Mi hijo es mi chulo, y el de su hermana. ( CON fotos)

El bar es nuestro negocio familiar, que durante años lo atendió mi esposo, hasta que murió. Y ahora lo atendemos mis dos hijos, y yo. Bueno la verdad es que tanto mi hija, como yo ofrecemos nuestros servicios a los clientes, y Jorge mi hijo se encarga de cobrar. Todo comenzó como a la semana que enterramos a su padre, los tres nos estábamos lamentado, ya que al negocio nadie entraba, así que esa noche tanto mis hijos como yo comenzamos a beber para ahogar nuestras penas. Por aquello de no pasar un mal rato, Jorge cerró temprano, mientras que Ángela y yo seguimos bebiendo, y diciendo que era lo que debíamos hacer para que el negocio fuera rentable. Fue cuando Jorge comentó que lo que nos hacía falta era contratar algunas putas, que se acostasen con los clientes. Pero lo malo de esa idea era que no conocíamos a ninguna, pero en medio de la charla, mientras seguíamos bebiendo, mi hijo dijo que por lo menos las tipas que fueran a trabajar en el negocio, debían verse bien, y por joder dijo. Deben verse mejor, que lo que ustedes dos se ven, ahora mismo.

La verdad sea dicha, mi hija Ángela, y yo vestidas de negro por el luto, sin esforzarnos mucho, creo que espantábamos a los clientes. Yo la verdad es que me sentí ofendida, y le dije a mi hijo, lo que pasa es que tú no te has fijado bien en nosotras, imagínate que vistiéramos de otra manera, con el cabello suelto, y bien maquilladas, para que te des cuenta, que hasta tú quisieras acostarte con nosotras. Jorge se rió burlonamente, por lo que yo agarré a mi hija Ángela de la mano, y le dije vamos a darle una lección a tú hermano. Y nos fuimos a la parte de atrás del negocio, donde nos quitamos toda la ropa quedándonos en pantis, sostén, medias y liguero. Los cuales como estábamos de luto también eran de color negro. Luego mientras nos soltamos el cabello, y nos maquillamos, mi hija y yo seguimos dándonos los tragos, hasta que ya listas, regresamos al frente del negocio, donde Jorge al vernos se quedó boquiabierto.

Jorgito no podía creer lo que estaba viendo, tanto Ángela como yo, le modelamos, y él nos dijo. La verdad mamá que tú tenías toda la razón, cuando dijiste que hasta yo quisiera acostarme con ustedes. Yo eso lo tomé como un cumplido, y sentándonos a la mesa donde mi hijo se encontraba, mi hija y yo seguimos bebiendo. Fue cuando Jorge comentó, bueno pero no todo es la pinta, también las mujeres que trabajes aquí deben estar dispuesta a todo, y no es que me lo digan, es que lo hagan para convencerme.

Yo algo ya mareada me le quedé viendo a mi hija, y le pregunté si estaba dispuesta a darle una lección a su hermano, a lo que ella rápidamente me respondió que sí. Así que las dos nos levantamos, de la mesa, y frente a Jorge comenzamos a jugar entre nosotras, agarrándonos, besándonos, y hasta acariciándonos mutuamente por todas partes, mientras que mi hijo no dejaba de observarnos, sus ojos parecían que se le fueran a salir de sus orbitas. Pero quizás fue lo mucho que bebimos mi hija y yo que no supimos cuando detenernos, ya que ella me fue desnudando al tiempo que yo también la fui desnudando a ella.

Así que las dos seguimos ensimismadas en nuestro juegos, ya del todo denudas, frente a Jorge, quien no dejaba de observar como mutuamente Ángela y yo nos lamíamos nuestros coños. Nos besábamos, y restregábamos el coño de ella contra el mío. La verdad es que perdí la noción de lo que estábamos haciendo, mi hija y yo, ambas nos centramos a darnos placer mutuamente, cuando de momento veo que mi hijo, comienza a quitarse toda su ropa. Yo como que me pasó por la mente, que eso no debía ser así, pero quizás la misma morbosa situación en que nos encontrábamos los tres, como que me empujó, a que no hiciera nada por detener, ni a mi hijo ni a mi hija.

A los pocos segundos, ya Jorgito se encontraba tan desnudo como su hermana y yo, restregando su cuerpo contra los nuestros, besando y lamiendo mi coño de manera desesperada, cuando no era que le mamaba las tetas a su hermana. Cuando comencé a sentir como su verga comenzó a penetrar mi coño, creo que enloquecí de placer, y con más gusto le seguí mamando el coño a mi hija. En cosa de pocos minutos, los tres manteníamos una orgía familiar. No pensé jamás que algo así pudiera sucedernos a mis hijos y a mí, esa noche, Jorge no tan solo nos penetró a las dos, y nos mamó el coño, hasta hacernos llorar de felicidad, sino que el muy hijo de la gran puta, hasta le dio por comerme el culo, cosa que hizo que me acordase de su padre, cuando me lo hacía.

Bueno cuando al día siguiente los tres nos despertamos, con dolor de cabeza, por el mucho ron que bebimos. Lo primero que me dijo mi hijo fue, eso que ustedes dos me hicieron anoche, es lo que necesitábamos para tener una buena clientela. Yo me quedé en silencio, y Ángela fue la que dijo, bueno mientras que paguen, y nos sean como tú, que acostumbras a no pagar, yo estoy de acuerdo. Lo que escuché no lo podía creer, mi hijo y su hermana al parecer ya se entendían desde hacía tiempo, y fue en sé momento en que yo me vine a dar cuenta.

Por mi parte, no sé que me sucedió, pero eso de trabajar de puta, no me pareció tan malo, al fin y al cabo, el hacerlo me gustaba. Por lo que los tres llegamos al acuerdo de volver abrir el negocio, pero con Ángela y yo como putas. Lo cierto es que ocasionalmente Jorge me da una que otra buena revolcada, por lo que lo dejo que administre todo como a él bien le parezca.