Su trabajo le permitía la libertad necesaria para que su marido no sospechara de su infidelidad. Estaba cada vez más orgullosa de su condición de sumisa y poco a poco se estaba redescubriendo y era un placer lo suficientemente intenso como para no atreverse a disfrutarlo.
Con los años se había convencido de que su vida estaba predeterminada, todo tenía un orden preestablecido, no había espacio para la sorpresa, incluso podía adivinar que días su marido la solicitaría para complacerse con un guión no escrito que se cumplía una y otra vez de forma mecánica. una frustración disfrazada por sus logros profesionales. Era consciente de que sus sacrificios no eran recompensados como ella deseaba.
Ahora empieza a comprenderlo todo. Ya no gobierna su vida ni su destino y por primera vez en su vida se sentía libre. Sabía confiar plenamente en su AMO que la guiaba despacio, sin prisas, adelantándose a sus deseos, sus mentes imaginativas estaban conectadas, la complicidad estaba en cada mirada, en cada sonrisa, en cada suspiro, podía disfrutar de cada una de sus nuevas experiencias dejándose llevar por sus deseos, su AMO la protegía atento en todo momento, ella era su centro de atención.
Entró despacio, su vestido blanco y vaporoso permitía adivinar sus muslos a contraluz, sus grandes ojos delataban su excitación, aún se estaba acostumbrando a no llevar bragas y se ruborizó con solo mirarla. Sus voluptuosos pechos se bamboleaban al ritmo de sus tacones atrayendo la mirada de los hombres que se cruzaban a su paso.
Sabiendo que hacer se sitúa a mi lado, busca mis labios para besarlos mientras mi mano asciende entre sus muslos, ocultos bajo su falda voladora y la intimidad de un comedor prácticamente vacío, mis dedos rozan su piel haciendo que se estremezca al instante, sigue sin moverse, con las piernas levemente abiertas dejando que mis dedos se pierdan sin prisas hasta casi rozar su coñito suave y depilado que aún la hace más vulnerable ante su AMO.
De forma imperceptible mueve su cuerpo hasta conseguir que su abierto coñito se frote contra mi mano mientras el camarero viene acercándose hasta nuestra mesa, sabe que no va a poder sentarse hasta sentir una palmada de su AMO en su delicioso culo, no quiere parar, pero a la vez es consciente que en un par de segundo estará lo suficientemente cerca, como para adivinar que está ocurriendo entre sus piernas. El tiempo se detiene hasta que un suave dolor en su culo le devuelve a la realidad.
- Te has portado bien?
- Si, AMO.
Solo llevaba 24 horas sin poder tocarse y le parecía una eternidad, no era la misma, ella que nunca se había masturbado, ahora no podía pensar en otra cosa, esperaba una orden de su AMO para complacerlo, como y cuando deseara, no podía dejar de sentir como su cuerpo estaba gobernado por su mente y esta por la de su AMO.
- Lo estás haciendo muy bien, si sigues así este fin de semana te follaré. Te parece bien?
- Cuando, donde?
- No seas ansiosa, quieres que te folle?
Su cabeza se mueve afirmativamente, no puede evitarlo, en ese momento no puede pensar en su familia o en la excusa que deberá inventar ni que consecuencias tendrá su escapada. Solo desea que su AMO juegue con ella.
- Sabes que tendrás que ganarte tu premio? Mañana empezarás a recibir tus instrucciones.
Volvió a asentir con la cabeza. Ahora estás demasiado calentorra, será mejor que vayas al baño y te masturbes para mí, ten el teléfono a mano y cuando estés a punto de correrte llámeme, ya sabes que me gusta oír lo guarra que es mi putita. Cuando termines regresa inmediatamente. Crees que sabrás hacerlo?
Sin responder se pone en pie. El restaurante poco a poco se había terminado por llenar. Acelerando el paso, mientras sortea las mesas sin atreverte a levantar la mirada. En ese instante tu mente te recuerda en la guarra que te has convertido, tu AMO tiene razón ahora estas demasiado calentorra para pensar.
Te miras en el amplio espejo, a tus cuarenta y dos años, abogada de prestigio y casada demasiado joven con un notario venido de provincias, te sientes afortunada, tu AMO es el escape donde encontrar el equilibrio.
Entretanto entran dos mujeres preñadas de confidencias, centran su atención en el inquieto movimiento de tu cuerpo, se abre la puerta de un inodoro y sin apenas tiempo a pensar entras ceerrando la puerta a tu paso e inmediatamente te pones de rodillas con la cabeza apoyada en el retrete, tu mano izquierda levanta el vestido y con la otra mano empiezas a acariciar tu clítoris como si te fuese la vida en ello, tus afilados tacones se adivinan bajo la puerta con cada espasmo, poco o nada importaba en este momento, en tu mente solo está la voz de tu AMO. “si te portas bien este fin de semana te follaré”. Aprietas el botón de rellamada y sin poder silenciar en exceso tus gemidos, te corres impulsivamente mientras te estoy oyendo desde nuestra mesa. Exhausta, sentada en el suelo con el vestido enrollado en la cintura y tu coño chorreando, notas el frío pavimento que te advierte que las voces del otro lado de la puerta se han convertido en un silencio acerado. Tienes que salir, abres la puerta guardando la compostura ante unas desafiantes miradas cargadas de envidia.
Te veo venir. presumiendo de sonrisa maravillosa, mientras las rodillas rojas delatan lo lujurioso de tu posición, el pelo siempre ordenado ha ganado en espontaneidad y los pechos se mueven acomodándose un ritmo cardiaco aún exaltado.
Te sientas sin hablar.
-Estás mejor cariño?
Bajas la mirada un poco más para alzarla y buscar mis ojos, una pícara sonrisa ilumina tu rostro, estás realmente preciosa después de correrte.
- Abre tus piernas… un poco más. Ya vuelves a estas calentorra otra vez?
- Solo un poco.
- No querrás que todos vean lo guarra que eres, verdad?
Sus ojos se abren aún más, confía en su AMO solo imaginarlo… Sintiendo como su pie estaba jugando de forma distraída entre sus piernas, indiferente al mormullo general, su coñito estaba lo suficiente caliente para hacer cualquier locura que su AMO le ordenara.
Decidí acompañarla de nuevo a su trabajo, al subir al taxi y como siempre se sienta a mi derecha, consciente de que ni siquiera lleva bragas con que protegerse, abre las piernas aún a riesgo de que el conductor pasé mas tiempo con la mirada perdida en el retrovisor que lo que acontece a su alrededor. Conoce los deseos de su AMO y al sentarse ha levantado la parte posterior de su vestido para apoyar su culo en la templada tapicería. De forma inesperada, su AMO ha puesto la mano debajo de su desnudo culo. Apoyado el dedo directamente sobre su clítoris, apenas cubierta con una falda que deja ver más allá del fin de sus medias se siente vulnerable y alterada.
Imperceptiblemente, llevada por el deseo y la suave voz de su AMO , empieza a mover las caderas, sabe que el dedo de su AMO no se desplazará y que si quiere correrse debe moverse ella y a demás hacerlo rápido, en cuando el vehiculo se detenga ya no tendrá permiso para tocarse y mucho menos para correrse y así no puede volver al trabajo, perdida en su excitación, el movimiento de su cuerpo es cada vez más evidente, sentir la presencia de un extraño en un espacio tan reducido, la atemoriza y le excita a la vez, seguro que el improvisado invitado se estaba dando cuenta aunque no diga nada, estaba a punto de correrse mientras su AMO seguía charlando con el taxista como si nada pasara, el ambiente embriagado por el olor de su coño lo inundaba todo, el chofer estaba embelesado mirándola, se le notaba excitado, apenas aportaba algún monosílabo a la conversación. No podía creerse que se dejara tocar el coño con un extraño tan cerca, no podía dejar de pensar en lo guarra que era a las ordenes de su AMO, mientras explotaba en un orgasmo apenas amortiguado por la mano de su AMO en su boca.
Al abrir los ojos, mientras se recomponía el vestido con una elegancia heredada, el vehiculo se detuvo en la dirección señalada. Tenía que volver al trabajo, aunque sabía que el resto de la tarde su mente estaría esperando un señal de su AMO. Tenía que conseguir su premio.