Mi nuevo amante… ( CON fotos)

No es que yo sea puta, la verdad es que me encanta el sexo, y el pobrecito de Raúl, como siempre se la pasa tan atareado, queriendo hacer negocios, lo cierto es que me atiende muy poco.

Por lo que en ocasiones, me veo en la imperiosa necesidad, de acostarme con quien esté a mi disposición. Lo malo de eso es que en ocasiones, los tipos con que he tenido sexo, son muy indiscretos.
En una ocasión dentro de la misma empresa de mi marido, me encontré a un ex novio mío. Lo malo es que su mujer también trabaja en la compañía de mi esposo. Pero eso no impidió que nos acostásemos en varias ocasiones, aun dentro de la misma oficina de mi marido.

En otra ocasión un viejo jardinero me ha dado una tremenda revolcada, que hasta por el culo me dio, aparte de ponerme a mamar su verga. Solo que ese, se lo contó a su ayudante, con quien también me tuve que acostar en par de ocasiones, hasta que uno de los vecinos, nos sorprendió. El chico creyó que era mi marido, y ni él ni el jardinero volvieron más nunca.

El vecino resultó ser gay, y es una de mis mejore amigas, pero más nada. Bueno así que tras el último susto que me llevé, cuando llegó mi marido sin que yo lo esperase, y por poco nos agarra en pleno acto, en plena sala. Decidí que más nunca me volvería a enredar con empleados de mi esposo.

Ya llevaba un par de semanas, sin acostarme con más nadie, y mi carácter comenzó a irritarse, me sentía frustrada, deseosa de tener sexo. Pero a la vez con mucho miedo de que mi marido me encontrase follando con alguno de sus empleados.

Fue cuando una amiga mía me pidió que le cuidase a su perro, entregándome las llaves de su casa, me dijo refiriéndose a su mascota. No le tengas miedo, es grande pero muy juguetón, solo te pido que le des de comer una vez al día, que yo cuando regrese te lo agradeceré.

Con eso en mente, apenas llegué al siguiente día a servirle su comida, el condenado perro lo que deseaba era jugar, o por lo menos así lo entendía yo, así que después de que comió, como no tenía más nada que hacer, comencé a tirarle una pelota, pero si me di cuenta de que el chucho, apenas llegaba a donde yo estaba buscaba oler mi coño.

Y de repente se me ocurrió pensar que quizás mi amiga lo usaba para otra cosa, más que para hacerle únicamente compañía. Por lo que agarre mi móvil y la llamé, con el cuento de que su perro además de querer oler mi coño, trató de montarme.

Mi amiga me dijo que se moría de la vergüenza, que en ocasiones ella, se ponía a jugar con su perro, y él se tomaba ciertas libertades. Pero que si eso me incomodaba que únicamente le diera la comida, y de inmediato saliera.

Eso como que bastó para que yo muerta de curiosidad, decidiera explorar más. Por lo que como me encontraba sola en su casa, y mi marido de seguro jamás iría a buscarme. Me quité parte de la ropa, o sea la falda y las bragas. Luego llamé a León que es como mi amiga le puso de nombre. Y haciéndome la tonta, luego de volver a tirarle la pelota, al acercárseme, de inmediato comenzó a olisquear y lamer todo mi coño.

Yo no lo podía creer, el placer que me generaba era único, además de la morbosa situación de que fuera un perro, que me estuviera haciendo eso, bastó para que yo me dejase montar por león cual si yo fuera una perra.

De esa primer ocasión aprendí, que debía ponerle algo en sus patas para que no me rasguñase, que además una vez que su cosa entra, al poco rato se hincha mucho más, y que hay que esperar a que se le baje, para separarnos. En fin la verdad es, que busqué información en la red.

Por lo que a diario no tan solo fui a darle de comer a León, sino que de la misma manera me quitaba la ropa, y dejaba que él me transformara en su perra. El sentir aquel rosado miembro dentro de mi vulva, me hacía temblar de felicidad. Cuando no era que dejaba que me lamiera todo mi cuerpo en especial mi coño y hasta mis pequeñas tetas.

Todo eso sin que mi propio marido ni cuenta se diera, de nada. Ya que por su mente cosas como esas no pueden pasar. Mi relación con león fue tan intensa, que días antes de que llegase su dueña, decidí comprarme una mascota similar a él.

Por lo que ahora soy la orgullosa dueña de Negro, que es de la misma raza que León, pero de color completamente negro. Desde luego que mi amiga, se dio cuenta de que yo había estado teniendo sexo con su perro, ya que cuando ella regresó, el pobre León se escondió al verme. Pero eso a ella no le importó mucho, ya que me dijo que su perro desde que ella regresó como que tiene más energía, y se sabe nuevos trucos, como lamerle el culo, y los pies, de una manera que antes no lo hacía.