Como Director de escuela, son muchas mis responsabilidades, pero una a la que les confesaré, que le ponía poca atención, era al grupo de madres voluntarias. Aunque para ser justo les diré que esas señoras le ahorran a la escuela un montón de dinero. Hacen de secretarias, cuidadoras, guardias de seguridad, cocineras, y hasta de maestra si hiciera falta, todo eso de manera completamente gratuita. Bueno por lo menos la mayoría, porque hay una, de estas madres voluntarias, que me di cuenta que se las ingenió para obtener un tipo de ganancia muy especial.
Relato
Casualmente después de que llegó a mi escuela, Evelio el nuevo empleado de limpieza, de aspecto algo abandonado en cuanto a su ropa e higiene personal, por lo menos al principio, pero en su favor puedo decir que trabajando es excelente, la mayor parte de las veces. Me percaté que una de las madres voluntarias, como que de un día para otro, cambió su peinado, su manera de vestir, y hasta su forma de andar.
Como nunca falta una chismosa, y mi escuela no es la excepción, me enteré que el tal Evelio, no le quitaba los ojos de encima a Rosa, la madre voluntaria de la que les habló. Y ella por lo visto tampoco le quitaba los ojos de encima a él. Situación por la que permanecí más atento a ellos dos, y no tuve que esperar mucho, ya que un lunes, que se suponía yo estuviera en las oficinas regionales. Recibí una llamada a última hora cancelando la reunión, por lo que mi esposa me dejó, bien temprano en la escuela.
Entré a mi oficina y permanecí en silencio con la puerta cerrada leyendo varios reportes, hasta que como a eso de las ocho de la mañana, escuché a Evelio hablando con Rosa, ella en esos momentos se encontraba haciendo de secretaria. Al principio no les puse atención, hasta que escuché claramente a Evelio, decirle a Rosa. Vamos para la covacha, aprovecha que el Dire, no está.
La verdad es que apenas salieron de la oficina, discretamente me les fui atrás, y vi como aprovechando la soledad de los pasillos, ya que todos los niños ya se encontraban en sus salones de clases, rápidamente se dirigieron a la covacha de la limpieza, apenas ellos entraron, me acerqué a la puerta y claramente escuché a Evelio decirle a Rosa que se quitase toda la ropa, que nadie los interrumpiría.
A los pocos segundos escuché a Rosa pedirle a Evelio que hiciera lo mismo, lo que hizo él sin demora, ya que a los pocos segundos, los escuche como se besaban intensamente, y como mutuamente se decían lo calientes y excitados que se encontraban. Yo mentalmente trataba de visualizar como ellos podrían llegar hacerlo, en un espacio tan pequeño, como el de la covacha, llena de escobas, mapos, recogedores, y un sinfín de cosas más, como pupitres rotos, un escritorio desvencijado, en fin no podía imaginarme nada claramente. Pero al escuchar a Rosa decir, papito métemelo con cuidado, no me quedó la menor duda de que estaban teniendo sexo.
Yo por mi parte estaba tremendamente excitado, lo cierto es que la gordita de Rosa, no me llamaba mucho la atención, pero en esos momentos, mi mente estaba a cien por hora. Deseoso de encontrarme al otro lado de la puerta, por lo que en un arranque de excitación, abrí con mis llaves la puerta de la covacha, y haciéndome el que estaba buscando a Evelio, entré inmediatamente cerrando la puerta tras de mí.
Yo pensaba actuar un poco haciéndome el sorprendido, pero la verdad es que me sorprendí al ver a los dos completamente desnudos, Rosa recostada sobre el desvencijado escritorio, con sus piernas bien abiertas, mientras que Evelio de pie frente a ella empujándole su verga. Lo siguiente que escuché fue claramente a Evelio decir, nos jodimos… Cuando Rosa levantó su cara para ver que sucedía, se medio sonrió y sin perder tiempo, se dirigió a mi diciéndome, Sr. Director si gusta se la puedo mamar. Yo la verdad que nada más de estar viéndola y escuchándola, no pensé en otra cosa que no fuera en la boca de Rosa mamando mi verga.
Por lo que sin mucha o ninguna vergüenza, extraje mi verga, y tras pasar por encima de los palos de varias viejas escobas, me coloqué al otro lado del escritorio, justo frente a la cabeza de Rosa, quien sin dejar de moverse, volteó su rostro, y agarrando mi verga inmediatamente se la llevó a su boca. A medida que Rosa se dedicó a mamar, continuaba moviendo divinamente sus caderas, mientras que yo no dejaba de contemplar cómo una y otra vez la verga de Evelio penetraba el peludo coño de ella, hasta que ella riéndose de manera seductora, sacó mi verga de su boca y me dijo.
Dire, quieres metérmelo por el culito, ahora mismo. Yo de inmediato respondía que si, por lo que Evelio momentáneamente sacó su verga del peludo coño de Rosa, acostándose él sobre el escritorio y ella colocándose encima de él, de manera que volviera a clavársela por el coño, mientras que a mí me dejó sus hermosas, y bien formadas, y llamativas nalgas.
Evelio no hizo comentario alguno. Mientras que Rosa colocándose sobre él, dejaba que esa erecta herramienta la volviera a penetrar por el coño. Una vez que Rosa se acomodó sobre la verga de Evelio, y este volvió a penetrarla profundamente, ella mostrándome sus nalgas, y separándolas con sus manos, dejó todo el hueco de su culito a mi completa disposición. Sin demora dirigí mi verga completamente llena de la saliva de la misma Rosa, al hueco de su culo.
A medida que yo comencé a penetrarla, la muy puta gemía de placer y nos iba diciendo a los dos que le diéramos más y más duro. En mi vida nunca había participado de un trió, mucho menos dentro de la escuela. Pero mi excitación y calentura era tal, que con fuerza agarré a la Rosa por sus caderas, y sin dejar de presionarla con fuerza contra mi cuerpo, continué metiendo y sacando mi verga de su apretado par de nalgas.
Ocasionalmente le agarraba sus grandes tetas, mientras que ella continuaba pidiendo que le diéramos más y más verga. Evelio repetía una y otra vez. Que rico, que rico, que rico, putonsita. Mientras que yo no dejaba de deleitarme clavando incesantemente mi verga dentro de Rosa.
No sé si sería lo morbosa de la situación en que los tres nos encontrábamos, ellos completamente desnudos, mientras que yo me encontraba con los pantalones bajados, dentro de esa polvorienta covacha, que cuando finalmente me vine, lo disfruté como nunca. Rosa estoy más que seguro que disfrutó de múltiples orgasmos, mientras que tengo la impresión de que Evelio se vino un poco antes que yo.
Apenas retiré mi verga del culo de Rosa, di media vuelta y dentro de la covacha hay un lavado, donde como pude me lavé la verga. Tras lo cual, me subí los pantalones, me acomodé la ropa, y sin decir nada, salí de la covacha, cerrando la puerta con llave nuevamente, para luego dirigirme a la oficina.
Al rato regresó Rosa a la oficina, con esa picara sonrisa de puta satisfecha, a Evelio lo vine a volver a ver en la tarde, pero solo para decirme que hacía falta comprar algo, el resto de la semana no hice ni me hicieron comentario alguno, hasta que el viernes, se me acercó Rosa, y frente a una de las maestras, viéndome con esa sonrisa seductora, me dijo bien sería, Sr. Director, Evelio el conserje, me pidió que le dijera que si puede pasar por la covacha, que necesita mostrarle algo.
Le pedí a Rosa que se me adelantara y le dijera que ya iba, mientras terminaba de atender a la maestra. En camino a la covacha, me di cuenta de que el auto de Evelio, no se encontraba, por lo que estuve a punto de regresar a mi oficina, pero el recuerdo de la sonrisa de ella me llevó a que continuase en dirección a la covacha.
Al abrir la puerta, vi a Rosa recostada completamente desnuda, sobre el destartalado escritorio, completamente espatarrada con sus piernas bien abiertas, de inmediato cerré por dentro, y sin que hiciera falta que nos dijéramos nada, prácticamente me arranqué toda mi ropa, para de inmediato tirármele encima a la madre voluntaria. Tras estar acariciándonos, besándonos, y tocándonos por un buen rato, a pedido de la misma Rosa hicimos momentáneamente un 69.
Luego sin demora cambiamos de posición, separé sus piernas, y dirigí mi verga a su peludo coño. Su manera tan particular de gemir, y las cosas que acostumbra a decir, a medida que mi verga entraba y salía de su coño, me hicieron disfrutar otra vez de un tremendo clímax.
Cuando los dos ya cansados, nos quedamos recostados sobre el viejo escritorio, Rosa sin que le preguntase me dijo, que ella y Evelio solo eran amigos con derechos, que al igual que yo, Evelio no era para nada celoso, cosa que me tranquilizó mucho escuchar. Cuando finalizó ese semestre, lamenté mucho que su hijo pasara de grado, ya que eso significó que ella se fue de la escuela. Pero ocasionalmente aparece, y que para saludar, y recordar los gratos momentos.
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131411 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar La mamá voluntaria….
Narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
ramon dominguez
(23 de October de 2011 a las 04:40) dice:
Buen relato, me hizo imaginarme a la puta de mi esposa que se llama igual..
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