acosen a mi asistente, termino siendo mi puta privada
Relato
Soy un Medico, muy veterano, y siempre fui muy mujeriego, recuerdo que siendo joven estaba radicado en una ciudad muy pequeñita de la Provincia de Santa Fe en Argentina,
Yo estaba por casarme, con una muchacha de las familias de abolengo de ese pueblo, ya con fecha para el civil, la iglesia,
En ese pueblo yo era el único medico, y trataba, desde una simple fiebre por gripe hasta cosas muy complicadas, en una casa lejana, acudía con verdadera vocación a todos los habitantes, así fue trascurriendo el tiempo, y mi vida de seguía.
Ya casado, mi vida sexual, matrimonial, al cabo de un tiempo era rutinaria, por un tiempo pare de correr mujeres, hasta que viene de secretaria una joven del pueblo, jovial
De una figura relevante, senos prominente, culo paradito, boquita sensual, ojos negros
El arranque, de ella, en el consultorio el normal, de un consultorio de pueblo, donde se hacen, algunas intervenciones menores donde hay que preparar, el gabinete. Y acompañarme en alguna visita a algún paciente, impedido de llegar hasta el consultorio.
El verla, todos los días y sumando a mi situación sexual, comencé a verla con apetencia, y a tirarme algún lance sutil, que caían en saco roto, de allí, pase a acosar de apoco, y algún manoseo, disimulado, que provoco, siempre rechazo, pero con silencio.
Llega una mañana un llamado por un parto de urgencia en una chacra a unos 20 KM en medio del campo, la llamo a Julieta, que la pasaba a buscar con mi 4x4 por la casa, que había una urgencia de un parto.
Llegue, era verano, así que estaba ligera de ropa, se puso el delantal, y salimos, el parto me dio mucho trabajo nos agoto pero fue un éxito, un hermoso, bebe varón.
La familia, nos ofreció en forma de agasajo, una pequeña picada casera, acompañada de un vino de barril, aceptamos, y todos brindamos, por y comimos opíparamente, bastante adobaditos, tipo las 15 hs. emprendimos el regreso, veníamos por camino rural, y al llegar a un pequeño montecito de Eucaliptos, me detengo, y salto sobre ella, comienzo a meter manos, y a tratar de besarlas, hubo resistencia, y algún no, por favor, no pero sus senos, primer blanco, de mis garras, salieron al aire, pase a besarlos, ella seguía la resistencia, pero yo implacable, ayudado por el alcohol, que ella había ingerido, comenzó, a mermar de a poco, sucumbiendo mi asecho, comenzó, a gemir y ya rápido de reflejos, mande mis manos a su vagina, la que pase a sobar, con mis dedos, por dentro a su tanga recline el asiento que por ser doble cabina se convertía en tipo diván entregada, mientra ya nos besábamos, la desnude, y la penetre, violentamente, lo que le produjo, un gozo, efusivo e intenso, yo le chupe todo, se notaba que no era su primera vez, por como se movía, termine, junto a su orgasmo, una acabada, como hacia tiempo no tenía.
Nos pusimos las ropas, transitamos todo el trayecto sin decir palabra., deje a Julieta en la casa. Ese día suspendí todos los turnos.
Al otro día, pensé que Julieta no venía mas, pero no fue así a la hora de consultorio, ella estaba allí, como todos los días, hubo mucho trabajo, por que se juntaron las dos jornadas. Cuando terminamos, ella entro, para despedirse, yo la apoye contra la pared, para besarla, ella me paro, dijo espera, salió puso llave a la entrada, y vino, la comencé a besar y a desvestir, despacio, le recorrí con mi lengua y labios, sus senos, y todas sus intimidades la puse sobre la camilla, y primero, le chupe su vagina, muy vehementemente, lo que le hizo emitir, alaridos, de gozo, luego la acomode bien y con las piernas abiertas, la penetre, y parado, agarrando sus senos, inicié una cogida a fondo, golpeando mi pelvis contra ella, volví, a terminar, ella se retorcía, y gemía de placer, terminamos, nos lavamos, y no marchamos.
Esto se hizo cotidiano, la cosa fue en aumento, le enseñe a chupar una verga, de a poco, se produjo, una relación sexual, le explore su ano, que las primeras veces le puse un tipo de anestesia local, hasta que se lo amolde, y la sodomice, de forma monstruosa.
Esto duro, unos meses, hasta que en una de esas sesiones sexuales nos atrapa, mi esposa, con lo que se termino mi matrimonio, y en pueblo pequeño, ella quedo como una puta, en boca de todas las mujeres de allí, y se fue de pueblo. No se donde, a la pobre Julieta no la volvía ver, pero yo seguí en lo mió y alguna mujer otra hubo, que les cuento en otro