Bueno, al principio lo que pensé fue que Renato, mi esposo. Exageraba un poco, aunque en nuestro círculo social, no soy la única que anda con guardaespaldas. Por lo que después de pensarlo un poco, llegué a la conclusión de que él, como que sospechaba que en ocasiones le puedo ser infiel, y por eso me asignó un guardaespaldas. Más que todo para vigilarme de cerca, sin levantar mis sospechas…
Relato
Aunque el chico que me asignaron, sencillamente me lleva a ciertas actividades, y luego me espera en el auto. Por lo que yo bien podía salir por otra puerta, y él ni se enteraba. Así que decidí no agriarme mucho la vida, y comencé a pensar que mi esposo realmente lo hacía por protegerme.
Hasta que un día, un tipo medio borracho chocó nuestro auto, y al bajarse mi chofer, o mejor dicho mi guardaespaldas, el tipo le cayó encima con un tubo. Por suerte no le llegó hacer mucho daño, ya que rápidamente la policía intervino. Razón por la que me cambiaron a mi guardaespaldas, y en lugar de ponerme a un chico joven de buen ver, me pusieron a un tío, más viejo que mi esposo.
Pero a diferencia del jovencito, este nuevo guardaespaldas, realmente no me quitaba los ojos de encima. Además su manera de mirarme era hasta cierto punto, bastante irrespetuosa. Ya que en ocasiones, yo sentía que me desnudaba con la mirada. Además de ser algo grosero, maleducado, impertinente, en fin un completo desgraciado.
Yo asistía a una celebración de unas amistades nuestras, y la verdad es que como que bebí de más. Agarré una tremenda borrachera, tan fuerte que cuando llegamos el edificio donde vivimos. Mi guardaespaldas me tuvo que cargar, ya que yo no podía ni caminar. Lo que si sentí, cuando me cargó, y durante el todo trayecto del ascensor, hasta el piso donde vivimos, fueron sus dedos prácticamente incrustados dentro de mi coño. Aunque yo me hice la dormida, sentí como con su mano metida bajo mi vestido, me había agarrado el coño.
Al siguiente día, actuó como si nada hubiera sucedido. Por lo que me quedó la duda de que si eso había sido accidental, o con toda la intención. Como a la semana me volvieron a invitar a otra actividad, y nuevamente volví a beber, tanto que necesité de su ayuda para regresar a casa. Y nuevamente sentí como metiendo su mano bajo mi vestido, sus dedos hurgaban dentro de mi coño, otra vez. Lo que ya a mi no me parecido que fuera algo accidental, por lo que decidí llamarle la atención. Lo que yo no me esperaba era que el tiro como dicen, me saliera por la culata. Ya que apenas comencé a decirle lo sucedido, él lo aceptó de inmediato, pero no sin después decirme, que yo lo sabía, y que me hacía la borracha para que él me cargase, y me agarrase el coño.
Digamos que me puso un tapaboca, razón por la cual, no seguí con la discusión. Pero cuando me invitaron a otra fiesta, la verdad es que como de costumbre, bebí de más, tanto que en cierto momento al ir al baño a orinar y empolvarme la nariz, como que se me olvidó subirme las pantis, por lo que pienso que las dejé tiradas en el baño. Cuando ya íbamos de regreso a casa, sentada en el asiento trasero del auto, cada vez que yo me daba cuenta de que él me observaba por el espejo retrovisor, muerta de la risa, abría completamente mis piernas, y de manera descarada me acariciaba el coño ante su turbia mirada.
Pero al entrar al estacionamiento del edificio donde vivimos mi esposo y yo, en lugar de detenerse frente al ascensor como de costumbre, llevó el auto hasta el final del estacionamiento. Y tras de detenerse en una zona tremendamente oscura, y oculta de las miradas.
Él se bajó del auto, sacó su pistola, y tras cargarla me dijo. Como que la señora quiere comportarse como una puta, la trataré como a una. Y sin dejar de apuntarme con su arma, y colocándola en mi cabeza me dijo. Bueno ahora abres las piernas, puta del coño. Yo que estaba algo borracha, como que del susto se me fue toda la borrachera. Y sin decirle nada, muy asustada separé mis piernas al tiempo que me quedé tendida sobre el asiento trasero del auto.
Asustada vi como él se bajó los pantalones, y a pesar de la poca luz pude observar su parado miembro, como se dirigía directo a mi coño. A medida que me fue penetrando yo mantenía sumamente asustada, yo mantenía silencio, por temor a que me fuera hacer daño. Fue cuando noté que su arma la dejó caer al otro lado del asiento delantero, y con ambas manos comenzó acariciar todo mi cuerpo. Pero de una manera que nunca nadie lo había hecho, que yo me recuerde.
Su boca buscó la mía, y su lengua jugó dentro de mi boca, a medida que no dejaba de irme penetrando una y otra vez. Yo al principio me quedé como paralizada, con mucho miedo a que me fuera a golpear, o a meterme un tiro. Pero ya al poco rato, quizás por su manera de continuar clavándome su verga, yo de manera casi instintiva, comencé a mover mis caderas, restregándolas contra su cuerpo, una y otra vez, al tiempo que él me continuaba besando y tras prácticamente rasgar mi vestido, y arrancarme el sostén, ponerse a manosear mis tetas, de manera única.
Por lo que comenzó como algo que me dio mucho miedo, poco a poco fue convirtiéndose, en toda una placentera experiencia sexual, con mi guardaespaldas. Así que a medida que él no dejaba de clavarme su verga, una y otra vez, yo no dejaba de pedirle que continuase, que me diera más duro.
Hasta el punto que me hizo disfrutar de un salvaje orgasmo, como hacía mucho tiempo yo no lo disfrutaba. Ya llevábamos varios minutos después de que tanto él como yo habíamos disfrutado de un enérgico clímax, cuando me ordenó que saliera del auto prácticamente desnuda.
Tal, y como me encontraba. Luego él tomó asiento y agarrándose su miembro, me miró a la boca, y haciendo unas señas con la suya, como si besara a alguien, luego dirigió su mirada a su verga. Yo comprendí de inmediato que deseaba que se lo mamase. La verdad es que ni lo pensé, frente a él me arrodillé, y comencé a chupar toda su verga a medida que se le volvía a poner bien dura, dentro de mi boca.
Hasta que de momento, al tiempo que sacaba su verga de mi boca y se levantaba del asiento trasero, me dijo. Ahora quiero darte por el culo, así que recuéstate aquí, y al decir eso señaló el asiento trasero del auto. Yo sin decir ni esta boca es mía, sumisamente, me recosté donde, y como él me lo indicó. Separé ligeramente mis piernas, y sentí sus manos acariciando mis nalgas, luego sus ensalivados dedos, penetrándome por el culo, y al poco rato a penas y los extrajo, su gruesa verga abriéndose paso a través de mi esfínter.
Ni idea tengo por cuánto tiempo permanecimos escondidos en el estacionamiento, lo que si se fue que a medida que me daba viciosamente por el culo, una de sus manos se enterró dentro de mi coño, y que al terminar yo estaba súper agotada, pero tremendamente satisfecha.
Cuando lo vi subirse los pantalones y volver a agarrar su arma, me volvió a dar algo de miedo. Pero al darme cuenta de que la guardó de inmediato, me tranquilicé. Como pude me medio puse mi desbaratado vestido, y caminando tras él nos dirigimos al ascensor. Ni él ni yo dijimos nada, apenas entré al apartamento, él se dio media vuelta y desapareció. Yo la verdad es que no me atreví a decirle nada a mi marido. Me di un buen baño y me fui acostar.
A la mañana siguiente, cuando le dije a mi esposo que pensaba salir de compras, cuando llamó al guardaespaldas me sorprendí al verlo a él. Como que si nada hubiera sucedió, entre nosotros dos. Ya en el auto, cuando comencé a decirle que no se preocupase que no le dijera nada a mi esposo, él solo me dijo. Cuando la señora se porte como una señora, la trataré como a una señora, pero si la señora quiere que la trate como a una puta, compórtese como una puta, y la trataré como a una. Ya se pueden imaginar cómo ocasionalmente me comporto, con mi guardaespaldas…
me tocaba el culo y me morreaba, mientras yo miraba a mi novio, estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos...mientras ponía cara de cachonda, aun mas de lo que estaba, mientras miraba a mi novio, abriendo mi boquita y jadeando
Relato erótico enviado por culona69 el 20 de September de 2012 a las 00:19:31 - Relato porno leído 156123 veces
Hola me llamo lupita y como lo dice el titulo soy una madura cachonda y muy puta, me encanta el sexo, me gusta que me traten como a una verdadera puta, me encnta que me la metan por el culo y me coman todo mi trasero.
Relato erótico enviado por madura cachonda el 11 de September de 2013 a las 01:05:30 - Relato porno leído 154100 veces
Desde hace más de seis meses, que Antón mi marido, se encuentra preso, y la verdad es que con tres cadenas perpetuas en sus costillas, la única manera de que yo lo vea es, o a través de las rejas, los días de visita, o que él se llegue a fugar, lo cual es un poco menos que imposible. Por lo que comencé a arreglarme para salir a buscar trabajo, en algún restaurante de comida rápida. Fue cuando mi primo, mi hermano, y Darío el hermano de Antón, pasaron a visitarme a casa…
Relato erótico enviado por Narrador el 05 de February de 2015 a las 00:20:40 - Relato porno leído 70436 veces
Si te ha gustado Mi marido me cuida tanto, que hasta me puso un guardaespaldas… ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:15) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:48) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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