Mis primeros pasos como gastroenterólogo

En mis estudios de medicina en la universidad me hizo sufrir bastante por sus demandas en los estudios, yo que no era muy activo en ellos y siempre en desventajas con las exigencias de estos me hicieron daño en mi perfección, al fin y al cabo lo logré con grandes esfuerzos y ayuda de un medico profesor de Gastroenterología con especialidad en Cirugía Digestiva además de especialidad en Gastroenterología infantil, y Cirugía Digestiva Infantil... don David..., no se que vio en mí, pero fue fundamental en el momento de tener que titularme por su ánimo a favor de mis capacidades como médico, También fue mi profesor guía en mis especialidades y hoy con 7 años para lograr egresar con el título de medico cirujano, dos años de especialidad en Gastroenterología con especialidad en Cirugía Digestiva y un año mas de perfeccionamiento para lograr también ser especialista en Gastroenterología infantil, y Cirugía Digestiva Infantil... ¡ah! siempre de la mano del doctor David mi guía en medicina lo he logrado después de diez años de fiera lucha con los estudios..., ¡lo logré!
Después de titularme como medico cirujano fui a trabajar en la clínica Gastroenrelógica siendo su dueño y medico jefe don David mi medico protector...
Aquí guió mis pasos en la gastrología y mis especialidades durantes estos tres últimos años, he sufrido en lo económico por que mis padres poco podían ayudarme y mis escaso salario que ganaba se lo llevaba la universidad, eso si en la clínica tenía de todo..., mi anexo como medico residente, mis alimentaciones no las pagaba las pagaba la clínica por mis trabajos, los gastos de fotocopias, radiografías y otros menesteres para la especialidad lo obtenía de la clínica, era un regalón de esta clínica..., además algo ganaba en mis atenciones particulares con las cuales podía ayudar a mi familia en estos tres últimos años y pude comprarme mi automóvil económico, pero automóvil.
Como vivía en la clínica, a mis 29 años no gastaba en mantención excepto mi ropa..., ¡ah! y nunca me falto la agradable compañía femenina..., la enfermera jefe Isabel una mujer de 35 años casada, con dos hijos de 8 y 5 años, siempre estuvo cuidándome... les contaré como empezó mis relaciones con ella..., en una ocasión que apenas recuerdo ella exigía a su personal a cargo para que me colaborara y un día estaba de cumpleaños y yo por hacerme el amable y agradecido la invito a cenar a un lujoso restaurante cercano..., me dice que no puede por que su marido y familia le tienen una cena familiar, pero dos días después me dice si sigue en pié mi invitación por que en su casa su marido y sus hijos viajaron a visitar a unos padrinos de los niños que celebraban aniversario de bodas y ella por trabajo no pudo ir y esa noche de viernes estaba disponible si yo así lo deseaba..., aprovechamos el día y fuimos a cenar, la cena fue bien regada de vinos y licores lo que nos entusiasmo para ir a una discoteca.., al baile de unos apretados bailes de swing y otros cargados tragos de licor, cada vez bailábamos mas apretados, nuestros cuerpos casi formaban uno solo..., eso comenzó a excitarme y ella noto mi duro miembro en su ingles acomodándolo en su entrepiernas como pudo, sin separarnos, como a las tres de la mañana estábamos desfallecidos, estimulados, acalorados, fogosos inseparables uno del otro, nos retiramos y camino a mi coche nos besamos y en el automóvil nos manoseamos hasta fortalecernos apasionadamente y en nuestra ímpetus saco ella mi pene y lo acarició chupándolo con su boca, mientras yo sacaba sus calzones y metía mis dedos en su vagina.... ella me dice... cálmate que aquí nos pueden ver..., vamos a mi casa no hay nadie.
Llegamos a su casa poco nos demoramos entrar a ella y seguir con nuestros arrumacos y habilidades carnales, fortaleciendo nuestros ímpetus de apareamientos..., fuimos a su dormitorio y desnudos ambos nos recostamos en la cama que ella y su marido habían engendrado a sus hijos y hoy ella le era infiel soportando en su vagina las duras y alocadas encajadas de mi pene en sus entrañas, como se movía y quejaba esa hembra sus caderas tenían vida propia moviéndose con tal vehemencia que parecía que la hembra se partiría en dos, literalmente la estaba descuartizando; con los ojos cerrados y alzando su vista fija en el techo, atraje las nalgas de la mujer y mi pene alcanzaba lo más recóndito de la intimidad femenina, la que a su vez sentía como su cabeza apenas rozaba la cama y con las manos trataba de dar estabilidad a su cuerpo, sintiendo como la penetración le daba un gozo de proporciones inimaginables, gritando con placer, un poco de dolor mezclado con un cosquilleo placentero le anunciaba un cercano acto de clausura, la sangre se calentaba al compás de mis embestidas, gemía y gritaba, me acariciaba, besaba, estaba activadísima, de pronto se atieso, se calmo y exploto en un orgasmo asombroso quedando entre mis brazos mas muerta que viva..., aproveche que estaba entregada en mis brazos para empotrarle salvajemente sus entrañas rebosándole su matriz de mi tibia leche, semen y espermas. Veía esos líquidos deslizarse por sus muslos, nalgas y caer sobre las sabanas.
Esa noche dormí entre sus brazos, pero al despertar me despidió rápidamente de su hogar, sorprendido llegue a la clínica a desayunar y hacerme cargo de las atenciones de los hospitalizados eso si a media mañana aproveche una media hora de relajación y dormí mi descanso a eso de las once horas de la mañana luego mas recuperado pude seguir con las atenciones.
El lunes cuando llegó Isabel casi ni me saludo y al atardecer cuando me retiraba a mi anexo de mis habitaciones ella ingresa y me dice..., lo que pasó, pasó, solo te pido discreción, esto debe quedar entre nosotros dos y nadie mas..., no te preocupes le digo... no soy charlatán y respeto a las mujeres y mas aún si son damas casadas y con hijos..., aunque te diré me gustaría repetirlo y estaré a tu disposición...me sonríe y me dice veremos mas adelante, retirándose.
De ese día ella es la tutora que cuida de mí, y me aleja algunas mujeres que me importunan, entre sus trabajadoras. Menos mal que no puede con las madres que vienen a la consulta, por ahí algo ha salido.
Hoy estoy de cumpleaños y durante el día, que para mí fue libre, estuve con mis padre..., al llegar al anochecer Isabel está en su oficina como si estuviera de turno..., al verme llegar cierra esta y se despide del personal de turno, pero no se va... se pasa al anexo que me corresponde y entra a este con su llave, me encuentra cambiándome de ropa semi desnudo, y me dice..., deseo darte tu regalo de cumpleaños y se desnuda abrazándome..., mi pene no era esterilizado y se engrandece a su máxima expresión, duro como un tronco, dilatado en su grosor mirando el cielo me solicita refugiarse en esa dama entrando en su vagina con gran furia ensartándola con ferocidad, Isabel se queja, pero resiste la embestida con gran pasión y gemidos comenzando a menearse desesperada al sentirse insertada por este miembro, sus caderas eran una delicia en sus movimientos levándome a un placer que hace de mis movimientos mas violentos tratando que ella logre sus orgasmos, ella es una mujer casi trastornada por el placer de ser poseída, llevándola a un cataclismo carnal en sus excitaciones, arrebatos y frenesíes sensuales. Ya no era la esposa honesta y fiel sino que se había convertido en una hembra ardiente. Ya no era la esposa honesta y fiel sino que se había convertido deseosa de disfrutar de un jovenzuelo como yo, anhelaba sentir mi pene en su vagina, y yo..., estaba dispuesto a hacerla gozar todo el tiempo que ella me permitiera. Parecía que esa hembra perdía el control hasta acabar lanzando un fuerte grito mientras me entregaba sus jugos vaginales, ¡menudo orgasmo había logrado arrancarle a aquella madurita! Estaba seguro de pasarlo muy bien mientras estuviera clavándola y ella se recuperaba de su orgasmo. Lanzó un grito desgarrador aullando como una desesperada. Se quedó quieta degustando aquel rígido pene que le disfrutaba con tanto placer, clavándome y desclavándome sin descanso. Los huevos me dolían cada vez que golpeaban contra su ardiente trasero. No iba a tardar en eyacular en esa estupenda vagina, mis testículos tenían necesidad de escupir su carga. . Sentí como iba descargando una y otra vez invadiendo su estupenda vagina con mi espeso líquido seminal. Fueron cuatro interminables disparos hasta que caí mientras ella descargaba sus fluidos en mi pene en un nuevo orgasmo... esa mujer era mía.
Desde ese día no pasaba una semana sin que los dos no nos satisficiéramos de nuestros estimulados y activados goces deleitándonos de nuestros apareamientos, eso duro hasta que Isabel quedo preñada dos meses después, ella aseguraba que el padre de ese bebé era yo, quien la había fecundado eran mis grandes y potentes chorros de semen depositados en su matriz..., desde que parió su cría no me visita en mis aposentos..., aún más no me deja ni siquiera acariciarla. Quiere serle fiel a su marido.