Desde el primer día en que comencé a trabajar como contable, en la constructora. Comencé a sentirme hostigado, lo malo es que los que comenzaron a hostigarme, eran simples obreros, con los cuales yo no debía tener ningún contacto laboral. Por lo que no podía acudir a mi nuevo jefe, para decirle que varios empleados, me habían faltado el respeto.
Relato
Es más yo me limitaba a entrar a las instalaciones de la empresa, daba los buenos días, y me dirigía a mi oficina. Pero todo comenzó a suceder fuera, a pocos metros de la entrada, se encontraban unos cuatro o cinco obreros, pero al yo pasar, escuché que uno de ellos le decía a los otros. Se fijaron que culito tan llamativo tiene. Otro respondió. De seguro, a que todavía nadie se lo ha comido. Un tercero preguntó ¿vieron la boquita que tiene? Mandada hacer para que se ponga a mamar, mi verga.
Yo a todas estas seguí caminando, sin pensar que todas esas palabras eran dirigidas a mi persona. A medida que yo caminaba, me dio curiosidad, por ver a la hembra a la que le estaban diciendo todas esas barbaridades. Pero al medio detenerme, y voltear, tan solo los vi a ellos. Pensé que de seguro la chica, a la que iban dirigidas todas esas palabras, se habría metido a un auto. Pero no fue así, fue cuando uno de ellos viéndome de frente, y dirigiéndose a mi, sin duda alguna, me dijo. Si lindo, mis amigos y yo estamos hablando de tu lindo culito.
Yo me quede prácticamente petrificado, confundido, sin idea de lo que el tipo ese me estaba diciendo, o por que me lo estaba diciendo. Aceleré mi paso no sin antes ver que otro, de esos cinco desgraciados, me guiño un ojo, y encima me mandó un beso volado. Yo procuré no demostrar que lo había visto, y mucho menos escuchado. Por lo que seguí caminando, como si eso no fuera conmigo. Y desde ese primer día en adelante, cada vez que iba llegando a la empresa, me topaba con esos desgraciados, lo peor de todo era que no tenía a quien quejarme, que le iba a decir a mi jefe, que varios tipos, se la pasaban diciéndome cosas indecorosas. Será para que se fueran a reir de mi.
Como a los pocos días, ya cansado de tanto abuso por parte de ellos, yo iba pasando sin hacerles el menor caso, cuando escuché, que me decía. Adiós culito lindo. Eso me dio una rabia, que me detuve en seco, di media vuelta y una vez que estuve frente a los cuatro, me rodearon. Yo iba a reclamarles que no siguieran faltándome el respeto, cuando uno de ellos, dio un paso hacia adelante, por lo que yo instintivamente di un paso hacía atrás. Pero al hacerlo, digamos que choqué con el que se encontraba, justo tras de mi. Fue cuando sentí que unas manos, me apretaron mis nalgas, cosa que yo no me esperaba que sucediera. Me quedé paralizado, sin poder hacer nada, o decir palabra alguna.
Por unos instantes, no pude ni moverme, me encontraba encajonado entre los cuatro. Hasta que finalmente, no se como pude, salír corriendo. Mi corazón latía a millón, pensé hasta llamar a la policía, y ponerles una denuncia, pero me puse a pensar que dirían de mi, los mismos policías, seguramente se reirían de mi queja. Por lo que opté por no hacer nada.
Yo hasta pensé en renunciar a mi trabajo, cuando me dio por ir al baño, en principio para orinar, pero aproveché que el baño estaba solo, y me bajé tanto el pantalón, como el slip que cargaba puesto, para darme cuenta que mis blancas y palidas nalgas, mostraban un par de marcas coloradas, justo donde me habían agarrado y apretado mis nalgas. Rápidamente me volví a subir el pantalón y el slip, no sin antes quedame viendo por unos segundos en el espejo mis nalgas. Pensando que quizás para ellos mis nalgas, les eran llamativas. Pero negándome a pensar más en ello.
Al siguiente día, en lugar de pasar de largo, procuré nuevamente hablar con ellos. Para decirles lo mal, que me estaban haciendo sentir, al decirme todas esas cosas. Y se los comencé a decir, cuando nuevamente los cuatro o cinco me acorralaron. Fue cuando uno de ellos, me dijo. Disculpanos pero eso se lo hacemos a los empleados nuevos, nada más por pasar el rato. Y para que veas que todo fue un vacilón, te invitamos a tomar una cervezas con nosotros. Yo en esos momentos, hasta le di gracias a Dios. Y desde luego que acepté la invitación.
Así que ese viernes en la tarde al salir de la oficina, tras encontrarlos nuevamente en la calle, los acompañe a un bar cercano, donde comenzamos a beber, y pasar el rato, contando chistes, y hablando pendejadas. Pero cuando ya yo iba como por mi sexta o séptima cerveza. Como que me di cuenta de que uno de ellos cuatro, que había comenzado por colocar su mano sobre uno de mis hombros, a medida que seguí bebiendo, la había ido bajando, y prácticamente me estaba agarrando las nalgas. Cuando se lo hice notar, se disculpó, no sin antes darme una nalgadita. Cosa que yo no la vi del todo mal.
Al rato uno de ellos, dijo tener hambre, y que nos invitaba a su casa a comer. Si llegamos a su casa, donde seguimos bebiendo, pero al rato mientras el dueño de la casa preparaba una carne a la parrilla, otro de sus amigos. Y así mientras seguimos bebiendo y charlando, hasta que en cierto momento, mientras aun yo continuaba bebiendo, me volvieron a rodear los cuatro. Al principio pensé que seguían con el vacilón, pero cuando uno de ellos me dijo de manera seria, quitate la ropa. Yo no pensaba hacerlo, es más lo tomé como parte de su pesada broma, pero nuevamente no me pidió sino que me ordenó que me quitase toda la ropa. Ante su insistencia, le pregunté que ara qué, y su respuesta fue para comeerte ese culo. Fue cuando a pesar de lo bebido que yo estaba, no podía creer lo que me había dicho, así que les pregunté muy asustado, ¿Por qué me hacían eso? Y la respuesta de uno de ellos fue. Porque tienes un lindo culito, que los cuatro nos queremos comer.
Y aunque yo ofrecí resistencia, con suma facilidad, me llevaron hasta una habitación, al tiempo que me seguían diciendo. No te preocupes, que por eso no ha muerto nadie. Yo comencé a llorar, les pedía que no me hicieran daño, que yo no era maricón, pero al parecer, mientras más yo les pedía que me soltasen, más se excitaban, y con mayor entusiasmo me seguían diciendo que me iban a comer el culo.
En un abrir y cerrar de ojos, a medida que me fueron llevando hasta ese cuarto, me fueron quitando toda la ropa, a pesar de lo pobre oposición que yo realizaba. Sentí que me quitaron el slip, luego me acostaron a lo ancho, en una desordenada y edionda cama, y aunque yo trataba de que desistieran de sus intenciones, me acostaron boca abajo a la fuerza, separaron mis piernas, y uno de ellos comenzó a meterme sus dedos, llenos de vaselina, por mi culo. yo seguía pidiendo que no me hicieran eso, cuando uno de ellos, me dijo. Deja de chillar, o te pongo a mamar. Eso bastó para que yo cerrase mi boca, dejando que siguieran, penetrandome con sus dedos, manoseándome el culo. Hasta que de momento se detuvo. Sacó sus dedos, y a los pocos segundos fui sintiendo como el glande de una de esas cuatro vergas, comenzó a penétrame.
Yo la verdad es que hice lo imposible, por evitar que me hicieran eso, pero los cuatro eran no tan solo mayores que yo, sino que más altos, y corpulentos. Por lo que todo el esfuerzo fisicó que traté de hacer, por evitar que me sodomizaran, resultó ser en vano. Fui sintiendo no tan solo como aquella cosa se fue deslizando dentro de culo, sin mucho esfuerzo de su parte, como fue atravesando mi abierto esfínter.
Aunque sentí algo de dolor, lo que realmente me dolía era lo impotenete que fui, para evitar que me hicieran todo eso. Así que aquel pedazo de carne, entraba y salía de dentro de mis nalgas, una y otra vez. Sin que yo pudiera evitarlo. Cuando de momento el mismo que me estaba penetrando, dándome una ardiente nalgada, me dijo. vamos pon de tu parte, y mueve ese culito. Yo la verdad es que estaba aterrado, y tras recibir esa nalgada, comencé a mover mis caderas, de lado a lado. Sintiendo como entraba y salía de mi cuerpo aquella gruesa verga, una y otra vez. Pero en cierto momento al levantar la vista, encontré frente a mi rostro, otra verga, completamente erecta, a pocos centimetros de mi boca. Su dueño se había quitado los pantalones, y sentado frente a mi, por lo que cuando me dijo, en un tono bien amenazante, vamos maricón ponte a mamar, no me quedó otra opción que sumisamente obedecerle.
Así que a medida que mientras uno me daba por el culo, otro me tenía ensartado por la boca. Uno de los otros dos, que esperaban su turno, mientras seguían bebe que bebe, dijo. Lo tienen como un lechón asado a la vara. Lo que a mi me hizo sentir más avergonzado, de lo que ya estaba. Pero por miedo a lo que me pudieran hacer, continué moviendo con más fuerzas, mis nalgas, y chupando aquella gruesa verga, con mi boca. Al punto que en cierto momento, y aunque me avergüence el decirlo, creo que comencé a disfrutarlo.
Realmente nopasó mucho rato, cuando al que le mamaba su verga se vino dentro de mi boca, obligándome a que me tragase una gran parte de su leche. Cosa que al parecer excitó más al que me daba por el culo, ya que acelero sus movimientos, y me apretó con fuerza entre sus fuertes brazos, al tiempo que me mordisqueaba la nuca, sin que yo hiciera nada por evitarlo. Y así tras detenerse, y volverme a empujar toda su gran verga dentro de mi culo, seguramente se vino por completo dentro de mi.
Cuando sentí que sacó su verga, yo sentí el vació que dejó dentro de mi cuerpo, y casi de inmediato otro de ellos, dándome otra ardiente nalgada, me dijo. Bueno acompañame al baño para que te laves, que a mi no me gusta, enterrar mi verga en un culo lleno de leche. Cabisbajo, caminé hasta el baño, y sacando agua del lavamanos, sentado en el inodoro comencé a lavarme con agua y jabón, cuando de momento como que me dieron ganas de cagar, y expulsé todo lo que otro había dejado dentro de mi. Para luego volver a lavarme, tanto las nalgas, como mi esfínter con mucha agua y jabón. Pero apenas terminé de lavar mi culo, el que me llevó al baño, me condujo nuevamente a la cama, pero justo antes de acostarme, me indicó que lo hiciera boca arriba. Lo que yo de manera obediente hice, sin decir ni una sola palabra.
Él mismo me tomó por los tobillos, separó mis piernas, y sin yo querer, vi claramente como aquel trozo de carne desaparecía dentro de mis nalgas. Ya del dolor ni ratro, lo que si fui sintiendo fue una especie de corriente que me recorría todo mi cuerpo, cuando él empujaba su gruesa verga dentro de mi culo. Ya no hizo falta que me ordenasen mover el culo, lo estaba haciendo de manera voluntaria, era como si quisiera sentir, más y más adentro de mi toda aquella parada verga.
Al poco rato el cuarto, prácticamente colocó sus nalgas sobre mi cara, y sentí su verga sobre mi boca, por lo que no me quedó más remedio que ponerme a mamar. Bueno así estuve gran parte de esa noche, lavándome una y otra vez mis nalgas, dejando que me comieran el culo como les daba la gana, cuando no era que una, y otra vez me ponían a mamar, sin que yo hiciera nada por evitarlo. Ademas de que ocasionalmente me bebía alguna que otra cerveza, hasta que perdí el sentido, quedándome dormido.
Al día siguiente, me levanté con mi culo adolorido, lleno de senen por todas partes. Encontré mi ropa, por lo menos mi pantalón y camisa. Y tras vestirme, Sali corriendo. Con ganas de denunciarlos a la policía, acusándolos de secuestro, y todo lo demás, pero la vergüenza que sentí, me impidió que lo hiciera, por temor a que se fueran a burlar de mi. Cuando llegue a casa, me di una buen baño, expulse todo loque pude de mi cuerpo, pero cuando me lavaba con agua y jabón, al pasar mis dedos por mi esfínter, sentí una especie de emoción. Aunque traté de no aceptar que la había sentido.
Cuando regresé el lunes a trabajar, los vi de lejos, y me dieron miedo, pero de que no fueran a decirle a todo el mundo que me habían comido el culo. Por lo que cuando uno de ellos se me acercó y secamente me dijo. Escucha culito lindo, a la salida te esperamos en el baño de empleados, no me quedó más remedio que asentar de manera afirmativa, con mi cabeza.
Esa tarde al salir hice lo que él me había ordenado, fui a los baños de los obreros, y ya dentro uno de ellos que entró tras de mi me dijo. Ahora te quitas toda la ropa, y nos esperas en las duchas. Bueno no me quedó más remedio que obedecer. Y tras los cuatro entrar completamente desnudos a las duchas, hicieron fiesta con mi culo y mi boca, dejándome después de un par de horas, tirado en las duchas. Cuando comencé a reunir las fuerzas para pararme, entró uno de los guardias, y al verme en ese estado, simplemente me dijo. Así que tu eres el nuevo. Al tiempo que fue sacando su verga del pantalón, para que yo comenzara a mamarsela. Bueno ese guardia, en otras ocasiones también me ha dado por el culo, al igual que otros obreros de la empresa, sin que yo me atreva en momento alguno a negarme a sus requerimientos.
Aunque simpre me decía a mi mismo que me iba a revelar, y que no aceptaría que me hostigasen más. Pero la realidad es que hasta ahora no lo he hecho. Es más como a la tercera o cuarta vez que me ordenaron ir a su casa, yo apenas llegaba, me desnudaba. Hasta que ese día, que me ordenaron que me pusiera una ropa de mujer que había sobre la cama. La verdad es que al verme al espejo, yo mismo pensé que me veía como un maricón vestido de mujer.
La cosa es que durante un buen tiempo, siempre, siempre, siempre, me daban esa orden, y yo los obedecía sin atreverme a chistar. Ya hoy en día no han podido seguir burlándose de mi. Ya que me mude de trabajo, la cosa es que yo ahora los visito, cuando quiero……
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88074 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:37) dice:
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