.
-Bien. Quiero que te vayas ahora. Quiero verte correr por esta azotea y bajar las escaleras. Desnuda. Sucia con tu propia mierda como estás ahora. Y si algún día vuelvo a tropezarme contigo y estás vestida de superheroína , te daré otra paliza y te mataré. Te mataré, y esta vez no será sólo una amenaza.¿Entendido?
Tigresa vuelve a asentir, con el único ojo que puede abrir desorbitándose de puro miedo.
-Bueno, Tigresa. ¡Corre, lárgate de aquí! ¡Huye como la puta cobarde que eres!
Y Tigresa se incorpora torpemente, y echa a correr, desnuda y humillada, sucia y derrotada, por la azotea, olvidándose de su uniforme, olvidándose de que es una superheroína. Corre mientras llora, ultrajada y vejada, vencida por completo por aquella joven desconocida.
Mientras baja a saltos las escaleras que la llevarán a la seguridad, aún puede oir las carcajadas de la chica. Se ríe de ella, se ríe de ella porque la ha vencido y la ha humillado, obligándola a comerse su propia mierda. Todavía oye a la joven terrible que la ha derrotado:
-¡Corre, puta barata, corre! ¡ Corre, puta de mierda!- grita la joven hasta desgañitarse. Pero Tigresa ya no la oye. Tigresa ha salido por la puerta del edificio y la desnuda superheroína, con la cara y las tetas manchadas de mierda, se pierde entre la soñolienta ciudad que despierta a un nuevo día.
Un nuevo día sin Tigresa.
Porque la mujer que se escondía debajo del uniforme de Tigresa jamás se recuperó de la brutal derrota y la posterior humillación a manos de la desconocida joven en aquella azotea. Perdió por completo la dignidad y se dedicó a la prostitución. De superheroína a prostituta.Y nunca más vistió el uniforme de superheroína , que quedó abandonado en la azotea, fomentando las elucubraciones de quienes lo encontraron al día siguiente. Algunos pensaron que la habían secuestrado, otros que la habían matado. Otros, simplemente, que se había cansado de luchar contra el crimen.
Así pues, Tigresa nunca más volvió. Y la joven ladrona prosperó en su mundo del hampa, y algunas noches, se masturba recordando a la hermosa superheroína que un día derrotó. Y se excita pensando que , en realidad, ella ha matado a Tigresa. Ha destruido por completo a una superheroína. Y eso la pone cachonda.
Fin.
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88114 veces
Si te ha gustado La humillación de Tigresa vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar La humillación de Tigresa.
adlater
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
indefinido
(4 de February de 2013 a las 01:41) dice:
Exelente relato katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:19) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:53) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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