Hola mi nombre es María XXXX, y soy de ese grupo de mujeres que les gusta andar sin pantis, o bragas. Durante un cierto tiempo las usé, pero a medida que fui creciendo las comencé a usar cada vez más y más pequeñas, hasta que un buen día decidí no seguirlas usando más, además de que también comencé a depilarme completamente.
Relato
La verdad es que eso no es nada del otro mundo, lo diferente en mi caso, es que en una ocasión, me di cuenta, estando sentada en un restaurante, que un tipo tenía su mirada clavada entre mis piernas. Al principio, no les voy a negar, que me sentí algo incomoda por la situación, ese perfecto desconocido, no dejaba de contemplarme, aunque yo desde el mismo instante en que me di cuenta de su manera de mirarme, discretamente, procuré mantener mis piernas cerradas, pero mi compañera de trabajo que me estaba acompañando a la hora del almuerzo, me preguntó que me pasaba, que me notaba como cortada.
Yo algo avergonzada la dije que andaba sin bragas, y que el tipo de la mesa de frente al parecer se había dado cuenta, ya que n me quitaba los ojos de encima. Mi amiga me dijo en ese momento, tú estás equivocada, el que debe sufrir es él, y no tú, así que no te des mala vida, quien sabe desde cuando el pobre no ve una, has la prueba deja que te la vea un poquito, para que te des cuenta de lo nervioso que de seguro se pone.
Lo cierto es que no sé cómo me armé de valor y separé mis piernas, discretamente. Sin dejar de hablar con mi amiga que observaba al tipo ese, a los pocos segundos, mi amiga me comenzó a decir que él tío estaba tan nervioso que hasta se derramó un vaso de agua, él mismo accidentalmente.
Después de eso las dos nos levantamos, y el pobre diablo, se quedó en su mesa, procurando secarse con una servilleta. Gracias a eso me di cuenta, que me gustó ser vista, de esa manera, me excitaba mucho, y lo disfrutaba enormemente, sobre todo cuando el tipo que me miraba se ponía bien nervioso.
A partir de ese momento, no hay día en que yo no deje que algún extraño mire mi coño, en ocasiones en mis clases nocturnas de la Universidad, me siento en las primeras filas, y distraídamente dejo que el profe de turno se ponga bien nerviosito. O subiendo las escaleras eléctricas en algún centro comercial, me inclino ligeramente hacia adelante, y mis nalgas y gran parte de mi coño quedan al aire, esto ha traído hasta peleas entre novios, y en una ocasión un viejito, su esposa le iba dando de paraguazos y él sin inmutarse no quitaba la vista de mis nalgas y coño.
Pero si eso fuera todo lo que me ha sucedido, no tendría gracia contarlo, de no ser que en más de una ocasión, he llegado a acostarme con alguno de esos tipos que clavan sus ojos en mi coño. Como la primera vez que me sucedió, yo terminaba de discutir con mi novio, o mejor dicho, terminé con él, por ser extremadamente posesivo, no quería que yo me pusiera faldas cortas, y eso que no estaba enterado de que andaba sin pantis.
Esa noche nos encontrábamos en un Pub, y mientras estaba sentada en la barra, vistiendo una mini bien mini, noté que un tipo, no me quitaba los ojos de encima, o mejor dicho no los separaba de mi coño, ya que aparte de que la falda era extremadamente corta, yo me mantenía con mis piernas abiertas. Y al ver que él lejos de ponerse nervioso como la mayoría de mis observadores, seguía viéndome y ocasionalmente levantaba su mirada buscando la mía, cosa que yo evitaba, hasta que se me fue acercando, y parándose a menos de un metro de mi, descaradamente se me quedó viendo mi coño, yo discretamente arreglé mi falda, y él sin vergüenza alguna se presentó a sí mismo.
Comenzamos a charlar, me invitó a su mesa, y tras sentarme frente a él, con mis piernas bien juntas, lo observé cómo miraba mis piernas, y por vacilón las abrí y cerré, comenzamos hablar, y al poco rato ya nos estábamos besando, y de momento que comencé a sentir sus dedos haciéndome cosquillas sobre mi clítoris, yo pensé en pararme de la mesa y darle un bofetón, pero como me sentía tan bien, dejé que continuase, y a los pocos minutos, mientras me besaba, su mano casi toda la tenía dentro de mi coño.
Yo estaba que deseaba sentir algo más, y no tuve ni que insinuárselo, ya que me tomó de la mano y me llevó hasta el baño. Y mientras nos besábamos como locos, en uno de los excusados, tras cerrar la puerta, él sacó su miembro y sin pérdida de tiempo me lo clavó divinamente. En mi vida lo había hecho dentro de un baño, pero en ese pequeño espacio, estuvimos casi una hora, haciendo de todo. Y lo peor de todo es que varios tipos se asomaron cuando él me tenía con toda su verga dentro de mi coño.
Al salir yo fui al baño de las chicas, me lavé, y regresé para seguir la fiesta con él. Después de esa noche no lo he vuelto a ver, pero si a otros muchos que no se ponen nerviosos cuando les muestro mi depilado coño.
Como mi marido va creando situaciones en las que me convierte en exhibisionista, llegando al grado, no se si planeado o no, llegar a un extremo en que permito que varios de sus amigos me posean, por todas partes de mi cuerpo.
Relato erótico enviado por Anonymous el 22 de January de 2014 a las 21:38:59 - Relato porno leído 219764 veces