Me violaron en la oficina de hacienda

Era lunes y salí de casa como cada mañana a las ocho y media, para ir a trabajar a la oficina, cogí las cartas del buzón y me fui a buscar a sacar el coche del garaje, las cartas eran las de siempre, el recibo del agua, la luz, el teléfono, el gas, propaganda y una carta de la Agencia Tributaria, esta última la tenía que leer con detenimiento, la Agencia Tributaria, ¿qué habrá pasado? Deje las cartas en el salpicadero del coche y al llegar al trabajo abrí la carta de la Agencia Tributaria, me pareció increíble, me reclamaban medio millón de euros, pensé, es un error se han equivocado, mis datos estaban bien, la dirección también y el nombre de la empresa de la que era apoderado también, tenía que hablar con el jefe, pues la empresa era suya, aunque yo era el apoderado,al llegar al trabajo vi que todo el personal estaba fuera, pregunté que qué pasaba y me dijeron que el jefe se había fugado al Caribe, no podía ser verdad, éramos amigos desde la infancia, nos habíamos criado juntos, él era mayor que yo tres meses y habíamos vivido siempre en la misma calle del mejor barrio de la ciudad, fuimos juntos a la universidad y acábamos juntos la carrera de derecho, cómo podía haber hecho esto, después de cinco años trabajando juntos, ¿y ahora que iba a hacer yo con la carta de la Agencia Tributaria?¡Me había estafado! abrí la puerta de la oficina que estaba en décimo piso, los trabajadores cogieron sus cosas, y se empezaron a marchar con resignación , era extraño, todos me conocían sabían que el jefe y yo éramos amigos, o al menos eso creía yo, y ninguno me decía nada no me preguntaban por él,la úlitma en salir fue mi secretaria.

Secretaria: ¿Y usted que va a a hacer?
Yo: Ir a la Agencia Tributaria a arreglar unos asuntos, descansar unos días, y luego ya lo pensaré con calma
Secretaria: Ya me hago cargo, suerte que no tiene hijos,
Yo: Hombre tampoco es tan grave lo que ha pasado.
Secretaria: Me alegro de que se lo tome así.
Yo: A mí hasta me irá bien, así podré ir de vacaciones con mi mujer.
Secretaria; ¡Dios mío!, señor Borja, usted no sabe nada.
Yo: Hombre, sé que el señor Andrés se ha ido al Caribe.
La secretaria se fue hacia la ventana y la cerró, se quedó allí como custodiándola.
Secretaria; ¿Usted no sabe que el señor Andrés se ha fugado con su mujer?
Yo: Eso es imposibles, no sé quién les habrá dado esa información pero mi mujer está de viaje de negocios en Francia.
Secretaria; Su mujer nunca a trabajado en ninguan empresa, señor Borja, su mujer cada vez que le decía que se iba de viaje al extranjero se iba a casa del señor Andrés y se pasaba allí un fin de semana, una semana o quince días.
Yo: Eso es imposible, ahora mismo la voy a llamar.
Marqué el núemro de teléfono y el móvil empezó a sonar en mi maletín, abrí el maletín y vi que había una nota y un sobre, leí la nota, era de mi mujer, en la nota se reía de mí, y me insultaba, eres patético me decía, tienes la poya más pequeña que he visto en mi vida, la secretaria estaba a mí lado llorando, en el sobre había fotos de mi mujer chupándole la polla a mi amigo, y follando con él, en una hasta le daba por el culo.
Secretaria, Será mejor que nos marchemos.
Yo: Sí, será lo mejor
Mi vida era una falacia, había vivido engañado durante cinco años.

Me fui al coche y conduje hasta la oficina de la Agencia Tributaria, pregunté en información y me mandaron a la quinta planta, cogí un número y cuando llegó mi turno me atendió una chica muy sería, me dijo que entrará que y esperase hasta que la inspectora me llamara, entré en la oficina, me dio los buenos días, como recriminándome que no hubiera saludado, buenos días contesté poniéndome un poco colorado.
La inspectora era corpulenta y aunque estaba sentada parecía una mujer muy alta, llevaba el pelo corto como un hombre, y no llevaba pendientes ni los labios pintados, era un poco morena de piel, y tenía bastante vello en la cara, un poco de bigote.
Inspectora; Ya sabe que es un asunto grave.
Yo: Sí ya he leído la carta, pero no especifica los detalles de la deuda.
Inspectora; La empresa de la que usted es apoderado ha facturado una suma muy importante de dinero y no han liquidado los impuestos, esta carta es la priemera de una serie de cartas que le irán llegando, con las distintas cantidades que se adeudan.
En ese momento se me hizo un nudo en la garaganta.
Yo: ¿Se debe más dinero?
Inspectora: Usted lo debe saber mejor que nadie, lo que no sé es si se ha querido pasar de listo, pero la verdad es que era imposible que al cruzar información no lo descubriéramos. ¿En qué estaba usted pensando? Ahora le sacaré un informe con la deuda y el plazo de pago.
Yo: No sabía ni que decir.
Inspectora: Aquí tiene, tiene que pagar está cantidad antes de que acabe este ejercicio fiscal.
Yo: ¿Este año?
Inspectora; Por supuesto.
Yo: La empresa no es mía, es de un amigo, el me puso de apoderado, pero se ha fugado, me ha estafado, no está, tres millones de euros...
No sabía ni lo que decía estaba un poco mareado.
Inspectora. Búsquese un abogado.
Yo: Yo soy abogado.
Inspectora; Es usted abogado se ha dejado estafar, ¿a quién pretende engañar?
La inspectora levantó la mano amenazante, y yo empecé a llora de forma desconsolada, me daba mucha vergüenza, pero no podía evitarlo, la inspectora se levantó, era alta debía medir más de un metro noventa, llevaba un traje chaqueta que parecía de hombre, el pantalón muy ajustado, se le marcaban la bragas y lo que debía ser un abundante vello púbico o una compresa, espere un mometo que ahora vuelvo, fue a hacía el fondo del pequeño despacho y entro en un pequeño lavabo, a los cinco minutos salió.
Yo: ¿Me permite utlizar el servicio?
Inspectora; Normalmente no lo hacemos, pero como aún tenemos que solucionar algunos flecos, utilícelo, pero vaya con cuidado hay muchas cosas por medio.
Entre en el lavabo, estaba muy limpio, cogí un poco de papel y me limpié las lágrimas, encima de la la pica había un salvaslip, no me di ni cuenta, y cuando me fui a limpiar la cara con el papel me lo puse en la boca, al principio sentí repugnancia, pero el olor me gustaba, poco a poco me di cuenta de que me esta excitando, salí del lavabo un poco aturdido, la inspectora seguía de pie.
Yo: Creo que no voy a tener tanto dinero en un año.
La inspectora me miró de arriba abajo como si yo fuera una fruta fresca, tenía un extraño brillo en los ojos.
Inspectora: ¿Su mujer no tiene ingresos?
Yo: No, bueno, decía que trabajaba, pero no trabaja, no lo sé.
Inspectora: ¿Cómo que no lo sé?
Bajé la mirada avergonzado y le dije que mi mujer se había fugado con mi mejor amigo, y me habían estafado, eran ya las dos y todos los trabajadores se habían marchado de sus oficinas.
Inpectora; ¿Y que vamos a hacer con usted?
Yo: ¿Se puede aplazar la deuda?
Inspecotora: Depende, a veces sí.
Yo: ¿De qué depende?
Inspectora: De que yo dé el visto bueno.
Yo: Dígame que tengo que hacer.
Inspectora; Ahora empiezas a comportarte, ¡siéntate nenaza!
me senté un poco confundido, ¿por qué me había dicho nenaza?
Inspecotora: Hay mujeres a las que no les gustan los hombres como tú, prefieren los machos violentos, no saben lo que se pierden, a mí me pasa lo contrario detesto los tíos que van de hombretones, seguro que con tu mujer hacías mala pareja, ahora vas a ser mi puta, y vas a saciar todas mis necesidadas, ¿lo has entendido?
Mientras hablaba me abofeteo, luego su mano firme, cogía la mía que yo estaba temblando, entonces me cogió del pelo y me estiró, me hizo un poco de daño, pero yo no dije nada.

Inspectora: Así me gusta que aguantes, ahora haz todo lo que yo te diga y ya verás como todo se arregla.
No sé porque, pero me abracé a ella que seguía de pie, ella empezó a acariciar mi pelo, se desabrochó el pantalón y se lo empezó a bajar, el olor de antes empezó a llenar la oficina, yo empecé a temblar más fuerte, ella tenía el coño sin depilar llevaba una bragas tanga que dejaban ver dos labios enormes, empecé a chupárselos.
Inspectora: Veo que vas a ser una buena puta, mete la lengua en el agujero, así chúpalo bien. Lévantate.
Yo me levnaté y me quedé de pie bajando la mirada.
Inspectora, Ves al lavabo.
Me fui al lavabo, excitado, no sabía que me pasaba, lo normal es que huibera salido corriendo, ella entro en el lavabo.
Inspectora:Siéntate en el retrete y abre la boca, cerda.
Yo abrí al boca y ella le vantó una pierna, empezó a orinar dentro de mí boca, yo intenté apartarme, pero ella me cogió con fuerza la cabeza.
Inspectora: Abre la boca y trágatelo, ¿Tú mujer no se meaba en tu boca?
Yo: No, no teníamos mucho sexo.
la inspectora se acercó y me puso el coño en la boca empecé a lamérselo estaba buenísimo, ella me acariciaba el pelo,empecé a chuparle el clítoris, era enorme nunca habái visto nada igual, salí totalmente del capuchón, me lo metí entero en la boca, y se lo empecé a chupar en círculo y de arriba a abajo, la inspectora daba alaridos de placer, hasta que se corrió en mi boca,luego empezó a besarme.
Inspectora: Siento haberte tratado así, pero tienes que tener claro quién lleva los panatalones y quien es la putita.
Yo: No importa, me gusta mucho estar con usted y me he dado cuenta desde el primer momento de quién manda.
Inspectora. Si quieres me puedes hablar de tú, veo que eres un hombre muy sensible.
Yo: Muchas gracias es lo primero bonito que me han dicho hoy.
Inspectora:¿Eres virgen?
Yo: No, no, estaba casado, tenía poco sexo con mi mujer, pero no soy virgen.
Inspectora: Me refiero al ano, ¿te han desvirgado ya?
Yo: No, nunca lo he hecho, no soy homosexual.
Inspecotora: Eso no tiene nada que ver, ya verás como te gusta.
Yo: No creo, no lo he hecho nunca.
Inpectora: Si no lo has hecho, no sabes si te gusta o no.
Yo: No sabía que decir, me entro mucho miedo pero me sentía sin fuerzas.
Inspectora: Date la vuelta,
Me estuvo palpando el culo, por encima de la ropa.
Inspectora: coge ese informe y vámonos.
Me levanté y cogí el informe.
Subí en el coche de la inpectora y fuimos a su casa.
Inspectora: bájate los panatoles.
Yo: No me va gustar.
Inspectora: ¿Estás sordo? Esto me pasa por darte tanta manga ancha, ¡bájatelos ya!
Sus palabar vinieron acompañadas de un puñetazo, me baje los pantalones y empecé a llorar.
La inspectora me metió el dedo en el culo, luego me metió un poco de crema, yo le sulicaba que no me hiciera nada más, se puso un dildo, yo seguía paralizado a cuatro patas en el suelo la inspectora se acercó y puso su dildo en mi culo.
Yo: No por favor.
Inspectora: Por mucho que te duela no grites, si te oigo gritar te parto el culo, ¿ves está porra? Pues te la meto hasta la empuñadura, quiero que gimas de placer pon voz afeminada y dime, sigue dáme más fuerte y cosas así.
Yo estaba callado, ella me la metió de golpe, sentí un dolor terrible y como si el ano me palpitara, empezó a bombear, la sangre me caiá por el ano formando un pequeño charco en el suelo.
Inspectora: creo que te he roto el culo, maricona, dime que te gusta, que quieres que te meta mi olla más a dentro.
Yo seguía llorando, pero decía todo lo que ella quería oír, cuando acabó, me abrazo.
Inspectora: Ya pasó todo mi amor.
Yo: ¿Por qué las mujeres me tratan así?
Inspectora: No te preocupes no te lo haré más, sólo quería saber hasta donde estabas dsipuesto a llegar por mí.
La inspectora me acercó la cara hacía su pecho ella tenía muchos pelos en el pecho, casi como un hombre, esa noche dormí en su casa, por la mañana fui a buscar trabajo, por la noche volví a su casa y le comí el coño esta vez fue mucho más cariñosa conmigo, me gustaría decir que nunca más me violó analmente, pero muchas noches no se puede resistir, coje el dildo y me penetra, yo sé que es lo que más le gusta y aunque a mí me duele con tal de que siga conmigo me sacrifico quiero tener esas caricias tan dulces y esos besos, la dejo hacer conmigo lo que quiera, lo de que se orine en mi cara ahora me empieza a gustar, quién sabe si con el tiempo también me gustará que me folle el culo, y hasta se lo pido yo.