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Mi primer trío

Relato enviado por : manuelmonroe el 21/06/2009. Lecturas: 8054

etiquetas relato Mi primer trío .
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Resumen
Estos benditos anuncios que ofrece la Internet acabaron con mi curiosidad. Me refiero a los anuncios de intercambio de parejas, ofertas de mancebos, etc. Uno de ellos llamó mi atención uno que se repetía, con mucha frecuencia. Era unos tres hombres latinos, morenos y que se ofrecían como buenos amantes sólo pedía intercambio de sexo con mujeres...


Relato
Estos benditos anuncios que ofrece la Internet acabaron con mi curiosidad. Me refiero a los anuncios de intercambio de parejas, ofertas de mancebos, etc. Uno de ellos llamó mi atención uno que se repetía, con mucha frecuencia. Era unos tres hombres latinos, morenos y que se ofrecían como buenos amantes sólo pedía intercambio de sexo con mujeres.
Un día, decidida, llamé al número de contacto, recelosa, cortada y tímida hable con una secretaria que me contó que eran tres jóvenes recién llegados al país que les gustaba el sexo y que se ofrecían para hacer tríos, dúos o con uno a la vez. Me mandaron fotos de ellos desnudos, bueno si se tuviese que pagar por lo largo o grueso de sus vergas, aquello era un dineral. Solo querían intercambio sexual.
La idea me excitaba, solo de imaginarme ser penetrada por uno de aquellos miembros me enloquecía. Y ni pensar…con los tres.
Lo pensé durante semanas hasta que me decidí. Llamé y acordamos una cita en un lugar por horas que yo conocía bien, los gastos los pagaba yo. Aquel día me arreglé como nunca, había acordado encontrarme con dos chicos –dos hermosos ejemplares-, así que debía estar muy atractiva. No soy una mujer espectacular pero me gusta mucho el sexo y hago ejercicios que me permiten tener buenas piernas mejores nalgas y excelentes bustos.
Salí hacia el lugar cuyo encuentro estaba pautado para las cuatro de la tarde, una tarde fresca y prometedora. Llamé al teléfono de contacto y me dijeron que ellos me esperaban en la habitación. Tenía que dar mi nombre y me llevarían a la habitación. Por ser la primera vez solo me cité con dos de ellos, pues era mi primer trío y quería hacer las cosas por pasos. Por el camino ya me fui calentando, estaba tan excitada que notaba mis braguitas bien mojadas.
La chica de recepción me condujo a la habitación y entré. Estaba todo a oscuras, tibio y habían puesto en marcha el jacuzzi y con el vapor pues aquello parecía una sauna.
Entré y encendieron unas velas, la poca luz hacía más romántica y cálida la escena. Había dos hombres, uno un poco más bajito que yo que estaba sentado en la cama desnudo, su miembro era largo y delgado. El otro estaba estirado en la cama también desnudo, su miembro era corto y grueso. ¿Coño!, me puse caliente…muy caliente. El que estaba sentado en la cama se acercó, y su verga se bamboleo de lado a lado, y me dijo:
- ¡Hola preciosa!...anda desnúdate, para comenzar la fiesta. ¡Eres hermosa…estás muy bien…¿lo sabías?
Yo me reí y comencé a quitarme la ropa pero ellos solícitos me ayudaron. Uno, el largote, me quitó la blusa y el sostén y desde atrás empezó a sobar mis tetas, ya sentía su verga presionar mis nalgas. Eso me elevó mucho. El otro, el gruesote, bajó mis pantalones y braga -mejor dicho mi tanguita- se acercó tanto que su miembro quedó en mi entrepiernas, que apreté fuerte. Se repartieron el trabajo uno arriba y otro abajo.
- Deja que te chupe esas tetas hermosas –dijo el largote, -con un acento caribeño.
El gruesote, se dedicaba a mi vulva, su boca succionaba los labios de coñito, que dicho sea de paso son mas gruesos que los de mi boca. Pero la boca del moreno que me mamaba tenía unos labios grandes y gruesos suficientes para hacer un buen trabajo.
Poco a poco nos acercábamos a la cama. Ahora agachados tenía al largote mamándome el culo y al gruesote mamándome la vulva. Eran unos expertos, sus lenguas penetraban mis orificios, pero no sentía ningún daño. Sus vergas estaban bien duras, yo no podía tocarlas porque, estaba parada y ellos en cuclillas.
- ¡Quiero chuparles sus vergas! –dije sofocada y gimiendo.
Me levantaron en vilo y me colocaron en la cama con mucho cuidado. Ahora estábamos de lado en la cama. Ellos cambiaron de orificio y hacíamos un sándwich humano, esto es, el gruesote me mamaba la vulva y el largote mamaba mi culito, yo, alternativamente chupaba el grueso tolete de uno y el largote pene del otro.
Poco a poco deslizaron sus manos y largos dedos dentro de mis grutas. Era la locura, la excitación me hacía temblar y sus miembros palpitaban en mi boca. Luego, mi coño quedó libre y mi culo también.
Estábamos brillantes por el sudor de nuestros cuerpos. Ahora sentía el roce de su verga gruesa contra mi coño… yo gemía…o me quejaba. Mientras el de verga larga jugueteaba con mis nalgas, que abría con fuerza y presionaba aquel tronco contra mi abertura trasera. Me daba nalgadas con su miembro dura y tenía las nalgas coloradas yo acusaba el dolor y él me decía “¿te gusta verdad…te gusta?”. Mientras, uno se levantó de la cama, el grueso, ahora más grueso y cabezón. Y comenzó a dirigir la escena.
- Muy bien linda. -me dijo el bajito o sea el grueso-, Ahora quiero que te pongas boca arriba, que te probaré tu coñito con mi verga. –se la agarró y me la enseñó-. Y mi compañero te atacará desde atrás.
Dicho y hecho, quedé sola en la cama, me acomodé y les presenté mi vulva abierta y anhelante. El triángulo era pequeño pero al abrirla los labios separados –externos e internos- le daban una apariencia enorme, claro hay que sumar la enervación y la excitación. Al que le tocaba la vulva se abalanzó y la beso y hundió su lengua caliente, larga y gruesa en mi vagina…segregué mas fluidos, me dijo que tomara una posición determinada. Yo obedecí. Me levanté un poquito y…comenzó el ataque. Una cosa es verla y otra sentirla.
La sola protuberancia de la punta era suficiente, me sentía toda llena, siguió empujando y abriendo mi estrechez, no dolía en verdad, pero la sensación de llenura hacía que abriera mis piernas mas…y mas. Mis muecas eran ahogadas por el largote que la metía en mi boca. El gruesote se movía a sus anchas –nunca mejor dicho- me estaba acostumbrando cuando el largote dijo:
- Yo también quiero meterlo –se agarró su miembro con las dos manos y ésta vibraba.
El que me montaba se levantó y pude ver su miembro brillante por la humedad y, para mi, mas grueso. Rápidamente nos paramos y el gruesote se acostó y dispusieron que yo me le montara encima, ahora iba a cabalgarlo. Como el no tenía las nalgas que tenía yo, se colocó una almohada debajo de las caderas. ¡Coño lo grueso ahora parecía mas largo! No pensé mucho y me le monté primero con cuidado y después mas confiada. Seguía chupando al largote, pensé que así seguiríamos, estaba equivocada. Se separó me ensalivó la entrenalgas y se montó en la cama detrás de mi.
La cama crujía y mi culo también cuando aquel hombre comenzó a introducir su largura. No dolía pero sentía como si una cavadora estuviere abriendo un túnel, al fin sus testículos golpearon mis nalgas. Estábamos unidos, muy apretados, parecía que una verga comenzaba por el culo y se metía en mi vagina. Ellos estaban alegres y contentos:
- ¡Note puedes quejar! –decía uno.
- Así es…¡Dos por uno! –dijo el otro.
Yo gimoteaba…me contorneaba…sentía como dos kilos de carne vergaria dentro de mi. Yo no me movía, me movían entre los dos. Uno empujaba hacia arriba y otro hacia abajo. Estaban llegando a lo mas profundo, pero no me hacían daño –al menos no lo sentía en el momento.
El de abajo me besaba la boca y las tetas y el de arriba acariciabas mis nalgas y las golpeaba levemente como para condimentar la arremetida.
Después de menearnos y contornearnos durante un rato. Nos quedamos quietos, sentía como sus vergas palpitaban dentro de mi. Ninguno de nosotros se había corrido pero toda la zona estaba embadurnada. Así que me estuve quieta y poco a poco empezó a moverse dentro de mi culo, mientras el otro lo hacia dentro de mi coño. Cuando ya estuvimos bien colocados y acoplados, empezamos a bambolearnos acorde y acompasadamente. Era rítmico y delicioso, imagínense place por delante y por detrás, disfrutaba como una loca. Gritábamos y gemíamos…ya no nos besábamos, estábamos en el comienzo del fin.
Cada quien se tornó egoísta y buscaba su propia satisfacción, como debía ser. Yo me movía para arriba y para abajo entre esos grandes troncos de carne. Ellos lo agradecían…con más empujones. Seguimos…y como era natural acabamos a la de una. Sentí los líquidos derramarse dentro de mi. Estaban hirviendo aquellos fluidos, eran densos…espesos pues. Yo contribuí con más humedad. Reíamos como niños, sudados y agotados, nos quedamos un buen rato así, uno arriba del otro.
El largote se retiro, mas suavemente que como entró. Yo me levanté rápido porque sentía bajar el semen por mis nalgas, sonó un “plop” al sacarme aquel pedazo de carne de la vagina, me acosté al lado del gruesote. El recogía en su ingle parte de aquellos residuos cremosos. Pero yo no me podía quejar, de mis orificios brotaba con fuerza el resto de aquella crema batida. Como pude me levanté para limpiarme pero fue en vano, una par de enormes gotas salieron de mis grutas y cayeron al piso, las manchas las limpié rápidamente, mientras los chicos se reían al ver bajar, por mis piernas, mas líquido. Riendo nos fuimos al jacuzzi.
Fue relajante reposar en aquella pequeña piscina, con esos chorros de agua a presión. Ellos ponías mis grutas a la altura de los chorros y decían “para que te masajes y refresques las grutas”. Reímos y nos divertimos chupándonos debajo del agua…para que nadie viera…pero sucedió que todos y cada uno se enervó nuevamente. Ellos sacaron sus penes a ras del agua y se apreciaba la urgencia nuevamente. Mientras el gruesote chupaba mi culito, dijo:
- Voy a prepararte el culito porque ahora lo gozo yo…-rió y dejó ver su blanca dentadura.
Yo asentí entre contenta y temerosa. No era lo mismo meterse aquello por delante que por detrás. No discutimos mucho y sin secarnos nos fuimos a la cama nuevamente. El largote se acostó, pero no usó la almohada debajo, respiré aliviada. Froté mi vulva y noté residuos de semen, buena señal, le di una buena mamada al largurucho mientras el gruesote me mamaba el culo que también manifestaba humedad residual. Me alegró que el dientes blancos me tratará con cuidado.
Bien aceitado el largurucho comencé a introducirlo con cuidado, pensé que si por detrás no había tenido problemas por delante tampoco, pues estaba equivocada aquel tronco cárnico se me clavaba como un estilete hasta la matriz, sentí cuando el cuello de la matriz le dio la bienvenida, agradable pero molestoso. Lo bueno vendría cuando el gruesote se montó en la cama y por detrás comenzó su trabajo. Abrió mis nalgas con ternura, para mí que él sabía que me iba a doler. Volvió a ensalivar…detuve el meneo de mis caderas…presentó su bulto en la entrada y empujó…entró suave…me relajé…e hice presión hacia atrás. Entendió el mensaje y pasó la joroba de la punta. Cabeza y corona del pene estaban dentro. Recordé a una amiga que dice: “cuando pasa la cabeza…y la corona…nos jodimos, porque lo demás es para que vaya y venga”. En efecto así fue, dolía un poco, mas por lo grueso que por lo largo. Ya nos habíamos amoldado y disfrutábamos culeando y balanceándonos acorde y acompasadamente. Como el de abajo me permitía subir más porque su pene era más largo, yo lo hacía y, pegado por detrás el otro, empujábamos hacia abajo y lograba que me penetraran profundamente. Esto me excitaba al extremo y, lo mejor, ellos lo sabían y se dedicaron a sacarme el mayor y mejor orgasmo de mi existencia. Estábamos meneándonos completamente acoplados, ellos me achuchaban para que lograra el orgasmo, el de abajo acariciaba toda mi parte de abajo, quiero decir boca, tetas, clítoris y vagina. El de arriba metía y sacaba la cabeza y con la corona de su verga me masajeaba el esfínter que hace las veces de clítoris anal…era sensacional. Me retorcía de placer entre ese par de miembros. Aquel meneo, que ya producía un ardorcito, le extasiaba. Se dieron cuenta del arqueo de mi espalda evidenciando mi orgasmo, cada uno en su gruta se tornó frenético en sus agitar. Cada uno quería brindarme la mejor acabada. Tenía la piel erizada y contraía bien fuerte tanto la vagina como mi recto, sé que lo gozaban. Subí bien alto y bajé en deleite, de pronto, los dos hombres dijeron a coro:
- Sacaron sus miembros melosos y se pusieron de pie delante de sobándose sus vergas.
Hicieron que abriera mi boca para eyacular. El primero en hacerlo fue el grueso, parecía que iba a reventar y en efecto botó suficiente semen que se me desbordó en la boca, por mas que tragué buena parte. Cuando terminó chupé la cabeza que ya no era tan altiva, es mas se achicó rápido. Vi al largurucho y ya le temblaban las piernas que anunciaba la eyaculación, esta me cayó en toda la cara, hasta el cabello me lo llenó de semen. Salió con fuerza y lo hizo en seis chorros. Al terminar tomé su miembro que se encogía rápidamente, lo chupé y besé como dándole las gracias.
Ambos hombres, Federico y Samuel, estaban agradecidos porque dijeron “Mercedes, éste había sido el mejor intercambio de sexo”, nos besamos y nos fuimos al jacuzzi otra vez. Nos divertimos en el agua y decidimos terminar el encuentro sin embargo nos despedimos originalmente: el largurucho me lo metió por vulva y después por el culo e igual hizo el gruesote, era la forma de despedirse de mis grutas.
Mi primer trío resultó una experiencia fenomenal.






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Comentarios enviados para este relato
cami_885 (22 de June de 2009 a las 04:55) dice: que buen relato

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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