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Me di cuenta, porque la conozco muy bien…

Relato enviado por : Narrador el 01/02/2013. Lecturas: 14561

etiquetas relato Me di cuenta, porque la conozco muy bien…   Zoofilia .
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Resumen
De algo que me enorgullezco, es que conozco muy bien a Mayra mi mujer, no tan solo se cómo puede responder en ciertos momentos, aunque reconozco que en ocasiones me puedo equivocar, sino que además sin temor a equivocarme, conozco también su cuerpo, que se cuando ella tiene la regla, o está próxima a tenerla. Rápidamente me doy cuenta de cualquier cambio que tenga, en especial si se trata de su coño.


Relato


Ustedes se preguntaran a que viene todo esto, bueno les diré. Nosotros desde hace algunos años, somos dueños de una distribuidora de materiales de construcción, pero desde hace más o menos dos años, abrí una constructora, y como no puedo hacerme cargo de las dos cosas al mismo tiempo, dejé que mi esposa administrase la distribuidora, mientras que yo me he dedicado a la constructora, lo malo de todo eso es que la mayoría de mis proyectos, son en el interior del país. Razón por la cual en ocasiones me debo quedar varios días fuera de casa.

Cosa que en realidad no me causa ningún problema, ya que Mayra y yo siempre hemos sido bien sinceros, en cuanto a nuestras relaciones fuera de nuestro matrimonio. Ni ella ni yo somos santos, hablamos claramente, de todo lo que en ocasiones hemos hecho fuera de la casa, sin que eso nos perturbe para nada a ninguno de los dos. Yo la sigo amando igual, y por lo que ella no tan solo me dice, sino que me demuestra, entiendo que también me ama.

Pero recientemente regresé de uno de esos viajes, y tras ella recogerme en el aeropuerto, apenas me monté en su auto, sentí un peculiar olor, nada exagerado, pero era algo que yo no podía definir, lo que si me di cuenta era que ese raro aroma provenía de la misma Mayra, pero no hice ningún comentario, esperando que ella me dijera algo, cosa que no hizo tan solo se limitó a pedirme que cenáramos fuera de casa.

Después de la cena y por iniciativa mía nos fuimos a bailar, y a medida que estábamos bailando, continúe sintiendo ese raro aroma. Bueno al regresar a casa, entre besos y caricias como de costumbre, nos fuimos quitando nuestra ropa, y al llegar a la cama, una de las cosas que a mí más me agrada hacer, es darle una buena mamada de coño a mi mujer.

Así que ya estando en la cama, después de seguir besándonos y acariciándonos mutuamente, fui llevando mi cara primero hasta sus senos, los que chupé, lamí, y hasta le mordisquee sus parados pezones, mientras que Mayra se retorcía de placer, para luego seguir bajando mi rostro hasta su ombligo, y con mi lengua acariciarlo detenidamente, hasta que finalmente, separé sus bien torneadas piernas, y enterré mi rostro en su húmedo coño.

Sin demora me dediqué a chupar su sabroso coño, y el condenado aroma, un poco más fuerte, más y más persistente, pero no tanto como para impedir que yo continuase haciendo lo que tanto me gusta, y sé que a ella la excita, pero además del aroma del coño de Mayra, su sabor también era algo diferente, aunque eso tampoco me impidió seguir disfrutando plenamente de lo que yo le hacía.

Después de que disfruté tremendamente, haciendo que Mayra revolcándose en la cama, disfrutase a su vez de múltiples orgasmos. Retiré mi rostro de su coño, y de inmediato dirigí mi erecta verga al centro de sus piernas, pero a medida que comencé a penetrarla, me di cuenta de algo raro. Quizás piensen que soy algo exagerado, pero es que conozco tan bien y tan bien a mi mujer y su coño, que noté de inmediato, que se encontraba algo más elástico, distendido, es decir como que un poco más abierto que de costumbre.

Por lo que a medida que yo metía y sacaba mi verga de su caliente y húmedo coño, me le quedé viendo directamente a los ojos, y preguntándome mentalmente a mí mismo. Bueno pedazo de puta cuando me vas a decir que te estuviste acostando con otro hombre. Fue quizás por la manera en que la estaba viendo, que cándidamente mi mujer me preguntó qué es lo que te sucede, mi amor. Así que al mismo tiempo que no dejaba de meter y sacar mi verga de su coño, le dije.

Bueno Mayra dime con que hombre te acostaste, ella se me quedó viendo sin dejar de mover sus caderas, y me dijo sin quitar sus ojos de los mío. Mi amor te juro, que no me he acostado con ningún hombre desde que saliste de viaje. Lo cierto es que la manera en que me lo dijo, la sentí tan y tan sincera, que hasta me avergoncé por dudar de ella, sabiendo yo que de ella haberse acostado con otro hombre, me lo hubiera dicho ya fuera en el auto, en la cena o cuando estábamos bailando.

Pero no pude dejar de pasar por alto algo, y se lo dije de inmediato, justo antes de venirme. Perdona Mayra pero es que no tan solo siento, que tu coño, como que está más abierto, sino que huele y me sabe diferente, al igual que todo tu cuerpo. Mayra en justo en ese momento comenzó a disfrutar de su enésimo orgasmo, y después de que su agitada respiración se volvió a calmar mientras que yo sacaba mi verga de su coño, me dijo con una sonrisita de niña mala.

Mi amor es que mientras estuviste de viaje, me entretuve jugando con lo que tú me regalaste los otros días. En ocasiones como hoy por ejemplo, pensando en ti lo llegué a usar como cuatro veces. Se trata de un pene de goma de buen tamaño, dildo, o consolador, como prefieran llamarlo ustedes. Y además por lo menos dos veces en semana, comencé a visitar el Spa del que te hablé, y me hice socia, y estoy asistiendo dos veces en semana.

Lo cierto es que me sentí mal, por haber dudado de mi esposa, sobre todo con las libertades que ambos nos damos, que por poco se me olvidó decirle que me había acostado con la esposa del Alcalde del pueblo, donde estamos terminando de construir la nueva alcaldía. Pero de algo que me di cuenta mientras Mayra se lavaba su coño en el bidet, y yo me duchaba, fue que cuando le pedí perdón por mis tontos celos, vi en el espejo del lavamanos, el reflejo de su rostro, una sonrisita contenida.

Y al mismo tiempo que ella me dijo, mi amor no te preocupes, que no estoy molesta por eso. Me di cuenta de que definitivamente me estaba engañando. Y como ya se los dije, la conozco tan bien y tan bien, que definitivamente se cuando miente, y en ese instante me estaba mintiendo. Quizás fuera cierto que no se acostó con un hombre, pero bien pudo haberlo hecho con otra mujer, o quizás aun con un trasvertí, y no me lo había querido decir.

Lo primero que se me vino a la mente, fue con quien sea que lo esté haciendo probablemente sea en el Spa. Y aunque le monté una vigilancia bien cerrada, nada de nada, en el Spa, Mayra solo recibía masajes, baños de barro, y un sinfín de atenciones más, pero nada de sexo. Lo que me dejó algo confuso.

Ya estaba por darme por vencido, y aceptar como buena su explicación, cuando se me ocurrió darle una sorpresa, así que adelanté por un día, mi viaje de retorno, en lugar de regresar el sábado como de costumbre, regresé el viernes después del medio día. Así que llegué discretamente al Almacén, dejando mi auto fuera de las instalaciones, y el sorprendido lo fui yo, ya que a la hora en que llegué, no se suponía que los empleados se estuvieran marchando, y sin embargo lo estaban haciendo.

Ya dentro de las instalaciones del almacén, o siguiente que me llamó la atención fue que Mayra en persona se dedicó a cerrar el portón principal, luego que dio un corto recorrido por el almacén, se dirigió a las oficinas. Yo mientras tanto, permanecí oculto, imaginándome que seguramente su amante ya debería estar esperándola dentro de la oficina. Así que me las arreglé para espiarla, desde luego sin que se diera cuenta. Ya en la oficina me di cuenta de que estaba sola, pero tendió una lona sobre la alfombra, luego comenzó a desnudarse completamente, y al terminar sacó su silla ejecutiva de tras del escritorio, y la colocó en frente al escritorio, sobre la lona que recién había tendido.

Así desnuda como se encontraba tomó asiento y lo bajó totalmente, mientras que yo me preguntaba qué carajo estaba haciendo. De momento salió de la oficina tal y como se encontraba, sin nada de ropa, y pensé quizás su amante se encuentra realmente en el almacén. Yo la seguí con la mirada, hasta que llegó al fondo del almacén, donde se encuentran las jaulas de los perros guardianes.

La vi soltar al primero que de inmediato a una señal de ella arrancó a correr en dirección a la parte trasera del almacén. Luego soltó al segundo perro, que también salió corriendo, pero en dirección a un portón lateral. Pero al soltar al tercero, en lugar de ese perro salir corriendo, al patio central que es el área que le corresponde mantenerse vigilando, se quedó al lado de Mayra, y a medida que ella fue caminando, el condenado perro moviendo su rabo alegremente, la acompañaba al mismo tiempo que olisqueaba su culo y su coño, sin que ella le detuviese, es más era como si los dos estuvieran jugando.

Ya eso de por si me llamó más la atención, y apenas entraron a su oficina, yo nuevamente me dediqué a espiarla sin que se diera cuenta de mi presencia. Mayra tranquilamente tomó asiento en su butaca ejecutiva, separó sus piernas, y casi de inmediato ese negro y gran perro enterró su morro dentro del coño de Mayra. Dedicándose a oler y lamer continuamente el coño de mi mujer.

Mientras que yo los observaba y me dije a mí mismo. Bueno por lo menos, no me mintió, cuando me dijo que no se estaba acostando con ningún hombre. Yo embelesado fui observando el trabajo que la lengua del perro hacía en el coño de mi esposa, como ella se retorcía de placer, al sentir la lengua de ese animal entrando y lamiendo todo su coño. Mientras que yo por lo excitado que estaba, saqué mi verga, y a medida que continué viéndolos, suavemente comencé a masturbarme.

El placer sentido por Mayra era tal, que al poco rato de comenzar, disfrutó de una serie de múltiples orgasmos reales. Hasta que a medida que se ponía de pie le dijo al perro. Ya Dragón, ya.

En ese instante pensé tontamente que todo había terminado, pero que va apenas y comenzaba. Mayra se tiró al piso sobre la lona, pegó sus tetas y cara al suelo, dejando su culo y coño al alcance de la lengua del perro. Mientras que yo seguía haciéndome la paja mientras que los seguía viendo. Por un corto rato Dragón, un perro de talla grande, y de color negro azabache, continuó lamiendo.

Pero de momento se detuvo y fue cuando vi asombrado como montándose sobre mi esposa, le enterraba por el coño de Mayra su rosada y parada verga. No lo podía creer, pero sin embargo lo estaba viendo, Mayra movía su culo y caderas como una verdadera perra en celo, mientras que Dragón, la mantenía bien sujeta con sus patas delanteras, que las tenía colocadas entre las costillas y caderas de mi esposa.

Tanto el perro como ella no cesaban de moverse, y a pesar de encontrarme separado por una pared, claramente podía escuchar a Mayra, hablándole al perro como si él la entendiera, pidiéndole que le diera más y más duro. Salvajemente ella restregaba sus nalgas contra el cuerpo del perro, hasta que por lo visto, y por lo poco que sabía yo del tema, me imaginé que la verga del animal se estaba recreciendo dentro del coño de mi mujer, fue cuando con más fuerzas Mayra continuó moviendo sus nalgas, y el perro a su vez acelerando sus movimientos.

Hasta que después de un largo rato, de golpe Dragón se quedó quieto, se detuvo y así estuvo otro rato montado sobre Mayra. Tras lo cual, se bajó de la espalda de Mayra, pero como dicen, se quedaron abotonados, o sea su recrecida verga no podía salir del coño de mi mujer. Por un buen rato se quedaron pegados culo con culo, sin moverse, y como después de que pasó un largo rato finalmente se zafaron. Yo a todas estas cuando me vine a dar cuenta, por mi parte sabrosamente había acabado.

Aproveché el momento en que Mayra entró al baño, para escabullirme del almacén, sin hacer ruido, y sin que los otros dos perros se dieran cuenta. Después de eso seguramente Mayra iría al Spa. Y como unas dos hora más tarde llegó a casa, tan fresca como una lechuga. Al verme se sorprendió, pero no mucho. Solo que cuando nos fuimos a dormir, ella me pidió que lo dejásemos para otro día, que ella se sentía molida, ya que había hecho muchos ejercicios en el Spa.

Yo haciéndome el pendejo, tras darle un pequeño beso, me dediqué a dormir. Al día siguiente, al levantarme, preparé el desayuno, y le dije a mi esposa que no se preocupase, que no se levantase de la cama, que descansara, hasta que yo regresara, además le comenté que a pesar de las alarmas que teníamos en la casa, no confiaba mucho en eso. Luego salí de la casa, con la idea de jugarle una broma a mi esposa, así que después de pasar por el almacén, regresé a casa.

Una vez que hice los arreglos necesarios, me dirigí a nuestra habitación, y encontré a Mayra que recién se despertaba, y tal como se encontraba, o sea únicamente tenía su translucida bata de dormir, le dije que le tenía una sorpresa. Pero que debía mantener los ojos cerrados, hasta que yo le dijese que los abriera.

Es el tipo de cosas que a mi mujer le encanta que yo haga, pero ignorando ella del todo, cual era la sorpresa. Al llegar al patio trasero, la detuve al inicio del pequeño camino de cemento, que atraviesa todo el patio. Por aquello de que no me fuera hacer trampa, la dejé observando contra el paredón contrario a donde yo había dejado la sorpresa.

Así que cuando le pedí que abriese los ojos y se diera vuelta, sorprendida vio que yo me encontraba a unos cuantos metros de ella y mantenía a Dragón sujeto por el cuello con una gran cadena. El pero al verla de inmediato, comenzó a mover alegremente su cola con fuerza inusitada, mientras que Mayra con sus ojos bien abiertos parecía no salir de la sorpresa.

Fue cuando solté a Dragón y este de inmediato, sin reparar en mi presencia, salió corriendo hasta Mayra, y apenas llegó frente a ella, con su gran morro, introduciéndolo bajo la tenue bata, comenzó a olisquear, y seguramente a lamer el coño de ella. Lentamente Mayra fue retrocediendo, al mismo tiempo que yo también lo hice hasta que me senté bajo la sombra de un frondoso árbol de mangos que tenemos en el patio trasero.

Por su parte Mayra sin salir de su asombro, permaneció sin quitarme los ojos de encima, hasta que sus pies salieron del camino y se posaron sobre la verde hierba. A todas estas Dragón continuaba oliendo y lamiendo su depilado coño, pero cuando yo con una sonrisa en mi rostro, le hice señas de que continuase, Mayra sin pudor alguno se deshizo de su translucida bata de dormir, separó sus piernas, mientras que sin quitarme la vista de encima, comenzó a recostarse boca arriba sobre la hierba.

De inmediato la lengua de Dragón debió haber llegado a lo más profundo de su vulva, ya que la cara de satisfacción que Mayra puso, fue todo un poema. Por un buen rato, mientras que Dragón continuaba lamiendo profundamente el coño de Mayra, ella se retorcía de placer sobre la hierba, y mientras tanto yo saqué mi verga, y al mismo tiempo pero muy lentamente comencé a masturbarme sin dejar de ver a mi mujer y al perro, como él la hacía disfrutar tremendamente.

Luego de un buen rato, Mayra se dio vuelta, y sin dejar de verme, colocó sus firmes tetas sobre la hierba, dejando su culo y coño al aire, a plena disposición del perro, como si ella fuera su perra, a los pocos segundos ya Dragón, se encontraba montado sobre ella, sujetándola nuevamente con sus patas entre las costillas y caderas. Babeándole toda la espalda, a medida que con mucha fuerza y gran ímpetu, enterraba su verga dentro del coño de Mayra, que no dejaba de restregar sus nalgas contra el peludo vientre del animal.

A medida que Dragón continuaba metiendo y sacando su verga del coño de mi esposa, ella incorporando ligeramente su torso, me hizo señas con una de sus manos para que yo me acercase, lo que hice sin mucha prisa. Ya estando frente al rostro de Mayra, ella agarró mi verga, con una de sus manos, y sin demora alguna mientras movía con fuerza sus caderas, y el perro continuaba penetrándola, continuó masturbándome lentamente, y luego de la misma forma comenzó a pasar su lengua por sobre mi colorado y caliente glande.

Al poco rato, ya no me l estaba lamiendo sino que se encontraba mamando divinamente, toda mi verga, introduciéndosela casi por completo dentro de su boca, y seguramente hasta bien adentro de su garganta. Así nos mantuvimos los tres por un buen rato, hasta que yo no pudiendo contenerme más me vine totalmente dentro de su boca. Y hasta que Mayra no chupo y tragó, hasta la última gota de mi leche no se detuvo.

Yo quedé tremendamente satisfecho, y regresé a sentarme bajo la sombra del frondoso árbol. Mientras que Dragón por lo visto se encontraba nuevamente abotonado al coño de Mayra, lo que a ella desde luego le produjo un placer increíble, lo digo por la cara de satisfacción que ella tenía, y el sin numero de orgasmos que disfrutó mientras que mantuvo al perro encima de ella. Algo que me resultó sumamente gracioso fue el ver como por un buen rato permanecieron unidos culo con culo, tal como si Mayra fuera una verdadera perra, aunque ya Dragón se había bajado de ella.

Pero al finalmente separarse, vi con sorpresa que tras él volver a lamer el coño de Mayra, ella se tiró sobre la grama y se dedicó a mamar la verga de Dragón, hasta que sujetando con fuerza la verga del animal evitó que el gran bulto entrase dentro de su boca, lo que seguramente la hubiera ahogado. Pero no evitó el gran chorro de leche, que baño parte de su rostro y cuerpo. Al finalizar, a manera de juego abrí la manguera y tanto ella como dragón los hice disfrutar de un buen chorro de agua.

Dragón definitivamente se quedó en casa, yo se que Mayra es medio viciosa, pero que más me da, desde que está Dragón en casa, ya ha dejado de tener sexo con otros hombres, y ahora yo aparte de disfrutar intensamente de su coño y boca, estoy también dándole verga por su apretado culito. Recientemente visitamos una finca la que finalmente compramos, para pasar los fines de semana, de momento mientras llegaba a un acuerdo con el propietario sobre el precio, mi mujer, tremendamente excitada me llamó a su lado, para que viera un caballito enano, pero a manera de broma, y relamiéndose los labios, me dijo que el caballito tenía cinco patas. Desde luego que el pequeño caballito, estuvo incluido dentro de la negociación.

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Si te ha gustado Me di cuenta, porque la conozco muy bien… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Me di cuenta, porque la conozco muy bien…. Narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
Calentona (7 de February de 2013 a las 10:41) dice: Lo del caballo es otra historia? Porqe ya quiero leerla

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:29) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

pro2001 (12 de February de 2013 a las 05:18) dice: me gustaria leer la historia del caballo y ver si tu esposa se la puede comer toda que ve a ser dificil, pero en fin crei que si se la va a comer.


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