Me di cuenta de la mirada de mi hijo, que lejos de reproche fue de complicidad, como diciéndome viejo aprovecha que esto no se da todos los día.
Relato
Recientemente fui a pasar unos días a casa de mi hijo, Leonardo. Al yo llegar, Leo como le he llamado desde pequeño, pareció bastante sorprendido, al parecer se le había olvidado que la semana anterior, le había dicho por teléfono que pensaba ir a nuestra hacienda, la que él se encarga de administrar. Tras aclarar su confusión ya que me dijo que pensaba que mi vista sería la próxima semana, me confesó que en la casa grande se encontraba una amiga intima de él, la cual a su madre, mi ex-esposa para nada le agradaba, ya que mi ex-mujer pensaba que la tipa era una buscona. Yo como de costumbre siempre le he llevado la contraria a mi ex, le dije a mi hijo que por mí no se preocupase, que me la presentara y que no se preocupase por mí que yo pensaba pasar el día pescando en rio, o paseando por la finca a caballo.
Fue cuando apareció en la puerta de la casa, Lucila una hembra despampanante, pelirroja, de grandes ojazos verdes, labios carnosos, alta, con un cuerpo descomunal, hermosos senos apenas ocultos por una pequeña cota, y para rematar una apretados mini pantalones, que hacían que sus hermosas y llamativas nalgas llamaran más mi atención. Lo que más me sorprendió de ella fue la familiaridad con que me saludo, dándome alegremente un tremendo beso en la mejilla pero justo sobre la comisura de mis labios. Sentí sus bien formados senos contra mi pecho, y su fresco aroma a mujer recién bañada.
Después de tan tremendo recibimiento, Leo me ayudó a llevar mis cosas a mi habitación, después yo comí algo y cumpliendo mi palabra salí a montar a caballo, el resto del día mientras estaba en el rio, no dejaba de pensar en lo bien que lo debía estar pasando mi hijo con la tal Lucila, ya que la chica aparte de realmente me cayó bien simpática, tenía un cuerpo monumental. Ya había anochecido cuando regresé a la casa, cargando unas cuantas sapuaras que saqué del rio. La casa estaba sola, ya que mi hijo y su amiga habían salido de seguro al pueblo a pasar un buen rato, por lo que sin prisa decidí cocinar un hervido con los pescados que había sacado.
Ya había terminado de cocinar cuando sentí que el auto de mi hijo llegaba, él y Lucila por sus risas deduje que de seguro habían estado bebiendo, así que cuando les dije que había cocinado un hervido de pescado los dos se contentaron bastante, después de que Lucila moviendo sus hermosas nalgas, me ayudó a poner la mesa, Leo sacó una botella de ron del gabinete. Así que mientras nos tomábamos el hervido con bastante limón, nos fuimos dando uno que otro trago. A medida que la noche fue avanzando el ambiente se fue poniendo más acogedor.
Después de la cena, al yo ver que Lucila cargaba puesto largo vestido de colores claros, que honradamente no le hacían justicia a su hermoso cuerpo, en cierto momento se lo comenté, cosa con la que Leo mi hijo estuvo completamente de acuerdo con migo, es más le dijo, pensé yo en esos momentos, que fue a tono de broma, que por qué no se lo quitaba ese vestido y nos mostraba su fabuloso cuerpo. Fue cuando ella como la cosa más normal del mundo, simplemente se lo quitó frente a nosotros, quedando yo boquiabierto y agradablemente sorprendido. Es verdad que tanto ella como mi hijo se encontraban algo tomados, pero al ver la manera tan tranquila que Leo y ella lo tomaban, decidí no hacer comentario alguno.
Lucila había quedado en pantis y sostén, y eso y nada prácticamente era lo mismo, ya que la tenue tela de su ropa íntima prácticamente era transparente. Leo por su parte volvió a servirnos otro trago a los tres, mientras que yo sentado en el sofá no dejaba de pensar en el gustazo que se daría mi hijo esa noche, envidiándolo en medio de todo. Fue cuando Lucila tomó asiento a mi lado en el sofá y al otro lado de ella se sentó Leo. Ya estaba por levantarme y dejarlos a solas, cuando mientras que Leo comenzó a besarla de manera ardiente a ella, Lucila estiró su mano izquierda y de manera precisa me agarró mi verga sobre la tela del pantalón. De momento me sentí que mi corazón daba un vuelco, además algo cortado ante tal situación, pensando en qué diría mi hijo si sedaba cuenta de ello. Casi de inmediato mi verga se puso bien dura, algo que no podía controlar, quizá por lo morbosa de la situación, o porque también le tenía unas ganas tremendas de metérselo a ella. Fue cuando me di cuenta de la mirada de mi hijo, que lejos de reproche fue de complicidad, como diciéndome viejo aprovecha que esto no se da todos los día.
Las manos de Leo despojaron rápidamente a Lucila de su sostén, para dedicarse de inmediato a chupar sus parados senos, fue cuando ella volvió su rostro hacia mí ofreciéndome sus carnosos labios, los que ni por un momento dude en besar. A medida que la fui besando ella no sé cómo se las arregló, pero tanto a mi hijo como a mí nos desabotonó la camisa, soltó la correa, el broche y hasta bajó las cremalleras. Ya en esos momentos, Lucila buscó recostarse sobre el sofá, dejando sus hermosas piernas hacía mi lado, mientras que mi hijo continuaba chupando como loco sus pezones. Yo sin pensarlo mucho retiré sus transparentes pantis y al ver su hermoso coño completamente depilado, separando sus piernas enterré mi cara entre sus bien formados muslos.
A medida que comencé a chupar su rosado clítoris, me fui despojando de mis pantalones e interiores, Lucila a cada chupada, lamida o mordida que yo le propinaba a su coño, su cuerpo temblaba de placer. Por un buen y largo rato estuve mama que mama ese sabroso coño, al punto que no tardó mucho en disfrutar de un lujurioso orgasmo. Leo por su parte al igual que yo se había deshecho de sus pantalones e interiores. Al levantar mi vista vi como Lucila se tragaba prácticamente toda la verga de mi hijo. Mientras que yo me incorporaba dirigiendo mi verga a su húmeda y caliente vulva, la que a medida que la fui penetrando, es cuerpo de Lucila se estremecía completamente, mientras ella continuaba mamándole salvajemente la verga a mi hijo.
En cierto momento, me pareció que ella se ahogaba con la tranca de Leo dentro de su garganta, y él procedió a retirársela de la boca, para en medio de nuestra improvisada orgía Leo buscó la manera de colocarse, no sé cómo bajo el cuerpo de Lucila, y sin pérdida de tiempo enterrar su miembro entre las sabrosas nalgas de su amiga. Lo que a medida él fue haciendo, Lucila fue dando gritos y profundos gemidos de placer al tiempo que ella moviendo sabrosamente sus caderas, nos decía a los dos, que le diéramos más duro. Lo que tanto mi hijo como yo hacíamos gustosamente, hasta que justo antes de venirme extraje mi verga de su coño, para dirigirlo a la boca de ella, cuando Lucila se dio cuenta de mi intención, sin demora la tomó entre sus dedos y ella misma la introdujo dentro de su boca la que con una habilidad única se dedicó a mamar, hasta que ya no pudiendo aguantarme más me vine.
Lucila continuó chupando mi verga hasta el punto que me hizo reír, de las fuertes cosquillas que me produjo en mi glande con su lengua. Leo por su parte, no dejó de enterrar su verga dentro del sabroso culito de Lucila, hasta que al igual que yo finalmente se vino. Los tres quedamos exhaustos pero muy felices, después de un buen rato, Lucila se levantó se dirigió al baño y mientras yo escuchaba el agua correr, mi hijo se fue a acompañarla. Yo decidí irme discretamente a mi habitación y dejar que ellos continuasen divirtiéndose. Después de darme una ligera ducha me introduje en mi cama, en cierta forma envidiando la suerte de mi hijo.
No sé cuánto tiempo llegó a pasar, ya estaba dormido cuando me desperté al sentir de momento el caliente cuerpo de Lucila a mi lado. La brillante luz del sol que entraba por mi ventana, me indicaba que comenzaba amanecer. Sin decir palabra, Lucila comenzó nuevamente a mamar mi verga, al tiempo que comencé a sentir el aroma de su coño sobre mi rostro. Por lo que casi automáticamente comencé a pasar mi lengua sobre la piel de su vulva, mientras que ella lentamente comenzó a abrir sus piernas permitiendo que mi boca entrara en pleno contacto con sus labios de su vagina.
Por un buen rato mientras ella me daba una espectacular mamada, yo procuraba satisfacerla al máximo no tan solo pasando mi boca y mi lengua por todo su coño sino que mordisqueando suavemente su sabroso clítoris, hasta que ella reventó en un sonoro y mojado orgasmo que me empapó todo mi rostro. Tras lo cual, sin demora busqué su culo con mi verga, para darme el gustazo que previamente mi hijo se había dado mucho más temprano. Lucila movía sus nalgas de manera tremenda, al tiempo que yo la penetraba y sacaba mi verga de entre sus apretadas nalgas. Mientras que con una de mis manos enterrada dentro de su vulva la hacía gritar de placer. Lucila y yo estuvimos acostados juntos hasta que volvió a salir el sol, apenas me vine dentro de ella, Lucila se levantó de mi cama, y salió de mi habitación despidiéndose de mí con un beso.
Al finalmente levantarme, cerca de las diez de la mañana encontré a mi hijo y a Lucila desayunando. Como si no hubiera pasado nada, ambos me dieron los buenos días, después del desayuno decidí salir nuevamente a montar a caballo, y al regresar decidí regresar a mi casa, no sin antes hablar con Leo. Fue cuando me enteré que Lucila realmente no es novia de él, ya que realmente es la novia de uno de sus mejores amigos, que desde luego él ignoraba que ella pasaba algunos fines de semana con mi hijo. Cosa que al escucharlo decírmela, me tranquilizó bastante, ya que sin que mi hijo lo supiese Lucila y yo habíamos quedado en vernos nuevamente pero en mi apartamento.
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131411 veces
Si te ha gustado Mi hijo, su amiga y yo. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi hijo, su amiga y yo..
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:30) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:05) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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