Perdido en Alemania en el Distrito de Oder Spree ( CON fotos)

Así he podido conocer varios de los estados y sus principales ciudades, por lo que de momento me dio por ir a conocer el campo, o las áreas más retiradas como el distrito de Oder Spree, que limita con Polonia. Yo la verdad es que en esos momentos, mi dominio del idioma Alemán era relativamente pobre, razón por la cual, en ocasiones se que no supe seguir las instrucciones que me daban, y en consecuencia me perdí en varias ocasiones. Por lo que cuando, al finalmente darme cuenta de que estaba extraviado, lo único que se me ocurrió hacer, fue acercarme a la primera casa que vi, y procurar que alguien me orientase. La cosa es que llevaba un buen rato conduciendo, y no encontré ningún lugar donde pedir orientación, hasta que finalmente, al final de una pequeña carretera de tierra, divisé una casa.

No bien detuve el BMW Z4 de mi tío, salió una despampanante rubia alemana, alta, con una seductora sonrisa, diciéndome no se qué cosa en su idioma. Yo apelando a su paciencia comencé a explicarle, en mi mal Alemán que estaba perdido, y que deseaba ir a Potsdam la capital de Brandeburgo. Ella sin dejar de sonreír, me tomó de la mano, y me llevó hasta el pajar, que se encontraba de tras de la casa. Yo además de confundido, trataba de explicarle que me encontraba perdido, cuando ella sin borrar la sonrisa de su boca, se agachó, y con sus manos en cosa de un abrir, y cerrar de ojos, extrajo mi verga del pantalón, para de inmediato introducirla en su boca.

Lo que más me sorprendió en medio de todo, fue que a medida ella siguió mamando mi verga, me fue quitando toda mi ropa hasta dejarme completamente desnudo. Yo en varias ocasiones, por no venirme dentro de su boca, sacaba mi verga, y me templaba las bolas, para que ella continuase nuevamente mamándome sabrosamente toda mi verga. Yo la verdad es que no le entendía ni papa de lo que ella me decía, pero cuando, se sacó mi verga de su boca, y quitándose la amplia falda, sonriendo me mostró su depilado coño, supe que deseaba que se lo empujase.

Sin demora, y aun sobre el heno en donde nos encontrábamos, ella se colocó sobre mí, dejando que mi verga se deslizase dentro de su sabroso coño. Así estuvimos un buen rato hasta que en un descuido de ella, al sacarle mi verga de su coño, la moví un poco y quedó justo en su apretado esfínter. Por lo que cuando ella volvió a dejar caer su cuerpo sobre el mío, se enterró toda mi verga por su sabroso culo. No sé qué carajos dijo en alemán, pero en lugar de molestarse, continuó moviendo sus nalgas con más y más fuerza.

Por un buen y largo rato nos estuvimos revolcando por todo el pajar. Cada vez que ella disfrutaba un orgasmo, clavaba sus uñas en mi cuerpo, y se reía una y otra vez. Yo por mi parte, en una de esas la volví a que se pusiera a mamar nuevamente mi verga, hasta que me vine dentro de su boca. Y casi de inmediato ella colocó su coño en mi cara, para que seguramente hiciera lo que seguí haciéndole, por un buen rato, mamar su coño de todas las maneras posibles, que pude hacerle en esos momentos.

Yo pienso que entramos al pajar como a eso de las diez de la mañana, y cuando vinimos saliendo en mi reloj, ya eran las tres de la tarde. Yo aun no sabía su nombre, hasta que de momento, de la casa, salió un hombre muy mayor, que yo supuse era su padre, o quizás hasta su abuelo, llamándola Helga, ella sin soltarme la mano, me condujo hasta el anciano, él me vio de pies a cabeza, se sonrió, dijo algo en alemán, y dándonos la espalda entró a la casa.

Helga me dio un beso de despedida, y alegremente señalándome la carretera por la que yo había llegado, me dijo en ingles, que ese si lo entiendo, y lo hablo modestia aparte muy bien. Que el acceso a la autopista se encontraba varios kilómetros adelante. Al regresar a mi apartamento, me puse a buscar en el diccionario lo que el vejete aquel me había dicho. En realidad no me lo dijo a mí, sino a ella, ya que dijo. Esposa mía, ahora quiero que te laves y me cuentes todo lo que hicieron, en el pajar….