Por ser bruta y muy puta, me jodí… ( CON fotos)

Lo cierto es que ni caso le hice, ya que lo tomé a broma. Pero aun y así, por aquello de que más vale prevenir que lamentar. Al salir esa tarde de casa, me aseguré de que nadie me estaba siguiendo.

Lo primero que hice fue ir a el Centro Comercial, a comprar algo de ropa, la misma que después de que visité a una amiga mía, con la que acostumbro a salir, me la puse.

Nos fuimos en su auto, por aquello de no fuera a ser que realmente alguien me pudiera estar siguiendo. Y tras visitar varios pubs, mi amiga y yo comenzamos a fiestar.

Yo estaba de lo más tranquila, y comoda. Y hasta internamente me reía de mi, y de mi esposo, como se le había ocurrido querer asustarme de esa manera tan infantil, diciéndome que había contratado a un detective, para que me siguiera.

Ya mi amiga y yo, llevábamos un buen rato bebiendo en aquel pub, cuando vi por primera vez a Mario. Un tipo, quizás algo más joven que mi marido, simpatico, que apenas comenzamos hablar, supe de inmediato, que era de los que sabía lo que realmente quería, y no se iba por las ramas.

Como dicen las cursis, fue amor a primera vista. Me sentó sobre sus rodillas, y durante gran parte de la noche, no soltó mi coño. Por lo que cuando dejamos de bailar, y me invitó a que me fuera con él, a pasar la noche. A pesar de que mi amiga, me dijo que no lo hiciera, que apenas y lo acababa de conocer.

Bueno la verdad, es que no pensé en eso, lo que yo deseaba era pasar un buen rato, y nada más. Por o que cuando llegamos al motel, yo pagué parte de la habitación. Porque a él se le había acabado el dinero en el Pub. Pero eso no me importó, lo que deseaba era que él me diera una buena revolcada.

Así que lo primero que hice al cerrar la puerta tras nosotros, fue ponerme a mamar su verga a medida que el se desnudaba.

Luego yo me desnudé, y él sin contemplaciones me saltó encima. Haciendo que chillara de placer como una verdadera loca. Colocándome en un montón de posiciones, y constantemente dándome mucho placer. Tanto que ni de mi marido, ni de sus palabras me acordaba.

Bueno ya al amanecer, se despidió de mi, dándome una ardiente nalgada. Por lo que cuando llegué a casa, aun tenía mis nalgas coloradas. Pasaron los días, y cuando regresó mi esposo de viaje, lo primero que hizo al llegar a casa, fue decirme que me fuera.

Cuando lle pedí explicaciones, sacó un sinfín de fotos y el reporte del detective que me había puesto. Lo peor de todo es que a pesar de que él me lo advirtió, yo de bruta, no le creí. Ademas resulta que el tal Mario, con quien me acosté y se lo mamé hasta el cansancio, resultó ser el detective, que nada más le bastó ver los recibos de mi tarjeta de crédito, para saber donde podía localizarme, cuando yo salía a beber.

Bueno ahora por lo menos cobro, por lo que me gusta hacer….