Mi nombre es María, bueno realmente no tan solo María, pero ni se crean que les voy a decir todo sobre mi. Mi esposo y yo somos recién casados, y actualmente vivimos en un piso, pagando renta. Con la idea de en un futuro cercano, comprarnos una casa. Por lo que yo buscó la manera de gastar el dinero, lo menos posible. Así que espero que me comprendan, y no me juzguen.
Relato
Recien mudados al piso en el que vivimos, me di cuenta que el casero, un hombre mayor como de unos cincuenta y tantos, calvo, y flaco como una vela, no ocultaba su interés por mi. Ya que cuando venía a cobrar la renta, siempre esperaba que el Juan, mi esposo, saliera a trabajar. ¿Qué cómo lo sé? Porque desde el balcón siempre lo veo llegar, y ahí esperar, hasta que mi esposo sale.
Luego al cobrar la renta, con la excusa de que no ha preparado el recibo se me quedaba viendo, como queriendo desnudarme, de una manera, que cualquier mujer como yo, se da cuenta. Además de que demoraba haciendo el recibo, siempre me pedía que le sirviera un vaso con agua. Que de paso se tomaba, muy lentamente, sin dejar de verme.
Al principio no lo tomé en cuenta, pero cuando me volvió tocar pagarle la renta, y me puse a contar la cantidad de euros que debía pagarle. Lo cierto es que me pareció un asalto a mano desarmada. Ya que el piso donde vivimos, no es precisamente un palacio. Es caluroso, se escuchan todos los ruidos de la calle, y por lo general no recogen la basura de manera apropiada. En fin es un peor es nada.
Fue cuando salía de darme una ducha que al verme al espejo, me dije en broma, a mi misma. ¿Y si te acuestas con el vejete, para no pagarle la renta? Por unos instante, me reí sola de la loca idea que había tenido. Pero cuando me acordé de la cantidad de dinero que representaba el pago de la renta. Como que comencé a pensar en serio, eso de acostarme con el casero.
Como se darán cuenta, yo no soy una Santa, pero tampoco soy una tonta. Juan sabe muy bien con quien se casó, y jamás me ha puesto limites. Ni yo a él. Por lo que se me ocurrió recibir a mi casero, vestida o mejor dicho casi desvestida. Ya que la falda que me puse, además de ser extremadamente corta, nada más basta que respire, o camine para que se me vea todo, pero además no me había puesto las bragas, y la blusa no tenía botones.
Por lo que cuando el casero tocó la puerta, la abrí de inmediato, pero a diferencia de otras ocasiones que me quedaba parada con el dinero en la mano, dejé al casero parado en la puerta, y mientras caminaba hacía la sala le dije que me hiciera el favor de entrar, que deseaba hablar con él algo muy importante. Pero a medida que lentamente fui caminando en dirección a la sala, lo hice de la manera más lenta que pude, y moviendo mis caderas, de la forma más provocativa que pude hacerlo.
Al darme vuelta, por su manera de mirarme, supe que había logrado mi cometido. Solo que tuve que volver a pedirle que pasara, ya que se quedó boquiabierto, parado en la puerta, mientras que yo, le mostraba mis nalgas y parte de mi coño, sin mucho esfuerzo.
Ya en la sala y después de cerrar la puerta, tomando asiento frente a él con mis liernas ligeramente abiertas, le dije. Mire don Tomas, lamento mucho decirle que no voy a poder pagarle la renta este mes, ya que mi pobre madre, se encuentra muy enferma, y he tenido que tomar el dinero de la renta, para pagar los medicamentos. A todas estas el tal Don Tomas, no quitaba la vista de entre mis piernas. Fue cuando le dije, así que Don Tomas, yo estoy dispuesta hacer lo que usted me pida, con el fin de que de esa manera le pueda pagar, la renta de este mes que está corriendo.
Don Tomás se rascó la cabeza, sin dejar de ver entre mis piernas. Pero no se atrevió a decirme nada. Fue cuando yo de manera salamera le dije. Don Tomas le tengo una proposición, yo se que le llamo la atención, cierto o falso. Y Don Tomas, sudando como un caballo, me respondió que si. Yo continué diciéndole, dejando que al mismo tiempo la blusa, se me quedase abierta, mostrando mis paradas tetas. Que le parece si me acuesto con usted, y saldamos la deuda. Don Tomas, abrió los ojos, y me de inmediato me respondió, pero tendría que ser todos los días. Yo que me esperaba que me saliera con algo como eso, poniéndome de pie, le dije en un tono autoritario. No, si acepta será una vez a la semana, durante este mes, o sea que si lo llegásemos hacer ahora, luego le tocarían dos veces más. Que me dice. El viejo se me quedó viendo, de pies a cabeza, deteniendo su mirada en mis tetas. Y tragando en seco me respondió. Bien trato hecho.
Así que lo agarré de la mano y lo llevé a nuestra habitación y tra ayudarlo a desnudarse, por pasar el rato, saqué una esposas, y se las coloque. Sin que él me dijera nada, luego lo llevé a la cama lo acosté, era como si tratase de un muñeco de goma, comencé a agarrar su miembro, el que a los pocos segundos se le paró, al tiempo que colocando mi coño sobre su cara, hice que comenzara a mamar mi peludo coño.
De eso a dejar que me penetrase no demoró mucho, lo graciosos era que en cierto momento le coloqué una de mis bragas usadas en su cara, y él no tan solo las olía sino que hasta las continuó chupando.
Don Tomas resultó ser todo un niño obediente, tanto que hasta hice que me besara y lamiera el culo, cosas que hizo sin decir nada. Así pasamos parte de la mañana, follando como locos, y yo disfrutando del placer de tener una especie de esclavo a mis servicios.
Al terminar, Don Tomás se retiró sin decir palabara, no sin antes de darme en recibo de pago de la renta. A los pocos días me enteré que supuestamente ese mismo día, y saliendo de mi casa, al pobre Don Tomas lo asaltaron, y que según le dijo a la policía y a su madre que es la dueña de los pisos, se le llevaron el pago que yo le había dado. Ahora me pregunto con que cuento saldrá el próximo mes.
me tocaba el culo y me morreaba, mientras yo miraba a mi novio, estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos...mientras ponía cara de cachonda, aun mas de lo que estaba, mientras miraba a mi novio, abriendo mi boquita y jadeando
Relato erótico enviado por culona69 el 20 de September de 2012 a las 00:19:31 - Relato porno leído 156122 veces
Hola me llamo lupita y como lo dice el titulo soy una madura cachonda y muy puta, me encanta el sexo, me gusta que me traten como a una verdadera puta, me encnta que me la metan por el culo y me coman todo mi trasero.
Relato erótico enviado por madura cachonda el 11 de September de 2013 a las 01:05:30 - Relato porno leído 154100 veces
Desde hace más de seis meses, que Antón mi marido, se encuentra preso, y la verdad es que con tres cadenas perpetuas en sus costillas, la única manera de que yo lo vea es, o a través de las rejas, los días de visita, o que él se llegue a fugar, lo cual es un poco menos que imposible. Por lo que comencé a arreglarme para salir a buscar trabajo, en algún restaurante de comida rápida. Fue cuando mi primo, mi hermano, y Darío el hermano de Antón, pasaron a visitarme a casa…
Relato erótico enviado por Narrador el 05 de February de 2015 a las 00:20:40 - Relato porno leído 70436 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:20) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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