Cuando quedé desempleada, casi me vuelvo loca, ya que estuve a punto de perder mi casa, la que con tanto sacrificio, había comprado, al no poder realizar los pagos de la hipoteca…
Relato
Cuando acudí donde mi hermana mayor, que es veterinaria, en busca de consejo y ayuda. Me propuso que convirtiera mi casa, en una especie de hotel para animales, específicamente de perros, ya que ella sabe de sobra que soy alérgica a los gatos. La idea al principio, francamente no me agrado, para nada. Pero cuando me dijo lo que podía llegar a cobrar, por tener en mi casa a unos cuantos perros, que aparte de alimentarlos una vez al día, los debía sacar al patio para que hicieran sus necesidades, las que debería recoger con una pala, y disponer de ellas en el zafacón de la basura, debidamente. Además de bañarlos antes de entregárselo a sus dueños. Cambie de opinión, por lo que ella me ayudó, para poder adquirir algunas jaulas, juguetes, y lo necesario para alimentarlos, y bañarlos. Además me fue explicando detalladamente que debía hacer. Ya al mes tuve que ampliar mis servicios, e ir admitiendo más perros bajo mi cuidado, bajo la supervisión de mi hermana. Yo dejaba salir al patio trasero de mi casa, en ocasiones a varios perros juntos, para que hicieran sus necesidades, y juguetearan. Mientras que me dedicaba a bañar a uno que otro de ellos. Pero un día, francamente por comodidad, en lugar de vestirme completamente, y como estaba sola con los perros, decidí únicamente ponerme unas bragas, y el sostén. Ya que cuando bañaba a uno que otro de los perros, me tenía que volver a cambiar de ropa, por la empapada que me daba. Ya había terminado de bañar a un pequeño chigua gua, cuando escuché cierto alboroto en el patio, realmente no era nada, algunos de los perros, solo estaban jugueteando entre ellos, y los comencé a llevar a sus respectivas jaulas. Cuando ya nada más me quedaba un gran pastor alemán, al acercármele, comenzó a juguetear, corriendo de un lado a otro, y escondiéndose tras unos arbustos. Yo en cierto momento, me agaché, y luego me puse como a gatear, para sorprenderlo, pero la sorprendida fui yo cuando aquel pastor alemán, le dio la vuelta a los arbustos, y apareció tras de mí. Me vine a dar cuenta de lo que él había hecho, cuando sentí su morro prácticamente metido entre mis piernas y nalgas, olisqueando mi coño. Casi de inmediato, pasó su lengua contra mi coño, y a pesar de la pequeña braga que cargaba puesta, sentí como me la comenzó a lamer de una manera, que yo jamás hubiera pensado, que un perro lo podía hacer. Por unos instantes me quedé, entre sorprendida y confundida. En esos breves segundos, aquel animal me había hecho sentir algo increíble, pero no conforme con eso, el muy condenado, se me ha trepado, como si yo fuera una perra. Quizás como llevaba cierto tiempo, sin socializar con algunos amigos con privilegios, por dedicarme de lleno a mi nuevo negocio. Cuando comencé a sentir como su miembro comenzó a chocar contra mi coño, sin poder llegar a penetrarme por la braga. En lugar de quitarme al perro de encima, lo que hice, fue que jale la braga hacia abajo, dejándole el camino libre, para que me penetrase. Cosa que finalmente logró hacer, y fui sintiendo como aquella cosa, algo puntiaguda, y de mediano tamaño, me fue penetrando, creo que instintivamente comencé a mover mis caderas, y cuando estaba en pleno disfrute, comencé a sentir como aquella cosa, como que fue creciendo dentro de mi coño. Lo que me produjo un mayor placer. Yo ignoraba realmente que sucedía, pero me lo estaba gozando todo, al grado que disfruté de tremendo orgasmo, quizás al mismo tiempo que aquel pastor alemán acabó dentro de mi coño. Pero debido a eso, como que su miembro se ensancha, o algo así, quedamos como dicen abotonados. Él se bajó, aun permanecíamos unidos, con su verga dentro de mí coño. Al principio me asusté una poco, pero luego me acordé de algo que me comentó mi hermana, en caso de que alguno de los perros, llegasen a tener sexo con alguna perra. Y lo que debía hacer era esperar a que aquel bestial miembro, se desinflamase, y regresara a su tamaño normal, y eso dependiendo del animal, podía demorar, algunos diez minutos, como media hora. Pero mi coño estaba tan sensible, que al menor movimiento, sentía una oleada de placer recorriendo todo mi cuerpo. Y así estuvimos hasta que finalmente nos pudimos separar. Aunque algo asustada, después de meterlo a su jaula, me di un buen baño, lavando toda mi vulva, una y otra vez, hasta con vinagre. Luego más calmada, me puse a buscar información en la red, encontrando muchos relatos, algunas exageraciones, y hasta consejos de como tener sexo higiénico, con perros, caballos, burros, carneros, en fin hasta con venados. Yo me dije a mi misma, que jamás volvería a dejarme montar por otro perro. Pero como dicen, del dicho al hecho hay mucho trecho. Y como a la semana, ya en la noche, después de realizar la limpieza, comencé a recordar, lo mucho que disfruté con aquel perro. Cuando me dieron una ganas locas de volver a disfrutar, de otro de esos encuentros. Pero ya al pastor alemán sus dueños se lo habían llevado. Por lo que pensé en otro perro de esa misma raza, pero al llegar a su jaula, me di cuenta de que estaba castrado. Pero al buscar entre los que se encontraban a su alrededor, me recordé que en el otro salón tenía a un gran danés. Al que no habían operado. Le puse su correa, lo saqué del salón, pero en lugar de llevarlo al patio, lo conduje a mi propio dormitorio. Le retiré la correa, y simplemente me quite la bata que cargaba puesta, quedado completamente desnuda, ante la indiferente mirada de aquel perro, hasta que sentándome en la cama con mis piernas bien abiertas, lo llamé. Se me acercó sigilosamente, y comenzó a olisquear todo mi ya depilado coño. Comencé a sentir sus sabrosas lamidas sobre mi vulva, y mi clítoris, y a los pocos segundos, ya lo tenía trepado sobre mí de frente. Desde esos momentos, hice y deshice con aquel perrazo, ya que quizás por ociosa, hasta permití que me penetrase por el culo. No conforme con eso, también me puse a mamar su tremendo miembro, hasta que me llenó toda mi cara con su espeso semen. Yo desde luego, que no le dije nada a mi hermana, pero por lo visto nada más le bastó examinar a uno de mis varios amantes, para darse cuenta de lo que sucedía. Cuando mi hermana comenzó hablarme de eso, sumamente avergonzada, le confesé que era cierto, que alguno de los perros, ocasionalmente son mis amantes. Fue cuando ella me dijo sonriendo. Que alguno de sus perros en la clínica, también son sus amantes….
mi mama salio de la casa temprano y quise entrar al perro para que me acompañara, pero lo que hizo adentro fue mas de lo que imagine, me descuide y me follo.
Relato erótico enviado por judagimazo1 el 05 de February de 2014 a las 15:59:48 - Relato porno leído 507771 veces
Yo inmovilizada mientas el cochino se acercó con su verga erecta y como tenia falda y a pesar calzones rotos no se le dificulto y de inmediato me metió su verga en mi vaginita y como ya se imaginaran el tamaño de su verga, sentí que me partieron mi vagina con todo y mis piernas.
Relato erótico enviado por Anonymous el 15 de June de 2009 a las 01:10:29 - Relato porno leído 193457 veces
hola amigos lectores de este espacio virtual mi historia trata de una vez que tube una aventura casi pecaminosa para mi, con mi perro este espacio me parece un lugar ideal y recomfortante para desaogarme o simplenemte contarlo imvito a que ustedes tambien hagan lo mismo lo comprobaran.
Relato erótico enviado por maryorit el 06 de February de 2006 a las 10:42:04 - Relato porno leído 177954 veces
Si te ha gustado No soy amante de los perros, ellos son los amantes míos… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar No soy amante de los perros, ellos son los amantes míos….
narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:28) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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