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PROSTITUTA

dulces.placeres Relato enviado por : dulces.placeres el 17/10/2016. Lecturas: 6837

etiquetas relato PROSTITUTA   putas .
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Resumen
Los tipos empezaron a bromear con mi madre, le dijeron a papá que se notaba que era muy putita, y que si no les daba lo que querían la iban a coger delante nuestro, papa juraba en todos los idiomas que no tenía el dinero y lo que empezó siendo un juego se transformó en realidad, los tipos se pusieron violentos, estaban dispuestos a cogerla y la situación se puso tirante, la tomaron de un brazo y la tiraron sobre la cama, mi hermano se enfureció y también recibió un culatazo que le produjo un corte sangrante en la cabeza, los tipos se enfurecían, hasta que mi madre exclamó...


Relato
PROSTITUTA


Quieren saber por qué soy prostituta? Bueno, deberemos remontarnos a mi adolescencia.
Vivíamos en una ciudad bastante poblada, de unas trescientas mil personas promedio, era la ciudad más importante de mi provincia, una provincia pobre.
En estos lugares del país es bastante común que los gobernantes se aferran al poder y por medio de presiones, promesas, y jugadas políticas todo se termina pareciendo mas a un feudo que a una democracia.
La fórmula es sencilla, formar gente pobre e inculta, así es más fácil dominar y ejercer el poder.

En ese contexto político de décadas de dominio, se levanta mi ciudad natal, situada en lo profundo de un valle rodeada de altas montañas, el clima se hace sumamente denso y húmedo, las altas temperaturas hace que sea casi insoportable vivir y las montañas suelen cortar el ingreso de aire fresco que llega del sur.
Imaginen un cuadro con decenas de casitas modestas, habitadas con gente con poca cultura, trabajadora, que viven al día a día, barrios pobres con personas que dependen de las dádivas del gobierno quienes por supuesto aprovechaban esta situación.

Una pequeña parte de la población, gozaba de los privilegios que a otros les faltaban, gente adinerada, que era cómplice del poder y lucraba con la gente de bajos conocimientos, esta gente solía vivir en las laderas de las montañas, en los puntos más elevados donde el clima es más fresco y se respira con más facilidad, grandes casas, grandes árboles, piletas de de natación desperdiciando litros de agua que a otros les faltaba para beber.
Y mi familia era una de esas familias…

Por eso a mis quince años yo quería cambiar al mudo, a pesar de gozar de esa vida glamorosa de abundancia, mis ideales me decían que todo eso estaba mal y solía discutir a diario con mis padres por tener distintos puntos de vista al respecto.
Mi único hermano apenas me llevaba un año, el tenía sueños de ser abogado, también discutía con el puesto que le gustaba el dinero y sabía que tendría grandes posibilidades de defender a ricos a costa de pobres, en juicios injustos donde la sentencia estaba dictada antes de empezar, éramos caras opuestas de la misma moneda.

Mamá tenía en ese entonces unos cuarenta y pico, nos había tenido de jovencita. Ella era maestra jardinera y bajaba cada mañana a la ciudad a ejercer su profesión. Era muy bonita, un tanto rellenita y de baja estatura, tenía grandes pechos y cola sobresaliente, con unos muslos espectaculares, usaba el cabello bien cortito lo que hacía resaltar sus grandes ojos color miel. Dicen que soy muy parecida a ella, no solo físicamente, sino también por mi manera de pensar.

Papá era el verdadero sostén del hogar, el eje de todo. Le llevaba varios años a mi madre, era un importante arquitecto quien acaparaba casi todos los planes urbanísticos del gobierno. El era el motor de ingresos de la familia y manejaba demasiado dinero, fortunas públicas pasaban bajo su custodia. Era evidente que mi padre estaba en cosas turbias, en desvío de fondos, en estafas y evasión de impuestos. Todos lo sabíamos pero preferíamos hacernos los distraídos, y mi hermano era quien más se apegaba y parecía a él.

Nuestra familia era un castillo de cristal posado sobre la arena, el más leve golpe de sus paredes, ó el mínimo movimiento de los cimientos haría todo añicos, como un castillo de naipes bajo una fuerte tormenta. Para todos éramos la familia perfecta, pero por dentro sabíamos que no era tan así.
Papá manejaba todo a su antojo, hacía y deshacía por su cuenta, creo que amaba a mi madre pero las mujeres rondaban como buitres sus billetes, todos sabíamos de sus aventuras, de sus noches de juergas, de su vida de Don Juan.
Mamá sufría por ello, entiendo que era una mujer que sufría mucho y aguantaba estoicamente ser cornuda, puedo asegurar que era dominada incluso psicológicamente y ella aceptaba todo en silencio a cambio de mantener un estatus económico y un nombre en la sociedad.

Pero todo cambiaría en un abrir y cerrar de ojos, habíamos asistido a una noche en el teatro, donde nos codeamos con gente de nivel, cenamos afuera y regresamos entrada la madrugada, en casa nos encontramos con cuatro tipos armados que esperaban nuestro regreso, rápidamente nos redujeron, recuerdo que estaba muy nerviosa y demasiado temerosa, más cuando mi padre trató de oponerse y recibió un fuerte culatazo en la cabeza, dejando en claro quién tenía el control de la situación nos llevaron a la planta alta, a punta de pistola nos arrinconaron en el dormitorio de mis padres.

Los tipos no eran ningunos improvisados, ni rateritos casuales, sabían bien lo que hacían y lo que buscaban, con total impunidad, a rostro descubierto apuraban a mi padre pidiéndole los dólares desviados de la cuenta ‘Ave Fénix’, un proyecto de acueducto del gobierno, pero mi padre respondía que no tenía el dinero, que el mismo estaba en el banco. Se armó una discusión ya que ellos estaban seguros que mi padre lo ocultaba y este lo negaba en forma sistemática, los tipos decían que no tenían ningún apuro y que darían vuelta la casa si era necesario.
Así cumplieron con lo que prometieron, sacando y vaciando cada rincón de la casa y algo inesperado pasaría, encontraron un cajoncito de moderadas dimensiones cerrado con candado, lo abrieron y con risas morbosas comenzaron a sacar vestimentas eróticas y algunos vibradores, objetos que mis padres usaban en su intimidad, como muchas parejas suelen usar…

Los tipos empezaron a bromear con mi madre, le dijeron a papá que se notaba que era muy putita, y que si no les daba lo que querían la iban a coger delante nuestro, papa juraba en todos los idiomas que no tenía el dinero y lo que empezó siendo un juego se transformó en realidad, los tipos se pusieron violentos, estaban dispuestos a cogerla y la situación se puso tirante, la tomaron de un brazo y la tiraron sobre la cama, mi hermano se enfureció y también recibió un culatazo que le produjo un corte sangrante en la cabeza, los tipos se enfurecían, hasta que mi madre exclamó

- Basta! Basta! Haré lo que quieran! Solo que vamos a la otra habitación, no delante de mis hijos…
- Vos vas a hacer lo que nosotros digamos, ponete esta lencería acá y ahora! Te vamos a coger todo lo que queramos, tenemos paciencia, tenemos tiempo, y tus hijos serán testigos, salvo que tu esposo quiera evitarlo, él tiene la llave para hacerlo…

Mi madre se desnudó delante de nosotros, las lágrimas corrían por su rostro resignado, uno de los tipos le advirtió que no llorara, que esto no sería una violación, que querían ver una mujer disfrutando del sexo, complaciente, adorablemente sugerente…
Mamá deslizó una diminuta tanga entre sus piernas, perdiéndose entre sus nalgas, luego subió unas exquisitas medias de nailon negras, ajustó un corsé semi transparente que hacía resaltar sus generosos pechos, abajo terminaba en cuatro porta ligas, por lo que ajustó a ellas las medias, por último una botas de cuero de altos tacos que pasaban sus rodillas.

Fue muy fuerte para mi ver a la propia madre como una puta barata, estaba muy elegante pero yo era una inmadura chica virgen, pero esto era solo el principio, mi padre miraba el suelo, pero los tipos lo obligaban a mirar, a ver el espectáculo, mi hermano estaba un tanto aturdido por el golpe y yo era un chiquilla sollozante y asustada por lo que pasaba.
Ellos le decían palabras muy fuertes y muy sucias, viendo los juguetes que mamá escondía tomaron uno doble, con dos grandes vergas siliconadas, con una base para adherirlo, lo lubricaron bien y le dijeron que lo enterrara en sus agujeros.
Papá maldecía, yo solo miraba el proceder de mi mamá, ella en silencio lo adhirió al suelo, las dos vergas quedaron apuntando al cielo, abrió sus piernas, corrió la tanga y se acomodó en cuclillas sobre ellas, acomodó cada punta en un agujero y se fue dejando caer sobre ellas, ambas penetraban lentamente los orificios de mi madre y su sexo poco a poco acortaba la distancia con el suelo.

Cuando desaparecieron prácticamente de mi vista le dijeron que era una golosa, le dijeron que subiera y bajara rítmicamente sobre esas vergas y que querían ver una mujer bien puta, que se acariciara las tetas y que se masturbara el clítoris.
Mamá entonces pareció olvidarse del entorno que la rodeaba, cerró los ojos y empezó a subir y bajar con violencia, haciendo que esas cosas entraran y salieran de su culo y de su concha, una mano acariciaba sus pechos, solo cubiertos por el ajustado corsé mientras que la otra mano estaba sobre su botón, empezó a gemir, sin poder contenerlo, la muy perra realmente parecía disfrutar de lo que pasaba, era como si un mazazo hubiera golpeado mi cabeza, me sentía rara, mis mejillas estaban húmedas por las lágrimas, pero mi vagina también estaba húmeda por lo que ocurría, me sentía culpable…

En un momento ella simplemente se echó hacia atrás, sus piernas estaban acalambradas, por lo que mientras uno nos mantenía a raya apuntándonos los otros tres se prepararon para abordarla, nunca había visto un pene en vivo y directo, ahora vería cuatro.
Con sus miembros desnudos se acercaron a su rostro, ella tomó uno en cada mano y los masturbó suavemente, el otro fue sobre su boca, mamá empezó a lamerlo con esmero, perdiéndolo en el interior, respiraba agitada y ahora me convencía que disfrutaba lo que hacía.
Uno a uno fue chupando las distintas vergas que se ponían a su alcance, las palabras ayudaban a la vista, podía escuchar a ellos en comentarios como ‘mirá vos que mansita que había sido’ ó ‘que bien que la chupa’ ó ‘le gusta chupar vergas a la putita’

Uno de los tipos le arrancó la tanga y se acostó sobre la cama, le pidió a mamá que fuera sobre al a cabalgarlo dejando su culo en un primer plano hacia donde nosotros estábamos, ella obedeció y comenzó a moverse sobre él, la verga del tipo entraba y salía de mi madre quien parecía gemir de placer, nuevamente las palabras ensuciaban mis oídos

- Te gusta putita? te gusta la pija? dile a tu familia cuanto te gusta…
- Si… me gusta… ay!!!!... mmmm!!!!
- Sos una putita no?
- Si, soy una putita… no es lo que quieren?

De pronto otro vino por detrás, levantándola, haciendo que la verga saliera de su concha, abrió sus nalgas y se la enterró por completo en el culo, entrando y saliendo una y otra vez, ella gemía como un puta cerda y para mí era como presenciar una película pornográfica en vivo y en directo, me costaba creer que papá se mantuviera al margen, tan tranquilo, sin hacer nada.
Se cansaron de dársela por los tres agujeros, era muy fuerte para mi, ver el culo de mi propia madre penetrado en forma salvaje, sentirla disfrutar, casi sin poder disimularlo…

De repente se acomodaron a su alrededor, obligándola a ir al piso, ellos se reían sarcásticamente de lo que hacían, un chorro de leche saltó sobre su rostro, y otro más, y otro más…
Uno tras otro repitieron hasta que su cara quedó cubierta de semen, su frente, sus ojos, sus mejillas, su nariz, sus labios, por último le ordenaron que se limpiara con sus dedos llevando todo a su boca hasta beberlo todo. Ella volvió a comportarse como una putita, sin discutir, lentamente llevó el semen a su boca hasta beberlo por completo.
Dejaron que mamá se bañara, unos minutos después vino a nuestro lado, con el cabello mojado chorreando agua, con la mirada perdida, con el cuerpo limpio, con el alma sucia, ó había sido muy buena actriz ó realmente había gozado, tal vez buscando venganza de la opresión de mi padre, sea como fuese la verdad es que jamás me animé a preguntarle. Los tipos se habían cansado, no consiguieron lo que buscaban pero sin saberlo esa noche había comenzado el principio de nuestro fin.

A partir de ese momento empezó la guerra interna, mi hermano se enfureció con mi madre y a cada instante le hacía recordar que era una cualquiera, ella lloraba por los rincones sumida en una profunda depresión, asegurando que todo había sido fingido y cada tanto bramaba contra mi padre, diciéndole que había sido un cobarde por haber permitido todo, por dejar que se la cogieran delante de sus hijos.
El la acusaba de haber disfrutado del momento, no tanto como mi hermano, pero también se lo dejaba notar, además se hizo evidente que mucho no le había importado y yo veía como poco a poco todo empezaba a derrumbarse.

Mi hermano fue el primero en partir, dejó atrás sus sueños de abogacía y su único objetivo se transformó en encontrar a esos tipos y vengar lo sucedido, la última vez que lo vi no solo que no lo había logrado, sino que se había transformado en un sicario asqueroso y repugnante.
Mi padre, al tiempo se ahorcó con una corbata atada a un tirante del techo, nos dejó una nota sintiéndose culpable por todo, nos indicaba un lugar secreto donde estaba el dinero, ese mismo que había preferido ocultar poniendo en riesgo a toda la familia.
La fortuna se esfumó, básicamente pagando el tratamiento psiquiátrico de mamá que prontamente llegó a la locura y yo, yo fui quien se hundió en un mundo de alcohol, drogas y prostitución, ese día mi madre había sido la brújula para ser la puta que hoy soy.


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