Pedí trabajar como puta en una boite. Me aceptaron y como fue la primera noche. Fui muy puta
Relato
La tercera situación
Soy una mujer séria, formal, profesional, educada en un ambiente tradicional. Al graduarme y comenzar a trabajar, seguí siendo séria, hasta conocer mi futuro marido, que me mostró otros mundos, y con él descubrí que tenía alma de puta, lo que fui confirmando con el tiempo.
Esta historia fue uno de mis momentos más brillantes, de mayor destaque, la que considero mi graduación de puta profesional.
Vivíamos en una ciudad grande, famosa por sus actividades y liberalidad de costumbres. Tiempos antes de lo que cuento, mi marido con unos amigos conoció un callejón con unas boites muy especiales, que lo dejaron boquiabierto. En pleno salón andaban mujeres vestidas y semidesnudas, y en los bancos colocados a lo largo de las paredes, varias parejas estaban cogiendo o mamando y todo el mundo tranquilo. Se diferenciaban algunas putas profesionales de otras aficionadas. Pero todas putas.
Tiempo después me llevó a conocerlo, habíamos cenado bien, con vino y estaba borrachita. Pero no inconsciente, alegre y complaciente.
Después de evaluar el ambiente, comenzó a acariciarme y cachondearme, a meterme las manos por abajo, desabotonar la blusa y subirme la falda. Yo… alegre y colaborando, algo más tarde ya estaba sin blusa, con los pechos al aire y la falda a la cintura. Unos jóvenes sentados junto a mí, no dejaban de verme sin ningún recato. La falda no tardó en salir. Al ver que todo estaba tranquilo mi esposito, me la quitó y después de unos minutos, me pidió para mamarlo, algo que me guasta mucho, me da mucho placer tener una verga entre mis labios y saborear la cabezota. Pero… para hacerlo como estábamos sentados me tuve que inclinar de lado dejando descubiertas las nalgas y por supuesto el mamey. El joven vecino no tardó en aprovecharse y me jodió muy sabroso, siendo joven, terminó rápido y el otro se colocó en seguida en su lugar para cogerme también. Y todos tranquilos. Se fueron y al venirse mi marido nos enderezamos y seguimos bebiendo comentando lo sucedido.
Algo después me pidió para caminar un poco vistiendo solo los calzones, lo hice sin preocupación, dejándome ver encuerada como estaban varias otras.
Y más tarde fui al baño, solo que un cliente me siguió y me jalo, sin resistencia, al baño de los hombres, para clavarme la reata por el coño. Definitivamente ahí era otra de las perras del local. Y yo feliz, dando para cualquiera.
Cuando decidimos que era suficiente nos salimos felices. Regresamos varias veces, cada vez con más confianza y desvergüenza. Hasta que una noche me dijo:
¿Qué te parece si le preguntas al gerente si puedes venir a trabajar alguna noche? No dudé y lo hice en seguida, vestía una blusita muy transparente y abierta, y pantaletas chiquitas. El hombre me vio y aceptó, dándome instrucciones de que hacer el día que decidiera ir.
Debería llegar a las 7 y esperar a los clientes, que comenzarían a llegar como a las 9 o 10.
Salimos contentos, pensando en lo que estábamos haciendo. Decidimos que sería el siguiente viernes y no lo comentamos más. Cuando llegó el viernes, cerca de la hora, me bañé y perfumé discretamente, había comprado un perfume escandaloso, de puta, especial para la ocasión.
Me puse un vestidito leve, fácil de quitar, con elástico en la cintura, y una tanguita sencilla. Todo fácil de quitar y sin importancia si se perdiera.
Como tenía que entrar temprano, mucho antes de que abriera al público mi marido me acompañó hasta cerca de la boate, me deseó suerte y se quedó en un barcito cercano a hacer tiempo.
Entré sabiendo que tendría que esperar unas dos horas hasta la llegada de clientes. Me presenté y escogí un lugar para esperar junto a otras 5 o 6 muchachas.
Mi marido regresó como a las diez actuando como cliente, sin hacerme ninguna señal al verme sentada con las otras puchachas, esperando clientes. Se sentó y pidió algo para beber. Luego, luego se le acercó una de las huilas y vi como no la quiso. Después me acerqué yo y le dije las palabras rituales:
-Hola amor… ¿Solito?
-Pues si…
-¿Me invitas un trago?
Me respondió en voz baja: No, ahora no, vamos a esperar un poco a ver qué pasa. Bueno respondí y me regresé a donde estaba. Esa noche había poco movimiento, solamente hacía ruido un cliente escandaloso y que parecía diferente por la manera en que lo trataban los meseros y las putas.
Pasaron algunos minutos lo vi que yendo al baño y salió platicando con mi marido, como que habían hecho amistad, seguro de aquellas de borrachos. A seguir mi marido se cambió a la mesa del otro.
Ya estaba ahí una güera oxigenada y el cliente como que ya la conocía, le pasaba la mano distraídamente, sin mostrar interés. Yo estaba distraída mirando el movimiento del salón, cuando uno de los meseros me dijo:
-Te llaman de aquella mesa. Era el cliente que estaba con mi marido…
Fui con ellos.
-Hola… ¿Me llamaste?
-Si, viéndome descaradamente, como debe de ser. ¿Cuánto cobras?
-¿Por hacer que?
- Mamada y cogida…
- Tanto$. El culo es aparte.
(Mi querido esposito me había solicitado para coger con su “amigo”, él se cogería a la güera)
-De acuerdo, siéntate, y sin más (como es de costumbre en los puteros) me metió la mano por las piernas. Mi gordito estaba a poca distancia haciendo algo parecido con la güera.
Cuando el cliente me pidió para quitarme el vestidito, lo hice sin titubear, como corresponde a toda zorra, quedándome solo de pantis, que me bajé poco después. Varios clientes estaban de ojo porque estábamos siendo el show, y las puchachas desocupadas, sin duda deseando estar en mi lugar, porque no había muchos clientes. Ya encuerada me sentó para mamarlo parado frente a mi, tenía un vergota gruesa y siguiendo mis putiles obligaciones, me comí esa gruesa verga, mamándolo con la maestría producto de mi experiencia. Pensaba: ¡Que putota estás cabrona! Esta vergota está muy sabrosa… eres toda una piruja chingona.
De re-ojo, vi como mi maridito se cogía a la otra puta sentada sobre él. Mi cliente terminó y nos sentamos a tomar unos tragos, me quedé encuerada como estaba, tranquila, con él acariciándome levemente.
Poco después, ya repuesto, me dijo:
-Ven ponte enfrente de espaldas, te la voy a meter así. Obedientemente me coloqué como pedía y me metió el palo por la chucha. Moví el culo con ritmo, pero antes de terminar, me pidió que me volteara para mamarlo de nuevo. Obedientemente, como buena puta pendeja, lo obedecí e inclinada me comí de nuevo esa vergota dura (No era muy larga, pero si gruesa).
Estando así, sentí dos manos en mi culo, manoseándome, y también metiendo los dedos por el coño. Como mi cliente no dijo nada, supuse que estaba de acuerdo y no me moví, abrí las piernas y me afirmé, ya sabía que vendría otra metida de verga.
A seguir sentí que me metían un camote por el culo. Como respuesta, comencé a mover las nalgas al ritmo, sin soltar la que tenía en la boquita.
Cuando terminaron, y me enderecé, vi que el otro que me estaba cogiendo había sido mi maridito, bien sonriente. Me senté en las piernas del cliente, que viéndome y acariciando los pechos, sonriendo me decía:
- ¡Que hija de puta! ¡Pero que puta eres! ¡Que puta eres…!
Nos reímos y poco después salí discretamente con mi marido, simulando que me llevaba a un hotel… y riéndonos de la experiencia…
Ya sabiendo como era, repetimos varias veces. Regresé y hasta formé clientela, algunos clientes me veían entrando y en seguida me llamaban para cogerme, o mamarlos…
Si… no solo era puta, era una puta muy buena y sabrosa… muy chingona…
me tocaba el culo y me morreaba, mientras yo miraba a mi novio, estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos...mientras ponía cara de cachonda, aun mas de lo que estaba, mientras miraba a mi novio, abriendo mi boquita y jadeando
Relato erótico enviado por culona69 el 20 de September de 2012 a las 00:19:31 - Relato porno leído 156097 veces
Hola me llamo lupita y como lo dice el titulo soy una madura cachonda y muy puta, me encanta el sexo, me gusta que me traten como a una verdadera puta, me encnta que me la metan por el culo y me coman todo mi trasero.
Relato erótico enviado por madura cachonda el 11 de September de 2013 a las 01:05:30 - Relato porno leído 154066 veces
Desde hace más de seis meses, que Antón mi marido, se encuentra preso, y la verdad es que con tres cadenas perpetuas en sus costillas, la única manera de que yo lo vea es, o a través de las rejas, los días de visita, o que él se llegue a fugar, lo cual es un poco menos que imposible. Por lo que comencé a arreglarme para salir a buscar trabajo, en algún restaurante de comida rápida. Fue cuando mi primo, mi hermano, y Darío el hermano de Antón, pasaron a visitarme a casa…
Relato erótico enviado por Narrador el 05 de February de 2015 a las 00:20:40 - Relato porno leído 70348 veces
Si te ha gustado Mi graduación de puta ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi graduación de puta ( CON fotos).
Alba29
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
herbertrivera
(22 de September de 2018 a las 23:11) dice:
hola tu relato esta bien exitante me gusto si me puedes escrivir quisiera preguntarte algo sobre lo que dices en tu relato mi Correo draco10112arobas Hotmail.com herbertrivera
(22 de September de 2018 a las 23:10) dice:
hola tu relato esta bien exitante me gusto si me puedes escrivir quisiera preguntarte algo sobre lo que dices en tu relato mi Correo draco10112arobas Hotmail.com
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