Mi esposo me sorprendió, llevándome a una orgía entre sus amigas… ( CON fotos)

Desde que era novia de Manuel, él me confesó que tenía ciertos gustos raros, poco a poco me fue dando muy poca información, como que según su psicóloga, Manuel era fetichista, y entonces me busqué toda la información sobre ese tipo de personas. Lo que encontré, me dio como ejemplo, aquellos hombres que les encantan los zapatos de mujer.

Por lo que poco a poco, fui asimilando que mi novio era fetichista. Luego me comentó que dos de sus amigos, más íntimos compartían el mismo fetiche que él. Lo que no me preocupo, hasta que en otra ocasión, me dijo que había algo en la lencería femenina que le encantaba desde niño. Lo que no me dijo en ese instante, fue que a él, y a sus dos amigos, les encantaba usarla. Eso me lo hizo saber, en otra ocasión, ya muy cerca de nuestra boda. Por lo que decidí continuar, con nuestra relación, esperando que Manuel cambiase con el tiempo.

Pero no fue así, ya que la misma noche de boda, me sorprendió en nuestra habitación del hotel, al ponerse un set de ropa intima muy similar al mío. Yo al principio, me sentí rara, besándolo a él que aparte del set de ropa intima, cargaba puesta una peluca de mujer. Pero en medio de todo, ambos lo disfrutamos.

Así que para cuando, al año de estar casados, me dijo que me iba a invitar a un compartir con sus amigas, yo sonriendo aunque algo sorprendida, acepté su invitación. Mi esposo en otras ocasiones me había presentado a sus dos amigos, Ernesto que es ingeniero, y el otro Ramiro que es medico, ambos de reconocida reputación profesional, al igual que mi esposo que es uno de los mejores abogados.

Bueno, quizás como poco a poco, me fui haciendo a la idea de que mi esposo era fetichista, lo fui tomando de manera calmada, sin ponerme histérica. En ocasiones cuando estamos en casa, Manuel, no tan solo se pone ropa intima femenina, sino que tiene un ajuar completo, del que yo en ocasiones me aprovecho, pero sin que él se enteré, ya que es muy celoso con sus cosas.

Pero volviendo a la invitación que me hizo mi esposo, cuando le dije que si, se puso de lo más contento. Así que el fin de semana fuimos a la casa de campo de Ramiro. Y aunque ya yo tenía una idea de lo que se trataba, cuando atravesamos la puerta, y me encontré a Ramiro y a Ernesto, completamente vestidos de mujer, la verdad es que me sorprendí.

No es por nada pero se veían lindos, o mejor dicho bien lindas vestidas así. Ernesto me pidió que lo llamase, Elisa, y Ramiro me pidió que le dijera Angela, y mientras Manuel se cambiaba de ropa, mis dos nuevas amigas, estuvieron compartiendo conmigo, por un largo rato. Hasta que salió Manuel, completamente vestido de mujer, depilado, hermosamente maquillado, y peinado, o mejor dicho muy bien peinada, a la que sus dos amigas llamaron Lucero.

Cuando regresó mi esposo, como Lucero, las cuatro seguimos compartiendo. Mientras que Angela comenzó a servirnos de comer y beber. Pasamos gran parte de la tarde, charlando, hasta que Elisa propuso que las cuatro modelásemos en ropa intima, para lucir las últimas prendas que las tres habían adquirido. Yo la verdad no vi nada malo en modelar mi propia ropa intima, además a Lucero, o sea a mi esposo le encantó la idea.

Así que a medida que la noche fue pasando, mis amigas y yo fuimos modelando, continuamos bebiendo, y ya cerca de a media noche, además de modelar, comenzamos no tan solo a tocarnos entre las cuatro, sino que también a besarnos.

En cierto momento, me sentí tan desinhibida que cuando Manuel, mi esposo, o sea Lucero me bajó el sostén y se puso a mamar mis tetas frente a sus dos amigas, yo me quedé de lo más tranquila.

A partir de ese instante, tanto Angela como Elisa y Lucero, se dejaron llevar por sus propio gustos. En cierto momento vi a Elisa dándole por el culo a Angela, mientras que Lucero, sacó una caja y entregándomela me dijo que era un regalo para mí. Al abrirlo me encontré con un dildo, o sea un consolador pegado a unas correas de cuero, las que tras ponérmelas sobre mi coño, parecía que yo tuviera una parada verga entre mis piernas.

Lucero al vérmela ya puesta, se relamió los labios, y sin pedr tiempo se dedicó a mamar mi nuevo juguete. Pero al mismo tiempo que lo hacía, yo sentía la presión de la base del dildo sobre mi coño. Así que, para mi era casi como si estuviera teniendo sexo. Luego después de un buen rato, mi marido se bajó las bragas, y sin más ni más me las ofreció, para que yo lo penetrase con mi nuevo juguete.

Cosa que fui haciendo, sin salir de la sorpresa de lo mucho que eso me estaba gustando. El resto de la noche y gran parte de la madrugada, cuando una de ellas tres no me estaba mamando el coño, yo les enterraba mi juguete entre sus nalgas. Vi a mi esposo siendo penetrado por Angela o sea Ramiro, y como posteriormente, Elisa le daba una tremenda mamada a Lucero, frente a mi.

Las chicas, que es como las llamó, y yo la pasamos muy bien. No les voy a negar que tanto Angela, como Elisa al igual que Manuel también me enterraron sus vergas. Pero por lo que pude darme cuenta, mi esposo disfrutó eso tanto, o más que yo. Pero algo que disfruté tremendamente, y que nunca me habían hecho fue que los tres, pero por separado, me dieron lo que llaman un beso negro. El sentir esas lenguas dentro de mi esfínter, la verdad que es algo increíble.

Bueno Manuel definitivamente no va a cambiar, y yo como que ya me acostumbré a sus perversiones. Además por otra parte, descubrí que mi marido no es para nada celoso, ya que al principio veía como sus dos amigos me follaban, y no se molestaba por eso. Por lo que un día le pregunté, que pasaría si yo me acostase con otros hombres. Muy contento me respondió, y con voz afeminada me respondió. Bueno espero que cuando eso suceda, por lo menos me lo cuentes, pero preferiría que los invites a casa para que te follen, frente a mi….