Quien lo diría, que después de grande, se iba hacer realidad. De manera parcial, uno de mis más preciados sueños. Cuando niña soñaba con tener un Poni, que fuera de color rosa, que volara, y que además supiera hablar. Claro que los caballos, ni son de color rosa, ni vuelan, y mucho menos hablan, pero son eso caballos.
Relato
Después de que mi ex y yo nos divorciamos, por un sinfín de razones que no vienen al caso nombrar, yo me quedé con una propiedad en el campo, para ser más exacta, con una pequeña y apartada finca, o haras como le dicen por aquí. Que aparte de tener unas cuantas hectáreas de tierra, y un par de manantiales, tiene también una pequeña casa en cemento, además de una caballeriza, y varios corrales. El sitio ideal para dedicarse a la cría de caballos de carrera.
Yo pensé venderla, pero un entrenador de caballos se puso en contacto conmigo, y me planteó lo que a mí me pareció un buen negocio. Ya que por cada animal que él trajera, mensualmente me pagaría cierta cantidad, y si resultaba un buen ejemplar, me tocaría un pequeño porcentaje de los premios. Además de otros negocios relacionados.
El único detalle era que yo debía quedarme en la finca, o pagarle a un administrador para que se hiciera cargo, por lo que mis ganancias bajarían. Así que decidí hacerme cargo de la finca. No les voy a contar todos los pormenores, de lo que quiero hablar es de cómo en parte se hizo realidad mi sueño de niña.
Rápidamente comenzaron a llegar una buena cantidad de potros, caballos, y yeguas. Por los cuales yo recibía buen dinero, el veterinario viene con regularidad, y hay un par de mozos que son los que realmente hacen todo el trabajo. Pero un día apareció en mis terrenos, un caballo, pequeño, flaco, parecía que se estaba muriendo, no lo trajo el entrenador, al parecer se le debió escapar a alguien, pero hasta ahora nadie lo ha reclamado. Ni tan siquiera era de carrera, o de alguna raza específica, los mozos me dijeron que era simplemente un chongo, o sea un caballo del montón. Del que no se puede sacar nada, que no sea montarlo.
En parte me dio lastima, y como lo vi tan flaco, comencé a darle comida, pero seguía igualito, hablé con el veterinario, y al terminar de examinarlo, me dijo. Así como hay gente que es gorda, por más dieta que haga, y hay personas que son flacas por mucho que coman, este animal es así, por naturaleza. Si el pelo se le puso más lustroso, parecía tener un mejor ánimo, pero seguía igual de flaco.
Una noche entré en la caballeriza al escuchar un ruido, y era el condenado caballo, que al parecer deseaba montar a una de las yeguas. Pero como estaba encerrado en su potrero, relinchaba, brincaba, y se veía muy nervioso. Además me di cuenta que su largo miembro lo golpeaba con fuera una y otra vez contra lo que viene siendo su vientre. La verdad es que me impresionó. Por aquello de que no fuera a suceder un accidente, y montase a una de las finas yeguas, lo llevamos a la vieja caballeriza, y por lo visto, al no ver ni oler a las yeguas, eso lo tranquilizó.
Ocasionalmente yo lo monto, es tremendamente dócil, no tiene un paso fino, pero para lo que yo lo quería en esos momentos estaba más que bien. Pero una noche que regresé a casa, un poquito bebida, ya que habíamos estado celebrando que uno de nuestros caballos, había ganado una muy importante carrera. Después de darme un buen baño, me puse una bata, y se me antojó salir a caminar por los alrededores de la casa.
Pasé por la nueva cuadra, y todos los animales descansaban, pero al pasar por la vieja caballeriza, me di cuenta de que había una luz prendida. Así que fui apagarla. Apenas entré vi al flaco, que es como llamo a ese caballo, despierto. A medida que me fui acercando a él, se fue tranquilizando, y no sé de donde se me ocurrió móntalo a pelo a esa hora de la noche, y en las condiciones en que yo me encontraba.
Pero lo hice, le puse las bridas, el bozal del freno, y tal como me encontraba sin ensillarlo, o por lo menos ponerle un trapo, lo monté. Ya eran más de las once de la noche, y comenzamos a medio trotar alrededor de la caballeriza, para luego ir al picadero de entrenamiento. Pero a medida que el flaco fue trotando, como yo nada más tenía puesta mi bata de baño, a cada paso que él daba, mi coño en cierta forma golpeaba directamente contra el lomo del animal.
Al principio no le puse atención, pero de momento sentí un ligero picor en mi coño, y fue que mi di cuenta que prácticamente lo estaba restregando contra el lomo del caballo. Por lo que en lugar de detenerme, y llevar al flaco nuevamente a la caballeriza, continué haciéndolo que trotase, por lo que una y otra vez, mi coño golpeaba el lomo del animal, produciéndome cierto grado de satisfacción. Yo hubiera seguido, haciendo eso, al fin y al cabo nadie me estaba viendo, pero como comenzó a tronar, decidí regresar a la vieja caballeriza.
Apenas me bajé del Flaco, lo vi que se puso bien nervioso, y para mi sorpresa vi como sacó casi de inmediato toda su enorme y larga verga, que comparada con la de otros caballos, pudiera parecer pequeña, pero para mí era gigantesca. Como el flaco se puso bien nervioso, yo me acerqué a él, le acaricié el cuello, y nuevamente, no sé de donde se me ocurrió, también agarrar su miembro. En mi vida ni tan siquiera me había preocupado por verle su cosa a ese o a ningún otro animal. Pero cuando le agarré su larga manguera, de inmediato me dije a mi misma, que debería sentirse bien sabrosa una cosa como esa dentro de mi coño.
El flaco se puso como que más nervioso, y en lugar de marcharme y dejarlo tranquilo, lo que hice y casi de manera automática, fue dejar que mi bata callera al suelo, sobre la paja. Flaco se medio quedó quieto, mientras que yo manipulaba su miembro entre mis manos. De momento me agaché, y continué manoseándolo todo, incluso sus grandes testículos.
El estar agachada bajo el flaco me hizo tener otro punto de vista, y sin pensarlo mucho, me incorporé, colocándome de espaldas a él, separé mis piernas, me incliné ligeramente, hacia el frente, y tuve la loca idea de ponerme a hablar con él. Diciéndole, vamos flaco, atrévete, no quieres montar una yegua, aprovecha. Fue como si la bestia me hubiera entendido, se me acercó, sentí su resoplido cerca de mis nalgas, y luego se paró en sus patas traseras, lo que me sorprendió en parte fue que cuando cayó sobre mi yo pude soportar su peso. Casi de inmediato sentí la punta de su verga golpeando mis nalgas, hasta que certeramente y de manera bestial, me enterró su gruesa y larga verga dentro de mi mojado coño.
La verdad es que pensé que me iba a matar. Pero a los pocos segundos, comencé a sentir como de mi abierto coño entraba y salía gran parte de su larga verga. No podía creer lo que yo estaba dejando que ese caballito me hiciera. Quizás por lo morbosa de la situación, yo como cosa rara, disfruté de múltiples orgasmos de forma bien rápida. Pero mejor me sentí cuando ese gran chorro de leche llenó toda mi vulva.
Por lo agotada y golpeada que estaba terminé tirada en el suelo sobre la cama de paja que había en esa cuadra. Al rato me levanté algo adolorida, y pero increíblemente satisfecha. Tal y como me encontraba arrastrando mi bata, regresé a la casa, me di un buen baño, y luego me acosté, estuve de cama casi día y medio. Llamé a mi ginecóloga, y le inventé un cuento de que me había acostado con un tipo que lo tenía casi del tamaño de un caballo. Ella me dijo que si seguí saliendo con él, en par de semanas sería como hacerlo con cualquier otro hombre, ya que el elástico tejido de mi vulva, y de mi vagina se irían estirando a medida que continuásemos manteniendo relaciones, al punto que después de un tiempo ya no sentiría incomodidad ni dolor.
Seguramente habrá quien piense que me volví loca, y quizás hasta puede que tengan razón, pero el placer que me brida el Flaco, hasta ahora no me lo ha brindado hombre alguno. Por lo que seguiremos haciendo lo nuestro, de manera discreta, y sin llamar la atención.
mi mama salio de la casa temprano y quise entrar al perro para que me acompañara, pero lo que hizo adentro fue mas de lo que imagine, me descuide y me follo.
Relato erótico enviado por judagimazo1 el 05 de February de 2014 a las 15:59:48 - Relato porno leído 511505 veces
Yo inmovilizada mientas el cochino se acercó con su verga erecta y como tenia falda y a pesar calzones rotos no se le dificulto y de inmediato me metió su verga en mi vaginita y como ya se imaginaran el tamaño de su verga, sentí que me partieron mi vagina con todo y mis piernas.
Relato erótico enviado por Anonymous el 15 de June de 2009 a las 01:10:29 - Relato porno leído 194447 veces
hola amigos lectores de este espacio virtual mi historia trata de una vez que tube una aventura casi pecaminosa para mi, con mi perro este espacio me parece un lugar ideal y recomfortante para desaogarme o simplenemte contarlo imvito a que ustedes tambien hagan lo mismo lo comprobaran.
Relato erótico enviado por maryorit el 06 de February de 2006 a las 10:42:04 - Relato porno leído 178832 veces
Si te ha gustado Mi nuevo amor… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi nuevo amor….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
joemar19
(21 de May de 2014 a las 16:50) dice:
Muy exitante.lo bueno que los caballos no presumen. katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:12) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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