Provocando al perro de mis vecinos…. ( CON fotos)

Mis vecinos de inmediato aceptaron mi propuesta, ya que aparte de ahorrarse una cierta cantidad de dinero, la excusa era que mientras que Sultán, estuviera en mi casa, yo me sentiría mucho más segura y tranquila. Desde que mis vecinos se marcharon, yo sencillamente dejé al perro suelto en el patio de mi casa, dejándolo entrar apenas regresaba de mi negocio. Le daba comida, recogía sus necesidades, y al llegar el fin de semana lo bañaba, sin ningún percance. Pero como vivo sola, la mayor parte del tiempo que me la paso en casa, o ando en bragas y sostén, o simplemente me pongo una bata casera, sin más nada abajo, y en ocasiones si hace mucho calor, ando completamente desnuda. Ese fin de semana, andaba en braga y sostén, cuando se me ocurrió darle un baño a Sultán.

No es que yo sea ociosa, pero a medida que lo comencé a enjabonar, me di cuenta de que su sonrosado miembro comenzaba a salir. Pero más nada, ya que Sultán según, y me dijo me vecina, ya ronda por los seis o siete años, lo que significa que ya es un perro algo viejo. Durante esa noche al irme a dormir, no dejaba de pensar en el miembro del condenado perro, y la verdad es que como terminé con mi ex novio, ya que me di cuenta de que lo que él quería era vivir a mis costillas. Llevaba cierto tiempo sin nada de sexo, cosa que de seguro hizo que no dejase de pensar en eso.

Por pura casualidad, y sin yo ponerme a buscar, mientras le daba una vistazo a la red, en mi computadora, apareció no sé de donde, una página de zoofilia, la que comencé a ojear, eso lejos de calmar mi curiosidad, como que la exacerbó más, al punto que ya intencionalmente, me dediqué por un largo rato a buscar mayor información sobre el tema. Leyendo un sin número de relatos, observando videos, y fotos de mujeres, y hasta de hombres teniendo sexo con perros, y hasta con caballos.

Fue tanta la información que vi, que apenas apagué la computadora, quise matar la curiosidad, por saber cómo, o que se sentiría el llegar a tener relaciones con un perro. Al fin y al cabo, vivó sola, y no tengo que rendirle cuentas a nadie. Así que sin darle mucha cabeza, me dirigí al patio, y tras llamar y llevar a Sultán a mí cuarto. Lo primero que se me ocurrió hacer, fue a ponerme a jugar con él. Por lo que poco a poco, y tomando en cuenta de que se trataba de un perro viejo, digamos que me fui ganando su confianza, por lo que en cierto momento, recostada boca arriba sobre mi cama, llamé al perro, que tímidamente comenzó a treparse sobre mi cama. Al principio simplemente jalé a un lado mi braga, mostrándole mi coño, el que Sultán poco a poco comenzó a olfatear, hasta que comenzó a lamerlo, con su áspera larga lengua. La sensación que comencé a disfrutar, fue única, tanto placer me produjo, que en cosa de breves momentos, me quité las bragas, permitiendo que la lengua de Sultán llegase más adentro de mi coño.

Yo me sentía súper satisfecha, a medida que él seguía lame que lame, pero de momento no sé cómo se me ocurrió, también ponerme a mamar su miembro. Cosa que en cierta manera me sorprendió, al tenerlo entre mis dedos y boca, ya que no esperaba que fuera así de grande y grueso. Pero Sultán, a diferencia de las fotos que había observado, en las páginas de internet. Sultán aunque su miembro lo tenía, por decirlo de alguna manera, bien erecto. Permanecía cómodamente recostado, yo por mi parte, reconozco que lo morbosa de la situación me excitó tanto, que sin importarme mucho, dirigí su gruesa y larga verga, dentro de mi coño. Agachándome para facilitar su penetración, cosa que apenas comencé a sentir, me hizo sentir la mujer más feliz del mundo. Aunque Sultán no puso mucho de su parte, por la mía disfruté enormemente de todo lo que yo estaba haciendo, viendo como una y otra vez mi coño, se tragaba aquel buen trozo de carne, hasta hacer que disfrutase del momento en que su grueso bulto, lentamente comenzara a ir deslizándose a lo largo de toda su verga, y no tan solo ver, sino sentir como se fue introduciendo dentro de mi coño, hasta que ambos, como dicen popularmente, quedamos abotonados por un largo rato. Provocando que yo disfrutase de múltiples salvajes orgasmos.

Por el resto del tiempo que Sultán permaneció en mi casa, disfruté íntimamente de su compañía, hasta que regresaron mis vecinos. Pero no por eso dejo ocasionalmente que Sultán me penetre, ya que con la excusa de que lo quiero sacar a pasear, mis ancianos vecinos me lo prestan. Por lo que estoy pensando seriamente en adquirir un perro para tenerlo a tiempo completo en casa…..