Por lo menos una o dos veces a la semana, mis amigas y yo nos reunimos a charlar de las cosas que nos han pasado. Y en una de esas reuniones, una de las chicas, trajo varias indiscreciones sobre su relación con su esposo, de cómo había veces que las satisfacía, y como en otras ocasiones la dejaba viendo el techo de su habitación, sin la más mínima consideración por ella. Luego otra, dijo que su esposo le encanta ponerse la ropa íntima de ella, mientras tiene sexo
Relato
. Y así cada una continuó contando algunas indiscreciones, hasta que me tocó a mí. Bueno yo por no quedarme atrás les comenté que estaba sumamente feliz con mi esposo, ya que mi marido era una maquina sexual, y aunque no estaba muy lejos de la realidad, mis amigas no me creyeron. Me dijeron que yo era una exagerada, pero una en particular, después se me acercó, y me dijo. La única manera de que estas te crean, es que invites a tu esposo a tener un trío con una de nosotras. Yo al principio lo tomé a broma, pero en las siguientes reuniones que tuvimos, no me quedó la menor duda de que no me creían, me comencé a sentir mal. Al punto que hasta se lo conté a mi esposo, y lo que él me dijo fue. A la hora de la verdad va a resultar ser que ninguna de ellas, es realmente tu amiga, además cuando le comenté la alternativa de hacer un trío con una de ellas, me dijo que si yo estaba loca. Ya que por él no había ningún problema, pero que luego yo se lo iba a estar sacando en cara a cada rato, hasta hacer que nos divorciáramos. Y aunque lo que me dijo mi esposo era más que razonable, yo aún me sentía mal, por no poder demostrarles a mis amigas que realmente les decía la verdad. Para colmo de males, algunas de mis amigas, no sé si por envidia, o por qué dejaron de hablarme. Eso comenzó a afectar mi relación con mi esposo, al punto que por la frustración, en ocasiones no quería, ni que me tocara. Y cuando me preguntó que me pasaba, se lo dije, llorando de rabia, que él no quería que yo siguiera viendo a mis amigas. Fue tal el espectáculo que le monté esa noche en la casa, que riéndose me dijo. Ok. Te voy a complacer, pero luego no me vengas con cuentos. Es más si realmente quieres que tengamos un trío con una de tus amigas, lo tendremos, pero te repito después no me vengas con tonterías, porque te voy a recordar que la de la idea has sido tú sola. Yo sumamente contenta acepté, y casi de inmediato llamé a Luisa, la que se me acercó, y me propuso que invitase a una de las chicas a tener un trío con mi esposo. Para preguntarle a quien creía ella que debía invitar, y su respuesta fue que a ella, yo la verdad es que no había pensado en Luisa, por supuestamente estar felizmente casada. Además cuando se lo comenté a otras de las chicas, ninguna quiso aceptar la invitación. Por lo que buscando que todo pareciera casual, invité a mi amiga a salir una noche, en compañía de nuestros respectivos esposos, sabiendo de ante mano que su esposo, por estar de maniobras militares fuera del país, no estaría disponible. Así que salimos a cenar, Luisa, mi esposo y yo, después él nos invitó a bailar, por lo que fuimos a local de lo más agradable, pero a medida que comenzamos a beber, Luisa como que de manera muy rápida se les subieron las copas, ya que de manera descarada, nos dijo en la mesa que hacía tiempo que no le daban una buena revolcada. Después de eso, por aquello de que no se fuera sola, la acompañamos a su casa, en la que nos invitó a entrar, lo cierto es que todo estaba planeado, ya que apenas llegamos, nos dijo que se iba a poner algo más cómoda, mientras que yo me quedé en la sala con mi esposo, besándonos y acariciándonos, lo que me predispuso para lo que se acercaba. A medida que mi esposo me fue quitando la ropa, no dejaba de besarme, y cuando ya estaba casi desnuda, apareció Luisa, prácticamente tan desnuda como lo estaba yo. Sin hacer escándalo, se unió a nosotros dos, por lo que mientras ella acariciaba a mi esposo, y yo le iba quitando su ropa, él a la vez nos fue besando a ambas. Y así continuamos, al principio me sentía algo cohibida, sobre todo al ver como Luisa, de manera descarada, se puso a mamar la verga de Franklin, él por su parte se dedicó a mamar mi coño, lo que en gran parte hizo que me dejase de preocupar por Luisa. Aunque en ocasiones, era la misma Luisa la que también de forma gustosa se dedicaba a mamar mi coño, como yo el de ella. Pero en el momento en que ella le abrió las piernas a mi esposo, la verdad es que estuve a punto de pedirles que parasen, pero quizás el morbo de ver a mi marido con otra mujer, hizo que me quedase callada, contemplándolos, al tiempo que él me volvió a mamar mi coño, de manera increíble. Mientras que Luisa movía sus caderas, de manera salvaje, como queriendo acabar con la verga de mi marido. Fue cuando caí en cuenta del juego de mi amiga, ella realmente no quería ver si mi marido era bueno en la cama, lo que realmente deseaba, era que se convirtiera en su amante. Por lo que lo mejor que se me pudo ocurrir, en el momento en que Franklin sacó su verga del coño de Luisa, fue ofrecerles mis nalgas, para que me penetrase por el culo. De inmediato él se me lanzó encima, y aunque me dolió algo cuando me penetró, la verdad es que como sé que eso siempre le ha gustado a mi esposo, con gusto dejé que me diera por el culo, mientras que él se dedicó a mamar el coño de Luisa. Y no sé cómo se las arreglo para agarrar mi coño y apretarlo divinamente. Hasta hacerme disfrutar de un tremendo orgasmo. Por un rato seguimos revolcándonos los tres, pero de momento el mismo Franklin dijo que tenía un compromiso al día siguiente, por lo que nos despedimos de Luisa. Ya de camino a casa, le confesé a mi esposo que yo había metido la pata, al invitar a Luisa, el sonriendo me dijo, yo te lo dije. Además también me dijo que la muy puta de mi amiga, le había dicho que cuando él quisiera ella estaba disponible. Bueno yo después de eso dejé de reunirme con las chicas, aunque la sinvergüenza de Luisa, le hizo tan buena promoción a la verga de mi esposo, que ocasionalmente más de una de mis amigas quieren invitarnos a compartir íntimamente con ellas….
Comencé a notar placer, pues su polla restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo. Mire otra vez a mi marido. El se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón. Aquello parecía gustarle. Seguro. Ramón tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser. Yo levantaba mi culo para que penetrara más a fondo......mientras miraba a mi marido.
Relato erótico enviado por coronelwinston el 16 de March de 2009 a las 17:00:00 - Relato porno leído 131391 veces
Si te ha gustado Por pendeja, casi pierdo a mi esposo…. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Por pendeja, casi pierdo a mi esposo…. ( CON fotos).
Narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:45) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
Registrate
y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Por pendeja, casi pierdo a mi esposo…. ( CON fotos).
Vota el relato el relato "Por pendeja, casi pierdo a mi esposo…. ( CON fotos)" o agrégalo a tus favoritos