Os voy a contar ocurrió en el carnaval de SITGES . Habíamos ido a pasar unos días de vacaciones a SITGES y mi madre estaba pasando unos días en CASA así que el fin de semana se ofreció a quedarse con los niños y Mikel yo aprovechamos para salir de marcha. Yo acepte, no sabia como iban a ir las cosas, así que trate de ponérselo fácil con la ropa, braguitas blancas , minifalda muy cortita y con bastante ceñida negra, y blusa sin sujetador. La blusa, que con lo escotado que era, mis tetas que son como dos pomelos, trataban de escapar en el momento menos pensado, agregando a esto la minifalda que dejaba
Relato
Me llamo Silvi mido 1,68 m y peso 49 Kg tengo unas tetas redonditas y bien puestas, uso una talla 85, a pesar de mis dos hijos y un culo de escándalo según mi marido. Soy, rubia de bote , largas piernas ,44 años y me encanta follar con mi hombre. Me encanta como me acaricia, como me besa,folla con su rabo gordo .
Os voy a contar ocurrió en el carnaval de SITGES . Habíamos ido a pasar unos días de vacaciones a SITGES y mi madre estaba pasando unos días en CASA así que el fin de semana se ofreció a quedarse con los niños y Mikel yo aprovechamos para salir de marcha. Yo acepte, no sabia como iban a ir las cosas, así que trate de ponérselo fácil con la ropa, braguitas blancas , minifalda muy cortita y con bastante ceñida negra, y blusa sin sujetador. La blusa, que con lo escotado que era, mis tetas que son como dos pomelos, trataban de escapar en el momento menos pensado, agregando a esto la minifalda que dejaba ver el final de mis cachetes traseros.Salí, aún era de noche, y hacía frío, los pezones se marcaban a través de mi camisa, Habíamos tomado ya varias copas cuando llegamos a un dicoteca bastante agradable en el que bailaban varias gogos y nos acomodamos en una esquina de la barra. Era una zona bastante oscura pero desde la que veíamos perfectamente el espectáculo. No sé si fue la actuación, la perspectiva de una noche sin niños o las copas, pero el caso es que me empecé a dar un lote de escándalo con mi marido, parecíamos dos quinceañeros, besándonos y metiéndonos mano sin parar. Estaba cachondísima y Miki lo notaba, en una de estas deslizó su mano debajo de la minifalda que llevaba y la puso en mi raja.
-¿Qué haces? ¡Nos pueden ver!- le dije mientras le apartaba la mano -¡Estás empapada tía!-me dijo
Era verdad, tenía la tanga completamente mojada de lo salida que estaba.
-Es que me estás poniendo a mil-le dije -Quítate las bragas-lo dijo en un tono suave pero firme que hizo que me recorriera un escalofrío. -¿Qué? -Que te quites la tanga- repitió. -¿Estás loco? -No, vete al baño y quítatelas, es una pena que las mojes así.
No sé porque pero le hice caso, me fui al servicio y me quité el tanga. Cuando salí para volver con una extraña sensación me invadía, notaba mi sexo al aire debajo de la minifalda, me sentía como si estuviera desnuda y todos pudieran verme. Me excité muchísimo y empecé a desear estar desnuda delante de todo el mundo, sentía todas las miradas clavadas en mi cuerpo desnudo y me sentía deseada. Mis flujos empezaban a resbalar por mis largas piernas y mis pezones parecían querer escaparse de mi camiseta.
Pasé entre un grupo de chicos jóvenes, no tendrían más de 23 o 24 años, bastante guapos, sobre todo uno de ellos alto y delgado. Le miré a los ojos y me sonrió. Yo le devolví la sonrisa y entonces me paro y se acercó a mi oído.
-¿Tienes frío?-me preguntó. – ¿Frío? – No-le contesté sorprendida. -Entonces es que estás cachonda-me dijo, mientras su mano se posaba en mi pecho y sus dedos pellizcaban suavemente mi pezón erecto.
Me quedé paralizada, sin saber que decir. Su mano apretaba suavemente y sus dedos masajeaban con delicadeza mi pezoncito, mientras sus amigos nos miraban sonriendo divertidos. La verdad es que me gustaba lo que me estaba haciendo y estaba deseando besarle allí mismo, pero mi marido esperaba en la barra y no era plan. Sin pensarlo le puse mi mano en el paquete. ¡Menudo aparato!, Nunca había tocado algo tan grande y la verdad es que la tenía durísima. La recorrí un para de veces en toda su longitud y le dije al oído.
-Tú también estás cachondo, pero lo siento, me espera mi hombre en la barra.-Y me alejé camino de la esquina donde me esperaba Miki. -¿Ya? Me preguntó. -Si.-contesté.
Metí la mano en el bolso y le enseñé lo que me había quitado las deje sobre la barra .
-¡Ummm!- Dijo mientras me lo arrebataba y se lo llevaba a la nariz- huele a hembra cachonda. -¡Cerdo!- le dije mientras se la quitaba de nuevo. Pero la verdad es que tenía razón, estaba como una moto, estaba deseando echar un buen polvo se notaba.
-¿Te pone estar sin bragas? -Me preguntó. -Mucho.- le susurré al oído. -¿Y te excita que alguien se pueda dar cuenta? -Siiiii.-contesté mordisqueándole la oreja. -Deja el tanga en la barra.- me dijo.- así alguien se dará cuenta.
La situación era cada vez más morbosa. Saqué el tanga y lo dejé sobre la barra. Afortunadamente era negro y casi no se veía. Miki me cogió por la cintura y me empezó a besar, primero suavemente, luego cada vez con más pasión mientras sus manos me acariciaban por todas partes, me abrazaban bajaban hasta mis muslos, subían acariciándome el trasero. Me había subido la minifalda por completo. Estaba completamente desnuda de cintura para abajo en mitad de un bar lleno de gente. Lo cierto es que en la esquina que estábamos nadie podía vernos pero aun así la excitación que sentía era indescriptible. Estaba completamente entregada.
-¿Te gusta estar desnuda en público? – Me preguntó. -¡Fóllame! -Ya veo que si.-
Y sin más dio una vuelta completa sobre sí mismo. Acababa de enseñarle mi culo a todo el bar. Miré a mí alrededor para comprobar si alguien se había fijado y entonces lo vi. El chico que me había tocado las tetas estaba junto a nosotros y me miraba divertido. Yo no sabia donde meterme. El chico se acercó y se colocó en el pequeño hueco que quedaba entre la pared y yo. Pensaba que Miki iba a soltar la falda pero estaba tan salido que ni se dio cuenta de que se nos había acercado. Estaba concentrado en besuquearme el cuello y las orejas. De repente una mano empezó a acariciarme el culo. Pegué un bote.
-¿Qué pasa? -Me están tocando el culo-dije, y vaya si me lo estaban tocando, a conciencia, me lo acariciaba suavemente, me apretaba la nalga, la verdad es que sabia como tocar un culo.-dile algo. -¿Qué quieres que le diga? Me preguntó. -No sé, lo que quieras.-contesté mientras me apretaba fuertemente a Rafa. No me lo podía creer pero estaba sintiendo un intenso placer en la sobada que me estaban pegando.-¿Le digo que pare o le digo que siga? Le miré a los ojos y noté como le brillaban. ¡Mi marido me estaba proponiendo que me dejara meter mano por un desconocido! -Allá tuu…uuu…uu…uu.- contesté con voz entrecortada, la mano desconocida se había deslizado entre mis piernas y un dedo estaba recorriendo toda mi rajita empapada camino de mi clítoris. Me esta tocando el cooooñoooo.- susurre mientras levantaba mi pierna y la apoyaba en el taburete.
-Y tú te estás abriendo de piernas.- me dijo con lasciva. -Si, y a ti te gusta que lo este haciendo.- le contesté mientras le agarraba el paquete. -Mira que dura la tienes. ¿Te pone cachondo que a tu chica la metan mano? – le dije.-¿quieres que me corra con otro?
La verdad es que no esperaba su respuesta me iba a correr de todas formas, aquel tío sabía lo que hacia, me estaba haciendo una paja de campeonato y yo solo quería más y más. Me lancé sobre los labios de Miki y empecé a besarle como una loca mientras mi mano se dirigía al paquete de mi inesperado amante. Como pude le desabroché los pantalones e introduje mi mano en busca de aquel durísimo pene. Empecé a masturbarlo con suavidad, entonces el desconocido se acercó aun más, me rodeó con sus brazos, introdujo una mano por debajo de mi camiseta en busca de mi pezón y deslizó su otra mano en mi entrepierna empezando un decidido masaje en mi clítoris. Yo seguía besando a Rafa, sentía su lengua recorriendo cada rincón de mi boca mientras la mano del desconocido iba acelerando su trabajo en mi clítoris provocándome un placer cada vez más intenso.
-Me cooorroo, me coorroo, -exclamé mientras me agarraba a mi chico, notaba como las oleadas de flujo empezaban a caer por unas piernas que me temblaban por el orgasmo que estaba teniendo. Solo sentía placer, placer y ganas de más placer. Bajé mi mano sin pensarlo, desabroché los pantalones de Miki le saqué la polla y empecé a masturbarle. El cabrón la tenía más gorda y dura que nunca. No me lo podía creer, tenía un rabo en cada mano, era increíble, estaba besando a mi novio mientras le masturbaba suavemente y a la vez otro hombre jugaba con mis tetas y acariciaba mi coño mientras yo frotaba su enorme aparato contra la rajita de mi culito. Solo deseaba que me poseyeran allí mismo.
-Me lo voy a follar.-dije. Estaba deseando sentir aquello dentro de mí y hacerlo delante de mi pareja me excitaba todavía más. -Vamos, a que esperas. Que te la meta.- me contestó. -Siii, quiero que me folle, quiero que me llene el coño de polla, quiero que me folle otra polla, ssiiiiiiiii.- le susurré mientras mi mano colocaba aquel miembro enorme en la entrada de mi chochito y me echaba hacia atrás para metérmela hasta el fondo.-Así, hasta dentro.-y empecé a moverme adelante y atrás.- ¡Que pasadaaaa!, Me gusta, me gusta, me gusta, ¡que follada!, ¡Vaya polvo! ¡Me están follando cariño! ¡Me gusta que me follen!
-Mira como me toca las tetas.- le dije mientras me apartaba un poco para que pudiera verme. – ¿Te gusta? -Mira lo que tengo en el coño.-Le dije mientras cogía su mano y se la ponía en los huevos de mi amante. -¡Se está corriendo!¡Se esta corriendo dentro de mi!¡Así!¡Me corrooooo!.-
Noté un chorro caliente en mi vientre y en mi mano. Miki se había corrido también. Lentamente la polla del desconocido salió de mí, pasó un dedo por mi rajita, lo deslizó lentamente hasta alcanzar mi ano y empezó a moverlo en rápidos círculos mientras me lo introducía lentamente.
- Aaaaaah!, ¡El culo!, ¡El culo!
Un nuevo orgasmo invadió mi cuerpo, un orgasmo diferente que no había experimentado nunca antes, un orgasmo brutal que casi hace que me desvanezca.- ¡Me meo!- acerté a decir y sin poder controlarlo me empecé a hacer pis y a sentir un inmenso y relajante placer. -Así me gusta.-Me susurró el chico.-Que te mees de gusto. Y sin más se alejó dejándome allí, medio desmayada y abrazada a mi marido. -Llévame al hotel.- le dije… Me bajó la micro falda negra me cogió de la cintura y salimos del bar camino del apartamento. Empezamos a caminar por el paseo maritimo con la gente disfrazada de carnaval, todos muy borrachos y alegres . No cabía ni un alma mas. Hasta los topes de gente y el carnaval, la música y el alcohol hacían del recinto un enorme y caliente organismo que se retorcía y vibraba al ritmo de unas luces que invitaban a disfrutar de lo que sería una noche muy especial. Yo caminaba agarrada a Miki y pensando en lo que acababa de pasar, me acababa de tirar a un crio de la edad de mi hijo delante de mi marido y había disfrutado como nunca. Me había corrido varias veces y todavía estaba excitada. Allí estaba yo, sin bragas, me sentía sucia, tenía todas las piernas chorreaban el semen de mi joven amante comenzaba a escurrir por mi coñito. Mi almejita palpitaba hinchada por el tratamiento que acababa de recibir, me lo follaría otra vez.En un callejón oscuró al lado del paseo camino al hotel. Sin pensarlo bajé mi mano, abrí mi agujerito y dejé que la leche que llevaba en mi interior inundase mi mano.
No se lo que me pasaba pero no podía reprimirme, me lo llevé a la boca y empecé a chupar, a restregármelo por la cara. No podía parar, estaba fuera de mí. Me remangué la faldita y me puse de espaldas a Miki.
-Tócame, quiero correrme otra vez.-Le dije, mientras cogía su mano, la llevaba a mi chorreante vagina y empezaba a acariciar de nuevo mi clítoris. Cerré los ojos. Me recosté sobre él y dejé que el placer invadiera mi cuerpo. -¡Vaya chochito! -¡Yo también quiero!
Abrí los ojos sobresaltada vi a varios hombres mirando sintiendo como sus miradas se clavaban en mi entrepierna. Quería que me miraran, quería hacerlo delante de ellos, quería desnudarme y sin más me baje la camiseta enseñándoles mis pechos mientras abría las piernas todo lo que podía enseñándoles mi tesoro.
-¿Os gusta mi chicos? Les preguntó Miki.-Está muy cachonda, esta a punto de correrse. -¿Queréis ver como se corre? -Venga, dale caña.- dijo una de ellos. Todo mi cuerpo se estremecía. Mi coño parecía querer salirse de mi interior y un larguísimo gemido escapó de mi boca. Creo que me desvanecí. Cuando desperté Miki me ayudaba a levantarme, me había colocado de nuevo mi camiseta y me había arreglado la falda. No había ni rastro de las chicos. Me sonrió y me dijo:
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 218635 veces