Mi mujer en los probadores

EXHIBIENDO A MI MUJER


Este relato es verídico. Desde mi juventud me gustaba el exhibicionismo y el voyeurismo, pero mi mujer era todo lo contrario, nunca había tenido otro novio (con lo cual solamente yo la había llegado a disfrutar desnuda) y si algún día en una playa donde no nos conociese nadie se me ocurría decirle que se pusiese en topless, teníamos morritos para rato, aparte de que no se llegaba a poner.
Sus trajes de baño eran lo más recatados posibles, pero en eso tuvo su perdición.
Llegada la temporada veraniega, fuimos a unos grandes almacenes a comprar nuevos trajes de baño, y como cediendo por fin de mis intentos de que enseñase algo, le sugerí que comprase bañador de cuerpo entero. De esta forma, no le pediría nunca que enseñase sus pechos. Con alegría en sus ojos, me lo agradeció efusivamente.
Una vez elegidos 3, entró en un probador, el cual se cerraba únicamente con una cortina. Decidí esperarla fuera mientras se desnudaba. Al poco tiempo, descorrí cautamente la cortina por mi lado, tapando completamente la vista a cualquiera que pudiese mirar desde fuera, y la observé desnudarse.
Al no ser un 2 piezas, para probarlo tenía que desnudarse del todo, y en eso estaba.
Ya se había quitado el sujetador, y en ese momento se estaba despojando del pantalón.
En un rápido movimiento se quitó las bragas, y la contemplé: su pelo moreno cayéndole por la espalda, sus pechos no excesivamente grandes pero firmes, y sobre todo, mi debilidad, ese hermoso y redondo culo, el cual me apetecía tocar en ese momento.
Al fin se puso el bañador, y le di mi opinión: estaba bien, pero debía probarse los otros antes de decidir.
La verdad es que no estaba bien, si no sublime.
Mientras tanto, en los probadores que estaban situados diagonalmente, otra pareja estaba probando también, pero el hombre estaba fuera y mirando hacia los otros probadores. Ésa era la oportunidad que estaba esperando.
Cuando mi mujer se estaba quitando el bañador cerré la cortina por mi lado, pero haciendo que al mismo tiempo se abriese por el otro como unos 10 centímetros.
Ella no se dio cuenta de nada, pero nuestro vecino sí.
Si hasta el momento, estaba como aburrido, rápidamente se irguió, y no perdió detalle.
Ojeé en el interior del probador, en ese momento, mi mujer estaba completamente desnuda, colocando el primer bañador en la percha colgada de un lateral.
Todavía le quedaba un buen rato de espectáculo, mientras se ponía el otro, por lo que decidí que necesitaba saber qué era exactamente lo que veía el afortunado.
Dije a mi mujer que iba a por otro traje que había visto anteriormente, y salí.
Cogí el primero que encontré y al volver pasé entre el vecino y el probador, y miré dentro.
Lo que se veía era un primer plano del culo de mi mujer agachada hacia delante en ese momento, mientras se subía el nuevo traje de baño, mientras que en el espejo se le veía la parte delantera.
Desde luego, el afortunado podía agradecermelo, aunque poco más le duró ya que por el espejo, mi mujer vio que a su espalda la cortina estaba descorrida y rápidamente la cerró.
Después me comentó que creía que un tipo la había visto algo, pero que no estaba segura.
Con la calentura más grande que os podáis imaginar pagamos y marchamos.
Todavía esa misma noche, me lo agradeció de una manera que no era habitual en ella, pero eso para otro día.