Ella es una chica morocha de pelo largo, lacio y de color rojizo, labios gruesos, boquita redondita, cada vez que sonríe se le ven sus blancos y perfectos dientes; más de uno se la ha imaginado chupándole la verga. Tiene unos ojos marrones color miel, y unas cejas bien marcadas y perfectamente separadas entre si por obra de un depilador de cejas.
Relato
Ella es una chica morocha de pelo largo, lacio y de color rojizo, labios gruesos, boquita redondita, cada vez que sonríe se le ven sus blancos y perfectos dientes; más de uno se la ha imaginado chupándole la verga. Tiene unos ojos marrones color miel, y unas cejas bien marcadas y perfectamente separadas entre si por obra de un depilador de cejas.
Hacia abajo posee unos pequeños, redondos y erectos senos que le fueron entregados por la naturaleza no por casualidad ni mero capricho… le quedan perfectos, acordes a su cara, se le notan sus diminutos y tiernos pezones. Me los imagino erectos… Dios, lo que deben de ser… Por debajo esta su vientre, posee un ombligo redondo y hundido, muchas veces se pone una remerita que lo deja al descubierto, y se que ha dejado a más de uno al palo. Tiene unas medidas casi perfectas; diría yo que unos 80 y pico 90/90. Con su metro 60 y poco a veces usa una mini vaquera azul que es para el infarto, con ella deja sus piernas al descubierto y mas de una vez me he descubierto abrazándolas, pasándole los labios, la lengua, en fin… todo.
Su nombre es Sandra, colombiana, treinta y tres años, un bebe en su haber y un aburrido marido.
Quién esta escribiendo este relato es un jardinero uruguayo que se a propuesto tenerla, y que trabaja para su esposo. Muchas veces he intentado usar mis palabras para conquistarla, se que soy hábil “chamuyando” pero siempre se las ha ingeniado para evadirme; noto su miedo, lo huelo en el aire, es miedo a caer en mis redes, tiene miedo a jugar con fuego y quemarse.
Más de una vez ha estado al borde de caer en mi “trampero”, al borde del abismo, y ha retrocedido en el momento exacto. Se todos tus movimientos Sandra, caerás en mis redes, serás mía. Cuando me propongo algo lo consigo, hoy me he propuesto poseerte a como de lugar.
Esta noche irás al gym a entrenar, queda a quince cuadras de tu hermosa casa y vas a pie. Se hará de noche a la hora de volver, cuando lo hagas te abordaré y al fin te tendré.
He esperado por más de una hora a unas seis cuadras de tu casa, veo tu hermosa figura y te abordo:
- ¿Que haces aquí? – preguntas con sorpresa y susto.
- Te esperaba – respondo. - …Pero no te asustes, no quiero hacerte daño.
- Mi marido puede vernos.
- Sabes que no… -Estás temblando, lo puedo percibir, se que sientes un cosquilleo en tu panza, como cuando te encaró el primer chico que pasó por tu vida, allá como a los catorce años de edad y tu sentías miedo, un miedo incomprensible, miedo al primer beso y miedo a que te descubriesen tus papas. Ahora estas igual, esto no esta bien, es algo prohibido, piensas en tu marido… por eso tiemblas, te erizas, sabes que esto esta mal por un lado, pero ansías que algo suceda por otro.
- Déjame ir te pido por lo que mas quieras – Atinas a decir.
- ¿Es lo que quieres? – Es mi respuesta. Por una centésima de segundos piensas.
- Si… déjame ir… por favor, esto no está bien. – Te tomo del brazo, te atraigo a mí.
- No es lo que parece Sandra. Te mueres por ser mía. – Logras zafar de mi abrazo y caminas rápido hacia tu casa. Te sigo… y llegando al portal del muro que rodea la casa te vuelvo a agarrar. Ya estoy jugado, serás mía a como de lugar. Intentas zafar, te doy vuelta hacia mí y te beso. Eso te sorprende. Solo rozo tus labios con los míos. Siento tu respiración jadeante, a causa de tu corrida y por los nervios que tienes. Me retiro lentamente de tu boca.
- Por favor déjame ir… No sigas… - Apenas alcanzas a decir casi sin fortaleza.
- Eso no es lo que quieres.
- Tú no sabes lo que quiero Marcelo.
- Si lo se, quieres que te posea, mueres porque te coja, mueres porque te chupe la concha hasta hacerte acabar, y mueres por chuparme la verga. ¿Acaso no te has dado cuenta que te he sorprendido viéndomela más de una vez?
- Eso no es cierto… - Dices sin fuerzas.
- Lo has escrito en tu diario Sandra.
- Has leído mi diario…
- Si, lo hice. Vamos a al galpón de las herramientas del jardín, ahí te cojeré.
- Por favor no… puede vernos mi marido.
- Tranquila, el cornudo ese no se enterará. – Te tomo del brazo y entro contigo casi de arrastro por la puerta de servicio a tu jardín y vamos hacia el galpón. Tiemblas, sabes lo que se viene. Entramos en el, cierro con llave la pieza, bajo las cortinas y enciendo la luz. Tienes unas calzas ajustadas que re marcan tu concha, se que esta rasurada, se que tiene labios grandes, se que ahora están hinchados, mojados y listos para mi aunque tu instinto diga que no. Ya no hay marcha atrás. Te tomo del brazo, cruzamos la frontera del no retorno…, acerco mis labios a los tuyos, siento tu perfume y tu respiración a mil. Cierras tus ojitos de miel, te beso lentamente, paso mi lengua por tus labios, comienzan a inflamarse.
- No… - Dices y retrocedes un poco. Te vuelvo a sujetar del brazo.
- Voy a cojerte como sea Sandra – Y vuelvo a besarte. Forcejeamos pero mi fuerza es superior a ti. Te das cuenta y te calmas un poco. Mi mano izquierda recorre tus senos, tus pequeños pezones se vuelven erectos, sigue mas abajo y llegan a su objetivo… tú hermosa y rasurada concha. Un dedo la explora, se interna en tu vagina, alcanza tu clítoris. Un chucho de frío recorre todo tu ser; vuelves a intentar zafar pero te retengo, te sigo explorando la boca con mi lengua. Te quito la remerita, intentas irte sin ganas por lo tanto no logras tu objetivo.
- No Marcelo no, por favor te lo suplico, soy una mujer casada… - Imploras. Solo queda puesta tu diminuta braga y tú sostén que rápidamente cae al piso junto a la demás ropa. Meto tu seno izquierdo en mi boca, lo chupo, lo sorbo como si tuviese mamando, lo mordisqueo con cuidado, está tan duro, tan erecto, me fascina.
- Ah… - Se te escapa ese suspiro -…Ffff! –haces ese sonido tragando aire con tu boca.
- Por fa… no… no… no… - Sigo chupándote los senos, ahora tengo en mi boca el derecho, paso la punta de mi lengua por alrededor de tu pezón, hago un circulo desde afuera hacia adentro, y llego a el.
- Ffff… ah…. Ffff… ah –suspiras -… no… - Mi lengua baja, llega a tu ombligo, te lo explora, tu piel parece de gallina. Bajo mas aún, siento ese aroma delicioso a sexo caliente, deseoso de que lo chupen. Te obligo a acostarte sobre la colchoneta, dudas, hasta que te doy un suave empujón, tienes los zapatos deportivos y las medias aún puestas, no voy a quitártelos, me concentro en tu chochis. Se ve delicioso, vuelvo a sentir el aroma a tu sexo, se que esta húmedo, mi lengua se posa sobre él. Se va introduciendo en tus labios. Tu me agarras el pelo, te retuerces, me apretas contra tu sexo. Te los mordisqueo con cuidado, mi lengua se desplaza hacia adentro, y encuentra algo pequeño y duro, parece un diminuto botón, ejerce una pequeña presión sobre el, te vuelves a retorcer… Me detengo, justo a tiempo para que no te corras.
- Fffff… ahh… fffff… ahhh -… has llegado al punto de no retorno. Ahora voy a cojerte y después voy a culearte mi bella y hermosa Sandra; mi bella y de ahora en más putita colombianita…
Te tomo del brazo y te obligo a reincorporarte, tu pelo cae sobre tus hombros, me encanta ese pelo rojo q tienes.
- ¿Qué haces? – Preguntas.
- Voy a poseerte ya…
- No lo hagas… esto ha llegado muy lejos… por favor no – Me dices dando vuelta tu carita angelical hacia mi. Hago apoyar tu mano izquierda sobre la mesa de herramientas, con mi mano izquierda tomo tu muñeca derecha y la llevo a tu espalda, exactamente al punto donde comienza la rajita de tu cola. Te he inmovilizado, voy a someterte, has quedado indefensa, ya puedo hacer contigo lo que desee. Das vuelta tu cara hacia la pared; solo veo tu nuca y ese pelo lacio salvaje cayendo sobre tus hombros. Intentas nuevamente zafar, pero estas bien sujeta, das vuelta tu carita, me miras a los ojos y dices:
- Marcelo… por favor… detente… esto es una locura… - Lo dices entre dientes tratando de convencerte y de convencerme a mi. No hay respuesta, te tomo firme la muñeca, con mi mano derecha tomo la cabeza de mi verga, esta que explota, tiene una viscosidad blanca como clara de huevo que rodea el glande, es excitación pura, mil por ciento adrenalina. Paso la cabeza de mi verga por la entrada a tu concha, una… dos… tres… cuatro… cinco veces.
- Dios… no… no… no… – Refunfuñas. En ese momento mi verga se introduce en ti, es la segunda que pruebas en cuatro años de matrimonio. Se abre paso a través de tu sexo, siento tus jugos sobre el glande, intentas forcejear para escapar de ella, te agarro fuerte del brazo, y continúo mi penetración. Intentas zafar, de mi, intentas que mi verga salga de tu interior, tratas de que no te someta pero no puedes, eres mía, ahora haré lo que quiera contigo Sandra. Voy al fondo de tu ser; llego hasta casi tu vientre bajo. Por fin te poseo, por fin eres mía, tantas veces que te desee, tantas veces que supuse que el imbécil de tu marido te estaba cojiendo hasta el fondo de tu ser; en este momento soy yo quién te penetra, quién te posee, soy yo tu dueño, Ahora tengo hasta casi mis huevos dentro tuyo, retrocedo, la saco hasta la puertita, comienzo a bombear, solo dejo que entre el glande.
- Ah… ah… ah… Dios… no… no… no… por favor no… no hagas eso… por favor, no… - Imploras y no hay marcha atrás, solo quieres que te coja, yo sigo bombeando solo con el glande, espero una palabra, solo una, bombeo… pasan treinta segundos, cuarenta, cincuenta y llega.
- Cójeme… métemela hasta el fondo, ya basta… la quiero sentir bien dentro mío… no juegues mas conmigo… lo has logrado… me rindo… hazlo… penétrame… - Te hago caso, te complazco, apenas terminas de hablar y va hasta el fondo de tu ser.
- Hay Dios… hay Dios… Hay Dios… que divino…. ¡Dios! –Has perdido la razón, solo quieres placer, solo quieres que te coja. Estas a punto de correrte, pero no te dejo, de nuevo en el momento justo la saco.
- Por favor no… métemela… por favor cojeme… cójeme…
- Voy a culearte ahora Sandra.
- No… no… no, no, no, no… Nunca lo he hecho, me va a doler…
- Sssshhh, tranquila, relájate – Te digo. Te abro aún más de piernas. Ahora mi brazo izquierdo da vuelta tu carita para besarte, te entregas a mi beso, y busco tu vagina, esta tan mojada… mis dedos encuentran lo que buscan… tu clítoris… y hacen su trabajo.
- Por Dios que bello… que divino… que divino – Dices casi a gritos -… Ponemela ya Marcelo… -mi mano derecha toma el glande y busca tu virgen entrada, esta apretada al principio, te sigo pajeando con la izquierda, te retuerces de placer, poco a poco relajas el ano. Mi glande se abre paso en el unos milímetros.
- Ah… - Susurras -… Me duele… - No te respondo, me detengo por un segundo, te sigo pajeando, lo vuelves a dilatar otro poquito y entro otros milímetros, siento la rugosidad de sus paredes. -… Pofff…pofff.poofff… suena cada vez que atraviesa una de esas rugosidades. He logrado llegar al fondo, tienes una lágrima que rueda por tu mejilla, duele pero te gusta, duele pero no quieres volver atrás. Me detengo un segundo, te pajeo otro tanto y comienzo a retroceder.
- Hay… hay, hay, hay… entra por favor entra… entra ya… entra ya… - Dices casi con desesperación, yo bombeo, suave, suave, suave; retrocedo y entro, retrocedo y entro, ahora mas rápido, tu anito se ha dilatado, se ha acomodado al grosor de mi verga, ya no te duele, ya no te hace daño; gozas como la puta más grande que pueda existir. Comienzas a menear tu cadera, haces que mi verga vaya hasta el fondo y salga casi hasta dejar mi capullo al borde de la salida y te la vuelves a meter hasta el fondo, y con tu cadera y culito haces círculos, mientras que con ambas manos abres esos redondos, firmes y sin celulitis glúteos.
- Ahhh, por Dios… que placer amor… no sabes como te estoy disfrutando… no sabes como te estoy gozando, sigue, no te detengas, culéame, sigue, soy tuya… soy tuya… hay que divino amor… Por Dios, lo que me he perdido por tanto tiempo. - Tu vientre se contrae, le viene una especie de convulsiones. -… Me acabo… me acabo, me acabo Marcelo… ahí va mi lechita… ahí va… ahí va… Hay Dios… Hay Dios… Hay Dios… que divino… que divino… que divino… - Tu mirada esta perdida, como en una nube, que bella eres Sandra, veo la tersa piel de tu cara en la penumbra de la luz, y por Dios que eres bella. -… Quiero mamarte ya bebe… en este instante… - Dices. Saco mi verga de tu cola, agarro la regadera que esta llena de agua y la lavo bien, que chucho de frío me ha provocado el agua al llegar a mi glande. Te lanzas a el como desesperada, lo agarras con ambas manos, lo besas, lo metes en tu boca y ejerces presión sobre el , tipo chupón.
- Pufff! – Es el sonido que hace tu boca al soltarlo. Sonríes con malicia, mi mirada se pierde de tanto placer, ahora golpeas mi capullo suavemente sobre tu cara un par de veces y comienzas a pajearme con tu mano derecha, con la izquierda me sobas los huevos, los estás buscando con tu boca y tu lengua, los encuentras, te metes el izquierdo y me lo chupas con cuidado, sabes que son delicado, están agarrotados, duros de tanta calentura al punto de doler, los chupas, haces que se relajen.
- ¡¡Por Dios Sandra!!... Por Dios… que yegua eres bebe… - Te digo a mil. Te sonríes.
- ¿Te gusta amor? – Dices con morbo
- ¡¡Es impresionante!!... Seguí, seguí… -Me pajeas mientras me miras a los ojos, ahora te la pasas por tus aún erectos pezones, la miras con lujuria, esta a mil como yo, la vuelves a pasar por tus tetas formando un circulo en torno a ellas.
- No doy más… me acabo, me acabo, me acabo… ahh…ahhh… ahhhhh – Digo con un sonido gutural. En ese momento mi verga se contrae y un largo chorro, de blanca, caliente y espesa leche salta hacia fuera y van a parar sobre tus tetas.
- Hay que rico mío… que hermoso bebe… -Dices mirando mi leche entre tus tetas, en ese momento te llevas mi verga a tu boca y te tragas el resto de semen que aún sale de mi capullo.
- Mmmm… que delicia… – Me dices, acaricias mi abdomen con tu mano derecha, mientras que con la izquierda aún pajeas mi verga sobre tu boca; algo de mi leche cae de tus senos, pasa por tu completamente rasurada concha y llega al piso. Te miras las tetas y pasas la palma de tu mano izquierda sobre ellas y desparramas lo que queda de mi lechita sobre tu plano vientre hasta que deja de ser una masa viscosa; llevas tu mano a tu chochis y también desparramas por ella la que ahí quedaba, te metes un dedo dentro, lo sacas y te lo llevas a la boca. -…Que rico mío... – Dices al tiempo que te incorporas, me besas en la boca y hablas.
- ¿A que vamos a jugar la próxima vez amor? Esta genial esta idea de inventar historias para que nuestro sexo no se vuelva monótono. Llevamos cuatro años de casados bebe y cada día te deseo más….
Todo empezó en una charla....hasta que Carla me convirtió en Un Marido Dominado, Sumiso y Cornudo
Relato erótico enviado por domo54 el 16 de January de 2009 a las 18:15:48 - Relato porno leído 88114 veces
Si te ha gustado Sandra acabo gozando como loca vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Sandra acabo gozando como loca.
elmarcefs
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
coronelwinston
(20 de April de 2009 a las 22:16) dice:
Estoy totamente de acuerdo con 11deabril. Saludos elmarcefs. katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:23) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF 11deabril
(16 de April de 2009 a las 23:12) dice:
Buenisimo. Simplemente excelente. Redacción, ortografía y puntuación perfectos. Además de una historia literalmente exitante y buena. Felicitaciones.
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